Premio:
(2018). 3 Premios Macondo: Mejor fotografía, vestuario y dirección de arte
El cine de William Vega que hace unos años me sorprendió con la Sirga (2012)...este año lanza un film maravilloso llamado SAL. En ambas pelis este director pone a hablar el paisaje exterior (la laguna de La Cocha y el desierto de la Tatacoa, respectivamente), con el mundo interior. Ayer que la vi, salí sintiendo la importancia de una dosis de olvido, no todo puede ser memoria, recuperación, anhelo de encontrar una verdad en el pasado....ya que esta puede secar las aguas que siempre están fluyendo. A veces el énfasis en el pasado puede hacer que la búsqueda sea vana...en uno de los planos holísticos del film, me hizo recordar el Mito de Sísifo...el hombre arrastrando con esfuerzo un recuerdo que pesa (moto), que lo ata y en la que da un paso y se devuelve dos. La otra cuestión es el asunto de la sanación de las heridas, y del cuidarnos mutuamente, que la película plantea como intuición para trascender a la desolación, para salir de las encrucijadas de los traumas arraigados en cada generación y que son parte de la herencia epigenética de la sociedad colombiana.
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