Desde hace unos años, en cada proceso educativo
que participo como profesor, suelo compartir un Manifiesto actualizado, un
escrito a modo de declaración de principios y valores, posicionamiento político y existencial, una especie de texto inaugural de los
encuentros y apertura del código fuente filosófico del curso. Aquí vamos.
La educación hoy necesita
recoger tanto los mejores frutos de las visiones
tradicionales, modernas y posmodernas, así como identificar sus excesos,
formas insanas y recurrentes problemáticas; precisa de otra música, de la danza y
oscilación entre el más acá y más allá, entre la física y la patafísica, la
dinámica y la estática, la astronomía y la cuántica, el arte y la ciencia, lo
denso y lo sutil, cuerpo-mente, espíritu-sombra, ir y venir, aprender y
enseñar, jugar y soñar, escuchar y hablar, viajar y asentarse.
La educación requiere ir más allá de lo tradicional de los guetos, el héroe, la autoridad, el fetichismo, la magia de
las soluciones rápidas y consuelos psicológicos; ir allende de los santos y
pecadores, del estás conmigo o estás contra mi; pero al tiempo, necesita estar
más próxima del ritual, el círculo, el canto y la danza, la fiesta, la minga,
los estados de conciencia sutiles, la familia, la naturaleza, las buenas
relaciones, los encuentros resonantes, la caminata, el fuego, la temporalidad
tranquila, el buen vivir, la siembra y la cosecha, la consciencia de los
ciclos, la plenitud que otorga la sencillez y la vida en el campo.
La educación necesita ir más allá del paradigma
moderno de formar empleados obedientes y consumidores, ganadores y perdedores,
adictos al poder y esclavos del trabajo; ir más allá del materialismo, del ser
individuos y el sacrificio por la nación, la raza y cualquier utopía sin trasfondo
humano; la educación podría estar más acá del sueño, la libertad de
pensamiento, el diálogo abierto, las utopías relativas, la ciencia y la
tecnología al servicio del bienestar y cuidado de la vida; más cerca de la
virtuosidad y fama comunitaria, del empoderamiento sensato y la libertad de
hacer empresa y un proyecto de vida más consciente e interdependiente.
La educación necesita ir más allá del corsé
posmoderno de forjar críticos al sistema, intérpretes odiosos, propagadores del
desprecio, alérgicos al mundo interior y adictos al pesimismo, al enojo con el
mundo y especialmente con aquellos quienes no son como nosotros...y estar más
acá de la vida comunitaria, la sensibilidad hacia los excluidos, a las redes
sociales, la inclusión, la diversidad, el pluralismo, la interdisciplinariedad,
la complejidad cognitiva, el hacktivismo, la construcción del territorio, la
emancipación, el pensamiento sensual y crítico, las memorias en plural, la
consciencia encarnada y global.
Invito a toda la humanidad
y en especial a los maestros y aprendices que somos todos a afinar el oído, a
limpiarlo, a estar más presentes, ser más auténticos y sinceros para que
podamos tejer nidos y puentes con los otros, con el mundo presente-futuro; así
el mundo labra su propia sonrisa; invito también a escuchar el clamor
silencioso de las nuevas generaciones y del espíritu del tiempo, que está
pidiendo Libertad de Ser y Ser libre del tiempo; seres y comunidades más
armonizadas, pacíficas, mediadores, generosas, multidimensionales, que bailan y
cantan, se expresan sin miedo y sin envidia, conscientes de la muerte y la
tragedia, del asombro y la belleza, difíciles de etiquetar...seres que entran y
salen, que se asientan y viajan, que escuchan, juegan y ríen, que se
transportan a territorios de ensueño, amistad, cooperación y plena libertad y
que ayudan a otros seres a crecer, sanar, acompañar, desarrollar su
consciencia, creatividad, nutriendo su cotidianidad y cuidando con atención su
vulnerabilidad para fortalecer la salud y bienestar global.
Pienso que no hay una única salida a problemas complejos y globales, no se puede apelar para observar las causas y posibles soluciones de un fenómeno, solo deteniéndonos en un solo sistema, se requieren todos, económico, educativo, jurídico, político, cultural. Esta es una manera de ecuanimidad, sensatez y de hacer justicia cognitiva. Cuando nos endurecemos con una única salida, puede acechar el riesgo de la depresión (y en casos extremos el suicidio), el romanticismo, el fanatismo o el totalitarismo. Ya hemos visto nacer muchos ismos con crueles desenlaces y alto coste social, hemos mirado de frente el rostro de ideologías en el siglo XX (Capitalismo, Comunismo, Nihilismo, Anarquismo y Nueva Era). Sospecho también que no se puede salir de los problemas usando el mismo pensamiento que los creó, ni menos con buenas intenciones y soluciones fáciles y mágicas. Se requiere algo más complejo, sutil, local, conectado y global, así como también de la psicología, de comportamientos y acciones colectivas, estilos de vida, nuevas narrativas, visiones, culturas, sistemas sociales, tecnologías y formas interconectadas de gobernanza.
Pienso que no hay una única salida a problemas complejos y globales, no se puede apelar para observar las causas y posibles soluciones de un fenómeno, solo deteniéndonos en un solo sistema, se requieren todos, económico, educativo, jurídico, político, cultural. Esta es una manera de ecuanimidad, sensatez y de hacer justicia cognitiva. Cuando nos endurecemos con una única salida, puede acechar el riesgo de la depresión (y en casos extremos el suicidio), el romanticismo, el fanatismo o el totalitarismo. Ya hemos visto nacer muchos ismos con crueles desenlaces y alto coste social, hemos mirado de frente el rostro de ideologías en el siglo XX (Capitalismo, Comunismo, Nihilismo, Anarquismo y Nueva Era). Sospecho también que no se puede salir de los problemas usando el mismo pensamiento que los creó, ni menos con buenas intenciones y soluciones fáciles y mágicas. Se requiere algo más complejo, sutil, local, conectado y global, así como también de la psicología, de comportamientos y acciones colectivas, estilos de vida, nuevas narrativas, visiones, culturas, sistemas sociales, tecnologías y formas interconectadas de gobernanza.
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