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domingo, 31 de enero de 2016

Redistribuir el tiempo de trabajo


La duración de la jornada laboral ha cambiado en el curso de la historia, de 14, 12, 10, hasta las 8 horas diarias actuales (48 semanales). La sobreproducción de mercancías (superfluas) y el sobreconsumo desmedido generan pérdidas en tiempo y vitalidad para las personas, afecta la vida relacional y la salud de la tierra. Igualmente la automatización ha liberado el tiempo, razón por la cual dispondremos exponencialmente cada vez de mayor tiempo libre. Qué vamos hacer entonces? Yo pienso que no solo la cuestión estaría en aumentar el salario mínimo, ni de seguir exigiendo más trabajo, sino que por un lado es necesario reconceptualizar lo que implica trabajar hoy en día (priorizar jerarquías y necesidades y fortalecer los trabajos de cuidado que gozan de poca monta, pero que son claves para mejorar las condiciones de vida) y reducir las horas de trabajo, con el objetivo de disponer más tiempo, para alimentar opciones de vida más ecológicas, creativas, sustentables e integrales. Reducir el tiempo de trabajo podría ser también el pretexto para fortalecer las economías locales solidarias, los recorridos por los territorios, consolidar nuevos tipos de alimentación más saludable, creación de nuevas instituciones, aumentar  el tiempo en familia y la  co-gestión de los bienes comunes. Eso sí, tenemos que estar alertas que un eventual incremento de tiempo quede cautivo por las redes sociales, donde la humanidad hoy vive inmersa.

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jueves, 2 de febrero de 2012

Por una pedagogía de lo común


Ante lo común no hay mucho para decir, pero sí mucho que leer, descifrar, cuidar, producir y compartir. Siempre me pregunto cuando me enfrento a otros, a trabajar en proyectos o en el contexto educativo, qué es lo que nos hace en común y siempre emergen mil sorpresas… y resulta que cuando menos pensamos, cuando ya todos nos vamos para la casa, aparece un pliegue, delicado y tenue donde se despliegan infinidad de aprendizajes. Muchas veces me he preguntado qué surge cuando la pregunta es por hacer que lo común tenga su lugar en el aula y convierta este interrogante en la ocasión para vivir juntos. Y una de las respuestas que he avistado en los últimos tiempos, es que es algo que nos convoca y nos invita a la experiencia, al viaje, al nomadismo pedagógico que tiene como acontecimiento transformar los trayectos sensibles de cada cual en obra de arte. La experiencia de lo común entonces se parece a un deslizamiento del sujeto por fuera de los límites y en cuanto a obra de arte, responde a un acto performativo en el cual se enfrenta cada quien con alegría frente a lo que ha descubierto: a sus aventuras vitales.

Por eso hemos de pensar que lo común es algo que hace parte de cualquier pedagogía invisible (Cobo & Moravec, 2011) que por su frágil apariencia latente y cotidiana de sentido común, es algo que hay que avivar, como se prende el fuego o se experimenta un acto festivo. Lo común es algo que se relaciona con la intimidad de cada sujeto y con un espacio donde aparecen sus debilidades, potencias e inclinaciones. La pregunta y experiencia en lo común, además de hacer sensible a los sujetos frente a sus experiencias y sus tatuajes, en su entronque con el acto pedagógico, es un acto de amor, de expresión compartida. Quién hace de la pregunta por lo común, una de las claves para ser co-partícipe del mundo en el que vive, contagia a los otros a desnudarse y a entrar en ciertos lugares en los que la existencia emprende un viaje a lo desconocido. Siendo tan cercana para todos y tan real y desmesurada, la experiencia en lo común es algo que es fruto de un toque y no se encuentra como algo a priori en la experiencia educativa. Es por esto que cualquier espacio de formación que quiere producir contextos y subjetividades, ha de ser una incubadora de comunidades, potenciadora de lo que nos hace en común.

Nadie podría responsabilizarse de lo común, ni menos puede ser delegado a otras instancias públicas o privadas. Como es algo que nos constituye, pero de lo que no podemos tener propiedad alguna, nos exige preguntarnos por el modo como experimentamos las relaciones con los otros. En el escenario contemporáneo de la educación hay dos tendencias muy marcadas. Una que es la que tiene el semblante de la defensa, y en donde tiene como ícono la manifestación y la protesta en donde se profieren consignas para que se ejerza la educación como derecho; es esta, movilizada por sectores de la educación pública y otros movimientos sociales, la que interpela al el Estado para que se haga cargo de ella y para que la resguarde ante los vaivenes del mercado; la otra tendencia, muy hegemónica en estos tiempos y que tiene como portaestandarte la reforma a la ley 30, es la de la privatización y adelgazamiento de las responsabilidades estatales frente a la financiación de la educación. Esta última perfila la educación como un servicio, donde predomina el formato tecnocéntrico y excluye a muchos de la oportunidad de formarse.

Estos dos polos han estado configurando la experiencia de movilización social en todo el siglo XX. No obstante, el breve trayecto que llevamos de siglo, me hace pensar que existe un camino intermedio, que hace resonancia en lo común y que exige más desafíos por parte de todos, no sólo profesores y estudiantes sino de toda los sectores de la sociedad. Este eco o resonancia, que es medio y paisaje, condiciona a la sociedad y a los sujetos y comunidades que hacen parte de ella, a rediseñar los espacios y tiempos donde acontecen los aprendizajes y emplaza al sujeto en una condición en donde la remezcla de afectos y de expectativas de presente y de futuro hacen parte del currículo común. Es allí, en esta especie de restitución de la voluntad y del coraje de construir colectivamente, donde he percibido un desplazamiento de la indignación, (tan ejemplar del año que acaba de terminar) a la construcción de lo común; y donde he pensado que este movimiento sutil, potencialmente revolucionante, puede inaugurar la gestión de comunidades donde es posible vivir con otros, aprender y compartir. No hay más tiempo - y es un acto insensato, que disminuye la potencia de los bienes comunes - seguir delegando a otras instancias de poder lo que nos potencia y nos hace en común. Si queremos otra educación, tenemos que imaginar su semblante y su contexto, cuidar esos excedentes cognitivos (Clay Shirky, 2010) que surgen en los vínculos y se activan entre las personas en sus tiempos libres y desplegar la creación de comunidades de aprendizaje y de ciudadanía que puedan mostrar y delinear los horizontes de una educación posible, abierta, común y activista.

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viernes, 8 de abril de 2011

Susurrando en común. Labsurlab 2011. Medellín-Colombia

SUSURRANDO EN COMÚN

A propósito de la mesa trabajo en/con comunidades
Labsurlab 2011. Medellín. 6-7 Abril (Moravia)

Por qué remezclar el mundo común, más que trabajar en/con comunidades.

Por qué intervenir y componer el mundo común, más que realizar trabajo social en/con comunidades.


Una unívoca concepción de comunidad se ha venido instalando en los trabajos de intervención social en barrios y espacios vecinales. Esta noción se emparenta como un fetiche dramático, encarnación de los desvalidos, de aquellos que no tienen o que lo han perdido, aquellos en estado de subdesarrollo y de ignorancia y los que hay que ayudar y ocupar sus tiempos y sus mentes con actividades reparadoras. La comunidad muchas veces se relaciona con colectividades territoriales precarias, se identifica con categorías como vulnerabilidad y se expresa en identidades cerradas como ideologías, clase, territorio, propiedad, comunión, lengua. Es desde esta concepción, como quizá se alimentan campañas concientizadoras y prácticas sociales para asistir a “comunidades en riesgo”, para dar voz y reivindicar derechos, para cerrar brechas culturales, para educar a la población y para realizar una especie de “integración” de la comunidad al espacio social. Muchas de estas prácticas sociales que obedecen a esta concepción de comunidad y que son actualizadas y legitimadas por el gobierno, las políticas públicas y por algunos colectivos informales, gozan de cierto romanticismo y se expresan en retóricas hiper-ideologizadas, en donde se proclaman evangelios cansados que repiten reflexiones sobre las super-estructuras inmodificables y el poder hegemónico al cual hay o que combatir frontalmente o al que hay que oponerse.

Ahora bien, el mundo común, por el contrario, se relaciona con el lazo, con el cruce, con el trance, con la alegría, con el atravesar con otros paisajes abiertos y desconocidos; el mundo común como una especie de umbral, un entre, en donde rehacernos y espacializar el mundo compartido, el mundo de lo sensible. El mundo común se despliega en situaciones, en la fiesta, y en la risa, en el juego y en rituales: en la virtualidad que encarna cada singularidad.

El mundo común no es de nadie. Se ocupa por instantes e intermitentemente con otros cuando compartimos lo que nos afecta y nos potencia, cuando nos desplazamos de lo dado y determinado, para inventar lo posible. Es en efecto, el mundo común, un universo de posibilidades y de relaciones y se ensambla y produce a partir de experimentos colectivos en donde testeamos los límites y las potencialidades de cada uno de nosotros.

Nos hacemos de nuevo la pregunta. Por qué remezclar, componer e intervenir el mundo común?

Por que es desafiante ponernos en situación, por “despertar en los vínculos” y con la tentativa de nacer junto a otros. Intervenimos el mundo común para entre-tenernos (tenernos entre).

Nos seduce entonces construir un mundo común, un mundo intenso y vibrante, un mundo en donde hacernos cargo de lo que es en común, a través de interfaces y dispositivos relacionales (que son los proyectos que desplegamos con otros en espacios-tiempos intermitentes). Nos seduce componer en lo común, un cosmos abierto en el que ensayar, vivir, crear.

Lo que tenemos en común es nuestra capacidad para ejercer la libertad, para inventar y ensayar mundos posibles y distribuir nuestra potencias.

Necesitamos del otro para ejercer la libertad. Y nuestra libertad acontece cuando remezclamos y posproducimos lo que nos hace común: la potencia. Como lo común está en peligro, como los comunes están en la actualidad en procesos crecientes de privatización y a su vez la inmunidad permea al individuo contemporáneo, nos queda entre nosotros diseñar estrategias y herramientas imaginativas para expandir lo común y acoger con creatividad la pregunta (en apariencia fácil de responder), de cómo vivir juntos, de cómo crear las fiestas del procomún.

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jueves, 7 de abril de 2011

Pensamiento de lo común. Conferencia de Amador Fernandez- Savater

Amador Fernández Savater propone un acercamiento-resumen al pensamiento de lo Común desde planteamientos de la filosofía contemporánea (Agamben, Nancy, Bataille, Espósito)

[...] El paradigma inmunitario construye un santuario donde el individuo no puede ser tocado. Alguien inmune es alguien que está privado de lazo social, alguien protegido del riesgo de lo común.

[...] Por lo contrario estar en lo común supone una exposición constante, estar expuesto a los demás. Nada más lejos equiparar lo común, con lo propio, con una identidad. Nada más lejos del registro de lo común, que una comunidad definida por una identidad, lugar, religión, ideología, dado que esta pondría una frontera con respecto al otro y pondría límites entre un adentro y un afuera. Estar en lo común supone interacciones y entre-exposiciones, supone una salida de nosotros mismos; lo común se hace a través de singularidades, a través de encuentros y exposiciones.

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viernes, 18 de marzo de 2011

Las lógicas p2p y el trueque digital


Las lógicas de intercambios entre pares (P2P) están modificando sustancialmente los modos de creación de la cultura, de creación de conocimiento y una novedosa reinvención de la subjetividad. Esto que vienen llamando p2p (peer to peer) y que ha sido divulgado por el investigador Michel Bauwens está afectando no sólo los consumos individuales y prácticas de intercambio de información como música, cine, imágenes, datos y textos, sino que constituye una esfera muy efectiva y potente de intercambio, aprendizajes, activismo político y participación social de los ciudadanos.

Existen muchos proyectos (trueque digital, ccmixter, redpanal, circuito fora do eixo, la papaya, platoniq, megafone, vozmob, banco común de conocimientos, no2somos+) entre otros) que basados en el intercambio de contenidos, de información y de percepciones resultan no sólo expandiendo la esfera pública sino conformando alternativas para la sostenibilidad, el co-diseño de soluciones a problemáticas que afectan a los ciudadanos. Muchos de estos proyectos de innovación social, visualizan reservas de diversidad, bienes comunes en peligro, problemáticas de los inmigrantes, historias locales, narrativas digitales ciudadanas; exponen y comparten patrimonios intangibles, situaciones de abuso y vulnerabilidad que se ejercen a los ciudadanos en países con regímenes dictatoriales, y muchas de estas iniciativas exponen formas más fluidas para la creación colectiva, formatos más virales de colaboración y de intervención en los entornos.

Frente a las dinamicas y a los paradigmas que surgen de las culturas digitales y de las ciberculturas, frente a la emergencia de los laboratorios vivos de participación social, frente a la creatividad amateur, cada vez se percibe que el asunto no está en circular información sino que el quid que se coloca como desafío hoy en día está en prototipar local y colaborativamente situaciones problemáticas o de interés que puedan ser desarrolladas por los ciudadadanos, en los que ellos puedan con otros restituir su saber, su poder y el arte, la ciencia y la tecnología que los constituye.

Es preciso mencionar que la creatividad social y las capacidades ciudadanas de remezclar los contextos y los afectos son las potencialidades políticas y pedagógicas que están puestas en juego. Es preciso decir que cada vez somos más conscientes de la riqueza que se genera cuando compartimos los bienes comunes, cuando decidimos abrir la paleta de emociones y de proyectos y trayectos para que otros los conozcan y los retroalimenten.

Es así como se gesta y fertiliza la cultura, es así como nuestras recetas e invenciones se ven anticipando un futuro que como dice William Gibson está aquí pero mal distribuido. Así que las lógicas p2p conforman una estrategia que reinventa las relaciones entre las personas y además contribuye a potencializar ideas, a rediseñar organizaciones, a plantear esquemas porosos y abiertos de intercambio donde todos ganamos en la medida que pongamos algo en juego, algo en pensamiento, algo en obra, en movimiento,.... algo en la esfera pública..... y son los usos de internet, de los medios digitales y la experiencia urbana creadora, unos escenarios ricos en que ese algo se disponga, se componga y se remezcle por todos; son los licenciamientos libres (creative commons, copyleft) los que contribuyen a que esa energía creadora siga en movimiento y es la imaginación creadora (de las comunidades y de los sujetos) la que materializa y efectúa ese algo en lo social.

Aprovecho este post, para invitarlos a las jornadas de Trueque Digital, Intercambiando libremente contenido cultural, que se realizará en Bogotá-Colombia el sábado 26 de marzo desde las 10 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde en la Fundación Casa del Bosque: Carrera 4 # 25-82 Barrio Bosque Izquierdo Tel: 2823368.

Más información en Facebook

¿Cómo llegar? Mira el mapa acá

TRUEQUE DIGITAL


TWITTER: @truequedigital
trueque.digital@gmail.com

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miércoles, 27 de octubre de 2010

Conversatorio Laboratorio de creatividad social y cultura digital

Preguntas Orientadoras para el Conversatorio: Laboratorio de creatividad social y cultura digital que se realizará el Viernes 5 Noviembre a la 9am en la Fundación Universitaria los libertadores.

1. ¿Cuáles son las dinámicas socio cognitivas que realizan los jóvenes en entornos digitales?

2. Tensiones entre la cultura digital y los procesos educativos en los contextos universitarios ¿Cuáles apuestan se están proyectando en relación a la articulación de los entornos digitales con los procesos académicos universitarios?

3. ¿Qué aporta la cultura digital para construir comunidad académica?

4. ¿Cómo creen que se potencian los procesos de participación política y expresión ciudadana en la experiencia con jóvenes en entornos digitales?

5. ¿Qué elementos conceptuales y metodológicos surgen en el momento de plantear la idea de laboratorio como metodología de creatividad social y de experimentación pedagógica?



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domingo, 29 de noviembre de 2009

Laboratorio del Procomún

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