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sábado, 5 de febrero de 2022

Los 7 Pecados capitales

La primera vez que fui a cine, eran tiempos de adolescencia, vivíamos en Pereira a finales del año 1995. Ese año además que se conmemoraba el centenario del cine, estaba en cartelera la película Seven, los 7 pecados capitales de David Fincher, un thriller policial, emblemático en la historia del género, donde recuerdo que actuaba Brad Pitt, un actor adorado por las chicas en aquel tiempo y también desfilaban por la pantalla grandes actores de Hollywood... evoco de esa experiencia, la cantidad de emociones que circularon por mi cuerpo en tan poco tiempo, además el ir con mis amigos daba un toque de inquietud y anhelo por las exhibiciones de escenas sexuales que en esa época brotaban espontáneamente, pero muchas veces eran reprimidas; también recuerdo que en la película se presentaban muchos simbolismos, tramas que había que conectar y escenas grises donde llovía mucho y era para mi poca la costumbre de estar en una sala oscura, aislado y en silencio demandando tanta atención y el loop del gorgojeo de la lluvia logró en mi un estado de ensueño - curiosamente en una película de mucho suspenso y acción - asunto que hizo que en varios momentos pestañeara reiteradamente hasta que fui profundizando en otro film. Ahora que lo pienso, una película es como un sueño y el montaje cinematográfico como un pestañeo. No se que relaciones hayan entre el surgimiento del cine y el psicoanálisis, inventados paralelamente cien años antes de vivir mi primera experiencia de cine. 

Mientras escribo esta anécdota, se forja una nueva relación y coincidencia que antes no había conectado y se refiere a que 15 años después, es decir, en el año 2010, cuando inició mi carrera como profesor de artes en la UPN (un asunto qué nunca imaginé, ser profesor y menos de arte), empiezo mi primer proyecto pedagógico experimental sobre los 7 pecados capitales. Fue tanta la entrega y compromiso imaginativo y perfomativo con este proyecto de aula, e igualmente lo convocadas todas las estudiantes que participaron ante el tema provocador que se estaba desarrollando, que la micro-investigación-creación realizada en grupos llevó a ganarnos un premio y reconocimiento en un encuentro de Artes de la Universidad y también realizamos una exposición abierta donde había expresiones de body paint, fotografía, audiovisuales, literatura, poesía, hasta hubo un tatuador mostrando su arte que fue una acción en el campus muy polémica...con el apoyo de una amiga diseñadora diseñamos un volante y entre todos mandamos a estampar camisetas para lanzar en esta fiesta de los sentidos. Desde esa experiencia pedagógica fundacional, mis experiencias como profesor siempre involucran la dinámica de proyectos, trabajo en grupos, microinvestigaciones, interdisciplinariedad, el uso del cine como pretexto para profundizar en temas candentes, polémicos y contemporáneos, exposiciones abiertas y una red de piezas de comunicación que den identidad digital del proyecto. 

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jueves, 23 de diciembre de 2021

La Casa: un acto de Amor


Teníamos unas raíces que crecían bajo tierra para alcanzar al otro y,

 cuando todas las bellas flores se nos cayeron de las ramas, 

descubrimos que éramos un solo árbol, no dos

Louis de Bernières

Hacer nuestra casa ha sido un acto sincero de amor, un canto de libertad e interdependencia, gesta de reciclaje, trabajo físico y colectivo, imaginación, esfuerzo, inocencia, improvisación, confianza y mucha entrega. 

Esta acción de habitar-construir-ensoñar la casa, nos ha ocupado todo este año y tal vez un poco más, y nos ha llevado a percibirla 
no solo como un espacio para que vivamos juntos placenteramente, sino para que allí aniden diferentes formas de vida, se regodee la familia no humana por El Valle del Amor, danzando, cantando, polinizando, embelleciendo y jugando,... inspirando para que el amor, Eros, que mueve al universo, las montañas, corre por cauces y atrapa silencios, converse y se mantenga vivo, fresco, sensual y asombrado. 

Hacer una casa en el oriente, nos invito a ver de nuevas maneras occidente, a mirar su legado y sus crisis con imaginación y actitud reconstructiva. Es todo un arte de nuestro tiempo mirar al otro lado que no miramos con aprecio, una oportunidad de mirar lo opuesto, la sombra, observar el alimento complementario con nuevos ojos, contemplar con igual de atención e intensidad la alborada y el ocaso; también esta construcción de nuestra casa es fruto de las crisis sistémicas que vivimos en los últimos años, una certeza en medio de la incertidumbre y el desencanto, que nos ha inclinado a tejer polos opuestos complementarios: oriente - occidente, el norte con el sur, lo puro con lo sucio, lo rural y lo urbano, lo viejo con lo nuevo, lo individual y lo colectivo, la ciencia y la espiritualidad, abrazando lo paradójico y sinsentido con lo que está brotando en forma de esperanza, en ruta de seguir construyendo la metáfora territorial, el crisol de los sueños, un “lugar de vientre bueno”, “Choachí”, “Ruchical”, “el púlpito”, “la montaña compartida”, “la casa de Hadas”, “El Valle del Amor”, pariendo un nido donde se escucha el palpitar de la vida, las historias, las músicas, donde se aprende a pensar como un ecosistema y se tiene el hábito de recoger y depositar los aprendizajes en una nube en el cielo, con el propósito fecundo para que lluevan bosques de alegría, semillas de abundancia, aroiris de plenitud para todos. 


Hacer una casa entre nubes, una casa en el cielo, también se asemeja a hacerse de una nueva identidad, mas aérea, cambiante y amplia, también asienta paulatinamente una nueva manera de percibir, caminar, sentir, amar y trabajar, de concretar un sueño, extender la gratitud con los ancestros y los micelios familiares, entre lo vivo y y lo muerto, lo divino y lo profano, la memoria y el olvido. 
En todo el proceso de construcción, la relación con los trabajadores, vecinos y habitantes se nos ha ofrecido como una bella oportunidad de trazar un camino real para la dignidad de todos, la confianza y el no juicio, igualmente todo un viaje, una película estilo “road movie”donde te descubres viajero y enraizado, cada vez más aplomado pero a la vez más ligero y sutil, más enamorado de la sencillez y la simplicidad de las cosas pequeñas y misteriosas de la existencia.

Hacer la casa en un lugar sin camino, es abrirlo a cada instante, un espacio para entretejer las paradojas, reinventar la patafisica (la ciencia de la soluciones imaginarias) y algo que ha sido fundamental: propiciar la cercanía y vecindad de relaciones con percepciones, historias y temperamentos diferentes entre los integrantes de la vereda. La construcción de una casa en territorio rural, de difícil acceso, implica además un esfuerzo mayor, un desapego del confort, resetear el sedentarismo y falsas comodidades de la vida en la ciudades, la vida privatizada y endeudada, sin tiempo; replantear y ver con distancia la tan elogiada y narcisista sociedad del conocimiento y todo un intento de desmonopolizar la atención centrada en los aparatos tecnológicos digitales y redes sociales, que tan zombies nos ha vuelto, que nos mantienen preocupados por buscar el reconocimiento y la auto gratificación constante en los demás y que además ha tornado los bienes comunes y la democracia en una ficción, alejada de nuestra cotidianidad. 

La casa de Hadas en El Valle del Amor”, está ubicada en la vereda el púlpito, en las montañas de Choachí - Colombia, cerca al páramo de Cruz Verde, es un espacio hecho y sigue siendo un sueño, un futuro en el surco del presente, una materialidad-símbolo entre dos que son uno y uno que son enjambre, colonia, manada, coro, multitud, red, cosmos,...la casa de Hadas en El Valle del amor es un lugar donde circula la vida, y la creatividad, territorio abierto a los aprendizajes del bienvivir, donde se cuidan los silencios, una danza y oscilación entre lo rural y lo urbano, lo tradicional y lo moderno, lo personal y lo transpersonal, y en donde se procura cada mañana la respiración, la contemplación, los merodeos, el despertar de una espiritualidad encarnada y sentida, y donde cada vez con más atención y ecuanimidad, se restauran los vínculos, las amistades y las relaciones con todos los territorios, ecosistemas y seres sintientes.


La casa, ademas de huerto celeste, segunda piel, una nave para viajar al interior, descubrimos hace poco que en la noche se nos ofrece como una suerte de observatorio astronómico para ser aéreos, cosmopolitas, atisbando lo fugaz, lo inmenso y la naturaleza profunda del tiempo. La casa es un lugar íntimo y abierto, donde se cocciona el presente y el futuro y se siente que se está afuera y adentro al mismo tiempo. En ese sentido, es que decimos que su habitar, envuelve un acto profundamente erótico y espiritual. 

Percibo que hacer a pulso la casa, a muchas manos, me ha cambiado, me ha sanado, me ha hecho pensar más sistémicamente las cosas, me ha hecho sacar dentro de mi, nuevos personajes que no conocía, valorar otras fuerzas, algunos oficios subvalorados por la cultura industrializada, además ya siento la naturaleza y la savia de los árboles correr por mis venas, la naturaleza vive y resuena dentro de mi y poco a poco me voy convirtiendo en un nómada con raíces en el cielo, un aprendiz de todas las formas naturales, rediseñando la educación, compostando las historias y aprendizajes, visitando con humildad las aulas vivas y nuevos antiguos oficios para sorprenderme, alfabetizándome en la hospitalidad y en la bienvenida, comprendiendo la sabiduría de la medicina de la tierra, leyendo el clima y las estrellas, encarnando el poder restaurador de las plantas, la belleza de las formas simétricas y mímesis entre los insectos y las flores, la generosidad de los árboles, la fecundidad de la hojarasca y la veleidosidad del paisaje, reconociendo la cualidad fractal y evolutiva de la vida, de los hongos y sus simbiosis como micorrizas y líquenes, percibiendo el eco de la orquesta natural, los cantos de las aves, la presencia de las montañas y sus pequeñas serenatas diurnas. 


Les contaré para terminar tres anécdotas que me han tatuado en todo este proceso de levantar morada enamorada, la primera: la casa antes de ser habitada por nosotros, la familia humana, fue previamente bautizada en festín con mierda de vacas, huellas de zorro cangrejero, copulación de insectos, es decir, las trazas de lo vivo y lo salvaje la perfuman y penetran a cada instante. En este vaivén de formas vivas, hace unos días llegaron mientras degustábamos el paisaje, un combo de garzas, que se pasearon muy plenas para saludar, alimentarse y seguir su viaje. 

La segunda anécdota bella y llena de magia, fue la concepción de la casa, que se decidió en un instante furtivo, era el 31 de octubre del 2020, en plena pandemia, un día de los brujos, de los muertos, en donde sentados juntos en la montaña María y Yo, llegó una información, una lluviecita de certeza que nos silenció, y nos llevó a afirmar la buena nueva de irnos a construir una casa en la montaña. Era un parto natural, no hubo dubitaciones, miedos y prejuicios, fue una información que nos bañó, un acuerdo silencioso en un contexto de un diálogo amplio, que nos recordó lo rico que es estar dulcemente enamorados y como una meditación en un espacio natural donde habitan las interrelaciones, la presencia expandida, la verdad y la belleza y el rumor de lo infinito nos puede llenar de certezas e inundar de semillas el espacio futuro que esta dentro de nuestra relación amorosa. Me recordó la fuerza del alma, la chispa de lo divino, que cuentan muchas de las tradiciones espirituales. 


La tercera historia mágica es difícil expresarla con palabras. Cada quien tiene que caminarla, degustarla, soñarla y colorearla. No hay que buscarla por que se da en todo momento, solo estar ahí presente. Ese tercer momento mágico está ocurriendo en este instante mientras lees estas historias de la casa sembrada en la montaña compartida, en el valle del amor. 

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sábado, 12 de junio de 2021

Realidad psico-política de Colombia (II Parte)

Les quiero compartir, en forma de pinceladas sueltas, un meta-ensayo en donde convergen algunas experiencias, reflexiones y pistas sobre el conflicto psico-político que estamos viviendo actualmente en mi país y que puedo atestiguar en carne propia. Un poco de extracto de miel y cebolla amanecido para aclarar la voz: análisis, preguntas, experiencias de vida, reflexiones y finalizo abordando una breve reseña de una película y extractos de lecturas que nos ayudan a esclarecer el entramado de los traumas colectivos.

Ha llegado el momento de realizar un segundo balance para abordar lo que ha acontecido en las movilizaciones del 28A con motivos del Paro Nacional en Colombia. Confieso que, aunque pretendo hacer una reflexión global, admito muchas lagunas, dado que intuyo que para hacer este análisis, se precisa un trabajo de campo más profundo, un grupo focal con variadas voces e incluso activar una apuesta etnográfica en varios territorios; empero, lo que aquí comparto, son puntos de vista generales y parciales, posibilidades de orientación y de inspirar algunas “transformaciones silenciosas” que nos deparan. 

 

Iniciemos entonces preguntándonos ¿cómo me he sentido en el Paro Nacional 28A? ¿Cuáles han sido las emociones, pensamientos, intuiciones y sensaciones experimentadas? Destilemos un poco de fenomenología y de sinceridad en la confesión. 

 

Ha sido un tiempo de mucha oscilación, confieso que al inicio experimenté una distancia y cierto descontento en participar en las formas tradicionales de protesta y de la acciones colectivas coyunturales, y que posteriormente avanzaba la movilización social, empezaba a contagiarme de un halo de esperanza con dosis de optimismo (y pesimismo), al ver diversas maneras de agenciamiento y participación de la ciudadanía, politización de la sociedad civil, en especial la participación de jóvenes en vías de hecho, actos performativos y culturales para llamar la atención del gobierno nacional ante muchas desigualdades y violencias sistémicas que han aumentado exponencialmente en los últimos años; incluso hemos sido testigo en estas movilizaciones de voces de ciudadanías más informadas, artivistas, primeras, segundas y terceras líneas, en diferentes campos de acción, mayor conversación en las calles sobre las injusticias sociales, y jóvenes más audaces en proponer una agenda política de exigencias, una mayor organización, la re-territorialización urbana, rituales comunitarios y expresiones artísticas y culturales inéditas.

 

Las emociones han sido encontradas, ya que he percibido que algunas personas que abiertamente se declaran a favor del paro y participan activamente, y en especial activistas y políticos progresistas, he notado a través de sus acciones y comunicados, un uso de las mismas herramientas de la derecha, tales como el juicio extremo, la descalificación, la culpa, las generalizaciones excesivas, la falta de empatía y análisis muy planos y ahistóricos. Esta tendencia evidente de lucha entre izquierda y derecha, me ha permitido inferir que, aunque las lógicas, intenciones, reclamos y alternativas para el desarrollo de la sociedad son diferentes, en cuanto hay conflictos, las estrategias son similares en desechar un grupo y endiosar al otro, son usuales y comunes los mecanismos en ambas tendencias del espectro político en caricaturizar al otro y de jugar con elementos donde circula mucho odio e impugnación. Esto ha llevado a la polarización de muchos debates y distorsiones de la realidad, que pululan actualmente en la esfera pública y mayoritariamente en redes sociales.

 

La otra cuestión que me ha hecho tomar un poco de distancia, respecto al activismo heroico y militante de izquierda, es que he visto en algunos amigos, conocidos, activistas y políticos, respecto a la incoherencia entre lo que pregonan y desean fervientemente a nivel social y otra cara muy diferente son las realidades más próximas algunas veces fracturadas, deterioradas, incluso hasta vidas rotas y deprimidas y estilos de vida auto-destructivos y fatales en el plano relacional más cercano. 

 

Aunque todos tenemos problemas interiores y sombras sin resolver, lo que no es coherente es tanto énfasis en cambiar afuera con un adentro frágil y roto. En eso de las conversaciones he escuchado historias de parejas engañadas y donde predominan las mentiras, activistas con heridas sin sanar, líderes de derechos humanos que violentan a sus parejas, feministas que comprenden teóricamente el poliamor, pero cuando se involucran apasionadamente, manifiestan vacíos muy profundos en la relación; activistas con las vidas interpersonales y familiares rotas, tribalismo exacerbado, cacería de brujas y políticas de la identidad; una forma de liderar y de manifestar la ira y la indignación, que busca estarse mostrando, defendiendo y buscando todo el tiempo estar recompensado por los demás; un liderazgo en proyectar siempre la maldad afuera, pero con poca capacidad de abordar los dolores, sombras y psicologías complejas (inter)personales; poca capacidad de empatía y compasión; y finalmente un pensamiento político muy lineal, ideológico cortoplacista y que no incluye diálogos entre perspectivas diferentes y menos la integración de una perspectiva científica transdisciplinar. 

 

El denominador de muchas de estas formas de lucha parece ser el amor a odiar y fortalecer una identidad en base a lo negativo, una mentalidad en oposición, ponerse siempre en el lugar de los perdedores, paradójicamente siendo personas bastante privilegiadas. Las feministas radicales odian a los hombres, los liberales a los conservadores, los progresistas a los fascistas, los demócratas a los republicanos, los pobres a los ricos, los religiosos conservadores a los homosexuales, las víctimas a los perpetradores, los del sur odian a los del norte, mucho odio disfrazado, que no tiene presentación como perspectiva transformadora para el cambio social.

 

Volviendo a las emociones que he experimentado, han sido el miedo, angustia, ansiedad, tensión e impotencia. Estos estados subjetivos densos solo he podido transformarlos, cuando he decidido pasar de la ira, y de consumir medios ansiosamente, seguir noticias y hacer análisis de lo que sucedía, a implicarme con otros en conversaciones y en la reconstrucción real de una institucionalidad emergente, un gesto de transformación silenciosa (que como dice el filósofo François Jullien, no suscita resistencia, pero poco a poco se va abriendo camino), una apuesta como el que he inaugurado hace pocas semanas y que consiste en crear un ambiente para conversar con amigos y amigas sobre la construcción de una plataforma global de aprendizajes que venimos llamando la Universidad del Futuro.

 

Los pensamientos que han surgido y los temas de reflexión centrales desde que inició esta movilización social, han estado inicialmente en estudiar la herramienta de la Renta Básica Universal, profundizar en indagar por la economía de los bienes comunes y de ampliar la idea de la riqueza colectiva, los ingresos sociales y de la mano de la filosofía política de Hanzi Freinacht, comprender una visión integral de la desigualdad.  Es evidente que tanto un ingreso básico, como derecho de subsistencia a toda la población, como una economía de los bienes comunes (incluyendo la co-creación de monedas locales y complementarias y el diseño de espacios sociales de intercambio y producción colectiva) pueden mejorar la calidad de vida, el bienestar de una población, fomentar los vínculos comunitarios, la confianza social y mitigar la desigualdad y la inseguridad material. 



Algunos referentes claves para explorar el tema de los bienes comunes, son el trabajo del filósofo y activista italiano Ugo Mattei, Bienes Comunes; el libro del eco-filósofo Andreas Weber, Enlivement:Toward a poetics for the Anthropocene. El texto del economista y activista Guy Standing Plunder of the Commons: A Manifesto for sharing public wealth y Thinker like a Commoner de David Bollier.

 

Pasando a otros temas de salud, en los últimos días he tenido una intensificación del reflujo gastro-laríngeo, esta dolencia me ha deteriorado las cuerdas vocales, dejándome afónico. Esta sensación de irritación permanente de la garganta, acompañada de mucosidad, malestar y debilidad, me hace volver a revisar las dietas, los estados de ánimo, cuestiones emocionales no procesadas y la relación con los alimentos y en general con mi cuerpo. Creo que es una buena oportunidad de integrar nuevos hábitos alimenticios y mentales y aprender más prácticas de auto-cuidado. Soy consciente de necesito masticar mejor y se que con la energía consciente activa, podré hacer mejor mi trabajo intelectual, docente y creativo y dar lo mejor de mi en donde me encuentre. El cuerpo es el primer ambiente y se que muchas veces lo olvido y me inclino a ponerlo en otro lugar, no como mi prioridad. Pero llega este suceso que realmente me invita a otros cuidados, relaciones y formas de alimentarme y de hablar. Aquí un poco lo que me ha implicado estar sin voz

 

Cómo he experimentando en los últimos tiempos las experiencias intersubjetivas? ¿Cómo han estado mis relaciones?

 

En estos dos últimos meses, he visto con mayor claridad la importancia de participar más activamente en algunas comunidades. Si algo nos muestra la opresión, es lo aislados que estamos de los demás. La primera experiencia laboral de la que quiero hablar, fue la charla que ofrecí en zoom y Facebook live, acerca del diseño de ambientes en tiempos de emergencia globaldonde resalté y sinteticé la importancia de nuevas modalidades de aprendizaje, la intencionalidad de la educación integral y valor del diseño social en la construcción de nuevas prácticas pedagógicas. Es preciso mencionar, en cuanto a las 2 comunidades de posgrados a las que pertenezco actualmente, que este semestre ofrecí dos cursos, uno llamado pedagogías emergentes, enfocado a explorar de una manera integral el mundo relacional de los estudiantes y el otro fue el curso diseño de ambientes de aprendizaje donde invité a crear prototipos de innovación pedagógica a través de ambientes digitales con consciencia global.

Caminata a Pacho (Mont-Natura)

 María José & Andrés Fonseca

También me volví a vincular gratamente con las caminatas que ofrece mi amigo Hugo, líder del Proyecto Mont-Natura, un espacio dominical mensual para salir a caminar y conocer diversos territorios colindantes a Cundinamarca. Con él he realizado 4 caminatas maravillosas inolvidables. La última que hice fue a la Cascada Veraguas en Pacho. Fue una tarde increíble, viajé con mi compañera y caminamos aproximadamente 3 horas y donde tuvimos el privilegio de disfrutar del agua fresca, el clima templado de una naturaleza exuberante y el poder revitalizante de la cascada. Cuando se camina, se crean nuevas conexiones entre ideas sueltas, se esquilan los malos pensamientos, se tiene el tiempo para caminar los silencios, cuidarlos y hacerlos crecer bonito en la bifurcación de los caminos. Es una forma de higiene interior muy efectiva. La próxima caminata será por el Oriente: Fómeque (Río Claro) hacia Choachí.

 

Otra práctica comunitaria en la que participé, fue la Minga para desmontar la casa prefabricada en Choachí (La Montaña Compartida). Un trabajo intenso físicamente que duró dos días, en el que desmontamos toda una casa  - muros, techo, ventanas y maderas estructurales - y con todos estos elementos, próximamente iniciaremos obra en julio de la construcción de nuestra casa de hadas en la montaña, una cabaña de amor. Estamos felices de realizar este sueño en pareja. Máximo, el compañero de Paloma (la hermana de María José) ingenió el mecanismo de una polea para el transporte de los muros de un árbol a otro. Fue maravillosa la solución, además de la energía colectiva que propone Edgar el carpintero, aunque confieso, que al no estar acostumbrado a este tipo de trabajo físico y al haber dormido poco, quedé varios días con una satisfacción inmensa, pero con el cuerpo adolorido y afectado.


Minga en Choachí (Montaña Compartida 2021)

Respecto a las reflexiones que han surgido en estos últimos tiempos, podría decir, que son muy variadas, pero con un trasfondo común: la reconstrucción social de la humanidad y de las relaciones entre nosotros mismos, los demás y los ecosistemas. Los libros que he venido trabajando y recomiendo plenamente son: Wisdom of Patterns de Richard Rohr; Radical Transformational Leadership de Monica Sharma; Enlivement: toward a poetic for the Anthropocene de Andreas Weber; Indignación Total de Laurent Sutter; Poesía del Futuro de Srécko Horvat; Evolutionary Relationships de Patricia Albere; Healing collective trauma de Thomas Hübl y Deep Human Connection de Stephen Cope.

 

Otras reflexiones que han venido surgiendo, fueron entre otras, el pensamiento y la moralidad etnocéntrica, los usos de los sesgos y prejuicios, el chivo expiatorio (René Girard), los traumas históricos e intergeneracionales, los patrones (orden-desorden-reorden) que conectan la historia nacional, el sentido de pertenencia grupal, el trabajo con las sombras individuales y colectivas, el sentido y las motivaciones de las protestas sociales y las claves de liderazgos radicales y transformadores

 

En este tiempo de pandemia y estallido social, ha habido momentos de una intensa necesidad de conversar y digerir con amigos y familiares sobre lo que está pasando en el país, para hacer inteligible las preguntas, visiones, paradojas y aprendizajes. Después de varios diálogos con amigos he empezado a comprender que los momentos trágicos son a lo mejor necesarios para que maduremos más allá de nuestra identidad egocéntrica y etnocéntrica y comencemos a adquirir una consciencia más compasiva, global y amorosa, para que empecemos a reconstruir el orden social con mayor imaginación, compromiso y creatividad social. Es un momento para instalar un nuevo sistema operativo, actualizar el hardware con el que veníamos trabajando hace siglos.

 

La otra clave que surgía al ver los estallidos de violencia y de las grandes desigualdades, fue el encuentro con una pregunta muy estimulante formulada por Thomas Hübl (2020) ¿Cómo podemos llegar a reconocer la oscuridad como parte de nosotros mismos, para poder integrar sus lecciones y transformarnos a través de ellas? ¿y cómo esa curación, a escala colectiva, haría avanzar el cuidado del planeta que es nuestro hogar? Y más adelante el autor en el libro, cita a Pema Chödrön… “solo cuando conocemos bien nuestra propia oscuridad podemos estar presentes con la oscuridad de los demás. La compasión se vuelve real cuando reconocemos nuestra humanidad compartida”.

 

Al ver que ninguna crisis cultural, ningún estallido social se puede enfrentar aisladamente o replegados, llegó el momento de construir una comunidad de práctica. Inicialmente,  empecé por la construcción de un documento borrador a modo de manifiesto, que sirviera de pretexto para conversar con amigas y amigos, educadores, activistas, líderes sociales, visionarios sobre la co-creación de la educación futura, y que posibilitara unos encuentros virtuales mensuales para conversar sobre esta utopía reconstructiva de educación global (en entradas anteriores de este blog se comparten algunas ideas sobre la Universidad del futuro). Se han hecho hasta el momento 2 encuentros, aquí se pueden escuchar las conversaciones abordadas. 

Dos invitaciones que formulé hace unas semanas atrás, fueron compartir las percepciones del documento que construí y el reto de realizar un video-diálogo con un amigo con el que abordar el tema de la utopía o sueño de educación integral.



Respecto a las estrategias pedagógicas que he venido implementado últimamente resalto la invitación reciente con los estudiantes de formular preguntas provocadoras, abridoras de conversaciones profundas. Esta idea surgió ante el interés de fomentar un pensamiento más curioso, crítico y sistémico en el aula, donde los estudiantes preguntaban o a señalaban algunas cuestiones que vieran en los textos que estábamos trabajando. Aquí les comparto algunas de los interrogantes que se propusieron: ¿por qué algunas revoluciones inician en la izquierda del espectro político y terminan a la derecha? ¿Cómo nos oponemos al mal, las heridas, traiciones, las decepciones…¿Cómo nos enfrentamos a eso sin convertirnos en reflejo de lo mismo?¿Qué tipo de narrativa puede curar y empoderar? ¿Qué significa ser oprimido y qué significa ser liberado? ¿Cómo crear una comunidad global de aprendizaje? ¿Cómo ver las crisis planetarias como oportunidades de aprendizaje para toda la especie? ¿Por qué los pueblos indígenas no tienen un afán de codicia, mentalidad de ganancia exacerbada y de optimización y crecimiento vertiginoso? ¿Cómo se puede configurar la economía para satisfacer las necesidades y hacernos sentir más vivos? ¿Cómo se pueden satisfacer las necesidades de todos?

 

Ahora planteemos unas reflexiones de corte social y político. Parte del estallido en Colombia, es un efecto y síntoma de desigualdades soterradas que aparecen como síntomas de muchas cosas entre ellas, un pésimo gobierno, la ausencia de políticas sociales amplias, políticas de empleo para los jóvenes, el incremento de la violencia política y policial en gobiernos de extrema derecha, la corrupción acechante en las instituciones sociales, la ruptura del proceso de paz y también una muy importante y poco mencionada, el cansancio y la indignación ante la privatización sistemática por décadas de los bienes comunes, como la educación, servicios públicos, la salud, la cultura, la justicia, los espacios públicos, los cercos a la riqueza colectiva de la nación, el extractivismo ambiental y el empobrecimiento de buena parte de la población. La reducción de los bienes comunes, la falta de empleo y de oportunidades para gran parte de la población nacional, la endogamia tecnológica de las redes sociales y la chance de comunidades y encuentros sociales generativos, ha reducido el nivel y calidad de vida y ha agravado la desigualdad.

 

A lo mejor, tengo la intuición que la pandemia del Covid-19, volvió transparente a más capas de la población, la ineficiencia e incapacidad de abordar temas complejos del gobierno actual y reveló gracias a sus salidas en falso, una forma de gobernar insostenible, anacrónica, privatizadora y extractivista, que no estaba a la altura de lo que estaba aconteciendo y a los desafíos políticos actuales que necesita el país. Gracias al mal gobierno, a la fractura de su partido político, a la inexperiencia del presidente y a las coyunturas que precisan una política más amplia y generosa con los sectores más vulnerables, que es hoy una gran deuda, e incluso a ciclos sociales y económicos de más larga duración, este tiempo ha revelado los profundos problemas  y desigualdades sistémicas, la alienación y la insostenibilidad, que estaban cubiertos con falsas noticias, partidos de futbol, entretenimiento y con información veleidosa por parte de un gobierno empecinado en mostrar estadísticas fantasiosas, formular mentiras y en mover sus agendas totalitarias y excluyentes para perpetuarse en el poder. 

 

Es una evidencia que la población y la consciencia está despertando, no solo como se ha venido diciendo por la continuidad del 21N del 2019, sino que es una transformación sostenida en el tiempo, incluso a través de décadas en el que cada uno de nosotros somos por omisión o acción, arte y parte. Al igual que es difícil saber a partir de cuando empezamos a envejecer, igual pasa con estas transformaciones sociales amplias o de los cambios de la consciencia que ya vienen desarrollando cambios profundos en la sociedad y seguro (y ojalá) se manifiesten en las próximas elecciones del 2022. Una cosa es un estallido social intempestivo y ruidoso, y otro es el trabajo duro y constante de miles y millones de personas, de hábitos y estilos de vida y de pensamiento que se propagan sin alertar, estas son transformaciones anónimas y sin rostro, pero que van trazando senderos para las nuevas generaciones a través de hábitos culturales, prácticas sociales reconstructivas, amor consciente en acción y configuración de instituciones del futuro: son las corrientes internas y sutiles de muchas de las movilizaciones políticas de nuestro tiempo que se están actualmente fraguando y cristalizando en mayor consciencia colectiva.

 

Una reflexión actual que estaba relacionado con la moralidad etnocéntrica y los sesgos y prejuicios fue la concerniente del fascismo. Aquí unas ideas sueltas inspiradas en la lectura del artículo reciente de Hanzi Freinacht en su blog Metamoderna.

 

El fascismo es exquisitamente demoniaco, le encanta seducir para engañar, utiliza su conocimiento refinado para propósitos crueles, le gusta conquistar el poder, colonizar las mentes, pelear y ganar. Controla todo (incluso la verdad personal e histórica), le encanta a las personas fascistas el sacrificio, quieren acción, que todo arda, tienen una predilección por odiar un grupo, tener un enemigo bien identificado y enaltecer otro. Las acciones de heroísmo, la dificultad de olvidar y transformar los dolores profundos, y por ende perdonar. El ser fascista despotrica muchas veces de la reflexión y de los pensamientos complejos, es muy emotivo, odia además lo suave, prefiere lo gore, lo duro, la sangre y lo brutal. Un fascista nunca reconoce que se ha equivocado, prefiere morir con la verdad parcial que hace pasar como total.



Nadie sabe que estoy aquí es una película chilena, ópera prima de Gaspar Antillo, que expone y sintetiza una serie de circunstancias que reflejan elementos de la realidad psicopolitica del arte, de la crianza ambiciosa de los padres, la industria musical extractivista y varios elementos expuestos en este ensayo. El primero, los estereotipos, sesgos y prejuicios que excluyen a otras personas de su ser singular y truncan sueños. La distorsión de la realidad y la creatividad personal que realiza el mundo del espectáculo. Lo que subyace a las industrias culturales y capitalismo cognitivo. Los traumas infantiles, y su expresión en aislamiento, distanciamiento emocional y agresividad. El valor de las relaciones y el poder de la conexión con otro para descongelar el trauma. Y uno último aspecto que me pareció fabuloso como lo escenifica, el totalitarismo de los discursos de autoayuda y nueva era, que usan prácticas espirituales como el perdón, para propósitos egoístas y crueles. Una pequeña joya del cine latinoamericano.

 

Finalmente, unas citas. En aras de una comprensión más profunda de problemáticas globales y atractores de futuro, en los últimos meses he estado leyendo apasionadamente diversos textos. Comparto a continuación citas de 2 libros, uno escrito por Thomas Hübl y el otro por Resmaa Menaken, ambos líderes internacionales en el campo del trauma colectivo y que a lo mejor pueden servir como insumos para abordar el presente y las realidades trágicas que estamos viviendo en nuestro país:

 

Thomas Hübl


“Nuestras mismas células cantan las historias de dolor de nuestros antepasados, reconozcamos o no la letra”. 

 

“Nuestras biografías personales son huellas holográficas de cicatrices colectivas más grandes” 

 

“El trauma complejo afecta la capacidad de establecer un sentido estable de uno mismo y, por lo tanto, una relación con uno mismo, y obstaculiza o corta la capacidad de entablar relaciones saludables con los demás. Esta es quizá la consecuencia más debilitante del trauma”

 

“A medida que ocurren y se acumulan los traumas culturales, se amplifican las distorsiones en las percepciones sociales”

 

“Unirse con el propósito de integrar el trauma colectivo es el activismo ambiental”

 

“No importa cuántas resoluciones se firmen, los traumas pasados que no se resuelven ni se atienden garantizarán que algunos de los firmantes incumplan el acuerdo”

 

“Para encarnar plenamente los cambios (globales) de manera duradera y sistémica, tendremos que abordar el turbio terreno ecológico de la sombra colectiva”

 

“Las experiencias de aquellos que fueron traumatizados en décadas pasadas no fueron solo de ellos; también nos pertenecen. Por eso todos somos responsables de ayudar a reparar los daños del pasado”

 

“Cuando un campo colectivo se vuelve dominado por capas energéticas de trauma histórico y transgeneracional, las personas que viven dentro de él pueden activarse más fácilmente y otros traumas pueden encenderse más fácilmente” …”de esta manera un campo de trauma se convierte en una especie de campo mórfico, un espacio oscuro generativo para la sombra de la cultura”

 

“Sentir los problemas de nuestro mundo es conocer su sufrimiento, pero esto requiere una capacidad de respuesta compasiva. Si no abordamos el trauma colectivo del mundo con claridad y compasión, ponemos en peligro la supervivencia de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos y de muchas otras especies”.

 

“Podríamos imaginar nuestros antepasados como un gran y antiguo bosque cuyas raíces vivientes compartimos. Esas raíces ancestrales nos conectan entre si y con la tierra, como lo han hecho mucho antes de que surgiera nuestra especie. De hecho, nuestras raíces nos conectan con el planeta y con la vida misma. Pertenece a nuestro sistema nervioso colectivo, y no importa cuán lejos vivamos o muramos, o cuán distantes sean los parientes, no se puede pensar que dos humanos en el espacio o el tiempo estén completamente desconectados. Estamos unidos por nuestro origen común”

 

Resmaa Menaken


Una de las mejoras cosas que cada uno de nosotros puede hacer, no solo por nosotros mismos, sino también por nuestros hijos y nietos, es metabolizar nuestro dolor y curar nuestro trauma

 

“trauma histórico, intergeneracional, institucionalizado y trauma personal (incluido trauma que heredamos de nuestras familias), a menudo interactúan. A medida que estos traumas se agravan entre sí, o cuando cada experiencia traumática nueva o reciente desencadena la energía de las experiencias anteriores, pueden crear un daño cada vez mayor a las vidas y los cuerpos humanos”

 

“Así como el trauma se pasa de persona a persona, incluso generación o generación. Así también pasa con la resiliencia”

 

“Durante meses o años, el trauma no curado puede convertirse en parte de la personalidad de alguien. A medida que se transmite y se agrava a través de otros cuerpos, a menudo convierte en la norma familiar. Si se transmite y se agrava a través de múltiples familias y generaciones, puede convertirse en cultura”

“Hemos sido entrenados para pensar en el pasado en términos de un registro histórico escrito. Pero los eventos no se escriben simplemente: se registran y se transmiten en cuerpos humanos”.

 

“Las personas oprimidas a menudo internalizan los valores y estrategias basados en el trauma de los opresores”

 

“Un primer paso común para curar un trauma es completar la acción que fue frustrada”.

 

“Para algunas personas, el activismo intenso es en realidad una evasión, una forma de tratar de evitar parte de su propio dolor o trauma personal”. El activismo no se trata solo de lo que hacemos, también se trata de quiénes somos y como nos presentamos en el mundo. Se trata de aprender y expresar respeto, compasión y amor, por nosotros mismos y por nuestros semejantes”.

 

“el cambio cultural se afianza a través de la coherencia y la repetición. Cuando suficientes personas hacen lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, eventualmente esas acciones se convierten en cultura”

 

“Nuestra vida cotidiana nos presenta un sinfín de oportunidades para sanar, a través de las cosas que decimos y hacemos, las cosas dañinas que no podemos decir y hacer y las formas en que nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. Todos tenemos la capacidad de curar y de crear espacio para que otros se curen. Nuestras relaciones, comunidades y circunstancias nos llaman a esta sanación”

 

 

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lunes, 8 de junio de 2020

Diario Cuarentena Parte IX

41.
Les traigo algunas buenas noticias. La verdad es que hay muchísimas cosas que ya no volverán hacer las mismas. Estamos atravesando un momento de transición evolucionaria, como casi siempre, trágica y hermosa, donde vemos que muchos sueños, malestares, desigualdades, problemas, futuros, presentes, olvidos, mentiras, e intuiciones empiezan a cobrar vida, estamos en un campo de gravitación invertida, en el umbral en lo que todo puede pasar, los polos se están uniendo, las verdades más profundas quieren ocupar lugar en nuestras vidas; la unidad en todas las relaciones es la metáfora que conecta, invitando a abrazar y acompañar; es un momento de saturación de las ideas y la información; las lógicas y comportamientos parecen invertirse, afectarse, reconstruirse de maneras inéditas…antiguamente eran solo vestigios, locuras, posibilidades utópicas, algo lejanas y románticas, pero hoy se están convirtiendo en asuntos de la canasta familiar y del diálogo y encarnación de muchas más personas en el mundo. Esto me da alegría y mucha esperanza…esperanza de adquirir compromisos más profundos con el mundo y con las realidades de los demás, así como asumir más riesgos y viajes creativos en la vida personal…oportunidades que me hacen seguir abriendo espacio para hacer lo que más me gusta y aportando a los demás confianza y libertad de ser; en el camino de seguir sembrando certezas, confianza, barrio, territorio, abriendo trocha, futuros y presentes llenos de mayores libertades para todos. Los sueños que teníamos de las tecnologías al servicio del cambio cultural (de las ciberciudadanías, la educación expandida y de la creatividad social en red), que exploramos hace una década atrás, se está viralizando ampliamente y mostrando actualidad y pertinencia; la integración de lo masculino y lo femenino, parece tener hoy en día un espacio y una posibilidad de resurgir maravillosa; la consciencia del linaje y la descendencia, de los ancestros, de la madre y del padre, de los hijos; la importancia y conexión con la familia humana y no humana es inédito; la consciencia de nuestras vulnerabilidades más profundas y heridas abiertas cobra hoy mucha importancia para sanar traumas del pasado; saldar todas las cuentas, pagar los créditos y cancelar tarjetas de créditos, pagar, tributar, resolver los conflictos pasados que no nos dejan dormir…un momento para resolver los problemas que tenemos con los demás, para perdonar y agradecer; un tiempo necesario para el no hacer, descansar, pasar el rato, hacer cosas improductivas, reírse, jugar, estar en paz y en silencio: la potencia de la colaboración y la generosidad de compartir los saberes, oficios, alimento, capitales culturales; la mengua del miedo a la muerte y la vejez se están volviendo más naturales a la existencia humana; el miedo a estar solos decrece porque nos sabemos juntos, compartiendo los dolores y alegrías; que muchas más personas están aportando a construir redes de apoyo para los más necesitados; que los contenidos que publicamos están ofreciendo mejores contribuciones a la sociedad; que estemos presenciando los límites y problemas de salud frente al acceso intensivo de internet, el teletrabajo y la fragmentación de la atención que generan los usos de los dispositivos digitales y redes sociales; que veamos con mayor nitidez la precariedad de los gobiernos, su anacronismo, la fragilidad de las instituciones sociales, especialmente las del ámbito de la salud, política, economía y escuela; que los niños puedan estar más tiempo con sus madres y padres; que ya se estén visualizando y configurando las nuevas formas de trabajo social local y global; que más gente esté hablando de la importancia de los trabajos de cuidado y la restitución de la dignidad de todos los seres, la renta básica universal y que empecemos a considerar a todos los humanos y seres sintientes con mayor cuidado y amor es algo en rápido crecimiento; que estemos lidiando radicalmente con la cotidianidad, con sombras y temas tabúes; que nos demos la importancia de conectar con el cuerpo y serenar la mente; que los espectáculos innecesarios estén suspendidos y que muchos millonarios y gobiernos estén aportando mayores recursos a causas sociales; que veamos con mayor claridad la inoperancia de los políticos, líderes abusadores, activistas que quieren agrandar solo su fama y la cantidad de seguidores; lo inoportuna de las teorías posmodernas, la economía neoliberal, las lógicas extractivistas y paradigmas basados en la escasez junto con el fin de la hegemonía de la escuela moderna; que estemos sintiendo con mayor certeza, la ineficacia de las teorías consoladoras y formas de alegrarnos destruyendo el mundo; que nos demos cuenta del poder de las palabras, dañan o honran la dignidad de las personas, sanan o trauman; que los padres se articulen y se comprometan con tiempo de calidad en la crianza de los hijos; que reconozcamos el valor, el poder de la música, el arte, la naturaleza y las prácticas espirituales para entrar en otros estados de consciencia y de resonancia con el mundo; que la máquina de producción de enfermedades, gases y tóxicos y el excesivo consumo innecesario se haya detenido y esté permitiendo que la naturaleza respire y descanse de tanta contaminación, era hace unos meses toda una utopía; que podamos trabajar desde nuestras casas y que nos tengamos que hacer cargo de nuestro propios desórdenes y de todo lo que acontece allí es demandante,  agotador y también fantástico si sabemos organizarnos y llegar acuerdos; que hoy como nunca se torne tan primordial abordar las cuestiones esenciales y evitar las cosas que nos quitan energía y salud; que todos los hábitos cotidianos también aparezcan mostrando sus riquezas y futilidades; que decaiga la importancia primordial del dinero y de los deseos y apegos, las falsas recompensas, que estemos valorando otro tipo de conversaciones, de capitales afectivos, culturales, sociales y comunitariosque estemos empezando a reconocer la importancia de la vida en pareja y empezando a trascender las vanidades, el egocentrismo y las vergüenzas, me parece toda una posibilidad refrescante; que estemos alimentando a las presentes y futuras generaciones; que nos demos cuenta que somos una red interconectada y que somos parte de un tejido global interdependiente; que no podemos controlarlo todo, que el problema de la educación no son los contenidos y la información, que reconozcamos con mayor intensidad el valor de la sexualidad, las relaciones, la amistad y la familia… bueno la lista podría continuar…pueden hacer el ejercicio de contar las buenas y las malas noticias que abre este tiempo; recordemos como al inicio hay muchas cosas que ya no volverán hacer las mismas.

42.
Desafío a la educación: integrar la ciencia ficción dentro de todos los currículos educativos y transitar del pesimismo adormecedor de las conspiraciones (visiones mágicas y posmodernas), al optimismo oscuro y vibrante de la ciencia ficción, el steampunk, las distopías-utopías, las ucronías retrofuturistas y retrospectivas, la patafísica, que permitan ser melodías para abrir claros en el bosque y un futuro que irradie al presente con todos sus complejidades, ambigüedades y posibilidades. Imaginemos juntos cosas más terribles que la Pandemia del coronavirus, releamos el último hombre de Mary Shelley (1826), Neuromante de Gibson, La isla de Huxley, los trabajos de H. G. Wells, Aasimov, Richard Powers y  las ciencias biológicas que desde los año 90 son excelentes referentes donde ya se había investigado la presencia de terribles plagas y sus consecuencias (explorar el enorme y completo trabajo de Laurie Garrett). Ahora seamos más oscuros, pero con elegancia, con más arte, tecnología y espiritualidad, para que allí donde sembremos la oscuridad más profunda sea el espacio para nuevas conversaciones, acciones colectivas imaginativas y solidarias y donde podamos descubrir nuevos relatos  y preguntas más profundas a la humanidad, donde se prendan nuestras imaginaciones, cuidados y alertas y podamos rodearnos de un espíritu que catalice lo mejor y neutralizar lo peor del ser humano y empezar abrir resquicios en la cotidianidad a las enormes complejidades que nos deparan.

43.
Los actos de solidaridad se han puesto últimamente de moda. Cosa que me alegra muchísimo. Veo que este movimiento es lo que mejor ayuda a dar una coherencia efectiva para enfrentar los tiempos de incertidumbre que estamos viviendo. Aquí todos ganan. No nos podemos quedar en la retaguardia en los hábitos anteriores de solo saber, informarnos, culpar, proyectar, negar, detectar información errada que tanto abunda en las redes sociales. Podemos normalizar estos comportamientos y dar pasos más grandes al respecto, viralizarlos ya que inspiran a todas las familias del mundo. En mi familia, he visto la emergencia de pequeños gestos como el de las mesas solidarias en las cuadras, los fondos familiares para algunas personas que lo necesitan, mi hermana ha enseñando a mi padre a cocinar galletas y tortas. Mi padre se ha puesto el delantal y se ha involucrado con mucha alegría ante estas invitaciones. Las acciones de gratiferia que hicimos hace unos años en Sembrando Barrio en Teusaquillo, han mostrado su pertinencia y cómo son una práctica cotidiana en este momento donde mucha gente necesita de nuestros aportes. Tenemos muchas cosas en las casas que podemos regalar y muchas cosas para dar y recibir. Hoy Iara regaló a una familia que pasaba con niños juguetes suyos y de su hermano que ya no usaban y observamos la alegría de los niños jugando de inmediato con ellos. La solidaridad también se hace presente cuando saludamos y honramos la dignidad de las personas, cuando miramos a los ojos a las personas que están en la calle pidiendo reconocimiento y nuestra ayuda. También ser solidario se hace tangible cuando compartimos nuestras dificultades, nuestras emociones de una manera más franca y abierta. Al hacerlo, las personas que escuchan, la mayoría de veces despliegan su empatía, solidaridad y apoyo. También ver los hackathones, como globalhacks, donde cualquier persona plantea ideas inspiradoras, buscando la solidaridad y la inteligencia colectiva para resolver problemáticas sociales, son ejemplos contundentes de respuestas y acciones directas. Ha habido a su vez, un incremento de una mejor calidad en las conversaciones y en los encuentros entre las personas. En el curso de la Maestría en innovaciones sociales en educación he visto cómo los estudiantes se implicaron en acciones solidarias dirigidas para  fortalecer el vínculo familiar, intergeneracional y la gratitud para las personas mayores. También es una alegría ver como las personas con capitales  culturales (artistas, gestores, educadores, músicos, intelectuales, trabajadores  sociales) han compartido abiertamente sus conocimientos y sus herramientas para transformar el mundo. Son muchas las evidencias que está dejando este momento de crisis global y ver cómo la mejor respuesta, son las acciones colectivas solidarias. Podemos pasado el momento de pandemia, instituir en todos los encuentros más prácticas como estas  que despiertan lo mejor de los seres humanos.

44.
Esta es la primera publicación, comenzando junio. Todo sigue moviéndose, estamos siendo estremecidos y ya nada se salva ser lo más oscuro y lo más claro. La cuarentena no ha sido fácil, los hábitos al verse suspendidos, confrontados, desplazados y el tener que convivir con nuestras personas cercanas y familia, me ha llevado a profundizar de maneras nuevas en lo que tengo que mejorar. Podemos escondernos en leer, bajar música, pintar, trasnocharnos buscando información, escribir, reflexionar sobre temas actuales, tener un discurso donde queremos corregir, estar en lo políticamente correcto, pero por más que queramos mostrar nuestra consciencia y potencialidades, volvemos a la realidad de nuestras relaciones y sobre todo al trabajo con la sombra. Hace unos día descubrí que en una situación de dolor, en una separación que tuve hace años, el mecanismo de resiliencia estuvo en traer a todo mi ser la alegría, el positivismo, la fortaleza, la auto-suficiencia, la creación colectiva, acompañada de desórdenes en el sueño, relaciones frágiles y en el abuso del licor. Fue un tiempo vertiginoso donde aprendí a rescatarme, pero también me hundía en un hedonismo fallido y efímero que no ayudaba a confrontar los problemas de raíz. Hasta ahora estoy descubriendo mis comportamientos frente al dolor, la cuarentena me recordó mis falencias, mis mecanismos de defensa, poder sentir como me paralizo, me congelo y me distancio cuando hay problemas….el mecanismo de huida y de lucha son dos formas para afrontar el miedo y el dolor. Me he dado cuenta que mi comportamiento habitual es huir, aislarme, estar solo, replegarme en el trabajo personal y cuando tengo un problema me escondo, me refugio y me desconecto de los demás. Esto hace que la empatía sea la víctima del conflicto y me blinde de muchas maneras cuando siento dolor, angustia y miedo. Ahora que se hace transparente esta estrategia, estoy buscando afrontar mejor estos mecanismos, para descubrir que en ellos se esconde el yo que no quiero ver… cuando tengo conflictos con las personas, me dificulta reconocer mis errores y muchas veces quiero ganar, doblegar al otro, hacerlo sentir mal a través de la ironía oscura. Y hablo de oscura, porque también hay una ironía potente y clara, sincera y abierta. La ironía, en su versión sana, puede ser una forma de relación con el conocimiento, un gesto sincero y atrevido, que busca compartir una información de maneras abiertas, provocando hacer salir a las personas de sus zonas de confort. La ironía sincera busca hablar de cosas importantes y actuales siempre con la sospecha de que podemos estar equivocados, pero que aunque tenemos rastros de verdad, esta se enuncia de maneras tentativas y juguetonas. Como decía Wilber, nadie está el 100 % equivocado y también ninguno está en el 100 % en lo correcto. La ironía oscura se empecina en dañar al otro, es el ego tratando de defenderse de lo que no quiere escuchar, es recurrente en personas intelectuales, que a veces nos escondemos en nuestro saber y reconocimiento de realidades, creyendo que nos las sabemos todas… La ironía oscura es la expresión de una ira escondida, que está en la sombra, que la hemos rechazado por creer que es mala, y cuando nos sentimos amenazados, derrotados, la ira emerge como hostilidad a los otros. Para los que son muy dominantes e irascibles, aprender a lidiar con la ira, una ira sin agresión, es un desafío bien complicado, pero con la práctica se puede realizar. Para estas personas, el problema es de contención y auto-regulación. Igualmente, para los que tenemos la ira escondida, en la sombra, la tarea es aprender es no evitar la confrontación, expresar la ira a tiempo, decirle a los demás lo que nos disgusta, reconocer que algo nos lesionó y abiertamente y con respeto enunciarlo directamente. No me queda sino sentir gratitud con que la sombra, lo oscuro y mis realidades emocionales negativas se hayan puesto en primer plano y quiero aprender cada vez más a afrontar el dolor, conversando con disposición, nobleza, humildad, como alguien que se reconoce perfectible y que tiene mucho aún que trabajar sobre estas realidades que a veces da miedo afrontar.

Ante un conflicto, lo primero que necesitamos hacer es tranquilizarnos, dar tiempo para que el sistema nervioso se calme. Luego podemos describir qué nos está pasando, qué estamos sintiendo, escanear el cuerpo y sus sensaciones agradables y desagradables… luego los pensamientos que tenemos… ubicar el radar en ellos para mirar su matiz, su color, su forma, textura y direccionalidad. Cuando el sistema nerviosos está tranquilo, escuchar es mucho más fácil. Cuando estamos en este estado, es más fácil tener múltiples perspectivas y tener diferentes puntos de vista. Recordar en la conversación frente a temas conflictivos, como podemos ser el uno para el otro. Crecer a través del conflicto significa que aprendemos a cómo mantenernos abiertos a nueva información y perspectivas sobre los temas que nos apasionan. Si queremos interrumpir los ciclos destructivos y vengativos que aparecen en nuestros países, comunidades y relaciones personales, necesitamos encontrar formas más constructivas para procesar nuestras lesiones y dolores. (Diane Hamilton, Conversaciones Compasivas, 2020)

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