En mi trayectoria como investigador, educador y ciudadano, me ha interesado indagar e involucrar en mis proyectos el uso creativo de tecnologías, reconociendo el potencial estético y pedagógico de las redes, las expresiones de ciencia abierta y ciudadana, la cultura de código abierto, la transmedialidad, el pensamiento de diseño (hackathones) y el poder de la inteligencia colectiva, entre muchas otras cualidades de la revolución digital.
Pasadas ya dos décadas de inmersión en la cultura digital y de uso masivo de la web (lo que podríamos llamar su infancia), ha llegado el momento de hacer un análisis más matizado y concienzudo, que junte mayores perspectivas, eso sí, sin perder de vista la riqueza y virtudes, pero sí señalando algunos problemas y atascamientos respecto al uso de las redes sociales y de las tecnologías de la información y la comunicación.
En el 2013 publicamos un libro llamado Ciberciudadanías: cultura política y creatividad social, un trabajo en alianza entre dos grupos de investigación de universidades públicas colombianas (la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad del Valle), donde explorábamos la interfaz entre educación y movimientos sociales, artísticos y culturales que realizaban apropiación social de tecnologías y como fruto de este estudio, surgió un libro, alianzas con activistas, nuevas reflexiones y didacticas y hace 15 años este blog, que he mantenido como una especie de diario sobre mis experiencias, proyectos e intereses en ámbitos como el arte, la ciencia, la educación integral, el cine, la filosofía, la cultura digital y la política.
Ya que han sido mucho más elogiosas las publicaciones que he realizado acerca de las potencialidades de lo tecnológico en la educación y la cultura y mucho más entusiasta de usarlas creativamente en las prácticas educativas e investigativas, quisiera enumerar algunas problemáticas actuales evidentes que percibo en las vidas mediatizas en el contexto personal, relacional y cómo afectan los sistemas en que habitamos, con el propósito de instar a una conversación más amplia, serena e informada. Si conoces otras situaciones en las vidas virtuales que nos atan y atascan y limitan nuestras libertades, me encantaría conocerlas.
Espero que esta lista de 20 problemáticas acerca de los usos de las redes y tecnologías, nos lleve a conversar no solo sobre lo peor, sino que a partir de estos puntos, nos permitan acentuar y enfocar la mirada sobre qué principios éticos y filosóficos, valores, prácticas, tecnologías y formas de organización, pueden ayudarnos a navegar por la cultura digital de mejor maneras, que nos enriquezcan, nos conecten de maneras más profundas con los otros y con las problemáticas de nuestro tiempo, que nutran nuestras vidas compartidas, incluso que aporten mayores sinergias para la comprensión y la transformación colectiva expresadas en nuevas formas de agencia y participación local/global:
• Ver a las personas y a la información en fragmentos.
• Identidad enfocada en manifestar los aspectos positivos de la experiencia
• Interrupción constante de la atención (voluntad) y distracción de nuestros propios objetivos (de lo que queremos aprender).
• Comunidades de personas con intereses y gustos similares que hace que se fortalezca la identidad tribal.
• Incapacidad de la mente de digerir tanta información (saturación de información y tránsito entre un tema y otro sin profundizar, tratado con mucha superficialidad).
• Desconexión de las necesidades de nuestros cuerpos y el valor de la importancia de las relaciones.
• Aceleración de nuestros ritmos cotidianos (escasez de tiempo)
• Automatización de muchos trabajos y precarización laboral (auto-explotación).
• Plataformas que modelan comportamientos con base en nuestra información.
• Cada vez parecemos comportarnos más como máquinas.
• A menudo la superficialidad en temas, el narcisismo y el cese de nuestras conversaciones profundas, multi-perspectivas y sentidas.
• Debilitamiento de la democracia, las relaciones de amistad y de los espacios culturales de intercambio.
• Polarización y mente tribal. Puntos de vista fijos y extremos y reacciones rápidas y muy emotivas. Y afirmaciones que prevalecen en espacios en línea tales como "Yo tengo razón, tú estás equivocado"
• Dificultad de escuchar puntos de vistas distintos.
• Ilusiones de falsa popularidad y éxito.
• Teorías falsas, desinformación y posverdad. (socavamiento de la verdad).
• Confundir el activismo político y el pensamiento crítico con el clicktivismo.
• Manifestación de la ira colectiva y descarga de emociones muchas veces utilizando un chivo expiatorio como objeto de acusación.
• Obsolescencia programada de artefactos tecnológicos y exceso de basura electrónica.
• Adicción a la pornografía, aumento de la envidia y comparación excesiva con la vida de los otros.
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