martes, 26 de abril de 2022

Conversación sobre las Ritualidades y Expediciones en la Educación. (Ep. 3)

En este 3 episodio, enmarcado en la serie de diálogos sobre la educación - que hace parte del experimento que estamos co-creando, como Universidad del Futuro - conversamos con Ángela Niebles-Gutierrez (profesora de la Universidad Austral de Chile, investigadora y practicante de Biodanza), acerca de las ritualidades y expediciones en la educación. En este viaje del pensamiento y de la amistad, se describen parte de sus trayectorias vitales, sus comunidades de aprendizaje y actuales experiencias y expediciones ecobiogeopedagógicas (que hacen parte de sus susurros de su tesis doctoral)...el diálogo asimismo oscila, en las relaciones sexo-género, el viaje interior y por el territorio, las espiritualidades y la ancestralidad.




Leer más...

lunes, 25 de abril de 2022

Sobre el pensamiento sistémico en educación


Nuestra capacidad para comprender y mejorar el campo de la educación, depende de nuestra capacidad para comprender el desarrollo humano, la cultura y la sociedad. No podemos entender lo que está sucediendo en las escuelas a menos que entendamos el contexto en el que existen las escuelas

(Brad Kershner)

El pensamiento sistémico es una meta-teoría que surgió en el siglo XX, ante la necesidad de una visión más abarcadora y ecológica, que hiciera visibles e inteligibles las lógicas de conexión, emergencia e interdependencias de las disciplinas, campos de conocimiento, sistemas vivos y dinámicos, es decir, todos aquellos sistemas que cambian con el tiempo. Aunque este campo de conocimiento interdisciplinario (que dio décadas después origen a las ciencias de la complejidad y la teoría del caos), es de origen reciente, existen en diversas culturas ancestrales y de sabiduría perenne, prácticas, sabidurías y cosmovisiones, que nos advierten que todo está conectado y donde se reconoce la importancia de la relacionalidad y la complementariedad entre lo micro y lo macro-cósmico. 
Esta visión integradora, nos habla de procesos, interacciones y totalidades y nos informa de que las formas como se relacionan y se conectan las cosas, son a menudo más importantes que las cosas en sí mismas. Igualmente, este enfoque sistémico, cobra un especial interés en la actualidad, dado que aun cuando ningún enfoque podrá explicar completamente las variaciones infinitas de la evolución, se nos ofrece como una meta-teoría que permite organizar múltiples perspectivas, comprender y transformar problemáticas complejas y acercarnos con mayor precisión a sistemas dinámicos (como la cultura, la mente, la sociedad) o como denomina el pensador Timothy Morton, a los hiperobjetos: tales como el racismo, el nacionalismo, el calentamiento global, la biosfera, el sistema inmunológico, la pérdida de especies y las desigualdades sociales, entre otros. 



Han sido muchas mentes curiosas, autodidactas y transdisciplinarias, las que han nutrido el desarrollo de este paradigma, tales como la cibernética, la ecología profunda, la neurobiología interpersonal, la psicología política, la epigenética, las ciencias evolutivas y cognitivas y más recientemente las filosofías integrales y metamodernas; algunos exponentes y teóricos inspiradores de estas corrientes de pensamiento son: Gregory Bateson, Lynn Margulis, Stuart Kaufmann, Brian Goodwin, Daniel Siegel, Maturana & Varela, Edgar Morin, Sri Aurobindo, Jean Gebser, Ken Wilber, Mónica Sharma, Jeremy Lent, Hanzi Freinacht, F. Capra & L. Luisi, entre muchos otros.

Los sistemas ecológicos en el planeta, en su evolución por millones de años, se han basado en un proceso de auto-organización, reciprocidad, cooperación, procesos evolutivos de inclusión y trascendencia, avance radical hacia la novedad y preservación, sostén y resiliencia, permitiendo que cada uno de los elementos de un sistema, partes/totalidades, florezcan, mientras proporcionan nutrientes, apoyo y colaboración a otros elementos para mantener su integridad y coherencia. Esta cualidad de interdependencia, nos hace pensar en la evolución de la vida como una gran historia de amor:  el despliegue de Eros en acción.

Algunos de los conceptos clave del enfoque sistémico son: auto-organización, caos, ciclos de integración-diferenciación (o de inclusión-trascendencia), condiciones iniciales, patrones, holoarquías, totalidades, puntos de bifurcación, atractores, causalidad recíproca, coherencia, bucles de retroalimentación, fractales y emergencia.

Veamos brevemente algunos ejemplos: una hormiga sola no puede sobrevivir, ni una neurona aislada es capaz de generar la consciencia humana; un árbol es incapaz de sobrevivir sin las relaciones con el suelo, la luz y el aire; no podemos entender el funcionamiento de una planta, ni de un individuo, como una entidad aislada; vivimos en un mundo donde abundan procesos emergentes y redes de relaciones interrelacionados de características complejas. 

Ahora observemos el cuerpo humano, un sistema de sistemas biointeligente, fruto de la evolución miles de años, donde se encuentran e interactúan el sistema inmunológico, digestivo, respiratorio, nervioso, endocrino, entre muchos otros. Por esta condición, es que afirmamos que somos holobiontes complejos con propiedades emergentes que están más allá de la suma de las partes...que existimos en y estamos hechos por nuestras conexiones...que la consciencia es una propiedad sistémica emergente. La salud del sistema, se encuentra en el equilibrio y en la capacidad de coherencia, relaciones creativas e integración.

Otro caso que reformula la teoría de sistemas, es el de la consciencia, que no es una cosa, una esencia, ni tampoco puede ser localizada en una parte del cerebro, sino que es un proceso de interacción de miles de millones de vías interconectadas… en el cuerpo, a su vez, interactúan muchas células: las células de la piel, del cerebro, del hígado, de la sangre, “alrededor de doscientos tipos diferentes de células que trabajan juntas en armonía, pero cada tipo lleva a cabo sus propias funciones únicas” (Jeremy Lent, 2021). Con todos los ejemplos mostrados, concluimos que existimos en holoarquías, es decir en sistemas (pequeños como las moléculas y gigantes como la biosfera) que co-evolucionan, sostienen y nutren la vida.


Un ejemplo de mutualidad y de cooperación entre las especies, es La Milpa o “las tres hermanas”, esta ha sido una práctica ancestral que muestra la importancia de las relaciones de alianza y sostén entre Maíz, Frijol y Calabaza y que cuando son cultivados juntos, producen más alimento que cuando se hacen por separado. El maíz brotando temprano y fuerte, ofrece a los frijoles soporte,… los frijoles se juntan con bacterias que extraen nitrógeno del aire y lo fijan en el suelo para fertilizar las 3 plantas y las hojas grandes y espinosas de la calabaza, mantienen el suelo fresco y húmedo, ahuyentando a depredadores y evitando que crezcan las malas hierbas.

Donde también podemos observar las relaciones en un contexto ecológico, es cuando detenemos el caudal de un río; la doctora Rupa Marya y el académico Raj Patel, en su reciente libro, Inflamed (2021), nos cuentan que esto “cambia la relación ecológica entre la tierra y el agua, los nutrientes quedan atrapados, lo que hace que proliferen algas y cuando las algas mueren, su descomposición consume el oxígeno del agua, sofocando otros organismos acuáticos y haciendo que el agua sea imbebible, además, generan dióxido de carbono y metano, una de las razones por las que las represas son cada vez más reconocidas como agentes de cambio climático”.

Otros ejemplos de profunda belleza, interdependencia y cooperación, se observan en la polinización de las flores por parte de insectos; en los desplazamientos de cardúmenes de peces y danzas aéreas de aves que se mueven sincrónicamente como un todo; en las relaciones entre los microbios del suelo y los del intestino (y en el mundo del microbioma); entre los árboles que dependen simbióticamente de los animales para esparcir sus semillas y de las hormigas que sueltan feromonas para indicar a otras donde está el alimento; “la hierba alimenta a las hormigas con sus semillas y las hormigas alimentan a la hierba con el enriquecimiento de la tierra, mutuamente se brindan posibilidades de vida” (Kimmerer, 2020). 

La visión sistémica también se ha venido incorporando a la medicina integral, donde además de observar los síntomas físicos, se explora conjuntamente con el paciente, los mundos interiores, la vida cotidiana, el estado de sus relaciones, capitales sociales y participación en comunidades y también el trabajo, los sistemas de salud, las toxinas medioambientales, entre otros. Asimismo, esta conexión de totalidad y emergencia, se percibe en el arte, cuando se crea música colectivamente (y sobre todo en las expresiones improvisativas y músicas ancestrales), donde emerge un estado compartido de flujo entre los participantes y oyentes, que no está localizado en ninguna cabeza, sino que surgen en la sintonía, atención y confianza de las interacciones.

Respecto a la metáfora sistémica del bosque para pensarnos en la red de relacionalidades con nuestros ancestros, Thomas Hübl (2020), afirma lo siguiente: "Podríamos imaginar a nuestros antepasados como un gran y antiguo bosque cuyas raíces vivientes compartimos. Esas raíces ancestrales nos conectan entre sí y con la Tierra, como han hecho mucho antes de que surgiera nuestra especie. De hecho, nuestras raíces nos conectan con el planeta, con la vida misma. Pertenecen a nuestro sistema nervioso colectivo, y no importa cuán leos, vivamos o muramos, o cuán distantes sean los parientes, no se puede pensar que dos humanos en el espacio o el tiempo estén completamente desconectados. Estamos unidos por nuestro origen común". 

Un último caso de ecología de las interdependencias, es el narrado por Jeremy Lent en su libro, The Web of Meaning, en el que cuenta el caso de la erradicación de los lobos en el parque de Yellowstone. Lo que sucedió, es que debido a la extinción de lobos, aconteció una cascada de deterioro en todo el ecosistema: la población de alces, ahora aumentada, sin depredadores, pastoreó excesivamente a los sauces y los álamos. Con menos árboles, las aves cantoras disminuyeron, los castores no pudieron crear represas y las riberas de los ríos se erosionaron, lo que provocó un aumento de temperatura del río demasiada alta para los peces… con su ecología desequilibrada, el parque se volvió estéril. La historia termina contando que la reintroducción de lobos posteriormente logró generar un efecto dramático rápidamente de regeneración de todo el sistema.


Como hemos visto, existe una amplia categoría de cosas – vida, mente, significado, consciencia, música, cognición, racismo, aprendizaje - que son fenómenos emergentes, que existen solo como resultado de interacciones complejas y dinámicas. Hemos visto como los principios que se aplican a la naturaleza y su evolución, podríamos aplicarlos a la cultura y a la vida en sociedad. Recomendamos para seguir explorando la teoría de sistemas aplicadas a otros muchos fenómenos de la realidad biológica, social y cultural, el libro de Fritjof Capra y Luigi Luisi, The system view of life (2014).


Pensamiento sistémico y educación

En este momento histórico, cuando la red de la vida está en un peligro sin precedentes, el compromiso con el pensamiento sistémico es fundamental, lo que nos permite ubicar la medicina, la salud y la atención de nuevas maneras.

(R. Marya & R. Patel)

Es preciso mencionar que además de ser un cuerpo diverso e interdisiciplinario de conocimientos y una fase del desarrollo psicológico - al igual que el pensamiento simbólico, abstracto y crítico - el pensamiento sistémico (y meta-sistémico), es también una habilidad cognitiva que podemos cultivar y desarrollar en toda la población, empezando por los jóvenes y los adultos – y más especialmente, con aquellas personas educadores, líderes y políticos, inclinados en participar en el cambio social. El informe de Future of Jobs (2020), señala sobre esta habilidad (junto con otras 15), como fundamental en los aprendizajes en el siglo XXI y señala que si queremos lidiar con la complejidad de nuestro tiempo, necesitamos mapas y herramientas que nos permitan facilitar mayor organización, integridad, coherencia y comprensiones más integradoras y holísticas.

Incorporar el pensamiento sistémico en la educación, nos podría ayudar no solo a comprender los sistemas que cambian en el tiempo - como la vida, la cultura, el conocimiento, la inteligencia, la escuela, las energías - sino también a nutrir nuevas relaciones para potenciar el sentido de cuidado, responsabilidad y agencia, apoyando la sostenibilidad y la regeneración y comprendiendo más profundamente las características (holones y fractales) para favorecer la resiliencia personal y la transformación de los sistemas. 

Como señala el Padre Francisco, en su Laudato sí: “…todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros. Cada territorio tiene una responsabilidad en el cuidado de esta familia, por lo cual debería hacer un cuidadoso inventario de las especies que alberga en orden a desarrollar programas y estrategias de protección, cuidando con especial preocupación a las especies en vías de extinción”… más adelante continúa expresando que “los conocimientos fragmentarios y aislados pueden convertirse en una forma de ignorancia si se resisten a integrarse en una visión más amplia de la realidad”.

La otra cuestión importante al respecto de la relación entre visiones sistémicas y la educación, es que ofrecería pensamientos y acciones colectivas más integrales, donde la formación de la inteligencia y la práctica pedagógica no solo se orientaría a la formación disciplinar, la resolución de problemas y aspectos cognitivos, sino como afirma Mónica Sharma, sería orientado a las respuestas conscientes de espectro completo, donde además de incluir la acción estratégica (técnica) también cambiamos normas, comportamientos y fomentamos las virtudes y la sabiduría interna de las personas. 







Algunas metodologías donde se articula el pensamiento de sistemas y a su vez, donde pueden ser inspiradoras para implementar en contextos educativos, ambientes de aprendizaje y diseño de proyectos de innovación social son: La visión integral de Ken Wilber; el trabajo de Otto Scharmer sintetizado en la Teoría U; la metodología de diseño de proyectos Dragon Dreaming; los marcos y enfoques para el liderazgo radical y transformador de Mónica Sharma; la rueda de la co-creación de Barbara Marx Hubbard; los mapas para pensar sistémicamente la historia, las desigualdades y la política planteado por Hanzi Freinacht en su libro Nordic Ideology y la matriz de gestación Mhuysqa, publicada en el Iibro Casa Madre escrita por Ignacio Murillo.

Otra oportunidad pedagógica que abre el pensamiento sistémico, en el campo de la historia y las ciencias sociales, es observar los patrones y emergencias en escalas de tiempo más largas, lo que se denomina recientemente la Gran Historia, con el propósito de buscar síntesis y comprensiones más profundas de las mutaciones en el tiempo; aquí las preguntas que surgen son acerca del patrón que conecta: ¿cuál es el patrón que conecta las transformaciones personales, sociales y culturales…cuál es patrón que conecta a todas las criaturas vivientes? ¿Cómo han sido las transformaciones, los atractores de futuro y cuáles son las relaciones entre la consciencia, las tecnologías y las prácticas educativas? 

La pregunta por las relaciones, es no solo lo que hace evolucionar la educación, la crianza y fomentar un apego seguro, las relaciones de amistad y de pareja, sino también lo que ha hecho prosperar la evolución de las ideas. Según el filósofo Arthur Koestler, en su maravilloso ensayo, El acto de la creación, muestra un denominador común entre la ciencia, el arte y el humor; en la ciencia, las conexiones entre campos de saber diversos, fomentan el avance del conocimiento, como por ejemplo, la electricidad y el magnetismo y la comprensión de la energía como corpúsculo y onda; en el arte y la poética, las relaciones entre metáforas, colores, gestualidades, sonidos y escenas; e incluso las relaciones son fundamentales en el humor, donde dos mundos y sistemas de referencia opuestos colisionan provocando la risa.

En el contexto psicoterapeútico, en los contextos colectivos de la sanación de traumas y en la producción de significado, también es función de las conexiones que realizamos, lo que produce la emergencia del alivio, la integración del pasado doloroso, y la comprensión. Además, creemos que el asunto de la conexión y la comprensión sistémica, es una prioridad en la educación, ya que parece estar avanzando más rápidamente la desconexión en todos los sistemas, que la regeneración de ellos y esto evidencia la (meta)crisis educativa, es decir, cuando las demandas sistémicas, desbordan las posibilidades de orientación e intelección.

En las pedagogías (meta)sistémicas y metamodernas sobre las que vengo investigando y prototipando en contextos educativos, se abordan micro-sistemas conformados por tríadas: lo que yo denomino, la pedagogía de las 3C: conexión, comprensión y co-creación; verdad, belleza y bondad; ser, consciencia y felicidad; yo, nosotros y ellos; personal, interpersonal y transpersonal; personal, lo profesional y lo ciudadano; el arte, la ciencia y la tecnología.

Exploremos la pedagogía de las 3C. En la conexión, realizamos rituales, juegos, experiencias de canto y danza, meditaciones en relación y exploraciones imaginativas y artísticas a través de múltiples lenguajes para disponer la totalidad del sujeto a nuevos aprendizajes. En este momento, también exploramos microhistorias de vida en donde se articula la sinceridad y la apertura del corazón (vulnerabilidad), como formas de integrar pasado, presente y futuro y de crear nuevas comprensiones de lo que venimos siendo, propiciando una atención y empatía a nuestras experiencias de vida significativas propias y de los demás, a las heridas, traumas, así como también, a mostrar la importancia de las relaciones, conexiones humanas profundas, privilegios y capitales sociales. Hemos visto como estas prácticas de conexión, fomentan la empatía del grupo y revelando verdades para sanar, llegando a percibir que contar historias es una forma de autoconocimiento esencial y al tiempo funciona como una medicina profunda (Marya & Patel, 2021).

En la comprensión, creamos ambientes de conversación sobre asuntos de interés para el alma y la sociedad, creando dinámicas de encuentro que busquen la verdad, la profundidad, la belleza e integrar el pensamiento sistémico en el abordaje de los asuntos de interés de los participantes. Un ejercicio recurrente en mis prácticas pedagógicas y que nutre muchos aprendizajes, se refiere a que los participantes realicen diálogos con personas inspiradoras y visionarias. Otro experimento didáctico de mucha utilidad, es apropiar la herramienta AQAL de Ken Wilber, acerca de los cuatro cuadrantes, en donde se crea un ambiente donde se exploran en 4 rincones en el aula, las causas/soluciones multidimensionales a problemas de interés de los participantes. Todos circulan en cada espacio y se toma nota de los diálogos que allí se generan y finalmente se hace una socialización en grupo, resumiendo los hallazgos encontrados, las emociones generadas, las reflexiones propuestas, buscando encajar las piezas para una mejor comprensión y diversidad de respuestas integrales al problema planteado.

Otra consecuencia de comprender sistémicamente, sentir e interactuar con la red de la vida, es que podríamos aprender a tener mayor humildad, respeto, generosidad, gratitud y una relación de asombro, cuidado, más integrada con el resto de los seres, formas de vida, ecosistemas y especies.  Reiteramos que esto no es un asunto menor, dado que las metáforas (mitos y narrativas) que usamos para pensar el mundo afectan los valores, acciones colectivas y decisiones que tomamos como sociedad.  Las narrativas dan forma a nuestras visiones y personalidades, así como encuadran las imaginaciones colectivas.

Posterior a realizar las conexiones, exploraciones sensoriales, comprensiones y haber realizado una inmersión en el campo que queremos transformar, nos enfrentamos a la co-creación, a diseñar conjuntamente (de la mano con las personas interesadas y expertos en el problema), un experimento social o prototipo a escala real. Para esta fase, nos inspiramos en el documento de cómo hacer un prototipo escritos por Antonio Lafuente y Mariana Cancela, y planteamos algunas de las características tales como: abierto, recursivo, esperanzador, experimental, etc.

En un tiempo de creciente polarización tóxica, donde las relaciones se han visto limitadas por una vida digital adictiva que controla la atención y fragmenta a las personas - además de socavar las conversaciones, la gestualidad y por ende la cooperación - se nos ofrece la oportunidad de crear nuevas conexiones, sistemas, historias, prototipos para reconstruir la trama de la vida, donde podamos soñar, jugar, explorar y co-crear acciones colectivas más bellas, bondadosas y ricas para todos los sistemas y holones sociales a los que pertenecemos, desde el cuerpo, la casa, la familia, la localidad, hasta la biosfera.

Finalmente, a medida que las comunidades se conforman como espacios de aprendizaje y de apoyo mutuo, en redes distribuidas auto-organizadas, en donde en cada casa o experiencia local, se abre un aula local con consciencia global, facilitamos la construcción de redes de diversidad y riqueza cultural; necesitamos que se multipliquen los espacios de aprendizaje entre amigos y personas afines, en donde se reúnen a compartir sus alegrías y tristezas, compartir la curiosidad y abundancias, paradojas y preguntas, las visiones de futuro, esto generaría las resonancias para que el tejido social se consolide, la inteligencia colectiva movilice todos los recursos para regenerarnos a nosotros mismos, las relaciones y la salud del planeta.








Leer más...

sábado, 23 de abril de 2022

Sobre los Rituales

"La danza de la renovación, esa danza que le dio forma al mundo siempre se bailó aquí al borde mismo de las cosas, al límite, entre la niebla que cubre la línea de la costa"
(Ursula K. Le Guin)

"El cosmos está embarazado de pistas que guían a nuestras imaginaciones. Estamos llamados a sanar el mundo a imagen de nuestros vuelos más bellos de fantasía. El Eros de la imaginación es el elixir de Dios corriendo a través del universo".

(Marc Gafni)

Es cada vez más notorio que hay una sed de rituales en las sociedades contemporáneas hiperconectadas, aquellas de ritmo acelerado que se han desconectado de la tradición, el territorio, el significado, la vida espiritual y comunitaria. El ritual tiene el potencial de convocar la magia de la intención, magnifica e intensifica la vida y renueva la alegría de compartir juntos; a su vez, nos recuerda que somos seres mundanos y espirituales, allí aprendemos a dar y recibir con amor y abundancia, renovar y actualizar el propósito y el sueño compartido y fortalecer los lazos de amistad, hospitalidad y prácticas de  generosidad. 


Las maneras de festejar y celebrar van modificándose a lo largo de nuestras vidas. Los juegos se van haciendo más intensos, sencillos y complejos, a medida que vamos haciéndonos más conscientes, libres y radiantes. Sería un juego atractivo, reinventar nuestras maneras de celebrar, los ritos y festejos, resignificar desde el nacimiento, el bautizo, la primera comunión, el cumpleaños, el grado, el matrimonio, la boda...los funerales, el año nuevo, el día de los niños, de la tierra y de los muertos...etc..."los rituales que la sociedad occidental sigue llevando a cabo, se centran únicamente en el individuo, en la conmemoración de ritos de transición personal". (Kimmerer, 2020).

Sería bastante sugerente inventarnos rituales periódicos donde todo el planeta participe y además, extender nuestro gesto de celebración y conexión con todas las especies... ahora bien, sea cual sea la celebración, procuremos que sea un acto colectivo de reciprocidad, ofrenda, regeneración, gratitud, amistad, fiesta y gozo. "En las costumbres potawatomis, aquel cuya vida se celebra es quien entrega los regalos, quien los dispone en una manta para compartir su buena fortuna con el resto del círculo...en los pueblos tradicionales, la riqueza no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se entrega". (Kimmerer, 2020).

Por ejemplo, en gesto de resignificación, el día de cumpleaños podría ser una ofrenda de reciprocidad y reforestación, un día de siembra y de minga con los familiares y amigos. Por cada año cumplido, 6 árboles o plantas sembradas en el territorio; si vas por los 50 años, augura minga de 300 árboles nativos.  Cuando alguien cumple 15 años, serían 90 árboles sembrados y cada quien podría en nueva ritualidad, degustar en este momento, los frutos en familia y con la vecindad, haciéndose acreedor de ser nativo del territorio y buen ancestro. Como señala la etnobotánica Robin Wall Kimmerer, en el maravilloso libro, "Una trenza de hierba sagrada": "en el aprendizaje de la reciprocidad, las manos pueden guiar al corazón".

Siguiendo con el juego, el nacimiento podría ser un acto ritual de encuentro donde los seres queridos acompañan, cuidan y juegan con la criatura y donde se reafirma un pacto solidario de crianza compartida. El día de los muertos, tendría el fin de ofrendar gratitud por los ancestros y antepasados y por lo que nos han ofrecido como cesta de dones, regalos y privilegios. El día de los niños, todos salen a espacios públicos a recrear los juegos que más le apasionan en sus comunidades; en este día, todo el planeta será un gran juego de atracciones. El día de la independencia, será el día para refundar las interdependencias, imaginar las prácticas, comportamientos y futuros deseables. La boda, será un ritual en donde cada amigo y familiar regala muchas flores de colores, palabras, regalos, experiencias y frases para fortalecer el amor de la pareja... el ritual de la luna de miel, con la posibilidad que junto con sus allegados se construyan las bases para el hogar y así cocrear el nido de amor. El año nuevo, las familias se reúnen, comparten y disfrutan y recogen los aprendizajes de todo el año y hacen la fiesta del perdón, liberando el odio y resentimiento, volviendo a fortalecer nuevos hábitos y re imaginar los sueños y propósitos compartidos. Cada mes, en la luna llena, se hace el ritual de la sincronización planetaria, bailando, cantando, caminando o meditando juntos. En la semana santa, nos alineamos con las cosas y experiencias sagradas en nuestras vidas. En los momentos de funerales, la familia no deposita rápidamente al muerto en una funeraria, sino que opta por acompañar en casa con canto, ritual de la memoria compartida, palabras y alegría lo importante que fue ese ser, y se crea un campo de luz colectiva para que el alma siga viajando fluidamente por el universo. El duelo es un acto de entrega, el duelo se hace en comunidad. Después de graduarse del colegio o la universidad, cada persona tiene la responsabilidad de irse de voluntariado a una organización o movimiento social para aportar sus habilidades, oficios y conocimientos por el bien de todos. Realizado este trabajo de servicio, y cumplir cierta cantidad de horas, tendrá el beneficio de acceder a un año sabático para replantear su vida, su profesión y su propósito de vida. Y cada 15 años sucesivamente, volverá a tener esa posibilidad para reimaginar su vida. Y así sucesivamente, cada ritual, un logro, una transición, un duelo, la Muerte, siempre serán ejercidos como un acto de entrega y reciprocidad en comunidad. Una manera viva de nutrir los vínculos. Recordemos que los rituales son atractores de consciencia y modelan nuestras vidas colectivas y relaciones con el mundo humano y no humano.


Sobre el ritual en la educación

El ritual en educación, funciona como un atractor de conciencia, donde la intención y la atención, de quienes participan, se orienta hacia lo infinito, permitiendo integrar en un tapiz sensual y mágico, las vivencias de una comunidad. Un ambiente de aprendizaje, configurado como ritual, procura además la conexión y la participación, que, como el amor, se la juega en los detalles y como el erotismo, en la intimidad de los cuerpos. Configurar un ambiente orientado hacia la ritualidad, implica crear una atmósfera que invita a la quietud, el asiento, el cuidado de los silencios, el reconocimiento, la escucha y donde se puedan intercambiar gestos, dones y asombros.

El ritual es asimismo contenedor seguro y continente de afectos y quienes entran a él, transforman sus estados de consciencia, dado que allí encuentran un canal abierto para la aparición de la singularidad, la influencia mutua, la sintonización, el crear insight juntos, ensoñar futuros posibles, en una mezcla equilibrada entre sinceridad, apertura y vulnerabilidad. En esta temporalidad extática, que abre la ritualidad en la educación, se gesta una economía del ganar – ganar, la circulación de las abundancias y capitales simbólicos de una comunidad. Es también el espacio propicio donde aprendemos el arte del dar y del recibir, de ofrendar la palabra, la celebración de la existencia, y el sumergirnos en juegos infinitos, que tienen el propósito de seguir jugando.

Los rituales tienen la característica de ser altamente psicodélicos, dado que en estos, la atención, la intención, la confianza, los estados de consciencia más sutiles y la empatía, refulgen en el brillo de los ojos de quienes participan. Podríamos decir que los rituales son desaceleradores de la vida rutinaria y catalizadores de las excepcionalidades. Allí aprendemos el arte de escuchar mejor y de tejer nuevas relaciones, narrativas y amistades, en una consciencia (y coherencia) más abierta del presente, donde el pasado (lo vivido) y lo futuro (lo porvenir) se abren lugar. 

En el ritual se mezcla la curiosidad e ingenuidad de los niños, la experimentación del adolescente, con la atención emocional y la mística del adulto. Este crisol de experimentación, hace que surjan otros juegos cada vez más complejos y al tiempo, de una sencillez increíble. El ritual produce también nuevos comportamientos, hábitos, interdependencias, medicina y magia para quienes se alinean con la intención, es algo que se siente y se vive, más que una creencia, invitando a que lo sagrado que hay en nosotros se haga presente. La capacidad de presencia, tan importante para el educador, se gesta en el aprender no solo a dar, sino también, e incluso de mayor importancia, a esperar con calma y recibir.

"El cambio cultural se afianza a través de la coherencia y la repetición. Cuando suficientes personas hacen lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, eventualmente esas acciones se convierten en cultura" (Hübl, 2020). Para esto, la cultura y de manera general la educación, tienen el potencia de crear rituales y prácticas que promuevan la transformación social y existencial y conformar un campo de resonancia para que se hagan posibles nuevas realidades.

Hay muchos rituales que podemos hacer y resignificar en la educación, tales como los pagamentos, los ayunos, los merodeos por el bosque, el mirarse y contemplar en parejas los ojos, hacer masajes de los pies, realizar prácticas de gratitud, ofrenda y meditación, crear mingas de siembra de árboles y festejos de la abundancia de las cosechas. Ritualidad del gesto libre, la improvisación, en el canto, las rondas y la danza. jugar, viajar, improvisar, hacer malabares, hacer un deporte, tocar un instrumento, tejer, dar regalos, practicar la sexualidad y erotismo, contemplar, abrazar, todas estas prácticas generan estados alterados de consciencia, son experiencias transpersonales en las que nos hacemos uno con la experiencia y el instante eterno.














Leer más...

martes, 19 de abril de 2022

Conversaciones sobre Educación Integral (Ep. 2)

En este 2 episodio, de los diálogos sobre la educación, en el contexto de la Universidad del Futuro, se abre un hilo de conversación con Fernando Baena (escritor, filósofo, meditador, psicoterapeuta integral), en torno a la educación integral y el valor de lo espiritual para la formación y despertar de las personas. En este diálogo, también se profundiza en algunas dinámicas del presente existencial y político, las meta-crisis educativas,  el valor de la transmisión intergeneracional, las redes y comunidades de aprendizaje, el valor de la meditación y de algunas pro-topías en la educación.



Bienvenidos a seguir tejiendo visiones, energías, convergencias, pensamientos, paradojas, didácticas y reimaginando constructivamente la educación entre todos y en todos los niveles.



















Leer más...

A propósito de la tecnocracia en educación

"No intentes cambiar un sistema, construye uno nuevo que haga que el anterior se vuelva obsoleto"

(Buckminster Fuller)

De una manera general, definimos la tecnocracia en la educación, como la orientación filosófica moderna, en su versión extrema, patológica y distorsionada, que tiene el poder de infiltrarse, condicionar y fragmentar los objetos clásicos de la pedagogía, tales como el profesor, ambiente, método, conocimiento, estudiante, tecnología, enseñanza y aprendizaje. En su momento, esta visión, en su expresión sana y constructiva, fue vanguardia y animó el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la esfera pública, la democratización del conocimiento, la creación de utopías, la potenciación del individuo en cuanto a su capacidad de autoreflexividad y mayor consciencia, pero que observada a la luz de hoy, y en su expresión materialista y recientemente, en su re-encarnación poshumanista, es incapaz de abordar las demandas y complejas tareas de nuestro tiempo y las meta-crisis que habitamos en nuestro tiempo.

El paradigma tecnocrático, tiene una amplia historia y recorrido en las prácticas docentes, las metodologías y modalidades de aprendizaje que se viven en las instituciones educativas y ha sido ampliamente difundido y financiado por los gobiernos en los últimos años, las corporaciones financieras e investigado por académicos a lo largo y ancho del planeta; esta visión suele dar un énfasis y prioridad a las estadísticas, los logros, la competencia, la excelencia académica, las pruebas estandarizadas, la educación para el trabajo y un énfasis severo en los temas la calidad de la educación y ha estado impregnando fuertemente las políticas públicas educativas nacionales e internacionales y el diseño de currículos. Es común en enfoque centrar su interés en reformas permanentes de arriba a abajo vinculadas por expertos y asesores, junto con el predominio de estrategias de control cada vez más intensivas y severas para los profesores, vinculadas con una mayor recarga de trabajo y disciplinamiento docente.

Uno de los tantos asuntos que hizo visible la pandemia, fue mostrarnos que esta visión tecnocrática de la educación, no era algo que suponíamos se encontraba en vías de extinción, sino por el contrario, la vimos merodearse con libertad y brío, como una suerte de dragón que estaba como decimos coloquialmente, “vivito y coleando”; en efecto, esta cosmovisión sigue siendo ampliamente aceptada por dirigentes educativos, economistas y políticos - e incluso naturalizada por los profesores - y resulta siendo una expresión recurrente del solucionismo tecnológico que opera como una respuesta habitual y reduccionista para resolver problemas educativos sistémicos y complejos.

En cuanto a la relación con el saber, se asocia la visión tecnocrática con la transmisión lineal del saber, la división clara y distinta de los campos del saber, la distancia entre profesores y estudiantes, la vinculación predominantemente de contenidos eurocéntricos y el reconocimiento del conocimiento como un bien escaso y descontextualizado de las historias, los cuerpos y los territorios; también es común en este paradigma educativo, el predominio de la abstracción, lo objetivo, la prioridad en la matemática y la lecto-escritura, el acceso pasivo a la información, estrategias como la actualización permanente de los docentes, la priorización de pruebas estandarizadas y una visión limitada de las potencialidades del estudiante, de sus saberes adquiridos en otros espacios por fuera de la escuela, así como también, la disolución de los mitos y ausencia de meta-relatos religiosos.

Podríamos resumir que la visión tecnocrática en educación, contiene una epistemología, ontología y pragmática de carácter burocrático e instrumental acerca de la formación, la experiencia de los aprendizajes, una visión fragmentada del ser humano, la evaluación y el uso de las tecnologías y que se ha introducido sin mucha crítica como mantra y solución para todos los problemas. 

Para terminar esta reflexión (que reconocemos amerita no solo mayor conocimiento y comprensión, sino también un movimiento de desobediencia civil, que implica, no solo luchar contra ella, sino la invención de nuevas narrativas, cosmovisiones y prácticas), compartimos otras características a modo de síntesis de cómo se expresa esta visión tecnocrática en la vida educativa:

Reducción de los programas, planes de estudio y asignaturas que tienen que ver con la formación humana, artística y social y en general con el pensamiento crítico social y holístico.

Instrumentalización creciente y deterioro no solo del ejercicio de la docencia, sino también disminuciones y decrecimientos de las otras dos funciones sustantivas de la universidad: la investigación y la extensión social.

Concepción del aula y la escolarización como una fábrica para producir mano de obra asalariada y un entorno masivo para la alfabetización tecno-industrial. Esta arquitectura centralizada respecto a la transmisión del conocimiento ha sido víctima de una gran inercia y ha conllevado una lentitud inmensa para su propia transformación. 

Dos realidades muy contra intuitivas para los procesos de aprendizaje, son por un lado, que las aulas están conformadas por personas de la misma edad y por espacios-tiempos rígidos, uniformes y fragmentados y por el otro, cada vez se presencian grupos más grandes, junto con una precarización laboral de los profesores, evidenciada en mayores horas de clase, menor tiempo de contratación y en eventuales casos, reducciones en el salario. 

Énfasis en la copia de modelos de educación extranjeros, adquisición de conocimientos provenientes solo del mundo occidental, con un enfoque eurocéntrico del saber (y con una gran ausencia de la participación de la mujeres), donde también se resultan omitiendo y minimizando las producciones de conocimiento, sabiduría e innovación social que se ha producido en el Sur-Global. 

El maestro al transmitir de maneras magistrales lo que sabe, sin implicar muchas veces su mundo emocional, sus ignorancias y su sombra y en general la integración de sus experiencias de vida, genera una relación distante, fría y muchas veces de dependencia con los estudiantes.

En vez de poner al servicio las tecnologías para reducir el tiempo que los profesores dedican a actividades administrativas y repetitivas (y más bien enfocar los medios digitales para fomentar la inteligencia colectiva), se suelen usar como instrumentos de control y vigilancia, indicadores de registro y calidad y para nutrir estadísticas que evidencien logros y crecimiento; sabemos que estos procesos son además de agotadores para los profesores, bastante ilusorios y sin sentido y muchas veces son sentidas por estos como prácticas de control.

Introducción de la educación híbrida y de las tecnologías de la información como mecanismo para maximizar beneficios, minimizando el número de profesores de planta (y de tiempo completo) vinculados a los programas académicos. En síntesis, una lógica capitalista de producir más con menos.

Aprendizajes y prácticas pedagógicas enfocadas en pruebas estandarizadas. Estas no pueden ser el foco de la educación y en este enfoque muchas veces se encuentran sobre-estimadas socavando los procesos de formación humana, crítica y social y la posibilidad de emprender proyectos en escalas más grandes que conecten a las generaciones con toda la sociedad.

La evaluación se reduce a calificación, preguntas de múltiple respuesta y a exámenes que buscan centrarse en habilidades técnicas (memorísticas) y centradas exclusivamente en la inteligencia cognitiva. La evaluación es un proceso en la pedagogía mucho más complejo, un aprendizaje individual y colectivo sobre la experiencia e incluye no solo la inteligencia cognitiva, sino diversidad de expresiones e inteligencias tales como la moral, la estética, ecológica, espiritual, interpersonal y habilidades para el siglo XXI, como resolución de problemas, desarrollo emocional, pensamiento sistémico, innovación, pensamiento crítico…entre otras.

Una educación centrada en habilidades técnicas, para el trabajo mecánico e industrial y para aceptar el statu quo; valoración de roles tradicionales y personas que buscan en sus estilos de vida acomodarse fácilmente a las institucionalidades conservadoras de la sociedad. Por el contrario. Necesitamos formar gente despierta y curiosa, nuevos arquitectos unificadores, artistas soñadores, comunicadores sociales, deportistas integrales, ingenieros regenerativos de la vida, hackers juguetones, médicos que prevengan las enfermedades, economistas solidarios.

Precocidad en los aprendizajes de los estudiantes, específicamente el deseo de acelerar el desarrollo de los niños. Donde siente más este vértigo es en la educación inicial, sobretodo en el acceso formal a la matemática y la lecto-escritura. 

Los maestros al no comprender las lógicas de los aprendizajes de los niños y las experiencias de desarrollo integral, cuando los niños se aburren y se dispersan, muchas veces en ambientes que invitan al silencio, la obediencia, la abstracción, la seriedad (ausencia de juego) y el sedentarismo, tienden a ser etiquetados, medicalizados a los que se resisten a esto, diagnosticándolos muchas veces como con problemas de déficit de atención.

Una visión limitada de la educación virtual que se enfoca en proporcionarle a los estudiantes contenidos multimedia que los condenan a quedarse mirando solitariamente las pantallas y por otro lado, el uso de tecnologías novedosas servidas en recipientes viejos. Esta visión de la mediación virtual es bastante obsoleta e incluso perjudicial para el desarrollo de los estudiantes y de la sociedad. El desafío de la educación virtual pasa por la creación de una comunidad de aprendizaje (enamorar a todos a aprender a aprender), ofrecer ambientes para redescubrirnos mutuamente, para imaginar de nuevo la vida colectiva, para sorprendernos y cuidar la diversidad de los territorios, para que la sociedad sea más sabia y abierta y para procurar espacios de intercambio intergeneracional más ricos en interacciones, inclusivos y distribuidos.


Leer más...

domingo, 17 de abril de 2022

RE-construcción de la educación en clave de consciencia global

Necesitamos urgentemente un gran consenso social sobre lo que implica un cambio profundo en la educación. Veamos por qué. Es un lugar común escuchar hablar a educadores, políticos y líderes acerca de la importancia de la educación en tres frentes: para transformar la conciencia de las personas, fomentar una sociedad sostenible y resolver los grandes problemas de nuestro tiempo. No obstante, para transformar de maneras profundas la educación, no son suficientes las buenas intenciones, ni tampoco solo transformaciones en nuevos temas, conocimientos, discursos, asignaturas, cátedras, metodologías y pedagogías; somos conscientes que requerimos además de mejores diálogos como sociedad y una organización de la sociedad civil robustecida, un pensamiento sistémico (metamoderno) que nos permita observar todo el ecosistema de aprendizaje donde nos desenvolvemos. 

Una primera idea respecto al cambio educativo, es que necesitamos volver a imaginar la educación en todos los niveles y entre todos, yendo más allá de la escolarización, como se suele reducir habitualmente… intuimos que después de la deconstrucción, viene una reconstrucción radical, es decir, volver a soñar y prototipar las nuevas propuestas, narrativas, iniciativas, institucionalidades, conversarlas entre amigos…ir hacia una nueva integridad, más arriesgada y sensata, que incluye la magia e inocencia de los niños, la experimentación de la juventud y la prudencia, temple y sabiduría del adulto.

Inicialmente, una idea crucial que necesitamos poner esfuerzo, atención y financiación, es la de construir en todos los territorios una cultura del aprendizaje desde la primera infancia hasta la tercera edad (en donde aprender sea algo muy sexy y atractivo) y que tenga como intencionalidad hacer sentir vivos, curiosos y conectados a las personas y  que a su vez tal actitud de asombro e intercambio colectivo constante, permita activar la inteligencia colectiva de toda la sociedad. 


Debido a los problemas actuales de salud mental, pérdida de biodiversidad y libertades, racismo, sexismo, calentamiento global, surgimiento de autocracias y aumento de las desigualdades en el mundo (especialmente en el Sur-Global), requerimos un rediseño completo de la educación en todas las escalas, contextos y niveles.  Necesitamos asumir estas tragedias y complejidades actuales, no solo con visiones nihilistas y críticas, sino con todo el cuerpo y la imaginación social reconstructiva…con mejores mapas de conocimiento para navegar la incertidumbre, diálogos emergentes y mayor apertura mental. Estamos sintonizados con Richard Rohr, quien expresa que “la mejor crítica de lo peor es la práctica de lo mejor”. 

También, es cada día más evidente la desconexión personal y social, la pérdida de atención y confianza en las instituciones, la fragilidad de los vínculos sociales, tiempos turbulentos en donde emergen con mayor fuerza los traumas históricos (y personales) ocultos; en este panorama de caos y al tiempo de emergencia, es donde se hace fundamental el despliegue de nuevas narrativas, de una integración más profunda de lo que ha sido excluido en la educación, empezando por la entrada del cuerpo, la alfabetización emocional, el auto-conocimiento, la vivencia del arte y lo sagrado (a partir de integrar las visiones, prácticas y psico-tecnologías de las espiritualidades de todo el mundo), la reflexión sobre el género, el amor, el erotismo, la muerte y lo que significa estar vivos, la importancia de las economías y ecologías solidarias y del bien común, con el fin de reinventar las ritualidades cotidianas y también la apertura al aprendizaje sobre los conocimientos amplios de la gran historia (un enfoque genuinamente transdisciplinar, de cosmología, biología, psicología, ciencias sociales y arte)… síntesis de las mutaciones cosmológicas (Swimme), socio-culturales (Gebser, Freinacht), psico-espirituales (Wilber, Fowler, Commons) y de las diversas formas en la historia de organización social (Lent, Harari, Stockes) que permita a los estudiantes y nuevas generaciones ubicarse mejor en los grandes patrones de conocimientos y paradigmas (como arquitectos unificadores y co-creadores) y en nutrir una meta-narrativa inspiradora e integradora que ofrezca dirección, sentido y propósito a la existencia y al cambio social y cultural en curso.

Una idea fundamental para la transformación de los sistemas educativos, es mejorar los servicios básicos de atención integral y ampliar los derechos sociales que proporcionan salud y bienestar a toda la población, tales como la calidad de los vecindarios, los espacios de encuentro, la ampliación de espacios para el arte y la cultura, el fortalecimiento de las economías locales y de una red de entidades locales (bibliotecas, museos, salas de cine, galerías, casa de la cultura, espacios para el arte, laboratorios ciudadanos y redes de apoyo), que apoyen y hagan sostenibles los aprendizajes de toda la sociedad.

También precisamos urgentemente contribuir a que las familias tengan mayor educación, mejor acceso a información de relevancia sobre el desarrollo, apego seguro, la crianza de los hijos y mayor tiempo libre para el enriquecimiento cultural. Aquí es donde la Renta Básica Universal podría ser de utilidad social, combinada con el despliegue de otro conjunto de políticas orientadas a la dignidad de toda la población. Sumado a esto, es clave configurar escenarios públicos abiertos para el juego, el arte, el intercambio intergeneracional (entre niños, jóvenes, etnias, clases sociales, clases creativas y personas mayores), fomentando dinámicas de proyectos de aprendizaje a escala real (local y global) donde converjan diversidad de públicos y redes de ciencia ciudadana (evitando la conformación etárea tradicional de estudiantes organizados por edades y cursos). 

Es sugerente para que esta transformación educativa sea de más largo alcance, que cuando un estudiante salga de bachillerato o de la universidad, no solo tenga claridad respecto a sus intereses personales, el reconocimiento de sus talentos, oportunidades laborales, sino también que participe eventualmente en una iniciativa ciudadana o movimiento social. Contribuir a esta conexión con el campo social, desde edades tempranas, significaría involucrar a los jóvenes en una parte del micelio de transformación cultural. Para hacerlo real, el Estado financia y podría organizar pasantías a modo de residencias para brindar elementos de decisión sobre el movimiento ciudadano o una organización emergente en la que los jóvenes pongan sus destrezas, capacidades y conocimientos. En el caso específico de Colombia, que entra en un tiempo de implementación de los acuerdos de Paz, los bachilleres o profesionales recién graduados podrían participar en una estrategia en las escuelas, barrios e instituciones educativas para democratizar aprendizajes, visiones y prácticas para el fortalecimiento de la paz con distintos tipos de población.

Esta política contribuiría a fortalecer la identidad profesional y a potenciar la esfera institucional emergente. Asimismo, estas propuestas, ayudarían a mejorar la educación, la democracia, el fortalecimiento de los bienes comunes, la crianza compartida y a la par, se fomentaría un ambiente seguro de aprendizaje de estilo más participativo, co-creativo e innovador en las escuelas y en las ciudades. 

Finalmente, parte del trabajo de los activistas por la educación integral, de orientación metamoderna, es decir, activistas en pro de pedagogías y didácticas con consciencia global, es trabajar por una educación abierta, libre y empoderadora de las comunidades. El gran desafío de la educación es la creación de comunidades regenerativas, donde florezcan las personas, se potencien las conexiones con lo vivo y donde se susciten las conversaciones para traer el futuro más bello, armonioso y sostenible a nuestras vidas y comportamientos cotidianos.


Leer más...

sábado, 9 de abril de 2022

Conversaciones sobre el Diálogo en la educación y la cultura (Ep. 1)

En el año, 2021, en tiempos de caos social y ansiedad por la pandemia, tuve el interés de darle vía libre a la Universidad del futuro, un experimento social a modo de una comunidad de conversación virtual y de aprendizaje mutuo, donde convergieron amigos y amigas de diversos ámbitos de la experiencia y del conocimiento, con quienes ha fluido la palabra, los silencios y que admiramos por su pasión, visión, inteligencia y su trabajo educativo, espiritual y político.


Después de un lapso de meses de descanso, y ayuno de palabra, hoy regresamos para activar nuevas conversaciones con el propósito de seguir jugando a pensar juntos, en rituales de la inteligencia sentida y compartida, que nos permita cuidar los bienes epistémicos de la sociedad e ir poco a poco sembrando una comunidad de aprendizaje, un micelio de pensamiento visionario, para seguir fortaleciendo la vitalidad, la amistad, digiriendo las experiencias propias, imaginando soluciones integrales a los problemas actuales y mejorando las capacidades de aprendizaje de toda la sociedad.

En esta ocasión, dialogamos con James Delgado (Psicoblues), acerca de la potencialidad de las conversaciones en cuanto a la salud mental, la experiencia comunal, la educación y la co-creación de la cultura.










Leer más...

lunes, 4 de abril de 2022

Sobre la comprensión simplificada y distorsionada

Me ha sorprendido muchísimo observar respecto a las diversas coyunturas actuales (el origen de la pandemia, en circunstancias de violencias de género, respecto a tensiones en el conflicto colombiano y recientemente en la actual invasión de Rusia hacia Ucrania), cómo se reafirman y posicionan las visiones de mundo que simplifican la realidad. Esta situación ha avivado mucho la curiosidad de preguntarme por el auge de las interpretaciones planas y dualistas y cómo estas resultan facilitando actitudes rígidas y estáticas que promueven de formas sutiles (y no tan sutiles), la polarización, la desconfianza, la violencia y por ende, la defensa del statu quo. 

A lo mejor, este reduccionismo en la comprensión de los problemas actuales, puede surgir de viejos hábitos de pensamiento, la ignorancia, el fanatismo ideológico, experiencias traumáticas, precaria educación y en ciertos momentos, por mera pereza; a su vez, tal situación y actitud de ver solo dos dimensiones y de comprender el mundo sin matices, se ve reflejado desde posiciones de líderes de movimientos sociales, teóricos de la conspiración, partidos políticos, ciudadanos, religiones míticas, identidades académicas y culturas juveniles y se infiltra en  amplios sectores de derecha y a la izquierda, incluso en personas afines al progresismo y a las teorías posmodernas y poscoloniales.

Después de señalar en algunas publicaciones anteriores que se encuentran en este blog, sobre la preocupación del aumento de la polarización, el tribalismo y el etnocentrismo en la sociedad (donde nadie  escucha, sino que afirma sus posiciones unilaterales y las sostiene con hostilidad; y de percibir la actitud de personas en asumir la invasión de Rusia a Ucrania, las elecciones presidenciales en Colombia y en general los conflictos complejos, como si se tratara de un partido de fútbol, reducidos a la cuestión de ¿con qué equipo estás?), es necesario reflexionar colectivamente sobre esta situación, dado que conlleva muchos peligros y amenazas para el cambio cultural y sobre los consensos respecto a las prioridades para implementar los acuerdos de Paz en nuestra vidas y en la sociedad.

Un concepto que resume esta simplicidad o simplificación en el ámbito de la política, es el campismo, que se refiere a una forma de estupidez política que consiste en pensar que solo hay un Enemigo. Para la derecha, el comunismo, los revolucionarios y cualquier valor de cambio; para el ambientalista, el industrialismo, para el feligrés religioso, el ateo, para el feminista, el patriarcado, para la izquierda, el capitalismo, el imperialismo americano, occidente, el neoliberalismo. El campismo es genuinamente ideológico y oscila entre dos posiciones, su denominador común es una batalla de nosotros vs ellos, en donde un grupo domina sobre otro, uno es el bueno y el otro es el malo, esta distorsión alimenta formas de fantasías sociales y posverdades, jerarquías nocivas y deshumanización, propias de traumas históricos como el racismo, el sexismo y el especismo e impide asumir respuestas colectivas de más largo alcance, más creativas y transformadoras.

En cuanto a los líderes sociales, activistas y agentes educativos, algunas prácticas para reducir este clima tenso y hostil de polarización y distorsión mental, podemos empezar introduciendo mejores habilidades para el juego, la comunicación y la co-creación; más conversaciones con mayor profundidad, ritmos más lentos e incluyendo diversos puntos de vista, mezclando diversidad de visiones (como las teorías sistémicas e integrales) experiencias de la vida personal (saber propio) y fuentes provenientes de las artes, las ciencias y de las tradiciones de sabiduría perenne de todo el mundo. También podríamos inventar nuevas redes sociales orientadas a la conversación, al servicio social-comunitario, orientadas al diseño colaborativo y co-creativo como los laboratorios ciudadanos, redes de apoyo, micelios de pensamiento sobre el futuroespacios educativos en línea y hackathones. Otra práctica que me ha sido útil en las prácticas pedagógicas y reveladora de conexiones, es integrar las verdades personales, relacionales y objetivas en la conversación y creación de conocimiento, así como también profundizando en el mundo interior, a través de los procesos de autoconocimiento (incluyendo los sesgos, prejuicios, traumas y sombra) y en las cualidades y destrezas transformadoras que vienen siendo sintetizados en los últimos años como Objetivos para el Desarrollo Interior.

Por otro lado y un asunto que no es menor, parece ser que necesitamos repensar nuestros usos de las redes sociales, dado que los algoritmos y el diseño de las redes sociales son cómplices en el estado del mundo actual de polarización (pérdida de libertades y crisis de la democracia) y en la pobreza y fragilidad de nuestros intercambios, asunto que puede estar asociado, entre otras cosas, en el alza de problemas de salud mental en el mundo. "La guerra narrativa, el declive institucional y el ubicuo pero opaco mundo de las redes sociales se han combinado para erosionar la calidad de nuestra esfera pública".

También es necesario darnos cuenta que en las conversaciones que estamos animando, no se trata solo de expresar lo que nos interesa y los puntos de vista, sino también, para que sea más fecunda y generativa la comunicación, es crucial la forma de escuchar, la empatía, el propósito, la emocionalidad y expresión corporal, la coherencia, lo que las palabras y pensamientos producen en uno y en los demás y en lo que un diálogo puede hacer emerger para ayudar a conectar y a crear más empatía, confianza y cooperación en la sociedad.

El auge del populismo y del etnocentrismo, no se va resolver luchando fuertemente con un Enemigo, esto quizá lo acentúa más... reinventemos y posicionemos entonces el kosmocentrismo, las visiones amplias e interdependientes, que nacen en las artes y filosofías metamodernas, las síntesis de conocimiento, practiquemos las conversaciones compasivas desde la casa, los amigos y la ciudadanía, en donde involucremos la pasión, la intuición, la transdisciplinariedad, el pensamiento sistémico, ofrendemos el silencio en rituales de inteligencia compartida y fortalezcamos las habilidades de receptividad y confianza que pueden estar alimentadas por el arte, la contemplación, el canto, la danza, la conexión con el mundo vivo y natural, el diálogo, la meditación y el juego.


Leer más...