miércoles, 21 de febrero de 2024

Haciendo brujería en clase

Me encontraba saliendo del diálogo “Arte, Ética y Política” y escuché a 3 estudiantes hablando de las percepciones preliminares de mi primera clase… una chica decía que el curso le parecía “una farra de la conversación”, que la hacía evocar conversaciones de andén profundas y delirantes. Otra mujer decía que “ellos daban una mano y yo les retorcía los intestinos”…esta expresión además de poética, me pareció un comentario extraño y jocoso. Tengo que confesar que lo que hago usualmente en clase es escuchar los senti-pensares de los estudiantes y los meto en un caldero mágico para expandirlos en mil direcciones…también suelo jugar con metáforas, en un gesto genuino y generoso de hospitalidad, una especie de carnaval, un devenir libélula, un bicho raro bioluminiscente danzando y al acecho

 Maestría en Arte, educación y cultura de la UPN (I-2024)

Pensé antes de iniciar el curso que el gesto más coherente para comenzar un seminario sobre este tema era ofreciéndoles un texto de mi cosecha, para que al leerlo, y activando las 9 aulas que el artículo propone, según sus intereses, forjaran nuevos conceptos (algunos que se crearon fueron la pirinola del saber, el arte como catalizador, la acción solidaria, la Pax, la justicia divina, la confrontación amorosa), imaginaran nuevas tácticas y formularan paradojas provocadoras en forma de preguntas: estas estuvieron oscilando en clave de polaridades, niño-adulto, individuo-colectivo, paz-conflicto, perdón-olvido, tecnologías avanzadas globales vs desarrollo social local precario. 

Al salir del salón concluí que es muy aburrido y poco fecundo en cursos genuinamente teóricos reducir la clase a exponer un texto y reflexionar sobre lo que éste dice (seguir a pie juntillas lo que plantea el autor y así repetir sus enunciados y proposiciones…) esta estética además de ser anacrónica, va en desmedro del potencial creativo y de pensamiento y de la exposición del pathos existencial de los estudiantes. A lo mejor, necesitamos como maestros sugerir la creación de nuevos hábitats  para el pensamiento intempestivo y la conversación, imaginar conceptos queer, herramientas convivenciales, crear historias y narrativas (mitos), insinuar paradojas, hablar de la experiencia vital y en medio de este torbellino dialéctico, insinuar futuros, especulaciones imaginarias, asaltar con ironía sincera el presente, sugerir abismos, hacer silencios, bajar la voz y aumentar la energía, concentrar las tensiones y liberar las preguntas, traer el misterio en forma de relato, producir binomios fantásticos, todas estas acciones constituyen de cierta manera una de las tantas formas de hacer brujería en clase.

Finalmente el propósito del curso pinta bien y tendrá como intención explorar desde gestos creativos nuestros presentes potenciales, especulaciones y diseños ciudadanos más visionarios y compartir la abundancia de aprendizajes; saldrán al encuentro lecturas filosóficas (estéticas y políticas) psicoactivas y películas maravillosas y finalmente abordaremos las paradojas de la existencia, los problemas de nuestros mundos relacionales y de las políticas y movimientos sociales que se proyectan como alternativos. ….

 

La clase finalizó compartiendo un manifiesto ético expresado en 12 aspectos que conforman valores centrales de mi vida, con el fin de que los participantes hicieran para la próxima sesión el mismo ejercicio.

 
1.    Juega como un niño y actúa como un sabio… 
2.    Vive con apertura y sé sincero.
3.    Abraza la realidad tal cual es
4.    Celebra lo que los otros hacen y no temas al fracaso… hay que aprender a perder…. 
5.    Siempre contempla que hay mejores ideas que las tuyas. 
6.    Sal a caminar y también a nadar.
7.    Abraza tu propia sombra 
8.    Vive sin resentimientos y amargura… 
9.    No juzgues y clasifiques a las personas por su forma de ser. 
10. Fomenta la imaginación y la creatividad colectiva
11. Invita a tus amigos a crear cosas maravillosas
12. Celebra y agradece. Cultiva la alegría.

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