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sábado, 23 de agosto de 2025

El lugar del miedo en la política

En Colombia nada pasa por casualidad, pero todo se disfraza de accidente. El asesinato de Miguel Uribe, el carro bomba en Cali, los ataques a la fuerza pública, el referendo para dinamitar el Acuerdo de Paz, los buques estadounidenses rondando el Caribe y la retórica de la derecha que insiste en que todo lo que no le convenga huele a narcoterrorismo… parecieran capítulos sueltos, pero en realidad son la misma vieja serie repetida en bucle.

La trama es simple y conocida: cuando el poder se tambalea, se enciende el fósforo del miedo, se resucita el fantasma del “enemigo interno”, se apunta con el dedo al gobierno de turno y se promete, una vez más, que la salvación vendrá de mano dura, Estado mínimo y sermones de seguridad democrática.

El referendo para derogar el acuerdo de paz es, en ese sentido, casi profético: un país que no sabe qué hacer sin guerra se propone votarla de nuevo, como si la violencia fuera un derecho adquirido. Porque para una parte de Colombia, la paz no es un horizonte, sino una amenaza a la mitología que le da sentido: el héroe armado, el enemigo absoluto, el pueblo disciplinado.

Mientras tanto, Estados Unidos vigila desde el Caribe con sus aviones y buques, como quien mira a un viejo socio que no se decide a recaer en la adicción. A Washington le conviene un Colombia obediente, proveedor de excusas perfectas para la guerra contra las drogas y la presión contra Venezuela. Y a la derecha criolla le conviene esa obediencia porque legitima su nostalgia: ser los guardianes de un orden que nunca existió.

El uribismo, por supuesto, ya no es la religión mayoritaria que fue. Está exhausto, golpeado, judicializado, pero no muerto: como todo dogma decadente, sobrevive gracias al miedo. Porque si algo enseña nuestra historia es que el miedo es la gasolina más barata y más duradera que ha encontrado la política colombiana.

Lo trágico es que la democracia, el Estado y la política parecen arrastrarse en la misma extenuación. Y lo irónico es que, justo ahí, en la decadencia compartida, podría abrirse un espacio para algo distinto. Pero para que eso ocurra, Colombia tendría que romper su adicción al eterno retorno del miedo y la guerra.

Quizá la verdadera revolución no sea tumbar al adversario de turno, sino atreverse a imaginar un país que no necesite enemigos para existir. Pero claro, eso exigiría una política distinta… y en Colombia la política siempre prefiere la pólvora a la imaginación.

Y si la escuela, en lugar de enseñar a temerle al error, lo celebrara como laboratorio de futuro? ¿Si nos formara no para ser fieles consumidores de promesas incumplidas, sino arquitectos de realidades nuevas? En vez de domesticar al ciudadano para votar resignado cada cuatro años, podríamos formar comunidades capaces de imaginar y sostener otros modos de vida, más allá de la dicotomía entre miedo y obediencia.

Un interesante giro educativo sería pasar de la pedagogía del miedo a una pedagogía de la imaginación política. Una educación que no se contente con repetir la historia de nuestras guerras, sino que enseñe a ver los patrones que se repiten y escribir los capítulos que todavía no existen. Quizá allí resida la mayor herejía posible en Colombia: educar no para mantener vivo el eterno retorno del miedo, sino para atrevernos a traicionarlo.

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domingo, 27 de julio de 2025

Reflexiones finales sobre el juicio a Uribe

Seguí de cerca, casi en un 90 %, el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe, el primer jefe de Estado en la historia de Colombia en sentarse en el banquillo de los acusados. Durante meses, entre mis labores cotidianas, saqué tiempo para escuchar sesiones largas, densas y muchas veces indignantes. Aunque a veces sentí que insistía demasiado con el tema, lo cierto es que esta experiencia me permitió, como ciudadano, comprender de manera directa y profunda cómo opera la política criminal en Colombia, cómo se entrelazan el poder, la impunidad y el silencio, y por qué este juicio marca un precedente que no podemos dejar pasar.

Themis 

Este juicio me permitió volver a observar con nitidez los entramados corruptos y los modus operandi que han marcado la política en Colombia: una red donde convergen delincuentes, paramilitares, políticos, medios de comunicación, congresistas, abogados, empresarios y narcotraficantes. Se hizo evidente, una vez más, el silencio cómplice de los grandes medios: cuando hablaron del caso, lo hicieron de forma tendenciosa, encubriendo con sombras lo que debería estar a la luz, siempre en sintonía con los intereses del acusado.

El caso Uribe es paradigmático. Refleja la conducta de quien sabe que ha actuado mal, pero se oculta detrás del lenguaje, tanto verbal como corporal; descalifica a quienes lo enfrentan, desinforma a la ciudadanía y se presenta como víctima de una supuesta persecución política. El hecho de que, tras intentar incriminar a Iván Cepeda, terminara siendo él el investigado, es una muestra contundente del funcionamiento de la sombra criminal que lo rodea.

 Innana

Este juicio también dejó al descubierto las formas subrepticias en las que Uribe se comunicaba con Diego Cadena. En las interceptaciones todo parecía transcurrir bajo un tono aparentemente correcto, casi legal. Sin embargo, el desfile de testigos y las pruebas presentadas durante el proceso evidenciaron que todo había sido cuidadosamente planeado. Quedó claro que Uribe fue el determinador de fraude procesal y soborno en actuación penal.

Y este no es más que uno de los tantos casos en los que tiene responsabilidad. Existen crímenes y violencias mucho más graves cometidas durante su gobierno, por los que también debe responder ante la justicia.

Algo que comprendí con mayor claridad en este proceso es que Colombia ya no es la misma de hace 20 años. La gente ha cambiado. Aunque aún hay quienes lo defienden, la figura de Uribe opera como la del “padre protector”: un arquetipo heroico que promete seguridad y erradicar el mal, como en los relatos de las películas épicas. Pero esa imagen no es nueva en la historia; responde a necesidades insatisfechas, apela a las emociones, al inconsciente colectivo y muchas veces a la ignorancia cultivada por décadas de manipulación mediática y miedo. Hoy, cada vez más personas despiertan de ese hechizo y comienzan a ver con ojos más críticos lo que antes se aceptaba sin cuestionamiento.

Quiero resaltar el papel fundamental de algunos medios independientes en este proceso histórico. El trabajo investigativo de Daniel Coronell, con sus transmisiones masivas, logró imponerse sobre los grandes medios tradicionales, aportando claridad y rigor. Igualmente, medios como Cuestión Pública, Vorágine y La Raya desempeñaron un rol clave: investigaron, informaron y abrieron espacios para el análisis público del juicio más importante en la historia reciente de Colombia.

Mi profunda gratitud también a los abogados de las víctimas, Reinaldo Villalba y Miguel Ángel del Río, por su valentía jurídica y compromiso con la verdad. Y, en especial, a Iván Cepeda, cuyo coraje, coherencia y defensa incansable de los derechos humanos nos dan un ejemplo vivo de sensibilidad ética y grandeza política.

Reconocimiento igualmente a dos mujeres fundamentales en este proceso: la fiscal Marlenne Orjuela y la juez Sandra Heredia, por su templanza, claridad y firmeza a lo largo de todo el caso. Gracias a todas y todos quienes han hecho posible que, por fin, la justicia en Colombia comience a pronunciarse ante tanta impunidad.

Independientemente del resultado del 28 de julio —que espero sea una condena para Álvaro Uribe, dada la contundencia del material probatorio y en aras de fortalecer la democracia en Colombia—, lo cierto es que seguimos avanzando. Las generaciones presentes merecen recuperar la esperanza en la justicia y confiar en una verdadera separación de poderes. La masa crítica en el país sigue creciendo. Las pruebas que salieron a la luz, incluso aquellas que no eran centrales al caso, evidencian la responsabilidad de Uribe en la conformación del Bloque Metro, cómo desde su hacienda se desviaba gasolina para financiar a estos grupos y cómo, durante su gobierno, se persiguió, silenció y asesinó tanto a quienes conocían la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad como a quienes integraban la oposición. La historia está hablando. Y nosotros también.

La figura del expresidente carga con un oscuro lastre histórico. Más que un deseo de venganza al verlo en una cárcel, lo que está en juego es un acto de justicia que puede abrir el camino hacia la reconciliación. Necesitamos conocer y asumir la verdad, por dolorosa que sea, para garantizar la no repetición. Esto implica también transformar las condiciones psicológicas, educativas y culturales que han llevado a tantas personas a depositar su fe en líderes y políticas que han causado profundo daño al país. Es hora de fortalecer una política más descentralizada, donde la ciudadanía pueda participar de forma más significativa desde sus propios territorios, construyendo colectivamente los cambios urgentes que Colombia necesita.

Post-criptum: 

La verdad cumple un papel fundamental, especialmente en asuntos de justicia, donde esclarecer los hechos es esencial. Sin embargo, sería un error aproximarse a ella solo para ganar debates o alimentar divisiones que enfrentan a la sociedad en bandos opuestos. Conocer la verdad no debería convertirse en una ocasión para la vanagloria, sino en una oportunidad para cultivar prudencia y apuntalar la voluntad hacia otros lugares. No se trata de exhibirla como un trofeo, sino de permitir que su luz despierte en nosotros revelaciones más hondas, que afinen nuestra voluntad, nuestra ecuanimidad y nuestra capacidad de compasión. La verdad, cuando realmente resplandece, no busca atrincherarnos, sino liberarnos de las falsas certezas y abrirnos al misterio compartido de lo humano

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viernes, 20 de junio de 2025

Juegos en el diálogo de Arte, Ética y Política (I-2025)

Este semestre (I-2025), los estudiantes del diálogo Arte, Ética y Política de la Maestría Arte, Educación y Cultura, realizaron 3 juegos diseñados colectivamente que además de lo maravillosos y creativos que quedaron, entregaron mucho entusiasmo en su realización. Los juegos en su mayoría abordan emociones, situaciones políticas y temas tabúes y complejos de tratar y donde a partir del arte, la narrativa, la creación colectiva y la improvisación se definen una serie de retos para ser jugados.

Caleidoscopio político, juego que aborda a través de un ruleta dividida en 4 emociones, (miedo, resentimiento, asco y amor), discursos políticos, crisis sociales, experiencias personales y situaciones mediáticas reales o ficticias. El juego comienza organizando dos o 3 equipos de igual número de jugadores; el jugador inicia moviendo la ruleta para determinar la emoción con que jugará la ronda y el color de la tarjeta (rojo, azul, verde y amarillo). Saca una tarjeta de color del mazo para obtener el contexto o hecho político a interpretar. Posteriormente debe lazar un dado para definir la acción que le corresponde realizar. Tiene 4 minutos para realizar la acción: mímica, escultura humana, dibujo ciego, construcción con objetos, producción literaria, expresión libre.

Juego recomendado para mayores de 16 años y creado por Vanessa Zea, Angie Leal, René Pineda, Alejandra Quiñones, Diana Nuñez y Cindy Mar Cifuentes.

Más-caras: tus emociones a prueba, juego de cartas que explora temas como las paradojas, tabúes y lo sombrío a través de experiencias artísticas y retos éticos y políticos que desafían a los jugadores. Durante el juego cada participante elije un rol que pondrá a prueba la empatía. El juego contiene cartas de reto que le ayudarán a orientarse y contiene dilemas éticos, invitaciones a compartir experiencias artísticas y sensoriales.

Mínimo dos jugadores y máximo 6; contiene 54 cartas, las cuales 6 corresponden a los roles y 47 a cartas que dinamizan la partida. El reloj de arena contabilizará el tiempo. Las cartas que dinamizan el juego tienen unos temas que son: amor, muerte, política y ecología. 

Creado por Eva Cuervo, Nicolás Escobar, Juana Flórez, Lina Fernanda Pérez, Victoria Ramírez, Sebastián Ravelo, Miguel Sarmiento y Victoria Inés Mcnish


La escalera del destino, es un juego de mesa tipo escalera, en el que el participante lanza el dado y avanza el número de casillas correspondientes, si cae en una casilla especial, toma una carta del mazo indicado y sigue sus instrucciones. El jugador debe resolver el reto antes de pasar el turno. Si otro participante no está de acuerdo con la interpretación el grupo puede debatir y decidir en conjunto. Los tipos de cartas son Rituales (conexión con lo sensorial y lo desconocido) Dilemas ( preguntas profundas que te hacen reflexionar y tomar decisiones), Caos (eventos inesperados que pueden alterar las reglas de juego para bien o para mal) y Creación (retos artísticos y narrativos que te invitan a imaginar y expresarte) 

El primer jugador en llegar a la casilla de destino, debe responder una última pregunta o desafío elegido por los demás jugadores, solo si lo supera, el viaje habrá concluido con éxito. En este juego, el destino no es solo llegar, sino la historia que escribes en el camino. Este juego fue creado por Yenny Yañez.


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viernes, 2 de mayo de 2025

LIBRO: Estéticas de la re-existencia

El sábado 10 de mayo estaremos en la Feria de Libro de Bogotá lanzando el libro Estéticas de la Re-existencia, texto que nace de un proceso de reconstrucción y diálogo con las experiencias que participaron en la Cátedra de paz del 2021 que lideró la Facultad de Bellas Artes de la UPN.  En esta publicación "buscamos recoger de una manera distinta las memorias de dichos encuentros, el interés apunta a reflexionar sobre las artes aplicadas a los procesos de paz a lo largo y ancho del territorio nacional: desde Catatumbo hasta San Onofre, de Soacha hasta el Chocó, de Icononzo a los Montes de María. Un viaje por el territorio en clave de revisión histórica de la violencia política y las apuestas artísticas para sostener viva la memoria y evaluar críticamente los procesos de paz".






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domingo, 9 de marzo de 2025

Sobre el Juicio contra Álvaro Uribe

El juicio que por estos días se realiza al expresidente Álvaro Uribe por soborno de testigos y fraude procesal, está mostrando muchas hebras del conflicto en Colombia y poniendo de manifiesto el modus operandi de diversos actores políticos donde la mentira, la manipulación, la violencia y la maldad resultan configurando un conjunto de estrategias recurrentes, notorias y contundentes. Un juicio que viene en mi concepto aportando elementos para reconocer el entramado violento donde converge el paramilitarismo, el narcotráfico, el crimen, la cárcel y la política y contiene material probatorio suficiente que va más allá del soborno a testigos y fraude procesal por el que se le acusa a Uribe y se acercan a piezas muy importantes del rompecabezas para el esclarecimiento de la verdad y el reconocimiento de los patrones de la violencia política en Colombia. 

Ahora que la verdad está surgiendo, es necesario poder crear espacios colectivos para escucharla, instalar una comisión de la verdad en todas las relaciones, una clase magistral de ética para todo el país. Ambos juicios, el de Diego Cadena y Álvaro Uribe, están nutriendo nuevas comprensiones sobre cómo opera la política perversa y cruenta y por otro lado es un caso ejemplar sobre la legitimidad y pertinencia de la justicia, la importancia en la separación de poderes, el esclarecimiento de acontecimientos que estaban velados  e interrumpidos deliberadamente.

Otro cualidad especial del juicio es que sean conducidos por dos mujeres: la juez Sandra Heredia y la fiscal Marlene Orjuela Rodríguez. Un ejemplo para toda la humanidad y ejemplo de valentía, rigor y entereza.

Escuchar estos testimonios directos implicados en el caso de Uribe y Cadena, recuerdan a su vez el poder de conocer las memorias del conflicto, para tener comprensiones más completas y sistémicas de los conflictos, por qué llegamos hasta donde llegamos. Ver los intríngulis de una política peligrosa, opresiva y cruenta que ha permeado al país.

Sorprende también la insistencia de la defensa en seguir negando y dilatando el proceso y ver también la existencia  de personas que escuchando tales testimonios sigan defendiendo a los acusados, los medios refuerzan la desinformación y la polarización y son sagaces como los políticos en el arte de manipular. 


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sábado, 22 de febrero de 2025

Gestos artísticos en clave de emociones y política

A partir de la lectura del libro “La vida emocional del populismo” de la socióloga Eva Illouz, los estudiantes de la Maestría en Arte, Educación y Cultura de la UPN (I-2015) exploraron a través de gestos artísticos las relaciones entre emociones, ética y política.


















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martes, 8 de octubre de 2024

Podcast del Diálogo Arte, Ética y Política (MAEC-UPN)

Este segundo semestre (II-2024) los estudiantes de primer semestre del diálogo de arte, ética y política de la Maec-UPN realizaron 8 maravillosos podcasts con artistas, pedagogos y gestoras culturales. En estos encuentros, se establecieron relaciones con personas creativas y activistas que aportan a la construcción de procesos colectivos en el arte, la educación y la cultura.  Además de experimentar la conversación como una forma de arte, estos ejercicios ayudan a fortalecer las habilidades de comunicación y escucha, fortalecen la atención y la curiosidad, se aprende a valorar el trabajo de los demás y se gestan nuevas redes de aprendizaje por fuera del aula.






Las conversaciones que se realizaron fueron a la artista chilena Casandra Luan, (1) quien contó su experiencia con la gráfica y especialmente el grabado, los viajes formativos y proyectos editoriales como La surca y la huella, mujeres en Chile: hitos ilustrados xilográficamente (1880-1980); otro diálogo muy sugerente fue el realizado al actor y director teatral Sebastián Cruz (2) quien habló de la iniciativa realizada en pandemia Claustro investigativo, una comunidad online para la investigación en artes,  y quien profundizó sobre el papel de la formación en artes en los territorios. Un diálogo muy fecundo con la artista escénica Diana Morales (3) quien expuso sus visiones acerca de la educación, la función social del arte, su participación en el Colectivo teatral Luz de Luna y sus viajes por Latinoamérica. Con David Méndez, del colectivo en Bogotá ART Bezaleel (4) nos llevó a escuchar sus experiencias culturales y pedagógicas, el valor de las personas mayores, la biblioteca comunitaria y su trabajo con las huertas. También se presenta una entrevista a la cantautora y poeta Sereviter (5), Gisella Zorro, quien comparte acerca de la inspiración de sus composiciones, su devenir cantante y escritora y su más reciente trabajo musical llamado Nido de fuego. Una idea final emergente de esta conversación es “pensar la práctica artística como un ser vivo”. Los últimos podcasts fueron a la pedagoga musical Olga Jiménez (6), quien habló del valor de la educación inicial, su trabajo con las rondas en Colombia (en su libro ronda que ronda la ronda) y de la función de los maestros y maestras como líderes de las comunidades; las licenciadas de artes visuales de la UPN  Lina María Hueso y Alejandra Carreño (7) hablaron de sus intuiciones, experiencias en la educación artística y futuros en el ámbito de la gestión cultural y finalmente Luis Gabriel Colorado (8) expuso su iniciativa de círculo de hombres.

Unas conclusiones finales que surgen de esta actividad es que los estudiantes (y en general la ciudadanía) pueden aprender de otros, aprender a formular preguntas, contribuir a crear redes afectivas y de colaboración y documentar procesos de arte, cultura y educación que hacen parte de la memoria colectiva de los territorios. Estas formas de comunicación intentan apropiarse creativamente de las tecnologías y además tienen por foco e intencionalidad crear comunidades más fortalecidas en las que se puedan realizar vínculos más estrechos de intercambio, confianza y co-creación

Enlaces a los podcast:

1. https://drive.google.com/file/d/1WIlNYtyqMKrNSIEgzgFunYIAABPwSl5x/view?usp=drive_link 
2. https://www.youtube.com/watch?v=wZkVVuMnT5E
3. https://www.youtube.com/watch?v=cf04Um4_IDo&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fwww.canva.com%2F&source_ve_path=Mjg2NjY
4. https://www.youtube.com/watch?v=2X3xNvNWMD8 
5. https://www.youtube.com/watch?v=4tb085c6r74
6. https://www.youtube.com/watch?v=oIh-DYoAfn4
7. https://drive.google.com/file/d/17ItKaEjFtE6CGt2yTB-68Mj23VNCp6zN/view
8. https://soundcloud.com/john-h-fonseca/podcast-circulo-de-hombres?ref=whatsapp-image&p=a&c=1&si=2696f52dffff48c68ff0f5f354e74a88&utm_source=whatsapp&utm_medium=message&utm_campaign=social_sharing 

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lunes, 1 de julio de 2024

A propósito de la vergüenza

Las emociones negativas son un componente necesario de la salud emocional. Negar esa negatividad es perpetuar los problemas en vez de resolverlos.

Mark Manson.

¿Qué cosas puedes aprender de ti y de la cultura en la que vives navegando en la emoción de la vergüenza? 

Hace unas semanas atrás estuve reflexionando sobre la envidia, una emoción sutil que se activa con facilidad en la actualidad y más en sociedades altamente creativas, digitales y competitivas. Ahora quiero hablar brevemente de la vergüenza, una emoción difícil para todos, especialmente para los hombres, dado los sobornos de la cultura por mantener la imagen de firmeza, seguridad, valentía y ocultar lo que nos hace vulnerables - y también por la dificultad de abrirnos a lo que no somos tan buenos, el miedo a ser inferiores y ser señalados o juzgados por nuestras imperfecciones, limitaciones, fealdad, malas decisiones o errores.


La vergüenza es una emoción que tiene una direccionalidad hacia adentro, que nos empuja y constriñe, de textura áspera, genera a veces pena, calor y enrojecimiento y cuando la sentimos, queremos desaparecer de la escena, hacer un chiste o cambiar de tema. Al enterrarse en las profundidades interiores para que no se vea, la escondemos, la negamos y terminamos sin darnos cuenta con mucha vergüenza atrapada en el sistema…. incluso “las personas desvergonzadas, una vez las conoces profundamente, solo eran desvergonzadas como mecanismo de afrontamiento a capas más profundas de vergüenza” (Freinacht, 2023).

La antípoda de la vergüenza es sentirnos bien con nosotros mismos, aceptarnos y encarnar el orgullo, una emoción que quiere manifestarse y mostrarse tal como somos. En redes sociales nos gusta compartir lo que nos orgullece de nosotros mismos y evitamos compartir nuestras vergüenzas más profundas (y es sano no compartirlas en público, con cualquier persona, dado que los espacios para explorar temas sensibles deben hacerse de manera íntima y privada, en espacios seguros, confidenciales y tántricos). Surge entonces la pregunta, ¿Dónde y cómo estamos tramitando nuestras vergüenzas más profundas? Intuyo que, de no hacerlo, fácilmente será activado el botón por otras personas en los momentos más inesperados e inoportunos.

En la película rumana de Radu Jude, Sexo desafortunado o porno loco, un video de una fantasía sexual de una pareja se cuela subrepticiamente del espacio privado al público (se viraliza en una página de porno) y trae por consiguiente el aluvión de comentarios cizañosos, toda la hipocresía, morbo y descontextualización que surge cuando se desplaza este acto sexual a la esfera social. La parte de la película donde se juzga a la mujer (una profesora de colegio), hace visible los tabúes acerca de lo sexual y sus paradojas donde muchos podemos ser políticamente correctos de día y políticamente incorrectos en la noche.

Todos hemos experimentado la vergüenza ya sea por un rechazo romántico, momentos en que nos han dejado por otras personas, donde hemos roto el corazón de los demás, una enfermedad crónica, fallos en la salud mental, donde nos han percibido con nuestros vicios y adicciones, vergüenza por la impotencia creativa, física o sexual, que nuestras parejas conozcan nuestras historias pasadas de inmadurez, o ya sea vergüenza por no ser capaz de acabar y completar determinada acción, por el estilo de vida, status, etnia, entorno social o económico, rechazo por amigos o en espacios laborales; hemos tenido pena de no tener pareja, dinero, un trabajo digno, vergüenza por las elecciones tomadas en el pasado, por la escogencia de la profesión elegida, inexperiencia en algo, limitaciones cognitivas y creativas, vergüenza corporal, de tu condición física, identidad sexual, género, ya sea por muy joven o muy viejo….oveja negra, desordenado…ser menos exitoso, incompetente.  Hay tantas maneras de sentir vergüenza…

En una cultura donde se le ha dado muchísima importancia a lo que dicen los demás, una moral que ha humillado los cuerpos, marginando la sexualidad y violentado la diferencia, la vergüenza es un caldo de cultivo para muchos problemas en nuestras formas de relacionarnos. Cada vez que estos sentimientos aparecen, nos coaccionan y nos impiden actuar con claridad y libertad. El desprecio, el no ser aceptados, el no estar a la altura de las contingencias que depara la vida y la vergüenza, son expresiones que comparten muchos patrones comunes.

Una última arista sobre la vergüenza, esta no solo existe como el desprecio por las cosas negativas y que no queremos reconocer de nosotros mismos, sino también el denostar de nuestras cualidades positivas y talentos, lo que en la psicología se ha llamado la sombra dorada. Esta es un desprecio por nuestros potenciales. Esta condición he visto que está algunas veces asociada a personas que tienden a elogiar (y a envidiar) demasiado a las personas. En realidad, “todos tenemos miedo de parecer patéticos” y “debemos superar nuestro miedo a la grandeza”.

Como señala Hanzi Freinacht, dado que a menudo nuestras insatisfacciones están relacionadas con la vergüenza y el fracaso, valdría la pena preguntarnos ¿De qué estamos insatisfechos? (una pregunta detonante para explorar la vergüenza). Lo primero es notar y admitir nuestras insatisfacciones. Aceptarlas. Podemos con nuestras insatisfacciones, de la que nadie se salva, un poco de imaginación creativa para completarlas y cultivar un sentido de gratitud y abundancia. Así tal vez no quedamos aprisionados por la codicia y la malicia.

La invitación que suelo realizar en entornos educativos es construir una pequeña historia con una emoción y profundizar en ella, luego estas narrativas han de ser libremente compartidas en grupo. Se invita a que no sea una reflexión en tercera persona, impersonal, sino que intervenga la precisión, la sinceridad, el patetismo y una mínima (lo más reducida) conceptualización. Me ha servido en estos círculos sobre las emociones separar hombres de las mujeres buscando mayor apertura y sinceridad. Mantener los espacios combinados entre hombres y mujeres para explorar temas calientes, difíciles y oscuros, a menudo es inapropiado, dado que por experiencia he notado que algunos se cierran al hablar, mientras que separados se puede profundizar con mayor apertura en las conversaciones.

Unas inspiraciones para esta construcción de las microhistorias de las emociones: primero, la invitación es a abrir un diario hipermedia, explorar la fenomenología de la emoción, cómo se siente, en qué parte del cuerpo aflora, identificar las reacciones, cómo ha sido o qué función tiene la emoción desde el vientre hasta nuestros días (contar algunas experiencias), encontrar una grafía que permita explorar la situación y algo que he venido agregando para no quedarnos en historias personales, es mirar cómo opera la emoción en nuestra sociedad (en la familia, mínimo en 3 generaciones), en las artes y el cine, qué la impulsa y la inhibe… y explorar con curiosidad lúdica algunos ejemplos emblemáticos de cómo se expresa la emoción en nuestra cultura actual.

Si trabajamos a través de nuestra vergüenza, no necesitamos estar humillando y avergonzando a los demás; a veces, como decía anteriormente, juzgamos a los demás cruelmente debido a nuestras propias inseguridades o complejos. Sin embargo, si logramos trabajar a través de nuestra propia vergüenza, podemos desarrollar una mayor comprensión y empatía hacia los demás e igualmente integrando nuestras historias de vergüenzas nos pueden ayudar a desarrollar humildad y coraje y asumir tareas y riesgos más significativos y valerosos en la vida.

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sábado, 24 de febrero de 2024

La esperanza como memoria del futuro

He sido una persona que ha contado en la vida con muchos privilegios, y esta situación, además de mi carácter, me ha permitido una confianza sólida, una disposición entusiasta y optimista ante la vida: me gusta ver el lado bueno de las cosas y ver que todo puede cambiar - de hecho, todo está cambiando instante tras instante. No obstante, recientemente he explorado con más detalle que esta disposición a primera vista positiva, la de ser optimista, puede en algunas ocasiones jugarnos malas pasadas, ya que el otro polo (que evitamos ver y reconocer), las cualidades negativas intrínsecas de la vida, a menudo las arrojamos lejos de nosotros, con pésimas consecuencias sobre todo cuando estamos en situaciones estresantes y conflictivas. 

He constatado que esta distancia con lo negativo, que es usual en personas optimistas, a menudo se introyecta como sombra, como una suerte de veneno que nos amarga y torna hostiles, llevándonos a expulsar la oscuridad de maneras indirectas, como se expresa mucho en la agresividad pasiva y la ironía destructiva. A las personas optimistas nos cuesta expresar el dolor, ante el conflicto optamos por la distancia, experimentada como desconexión emocional, congelamiento disfrazado de “aquí no está pasando nada”…y este miedo asumir los problemas, es bastante tóxico cuando se mezcla con actitudes como la evasión, la incapacidad de una confrontación sana y el establecimiento de límites.

Expuesta la confesión, vemos que paradójicamente, la negatividad, la desesperación, la tragedia, lo monstruoso y la ansiedad - nos cuentan nuestros mayores, filósofos y la experiencia personal - son vectores de cambio, transformación, movimiento y gestación cultural. Para dar un paso más, me gustaría hablar de un virtud muy importante para nuestro tiempo, la esperanza (en contraposición con el optimismo), a veces exangüe por tantos discursos nihilistas y excesivamente edulcorados que se vuelven evangelios cansados de nuestra época.

Para comenzar, hagámonos esta pregunta: ¿en qué o en quién está puesta nuestra esperanza? Para mi la esperanza está puesta en todo aquello que atendemos (amamos) y en lo que estamos comprometidos cotidianamente (urdimbre) en algo que estamos construyendo (trama), no solo con discursos e imaginaciones, sino en donde estamos poniendo el cuerpo, las entrañas y los sueños con resolución, creatividad y coraje. “Podemos saber que alguien tiene esperanza no investigando su vida interna sino observando lo que hace”, igual que pasa con las personas que se enuncian como ateas y no creyentes, podemos saber cuáles son sus deidades y aspectos sagrados, observando qué actividades priorizan, qué conjunto de cosas, valores, rituales y prácticas establecen como significativas y en las que invierten su tiempo…

Ahora bien, profundicemos un poco más y traigamos algunos puntos de reflexión del crítico cultural Eagleton sobre la esperanza. Este filósofo afirma que tanto el optimismo como el pesimismo son estados de ánimo, ambos fatalistas…el optimismo a veces ingenuo, es facilista, no se toma la desesperación en serio y es propio de las clases dominantes. El pesimismo, por otro lado, es cínico, dramático y apocalíptico. Tanto en el que cree que todo va cambiar para bien, como aquel que no, son ejemplos de personas poco comprometidas con la esperanza como vitalidad, fuerza política y espiritual. La esperanza por ser una disposición y una virtud, es algo que podemos entrenar diariamente, …sabemos que para que pase algo profundo y significativo en nuestras vidas, no basta con la intención, la oración y la consciencia, tenemos que tener disciplina, constancia, coraje e imaginación, además de un conjunto de aspectos tales como esclarecer (trascender e integrar) nuestros deseos y limitaciones, clarificar nuestras narrativas y también acompañarnos de personas y redes que nos desafíen y nos inspiren. Otra manera en que podemos expandir la esperanza es contemplando la naturaleza, comprendiendo la historia desde perspectivas transculturales y de larga duración, fomentando diálogos constructivos, comprendiendo más comprehensivamente qué es ser humano y una cierta dosis de desapego, paciencia, no-saber, imaginación moral y humildad.

La esperanza es la memoria del futuro, la encarnación de los presente-potenciales más vibrantes en nosotros. Tanto lo pasado y sus efectos, como el futuro, en cuanto potencialidad, existen como fuerzas en donde constantemente gravitamos. Los pesimistas y optimistas comparecen en el escenario como conservadores, no quieren asumir riesgos, tienen miedo al fracaso y son frecuentemente expresiones moralmente dudosas y formas éticamente insostenibles; solo aquellos que tienen esperanza mantienen una relación más afirmativa y jovial con su tiempo, son los ángeles-demonios de la historia que sobrevuelan con una sonrisa, los pies bien anclados en la tierra y jugando en el entretejido de raíces que están en el cielo… la esperanza está relacionada con la política y es un acto ético esencial de quienes día a día quieren hacer del mundo algo mejor. 

La esperanza se nos abre y despliega cuando tenemos una actitud de curiosidad y de aprendizaje, perseverancia en el propósito, nos enfocamos en la construcción de nuevas reglas y cuando vemos al otro como un misterio y a la vida como un regalo. La esperanza es el acto de reciprocidad cuando nos entregamos con intensidad en el mundo. Espero y tengo esperanza también porque he sido capaz de trascender el deseo de controlarlo todo. 

Observemos algunos enemigos de la esperanza. En la cultura actual, carente de tiempo, nadie espera y todo lo queremos demasiado rápido, afectando el bienestar emocional y la sexualidad…otro enemigo de la esperanza es cuando ponemos en personas, dioses e ídolos la esperanza, asunto que perjudica nuestra agencia y voluntad. Finalmente la esperanza se nos diluye, cuando prorrogamos las cosas, tenemos súper ambiciones, cuando pensamos en los problemas sociales como cosas irresolubles, cuando pensamos que hay vida después de la muerte, o en otros casos cuando pensamos que podemos liberarnos del cuerpo y vivir en una amalgama con lo tecnológico,… pienso la singularidad y lo poshumano, como una esperanza ilusoria, un consuelo metafísico, una falsa ideología y un miedo a nuestra propia finitud. Hay muchos enemigos de la esperanza en nosotros y la cultura y solo podrán tenerla quienes no tengan miedo de perder.

En síntesis, la esperanza nos conecta al universo de la ética, la política y la espiritualidad, resuena con el deseo, lo inconsciente, el valor, la verdad, la confianza, el tiempo, la finitud y las formas cómo vivimos. Como señala  Gabriel Marcel en una potente analogía, “la esperanza es al alma como la respiración al organismo vivo”, así que a cuidarla y mostrar su relevancia para todas nuestras relaciones, las prácticas de construcción de conocimiento y la praxis política, asumiendo el imperativo ético, de que todo puede ir peor, pero con las ganas de estar en las canchas, jugando, imprimiendo vitalidad en cada acto que damos… como expone el escritor Václav Havel, la esperanza no es “la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independiente de cómo resulte”.

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miércoles, 21 de febrero de 2024

Haciendo brujería en clase

Me encontraba saliendo del diálogo “Arte, Ética y Política” y escuché a 3 estudiantes hablando de las percepciones preliminares de mi primera clase… una chica decía que el curso le parecía “una farra de la conversación”, que la hacía evocar conversaciones de andén profundas y delirantes. Otra mujer decía que “ellos daban una mano y yo les retorcía los intestinos”…esta expresión además de poética, me pareció un comentario extraño y jocoso. Tengo que confesar que lo que hago usualmente en clase es escuchar los senti-pensares de los estudiantes y los meto en un caldero mágico para expandirlos en mil direcciones…también suelo jugar con metáforas, en un gesto genuino y generoso de hospitalidad, una especie de carnaval, un devenir libélula, un bicho raro bioluminiscente danzando y al acecho

 Maestría en Arte, educación y cultura de la UPN (I-2024)

Pensé antes de iniciar el curso que el gesto más coherente para comenzar un seminario sobre este tema era ofreciéndoles un texto de mi cosecha, para que al leerlo, y activando las 9 aulas que el artículo propone, según sus intereses, forjaran nuevos conceptos (algunos que se crearon fueron la pirinola del saber, el arte como catalizador, la acción solidaria, la Pax, la justicia divina, la confrontación amorosa), imaginaran nuevas tácticas y formularan paradojas provocadoras en forma de preguntas: estas estuvieron oscilando en clave de polaridades, niño-adulto, individuo-colectivo, paz-conflicto, perdón-olvido, tecnologías avanzadas globales vs desarrollo social local precario. 

Al salir del salón concluí que es muy aburrido y poco fecundo en cursos genuinamente teóricos reducir la clase a exponer un texto y reflexionar sobre lo que éste dice (seguir a pie juntillas lo que plantea el autor y así repetir sus enunciados y proposiciones…) esta estética además de ser anacrónica, va en desmedro del potencial creativo y de pensamiento y de la exposición del pathos existencial de los estudiantes. A lo mejor, necesitamos como maestros sugerir la creación de nuevos hábitats  para el pensamiento intempestivo y la conversación, imaginar conceptos queer, herramientas convivenciales, crear historias y narrativas (mitos), insinuar paradojas, hablar de la experiencia vital y en medio de este torbellino dialéctico, insinuar futuros, especulaciones imaginarias, asaltar con ironía sincera el presente, sugerir abismos, hacer silencios, bajar la voz y aumentar la energía, concentrar las tensiones y liberar las preguntas, traer el misterio en forma de relato, producir binomios fantásticos, todas estas acciones constituyen de cierta manera una de las tantas formas de hacer brujería en clase.

Finalmente el propósito del curso pinta bien y tendrá como intención explorar desde gestos creativos nuestros presentes potenciales, especulaciones y diseños ciudadanos más visionarios y compartir la abundancia de aprendizajes; saldrán al encuentro lecturas filosóficas (estéticas y políticas) psicoactivas y películas maravillosas y finalmente abordaremos las paradojas de la existencia, los problemas de nuestros mundos relacionales y de las políticas y movimientos sociales que se proyectan como alternativos. ….

 

La clase finalizó compartiendo un manifiesto ético expresado en 12 aspectos que conforman valores centrales de mi vida, con el fin de que los participantes hicieran para la próxima sesión el mismo ejercicio.

 
1.    Juega como un niño y actúa como un sabio… 
2.    Vive con apertura y sé sincero.
3.    Abraza la realidad tal cual es
4.    Celebra lo que los otros hacen y no temas al fracaso… hay que aprender a perder…. 
5.    Siempre contempla que hay mejores ideas que las tuyas. 
6.    Sal a caminar y también a nadar.
7.    Abraza tu propia sombra 
8.    Vive sin resentimientos y amargura… 
9.    No juzgues y clasifiques a las personas por su forma de ser. 
10. Fomenta la imaginación y la creatividad colectiva
11. Invita a tus amigos a crear cosas maravillosas
12. Celebra y agradece. Cultiva la alegría.

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miércoles, 26 de octubre de 2022

1er encuentro presencial - Universidad del futuro

Salí muy contento y motivado del primer encuentro presencial de la universidad del futuro, que tuvo como propósito conocernos entre algunas personas que están cerca a Bogotá y que participaron como invitados a las conversaciones de la serie de educación. Asistieron 10 personas, un grupo de edades variado (entre 40 y 70 años) y provenientes de campos de conocimiento muy diversos: tales como la danza, el teatro, las ciencias políticas, la sociología, las artes visuales, el cine, la literatura, el activismo social y la educación. 

La intencionalidad de los primeros encuentros presenciales se orientan a consolidar el equipo base de profesores para el espacio educativo que estamos creando y que hasta el momento se perfila como una red educativa descentralizada y de liderazgos distribuidos por América Latina. En el núcleo del sueño, se encuentra poder facilitar encuentros de aprendizaje intergeneracional e interdisciplinar que ofrezcan una diversidad de experiencias, prácticas y exploraciones en el contexto de la educación integral, donde se integren prácticas de autoconocimiento, entrenamiento en habilidades interiores transformadoras, arte, investigación social y liderazgos creativos y ciudadanos.


El llamado del alma, es decir, lo que palpita más contundentemente en mí, se encuentra en poder organizarnos mejor como comunidad, así como fortalecer la amistad, los intercambios, la hospitalidad y la confianza; a corto plazo, creo necesario el fortalecimiento del equipo y de acciones que permitan perfilar los intereses, propósitos y la exploración de los protagonismos personales y colectivos; para tal fin, podríamos realizar encuentros mensuales alternando los lugares de reunión y las provocaciones. A mediano plazo, siento valioso empezar a construir un plan de estudios, concebido como un viaje compartido en el cual un grupo de profesores (posiblemente una tríada interdisciplinaria), abre un aula - con contenidos multimedia, conferencias, experiencias educativas, talleres y residencias artísticas - y donde los estudiantes que ingresan eligen de acuerdo a sus búsquedas e inclinaciones, un número de cursos y donde se comprometen en participar eventualmente con un grupo de conversación. A largo plazo, visualizo además de la proliferación de comunidades de aprendizaje - redes de redes, universidades construidas por los ciudadanos - la consolidación de una plataforma digital robusta transmedia que articule los cursos, contenidos, blogs de los investigadores, proyectos y enlaces a redes y alianzas con organizaciones afines.


Las personas que participaron en el primer encuentro (a excepción de Ingrid Cuestas y Camilo Bossio, que los conocí ese día), han sido para mí amigos y amigas que en el transcurso de la vida he admirado por su ser y su obra, seres de mucha vitalidad, curiosidad y que por sus trayectorias y compromiso, pueden aportar de maneras creativas a los procesos educativos. Todos ellos son un fractal de lo que yo soy, de mi identidad en movimiento y también la fuerza que me motiva a materializar este sueño. Me atrae profundamente movilizar las experiencias, saberes propios, los recursos y habilidades de artistas, educadores, hackers, autodidactas, visionarios y líderes, con el fin de catalizar saberes relevantes para nuestro tiempo, proponer nuevas formas de juego con personas que estén interesadas en desafiarse a sí mismas y construir una tribu con la cual aprender, crecer y experimentar.

Un desafío para mi actualmente es diseñar comunidades a pequeña escala que permitan a las personas crear el nicho ecológico y de aprendizaje con el que quieren aprender y crear cosas maravillosas para el mundo. Precisamos millones de experimentos sociales y digitales similares en el que a través del uso creativo de tecnologías y en el contexto de la vecindad, podamos reinventar y prototipar nuevas formas de enseñar y de aprender. Es muy útil para iniciar la futurología educativa y el ritual de iniciación planetario, estimular las protopías, que se expresan en forma de una actitud cotidiana de acción y de pensamiento afirmativo e imaginativo donde materializamos lo queremos para nosotros y para las futuras generaciones, en clave de abrir nuevas conversaciones e intensificar los procesos de comprensión, colaboración y co-creación. 

Algunos de los conceptos que han venido surgiendo de las conversaciones entre amigos y de los que quisiera seguir profundizando en los siguientes programas son:

  El esclarecimiento de las verdades culturales (James Delgado); 

Curaduría humana (Fernando Baena); 

Territorialidades emergentes (Michel Zabala); 

El currículo como viaje (Andrés); 

Los aprendices como caminantes del mundo y la práctica de escuchar la sabiduría sagrada de los niños. (Pedro Z); 

Las poéticas del buen vivir urbano (Pilar Cuevas); 

Las pedagogías del fogón (dónde están nuestros tizones) entre más fueguitos encendidos más vida sabrosa (Fernando Torres);

El maternar, los cuidados y la partería. Claudia, María Paula, Alejandra y Daia Mutis). (Pedro, Alejandra y UMA); 

La búsqueda de la libertad a través del movimiento (Edelmira Zapata)

La pedagogía menstrual como práctica de autoconocimiento (Andrea Osorio); 

La importancia de la danza y la expresión del cuerpo (Milo); 

El valor del autoaprendizaje (Avelino Niño)

  • El viaje como educación (Arturo Suescún)

Las prácticas ciudadanas y agroecológicas (Paola Puerto, Nathaly Jiménez),

La música como magia, comunidad y espiritualidad (Juan David Castaño, Martina Camargo, Jacana Jacana) 

Prácticas estéticas, artivismo y edupunk (Alejo Araque); 

Pedagogias urbano-ancestrales (Fito);

Los ambientes educativos como contenedores donde surge la magia; el circo donde aprendemos a poner el cuerpo en riesgo en un entorno seguro (Juan Carlos Machincuepa); 

Ritualidades y expediciones en educación (Angela Niebles); 

La potencia de las historias de vida y de los círculos de mujeres (Marcela de las siempre vivas, Sandra, círculo de Lunas Rojas). Uma, Margarita

Educación Transmedia (Caro Mejía); 

Educación y Ciencia Abierta (Luscus); 

La educación intercultural y regenerativa (Tierra de Sueños, Minkalab, Efecto Mariposa, Fundación Cerros, Na Luum instituto de permacultura, Selvatorium, Fosfenos Media (Guille y Candelario) y Francisco Perea narrativas cantadas); 

Peregrinaje y ciencias holísticas (Alejandra Balcázar); 

Las aulas de la empatía (Valentina Villamarín); 

El ambiente de aprendizaje como experimentación (Jorge Barco, Hamilton Mestizo, Araque, Gabo Vanegas); arte, ciencia y tecnología

Escuela en casa y crianza compartida (Selvatorium); 

Ecoversidades y proyectos alternativos de educación (Camilo Bossio).

Culturas de paz y facilitación integral (Vidal, Raúl, Gary, Diana Murillo, Gustavo Calabro, Diana Mercado)

De los 78 episodios realizados hasta el momento, alcanzo a percibir el arco de las temáticas representadas en los siguientes patrones (muchos de ellos se pueden relacionar con campos de conocimiento, contenidos, experiencias, proyectos editoriales y aulas vivas que próximamente pueden ser objeto de estudio, investigación y fundamentación):

  Educación intercultural y regenerativa

Edupunk, artivismo y experimentación urbana

Partería, maternar y crianza

Educación popular, comunicación y espiritualidades

Educación integral y culturas de paz

Artes, educación y comunidad.

Educación y psicoterapia

Sexo, educación y género

Filosofía, investigación social y educación


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