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viernes, 24 de junio de 2022

Conversaciones sobre Arte, Pedagogía y Consciencia (Ep. 27)

Seguimos bordando este tejido amoroso con una bella amiga, Margarita Bravo, quien nos cuenta sobres sus trenzas sagradas: la educación, la naturaleza, la pedagogía, el arte, la paz y la consciencia. Margarita ha estado vinculada desde hace años en procesos de educación, danza, la exploración de la consciencia y los círculos de transformación con mujeres. En Argentina se vincula con la psicología transpersonal, la respiración holotrópica y más recientemente muy atenta y conectada con lo que significa ser mujer y la expresión de lo sagrado femenino: la sabiduría interna. 

Margarita se considera una partera del alma y durante varias décadas ha investigado sobre el cuerpo y el movimiento como terapia, creando el modelo: “Cuerpo, Danza y Conciencia” enmarcado en la Psicología Transpersonal; ha recopilado también cuentos, mitos y relatos para sanar y el autoconocimiento, explorándolos en viajes interiores profundos en talleres, encuentros y círculos especialmente con mujeres. También ha sido facilitadora en Respiración Holotrópica y Psicología Transpersonal del GTT (USA), coordinando la Formación para Colombia; Profesora en Danza Primal de la EPTI (Argentina) y Licenciada y Especialista en Educación de UCM, Colombia. 

En este episodio hablamos de la función transformadora del arte, como medio para la libertad, la conexión profunda, la expresión y el auto-conocimiento, y en general, las experiencias para estar en una presencia más abierta: todo un camino del alma y una escuela de trascendencia. Se despliega en el intercambio con ella, una música que invita al viaje interior, el valor de las narrativas y de lo sagrado en los espacios cotidianos que habitamos. También se ahonda en la importancia de los estados de consciencia, la psicodelia, la meditación, la espiritualidad, la ancestralidad y la educación holísitica y transformadora.

Arte, Pedagogía y consciencia, constituye el eje de la reflexión, indagamos por las metodologías y la importancia de los círculos de mujeres y de hombres y la exploración de los arquetípicos masculino y femenino. Se hace énfasis también en los círculos como espacios de aprendizaje profundo, contenedores seguros y portales de transformación de la consciencia; como cierre de este encuentro, se señalan algunos coqueteos con el inconsciente y la sombra, la fuente del amor incondicional y la responsabilidad ciudadana global a la que todos estamos invitados.




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miércoles, 1 de junio de 2022

Conversaciones sobre Educación para la paz, Dignidad y Justicia Restaurativa (Ep. 21)

Conversamos con Valentina Villamarín (Socióloga con énfasis en cultura y magistra en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos, Directora de la Fundación Pazósfera), acerca de la Educación para la Paz, la Dignidad y Justicia Restaurativa y donde se comparten algunos de sus proyectos, investigaciones y reflexiones en torno al valor del cuerpo, la empatía, el arte comunitario y las pedagogías para la paz. Valentina nació en Bogotá y ha estado muy comprometida en la comprensión y transformación de realidades sociales y en el activismo social-educativo, especialmente, enfocada en generar experiencias de pedagogía para la paz y prevención de vulneración de derechos humanos en cárceles y colegios de Colombia. En cárceles gestiona espacios de dignificación a través del arte, salud menstrual e investigación. En colegios implementa el programa Aulas de Empatía que se enfoca en crear espacios de diálogos y comunicación entre estudiantes y personas privadas de la libertad, pospenados, trabajadoras sexuales trans y familiares de personas dadas por desaparecidas.

A Valentina, la conocí recientemente en un trabajo que propuse a mis estudiantes en una electiva que oriento en posgrado, llamada Ambientes para la paz y la convivencia, donde invitaba a realizar una conversación con un líder o lideresa que aporte con su proyecto a la construcción de paz. Después de escuchar toda la entrevista, que fue una de las más nutritivas de aquel curso, revisé su página y quedé muy animado en hablar con ella, dado que se abrían reflexiones muy pertinentes e inspiradoras para la construcción de paz.

Pazósfera significa atmósferas de paz y el Paztronauta, aquel ser humano que se arriesga a crear  nuevos ambientes para crear paz. El sueño de las fundadoras era entrar a las cárceles, y para hacerlo, se articulan en alianza con la Fundación Farehnehit 451 con quienes realizan un proyecto sobre Ecosistemas de Paz: Educación para la paz en establecimiento penitenciarios (que tuvo 3 módulos, el 1) La paz individual y reconstrucción de la identidad; 2) comunidades de paz; 3) Memorias y Arte (donde las personas privadas de la libertad expresan sus creaciones y obras).  De este proyecto surge El Portal el Vigía: como medio para visibilizar las obras de personas en cárceles, creados en talleres de creación literaria, derechos humanos y resolución de conflictos y otro producto editorial ha sido, Anotaciones a la libertad  donde se comparten algunos de sus relatos, cuentos, poemas y crónicas.

“Pazósfera realiza talleres semanales desde el año 2015 en distintos centros penitenciarios como La Picota, La Modelo y la Reclusión de Mujeres de Bogotá con el fin de aportar a una mejor convivencia a través de procesos colaborativos y de arte comunitario que permitan la toma de consciencia de la propia corporalidad como agente transformador, el reconocimiento de la humanidad del otro y la capacidad de construir relaciones basadas en el beneficio mutuo y no excluyente”.

Otros proyectos que ha realizado Pazósfera en centros penitenciarios (Modelo, Picota y Buen Pastor), son Baile, Música, Literatura, Murales, Fotografía, Meditación, Espacios lúdicos, Diplomados, salud menstrual en cárceles, servicio social en colegios y Aulas de Empatía, entre otros. En su sitio web pueden profundizar en sus intereses, obras, investigaciones y proyectos 




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lunes, 4 de abril de 2022

Sobre la comprensión simplificada y distorsionada

Me ha sorprendido muchísimo observar respecto a las diversas coyunturas actuales (el origen de la pandemia, en circunstancias de violencias de género, respecto a tensiones en el conflicto colombiano y recientemente en la actual invasión de Rusia hacia Ucrania), cómo se reafirman y posicionan las visiones de mundo que simplifican la realidad. Esta situación ha avivado mucho la curiosidad de preguntarme por el auge de las interpretaciones planas y dualistas y cómo estas resultan facilitando actitudes rígidas y estáticas que promueven de formas sutiles (y no tan sutiles), la polarización, la desconfianza, la violencia y por ende, la defensa del statu quo. 

A lo mejor, este reduccionismo en la comprensión de los problemas actuales, puede surgir de viejos hábitos de pensamiento, la ignorancia, el fanatismo ideológico, experiencias traumáticas, precaria educación y en ciertos momentos, por mera pereza; a su vez, tal situación y actitud de ver solo dos dimensiones y de comprender el mundo sin matices, se ve reflejado desde posiciones de líderes de movimientos sociales, teóricos de la conspiración, partidos políticos, ciudadanos, religiones míticas, identidades académicas y culturas juveniles y se infiltra en  amplios sectores de derecha y a la izquierda, incluso en personas afines al progresismo y a las teorías posmodernas y poscoloniales.

Después de señalar en algunas publicaciones anteriores que se encuentran en este blog, sobre la preocupación del aumento de la polarización, el tribalismo y el etnocentrismo en la sociedad (donde nadie  escucha, sino que afirma sus posiciones unilaterales y las sostiene con hostilidad; y de percibir la actitud de personas en asumir la invasión de Rusia a Ucrania, las elecciones presidenciales en Colombia y en general los conflictos complejos, como si se tratara de un partido de fútbol, reducidos a la cuestión de ¿con qué equipo estás?), es necesario reflexionar colectivamente sobre esta situación, dado que conlleva muchos peligros y amenazas para el cambio cultural y sobre los consensos respecto a las prioridades para implementar los acuerdos de Paz en nuestra vidas y en la sociedad.

Un concepto que resume esta simplicidad o simplificación en el ámbito de la política, es el campismo, que se refiere a una forma de estupidez política que consiste en pensar que solo hay un Enemigo. Para la derecha, el comunismo, los revolucionarios y cualquier valor de cambio; para el ambientalista, el industrialismo, para el feligrés religioso, el ateo, para el feminista, el patriarcado, para la izquierda, el capitalismo, el imperialismo americano, occidente, el neoliberalismo. El campismo es genuinamente ideológico y oscila entre dos posiciones, su denominador común es una batalla de nosotros vs ellos, en donde un grupo domina sobre otro, uno es el bueno y el otro es el malo, esta distorsión alimenta formas de fantasías sociales y posverdades, jerarquías nocivas y deshumanización, propias de traumas históricos como el racismo, el sexismo y el especismo e impide asumir respuestas colectivas de más largo alcance, más creativas y transformadoras.

En cuanto a los líderes sociales, activistas y agentes educativos, algunas prácticas para reducir este clima tenso y hostil de polarización y distorsión mental, podemos empezar introduciendo mejores habilidades para el juego, la comunicación y la co-creación; más conversaciones con mayor profundidad, ritmos más lentos e incluyendo diversos puntos de vista, mezclando diversidad de visiones (como las teorías sistémicas e integrales) experiencias de la vida personal (saber propio) y fuentes provenientes de las artes, las ciencias y de las tradiciones de sabiduría perenne de todo el mundo. También podríamos inventar nuevas redes sociales orientadas a la conversación, al servicio social-comunitario, orientadas al diseño colaborativo y co-creativo como los laboratorios ciudadanos, redes de apoyo, micelios de pensamiento sobre el futuroespacios educativos en línea y hackathones. Otra práctica que me ha sido útil en las prácticas pedagógicas y reveladora de conexiones, es integrar las verdades personales, relacionales y objetivas en la conversación y creación de conocimiento, así como también profundizando en el mundo interior, a través de los procesos de autoconocimiento (incluyendo los sesgos, prejuicios, traumas y sombra) y en las cualidades y destrezas transformadoras que vienen siendo sintetizados en los últimos años como Objetivos para el Desarrollo Interior.

Por otro lado y un asunto que no es menor, parece ser que necesitamos repensar nuestros usos de las redes sociales, dado que los algoritmos y el diseño de las redes sociales son cómplices en el estado del mundo actual de polarización (pérdida de libertades y crisis de la democracia) y en la pobreza y fragilidad de nuestros intercambios, asunto que puede estar asociado, entre otras cosas, en el alza de problemas de salud mental en el mundo. "La guerra narrativa, el declive institucional y el ubicuo pero opaco mundo de las redes sociales se han combinado para erosionar la calidad de nuestra esfera pública".

También es necesario darnos cuenta que en las conversaciones que estamos animando, no se trata solo de expresar lo que nos interesa y los puntos de vista, sino también, para que sea más fecunda y generativa la comunicación, es crucial la forma de escuchar, la empatía, el propósito, la emocionalidad y expresión corporal, la coherencia, lo que las palabras y pensamientos producen en uno y en los demás y en lo que un diálogo puede hacer emerger para ayudar a conectar y a crear más empatía, confianza y cooperación en la sociedad.

El auge del populismo y del etnocentrismo, no se va resolver luchando fuertemente con un Enemigo, esto quizá lo acentúa más... reinventemos y posicionemos entonces el kosmocentrismo, las visiones amplias e interdependientes, que nacen en las artes y filosofías metamodernas, las síntesis de conocimiento, practiquemos las conversaciones compasivas desde la casa, los amigos y la ciudadanía, en donde involucremos la pasión, la intuición, la transdisciplinariedad, el pensamiento sistémico, ofrendemos el silencio en rituales de inteligencia compartida y fortalezcamos las habilidades de receptividad y confianza que pueden estar alimentadas por el arte, la contemplación, el canto, la danza, la conexión con el mundo vivo y natural, el diálogo, la meditación y el juego.


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miércoles, 17 de mayo de 2017

Cultura narcisista.

La comprensión que hago de la emergencia del cultura EMO, tan popular hace unos años, es que fue el eco de la acumulación exacerbada de la vanidad y la explosión del narcisismo. Esta forma de ser popular entre adolescentes, fue indicio y expresión de una profunda crisis emocional como sociedad… muchas de las acciones que realizaban las personas pertenecientes a este cultura urbana - provenientes de una visión mítica - confirmaban la ingenua creencia que a través de la automutilación o al inflingirse dolor y daño físico, se podía poner fin a un estado emocional doloroso.

El suicidio, la culpabilización y denigración de sí mismo, la pérdida de la confianza entre los vecinos, los abusos sexuales y psicopatías, la corrupción, el extractivismo, las formas de operar del Estado y del mercado - que expropian a las comunidades de los bienes comunes que sostienen su bienestar - la cooptación egoísta de las necesidades de la gente por las religiones; la irresponsabilidad y ausencia de muchas familias frente a la formación de sus hijos; la vida de muchos ciudadanos, teóricos y activistas motivados por pasiones egoístas y por poner un caso más, la paradoja que observamos hace un año, quienes vivimos en Colombia frente al plebiscito por la paz, donde las personas con más posibilidades de acceso a la información y que viven en contextos urbanos, fueron incapaces de ponerse en los pies de otras comunidades y regiones que han sufrido intensamente la violencia…. y podríamos seguir con la lista, todas estas expresiones del sufrimiento y la falta de empatía son nada menos que la punta del iceberg de un egocentrismo e individualismo que ha calado fuertemente en la consciencia de las personas y es sostenido por buena parte de la institucionalidad, así como también por nuestros pensamientos y deseos… creemos nosotros, que esto representa una crisis emocional global que indica que debemos trabajar más arduamente y creativamente por reinventar desde nuestras acciones cotidianas y con nuestra presencia y potencialidades, una sociedad más empática y altruista, más generosa, abierta a la escucha, amorosa, humilde y justa.
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