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viernes, 16 de septiembre de 2022

Narrativas y conversaciones

Estoy emocionado de presenciar en las conversaciones que vengo facilitando, el efecto de una mayor inspiración y conexión, tener más claros mis puntos de vista y ver cómo viene naciendo una comunidad de aprendizaje donde podemos acunarnos, sostenernos, imaginarnos, pensarnos y aprender juntos. Confieso que ha sido un entrenamiento exigente y gozoso, una práctica de la confianza, la empatía y la solidaridad: elementos esenciales de todo proceso educativo.

Le he escuchado mencionar a mi amigo Fernando Ospina, que la conversación es una de las bellas artes. Siento que esta afirmación es muy cierta, dado que cuando conversamos, se improvisa, escuchamos y se tejen los silencios, las preguntas y las perplejidades en un lienzo nuevo; la conversación es además un acto creativo y autopoiético que transforma la mente de quienes participan y un catalizador de transformaciones culturales. 

Dibujo por: Andrés Fonseca

Para la reconstrucción social en la que estamos y para seguir tejiendo la abundancia educativa - que como hemos venido comentando, es una cualidad emergente de la práctica de presenciar y conversar - necesitamos escucharnos en niveles cada vez profundos, paradójicos y vulnerables, forjar comunidades de aprendizaje intergeneracionales y establecer nuevas prácticas ciudadanas.

A finales de los años 90, tiempos donde la tecnología móvil y la internet no era tan masiva, las conversaciones solían vivirse con mucha intensidad. Recuerdo en plena adolescencia, cuando vivía en Pereira, en la tarde practicaba natación o fútbol y las noches fueron estimuladas por risas exultantes y largas conversaciones entre amigos. Posteriormente cuando nos fuimos a vivir a Manizales, un gran complemento en mi formación profesional fueron los encuentros fortuitos en las calles e intercambios con amigos donde compartíamos sentidos de vida y donde nos reuníamos a conversar y a filosofar. La filosofía en aquellos tiempos se hacía telúrica en los andenes y florecía como un rayo en cualquier abismo de la ciudad. Los colectivos que me han visto nacer, fruto de fértiles conversaciones y que hoy por hoy los percibo como aulas ciudadanas son: Diseminario, Magma, Ciudad-foro, Jornadas Juveniles Latinoamericanas, Polifonías, Umbrales y Pensamiento sin Fronteras, Fosa Orbital, Sembrando Barrio y la Universidad del Futuro.

Las conversaciones también me han dado grandes lecciones de humanidad. Cuando niño, era bastante tímido y casi no hablaba; de mente joven, recuerdo que no dejaba hablar, interrumpía con frecuencia a las personas, creía tener la razón en mucho de lo que decía y otro rasgo habitual es que me apegaba a las ideas que iba encontrando sin pasarlas por el cuerpo, la experiencia y fermentarlas como pensamiento propio… después de años, entrando la adultez, aprendí a estar más atento a mis sesgos y prejuicios, a observar con mayor precisión los gestos, sutilezas y formas diversas de comunicar y de lenguaje corporal. A veces percibo que digo unas cosas con las palabras y otras con mi cuerpo, este abismo se abre a menudo cuando estoy con ira o ansioso y en otros momentos, cuando hay mayor serenidad y conexión, se encuentran bien alineadas…en este arte de la conversación también he aprendido a espaciar mi palabra y aprender hacer silencio, con el fin de abrirle espacio para que el otro improvise, haga su solo, escuche…también he empezado a contemplar cómo la danza de mis ideas van haciendo coreografías inéditas, a veces caóticas, como manadas de pájaros en el cielo, otras veces como gusanos abriendo camino en el subsuelo, relacionado temas, titubeando en el no-saber  y advirtiendo las cosas que más me importan y de las que quiero aprender.

Después de 30 años aproximadamente de penetración de los computadores y las redes en la vida cotidiana, siento que estamos transitando a una cierta adultez de la internet, donde se instala el espíritu socrático, una mayor presencia de la oralidad, círculos de conversaciones sagradas y encuentros con el fin de fortalecer la amistad, el pensamiento y tribus que comparten valores, sensibilidades y propósitos comunes. Este salto a la adultez, vendrá tal vez con mejores deliberaciones públicas, uso de las tecnologías orientadas al diálogo, la creación colectiva y el fortalecimiento de redes educativas y culturales y mayor soberanía de los ciudadanos. Otra cuestión que vengo sintiendo y observando es que las conversaciones online, cierran y abren de nuevo su ciclo, cuando disfrutamos de nuestras presencias e iniciamos aventuras y agenciamientos colectivos con otras personas.

En una etnografía virtual que vengo realizado de las conversaciones en las redes sociales (Facebook), he encontrado lo siguiente: se confunde la indignación con el (click) activismo…el pensamiento crítico, con frases cortas y binarias (“donde mi idea es correcta” y “los otros están equivocados”); la confusión de la justicia social con el odio y persecutoria a un grupo social;  la proliferación de frases correctas y pegadizas (memes) como sustitutos del aprendizaje; una gran velocidad de acceso a información, que impide un diálogo pausado y una comprensión profunda de los temas importantes. En algunas publicaciones y conversaciones en espacios virtuales parece ser que crear incendios y quemarlo todo es más seductor, que atizar la llama y mantener el fuego prendido. 

Las publicaciones se convirtieron en sustitutos de la conversación, una práctica de descarga en donde nos quedamos lamentándonos o afirmándonos a través de aforismos, memes, ideas categóricas y generalizantes, que, en vez de generar consciencia, ahuyentan a la gente por el tono inflexible como se plantean o enganchan emocionalmente en un tribalismo tóxico. 

A lo mejor, mucho de nuestro frenesí en la publicación en redes sociales es para no sentirnos solos, para recibir feedback de los demás y tener un sentido de pertenencia y de actualidad. Investigaciones recientes han mostrado que aquellas personas que más publican son las personas que más se sienten solas…y que necesitan reafirmar su identidad, la amistad, la consciencia de nicho, con el plus de dopamina que produce la interfaz. Publicamos también en redes también para descargar y llamar la atención del círculo de amigos… generar un comportamiento tribal, es como prender una alarma dentro de nuestra tribu o dar señales de humo. 

En este mundo de hiperconexión a los dispositivos móviles, solemos vivir con menos tiempo y más reactivos, y he percibido que los educadores más agotados  suelen caer fácilmente en confundir la educación virtual con mantener a los niños y jóvenes pegados a las pantallas.

Otra situación problemática que he percibido, es que vamos a la red (Facebook e Instagram) en busca de chismosear las vidas de los demás o de acceder a noticias de nuestros conocidos, y el peaje que pagamos por esto es muy alto, por un lado, el no volvernos a encontrar y no darnos ganas del encuentro ya que sabemos todo del otro y por otra parte,  la consecuencia perjudicial de salir con el sistema nervioso agitado y saturado de información, quedando una sensorialidad pasmada y aún más grave, neutralizando la voluntad de poder.  

Dos circunstancias problemáticas adicionales que he notado, una es que nos hemos vuelto muy demasiado hipersensibles y esto atasca muchísimo la posibilidad de una fértil conversación y la otra, es que la pérdida del humor, ironía y la sana confrontación, puede convertirnos en idólatras y en seres muy fanáticos y probablemente conduce a la anexión a ideologías, el anti-intelectualismo y los fascismos. 

Las redes sociales y los teléfonos móviles se están convirtiendo en sustitutos de dios, sustitutos de nuestra conexión con el mundo interior y de nuestras conversaciones primordiales. 

Viéndolo bien, la crisis de la cultura política es también crisis de las conversaciones y de las relaciones… es en este contexto de metacrisis, que hemos visto el resurgir de información noticiosa distorsionada, el negacionismo, el conspiracionismo, el chisme, la polarización tóxica y la cacería de brujas.  La otra cuestión que he percibido es “la cultura de la cancelación”, el bullying público, donde borramos del mapa a quien se sale de lo políticamente correcto, ya no aguantamos el humor y evitamos tener conversaciones sobre temas álgidos y políticos por miedo a lastimarnos. 

La otra situación preocupante con la que lidian muchos educadores, para fomentar la conversación, es la multitarea y la consecuencia de la atención dispersa. Los niños y jóvenes les cuesta poner cada vez más atención y concentrarse en una sola actividad, esto va en desmedro del aprendizaje y de la construcción de hábitos, creando a menudo una cultura de la postergación de nuestras actividades prioritarias y de conversaciones muy superficiales. 

Otra situación de nuestra atención a redes sociales es que se han aprovechado campañas maliciosas de nuestra información para orientar el voto o la intención de elección frente a algo, utilizando big data, tecnologías y algoritmos. 



Comparto aquí 3 claves importantes para la práctica de la conversación: primero, reconocer la estructura presente del sentimiento que estamos experimentando, saber cómo nos sentimos, dado que lo que sentimos y lo que pensamos están profundamente relacionados; esto nos lleva a dos cosas, que nuestros pensamientos son expresiones y fractales de lo que estamos sintiendo y la otra, en que, a mayor presencia, mayor claridad en el pensamiento. La segunda es practicar hablar con personas con diferentes perspectivas y estilos de vida. Y la tercera, en forma de receta para una buena conversación: mezcle en proporciones equilibradas: verdad objetiva, la apertura existencial /vulnerabilidad, narrativas e historias de vida, un equilibrio de belleza y tragedia y una porción de certezas, humor, preguntas y paradojas

¿Qué olvidamos cuando hablamos a través de las máquinas? ¿Cómo generar conversaciones compasivas sobre temas difíciles? ¿Qué hemos aprendido en nuestras relaciones sobre el poder de la conversación para mediar conflictos? ¿Nos cuesta recibir retroalimentación? ¿Qué nos cuesta escuchar? ¿Puede ser la conversación un antídoto frente a la pérdida de democracia y el incremento de la posverdad? ¿La tecnología nos ha fracturado la atención, pero será paradójicamente ella la que nos puede volver a centrar nuestros intereses en nuevos espacios y comunidades de aprendizaje transfronterizo? ¿Estamos listos para recuperar nuestra atención? ¿Podrá la conversación facilitar una mejor comprensión de nuestra vida y la de los demás? ¿las conversaciones y comunidades podrán estimular el nacimiento de nuevas estéticas y de reducir las ansiedades y los suicidios?



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sábado, 23 de abril de 2022

Sobre los Rituales

"La danza de la renovación, esa danza que le dio forma al mundo siempre se bailó aquí al borde mismo de las cosas, al límite, entre la niebla que cubre la línea de la costa"
(Ursula K. Le Guin)

"El cosmos está embarazado de pistas que guían a nuestras imaginaciones. Estamos llamados a sanar el mundo a imagen de nuestros vuelos más bellos de fantasía. El Eros de la imaginación es el elixir de Dios corriendo a través del universo".

(Marc Gafni)

Es cada vez más notorio que hay una sed de rituales en las sociedades contemporáneas hiperconectadas, aquellas de ritmo acelerado que se han desconectado de la tradición, el territorio, el significado, la vida espiritual y comunitaria. El ritual tiene el potencial de convocar la magia de la intención, magnifica e intensifica la vida y renueva la alegría de compartir juntos; a su vez, nos recuerda que somos seres mundanos y espirituales, allí aprendemos a dar y recibir con amor y abundancia, renovar y actualizar el propósito y el sueño compartido y fortalecer los lazos de amistad, hospitalidad y prácticas de  generosidad. 


Las maneras de festejar y celebrar van modificándose a lo largo de nuestras vidas. Los juegos se van haciendo más intensos, sencillos y complejos, a medida que vamos haciéndonos más conscientes, libres y radiantes. Sería un juego atractivo, reinventar nuestras maneras de celebrar, los ritos y festejos, resignificar desde el nacimiento, el bautizo, la primera comunión, el cumpleaños, el grado, el matrimonio, la boda...los funerales, el año nuevo, el día de los niños, de la tierra y de los muertos...etc..."los rituales que la sociedad occidental sigue llevando a cabo, se centran únicamente en el individuo, en la conmemoración de ritos de transición personal". (Kimmerer, 2020).

Sería bastante sugerente inventarnos rituales periódicos donde todo el planeta participe y además, extender nuestro gesto de celebración y conexión con todas las especies... ahora bien, sea cual sea la celebración, procuremos que sea un acto colectivo de reciprocidad, ofrenda, regeneración, gratitud, amistad, fiesta y gozo. "En las costumbres potawatomis, aquel cuya vida se celebra es quien entrega los regalos, quien los dispone en una manta para compartir su buena fortuna con el resto del círculo...en los pueblos tradicionales, la riqueza no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se entrega". (Kimmerer, 2020).

Por ejemplo, en gesto de resignificación, el día de cumpleaños podría ser una ofrenda de reciprocidad y reforestación, un día de siembra y de minga con los familiares y amigos. Por cada año cumplido, 6 árboles o plantas sembradas en el territorio; si vas por los 50 años, augura minga de 300 árboles nativos.  Cuando alguien cumple 15 años, serían 90 árboles sembrados y cada quien podría en nueva ritualidad, degustar en este momento, los frutos en familia y con la vecindad, haciéndose acreedor de ser nativo del territorio y buen ancestro. Como señala la etnobotánica Robin Wall Kimmerer, en el maravilloso libro, "Una trenza de hierba sagrada": "en el aprendizaje de la reciprocidad, las manos pueden guiar al corazón".

Siguiendo con el juego, el nacimiento podría ser un acto ritual de encuentro donde los seres queridos acompañan, cuidan y juegan con la criatura y donde se reafirma un pacto solidario de crianza compartida. El día de los muertos, tendría el fin de ofrendar gratitud por los ancestros y antepasados y por lo que nos han ofrecido como cesta de dones, regalos y privilegios. El día de los niños, todos salen a espacios públicos a recrear los juegos que más le apasionan en sus comunidades; en este día, todo el planeta será un gran juego de atracciones. El día de la independencia, será el día para refundar las interdependencias, imaginar las prácticas, comportamientos y futuros deseables. La boda, será un ritual en donde cada amigo y familiar regala muchas flores de colores, palabras, regalos, experiencias y frases para fortalecer el amor de la pareja... el ritual de la luna de miel, con la posibilidad que junto con sus allegados se construyan las bases para el hogar y así cocrear el nido de amor. El año nuevo, las familias se reúnen, comparten y disfrutan y recogen los aprendizajes de todo el año y hacen la fiesta del perdón, liberando el odio y resentimiento, volviendo a fortalecer nuevos hábitos y re imaginar los sueños y propósitos compartidos. Cada mes, en la luna llena, se hace el ritual de la sincronización planetaria, bailando, cantando, caminando o meditando juntos. En la semana santa, nos alineamos con las cosas y experiencias sagradas en nuestras vidas. En los momentos de funerales, la familia no deposita rápidamente al muerto en una funeraria, sino que opta por acompañar en casa con canto, ritual de la memoria compartida, palabras y alegría lo importante que fue ese ser, y se crea un campo de luz colectiva para que el alma siga viajando fluidamente por el universo. El duelo es un acto de entrega, el duelo se hace en comunidad. Después de graduarse del colegio o la universidad, cada persona tiene la responsabilidad de irse de voluntariado a una organización o movimiento social para aportar sus habilidades, oficios y conocimientos por el bien de todos. Realizado este trabajo de servicio, y cumplir cierta cantidad de horas, tendrá el beneficio de acceder a un año sabático para replantear su vida, su profesión y su propósito de vida. Y cada 15 años sucesivamente, volverá a tener esa posibilidad para reimaginar su vida. Y así sucesivamente, cada ritual, un logro, una transición, un duelo, la Muerte, siempre serán ejercidos como un acto de entrega y reciprocidad en comunidad. Una manera viva de nutrir los vínculos. Recordemos que los rituales son atractores de consciencia y modelan nuestras vidas colectivas y relaciones con el mundo humano y no humano.


Sobre el ritual en la educación

El ritual en educación, funciona como un atractor de conciencia, donde la intención y la atención, de quienes participan, se orienta hacia lo infinito, permitiendo integrar en un tapiz sensual y mágico, las vivencias de una comunidad. Un ambiente de aprendizaje, configurado como ritual, procura además la conexión y la participación, que, como el amor, se la juega en los detalles y como el erotismo, en la intimidad de los cuerpos. Configurar un ambiente orientado hacia la ritualidad, implica crear una atmósfera que invita a la quietud, el asiento, el cuidado de los silencios, el reconocimiento, la escucha y donde se puedan intercambiar gestos, dones y asombros.

El ritual es asimismo contenedor seguro y continente de afectos y quienes entran a él, transforman sus estados de consciencia, dado que allí encuentran un canal abierto para la aparición de la singularidad, la influencia mutua, la sintonización, el crear insight juntos, ensoñar futuros posibles, en una mezcla equilibrada entre sinceridad, apertura y vulnerabilidad. En esta temporalidad extática, que abre la ritualidad en la educación, se gesta una economía del ganar – ganar, la circulación de las abundancias y capitales simbólicos de una comunidad. Es también el espacio propicio donde aprendemos el arte del dar y del recibir, de ofrendar la palabra, la celebración de la existencia, y el sumergirnos en juegos infinitos, que tienen el propósito de seguir jugando.

Los rituales tienen la característica de ser altamente psicodélicos, dado que en estos, la atención, la intención, la confianza, los estados de consciencia más sutiles y la empatía, refulgen en el brillo de los ojos de quienes participan. Podríamos decir que los rituales son desaceleradores de la vida rutinaria y catalizadores de las excepcionalidades. Allí aprendemos el arte de escuchar mejor y de tejer nuevas relaciones, narrativas y amistades, en una consciencia (y coherencia) más abierta del presente, donde el pasado (lo vivido) y lo futuro (lo porvenir) se abren lugar. 

En el ritual se mezcla la curiosidad e ingenuidad de los niños, la experimentación del adolescente, con la atención emocional y la mística del adulto. Este crisol de experimentación, hace que surjan otros juegos cada vez más complejos y al tiempo, de una sencillez increíble. El ritual produce también nuevos comportamientos, hábitos, interdependencias, medicina y magia para quienes se alinean con la intención, es algo que se siente y se vive, más que una creencia, invitando a que lo sagrado que hay en nosotros se haga presente. La capacidad de presencia, tan importante para el educador, se gesta en el aprender no solo a dar, sino también, e incluso de mayor importancia, a esperar con calma y recibir.

"El cambio cultural se afianza a través de la coherencia y la repetición. Cuando suficientes personas hacen lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, eventualmente esas acciones se convierten en cultura" (Hübl, 2020). Para esto, la cultura y de manera general la educación, tienen el potencia de crear rituales y prácticas que promuevan la transformación social y existencial y conformar un campo de resonancia para que se hagan posibles nuevas realidades.

Hay muchos rituales que podemos hacer y resignificar en la educación, tales como los pagamentos, los ayunos, los merodeos por el bosque, el mirarse y contemplar en parejas los ojos, hacer masajes de los pies, realizar prácticas de gratitud, ofrenda y meditación, crear mingas de siembra de árboles y festejos de la abundancia de las cosechas. Ritualidad del gesto libre, la improvisación, en el canto, las rondas y la danza. jugar, viajar, improvisar, hacer malabares, hacer un deporte, tocar un instrumento, tejer, dar regalos, practicar la sexualidad y erotismo, contemplar, abrazar, todas estas prácticas generan estados alterados de consciencia, son experiencias transpersonales en las que nos hacemos uno con la experiencia y el instante eterno.














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viernes, 1 de abril de 2022

Problemáticas de la vida y la sociedad en contextos virtuales

En mi trayectoria como investigador, educador y ciudadano, me ha interesado indagar e involucrar en mis proyectos el uso creativo de tecnologías, reconociendo el potencial estético y pedagógico de las redes, las expresiones de ciencia abierta y ciudadana, la cultura de código abierto, la transmedialidad, el pensamiento de diseño (hackathones) y el poder de la inteligencia colectiva, entre muchas otras cualidades de la revolución digital. 

Pasadas ya dos décadas de inmersión en la cultura digital y de uso masivo de la web (lo que podríamos llamar su infancia), ha llegado el momento de hacer un análisis más matizado y concienzudo, que junte mayores perspectivas, eso sí, sin perder de vista la riqueza y virtudes, pero sí señalando algunos problemas y atascamientos respecto al uso de las redes sociales y de las tecnologías de la información y la comunicación. 

En el 2013 publicamos un libro llamado Ciberciudadanías: cultura política y creatividad social, un trabajo en alianza entre dos grupos de investigación de universidades públicas colombianas (la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad del Valle), donde explorábamos la interfaz entre educación y movimientos sociales, artísticos y culturales que realizaban apropiación social de tecnologías y como fruto de este estudio, surgió un libro, alianzas con activistas, nuevas reflexiones y didacticas y hace 15 años este blog, que he mantenido como una especie de diario sobre mis experiencias, proyectos e intereses en ámbitos como el arte, la ciencia, la educación integral, el cine, la filosofía, la cultura digital y la política. 

Ya que han sido mucho más elogiosas las publicaciones que he realizado acerca de las potencialidades de lo tecnológico en la educación y la cultura y mucho más entusiasta de usarlas creativamente en las prácticas educativas e investigativas, quisiera enumerar algunas problemáticas actuales evidentes que percibo en las vidas mediatizas en el contexto personal, relacional y cómo afectan los sistemas en que habitamos, con el propósito de instar a una conversación más amplia, serena e informada. Si conoces otras situaciones en las vidas virtuales que nos atan y atascan y limitan nuestras libertades, me encantaría conocerlas. 

Espero que esta lista de 20 problemáticas acerca de los usos de las redes y tecnologías, nos lleve a conversar no solo sobre lo peor, sino que a partir de estos puntos, nos permitan acentuar y enfocar la mirada sobre qué principios éticos y filosóficos, valores, prácticas, tecnologías y formas de organización, pueden ayudarnos a navegar por la cultura digital de mejor maneras, que nos enriquezcan, nos conecten de maneras más profundas con los otros y con las problemáticas de nuestro tiempo, que nutran nuestras vidas compartidas, incluso que aporten mayores sinergias para la comprensión y la transformación colectiva expresadas en nuevas formas de agencia y participación local/global:

Ver a las personas y a la información en fragmentos.

Identidad enfocada en manifestar los aspectos positivos de la experiencia

Interrupción constante de la atención (voluntad) y distracción de nuestros propios objetivos (de lo que queremos aprender).

Comunidades de personas con intereses y gustos similares que hace que se fortalezca la identidad tribal.

Incapacidad de la mente de digerir tanta información (saturación de información y tránsito entre un tema y otro sin profundizar, tratado con mucha superficialidad).

Desconexión de las necesidades de nuestros cuerpos y el valor de la importancia de las relaciones.

Aceleración de nuestros ritmos cotidianos (escasez de tiempo)

Automatización de muchos trabajos y precarización laboral (auto-explotación).

Plataformas que modelan comportamientos con base en nuestra información. 

Cada vez parecemos comportarnos más como máquinas.

A menudo la superficialidad en temas, el narcisismo y el cese de nuestras conversaciones profundas, multi-perspectivas y sentidas.

Debilitamiento de la democracia, las relaciones de amistad y de los espacios culturales de intercambio.

Polarización y mente tribal. Puntos de vista fijos y extremos y reacciones rápidas y muy emotivas. Y afirmaciones que prevalecen en espacios en línea tales como "Yo tengo razón, tú estás equivocado"

Dificultad de escuchar puntos de vistas distintos.

Ilusiones de falsa popularidad y éxito.

Teorías falsas, desinformación y posverdad. (socavamiento de la verdad).

Confundir el activismo político y el pensamiento crítico con el clicktivismo.

Manifestación de la ira colectiva y descarga de emociones muchas veces utilizando un chivo expiatorio como objeto de acusación.

Obsolescencia programada de artefactos tecnológicos y exceso de basura electrónica.

Adicción a la pornografía, aumento de la envidia y comparación excesiva con la vida de los otros.


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miércoles, 14 de agosto de 2019

Los aretes que le faltan a la luna

I.

Iba en el bus al medio día y una mujer que tenía ojos grandes y saltarines, aretes largos, espalda al descubierto y una ropa oscura muy sexy, acunaba en sus manos un libro de textura aterciopelada, pasta roja y destellos morados y azules, en el lomo se dibujaba una imagen abstracta y psicodélica, parecía un cuadro que mezclaba el minimalismo de Malevich con la alegría y sensualidad de un Matisse. Decidí observarla atentamente como buscándome entrelíneas; después de mirar y mirar, no hallé imagen alguna, así que empecé a susurrar suavemente un sonido que nunca antes había cantado, esto hizo que se intensificara más la tentación y la curiosidad. Confieso que para mí es muy atractivo ver a una persona leyendo un libro y aún más en espacios públicos, suelo imaginarme cómo hierve su mente, qué se está cocinando en su cuerpo, a qué temperatura está el personaje, cuántos orgasmos ha saboreado. Así que le pregunté si podía leerme un fragmento del libro, alguna parte que le hubiera suscitado una conmoción profunda. Empezó a buscar por dentro de las páginas y no encontraba nada, se me hizo un milagro, un instante eterno. Después de un rato, levantó la mirada, miró de reojo como para bajarse de la estación, tomó una exhalación profunda y me compartió suculenta cita. Fue tan contundente lo que salió de sus labios, que quedé muy tocado y quería continuar con la historia. Le pregunté su nombre y me dijo que eso era un cuento muy extenso y que ya casi llegaba, así que prefirió retarme a adivinarlo. Después de un silencio, sonrió sutilmente hasta hacerme tener un deja vu en el cual yo era el personaje de su futura novela.

II.
Otro día iba por la estación de Santa Lucía, con destino al Portal Usme, hacía frío y era un día brumoso y sombrío. Al frente estaba sentada una chica alta y mulata de rostro indígena que lucía gorro gris, una chaqueta algodonada, blue jean claro y entubao - de esos pa meter con bolsa - y tenis blancos típicos de sudadera de colegio…cuando el vagón saltaba era muy chistoso observar como le temblaban los cachetes y se le fruncía el seño...varias veces miró furiosa de reojo al conductor como expresándole que le hiciera más suave...continué leyendo el libro que por estos día llevo de paseo en los largos trayectos bogotanos...y vino a mi mente algo que me había preguntado hace unas semanas sobre la hipersexualización de la mirada de los hombres hacia las mujeres...al bajarse la mujer del bus, un chico se despierta, dos que estaban cerca a mi puesto, simulan un gesto al mismo tiempo, una coreografía muy habitual, similar a la que hacemos cuando nos levantamos de la cama; otros que estaban a mi lado sonríen, levantando la cabeza de sus móviles y mirándose con una complicidad extraña como si fueran íntimos amigos...el colofón de la escena fue sorpresiva, un joven que llegaba amanecido, esos que aun tienen hipo de borracho grita desde el vagón de atrás, en un lenguaje abstruso y con sonrisa de Monalisa: hola tecnobebe....

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jueves, 11 de abril de 2019

Ciudadanía global y Tecnologías

Aún cuando he sido muy optimista respecto al mundo de las tecnologías, frente a sus posibilidades de aprendizaje conjunto, creación de ciencia ciudadana y la relación entre arte y medios digitales para  su apropiación creativa con diferentes públicos, hoy percibo que estamos expuestos a mucha información que no alcanzamos a digerir y  procesar. Sabemos mucho de las noticias del mundo, pero hay poca presencia, diálogos fecundos e intercambio de tiempo y silencio. Estamos en una aldea global pero son pocos los ciudadanos globales. Ser ciudadano global no es solo replicar información o vender productos, es crear una comunidad, un espacio de experimentación y de pensamiento, iniciar acciones colectivas de participación y seducción que contribuyan a mejorar las condiciones de vida y la salud e integridad de todas las personas. Ante tanta exposición de noticias, hay otro asunto y es que parecen ser más las que hablan de cosas traumáticas y desoladoras y pocas de las soluciones a los problemas que nos aquejan. Confundimos el pensar críticamente con develar información alternativa, como si ofreciendo este acceso ya fuera suficiente para las transformaciones que nos esperan. Otra de las situaciones alarmantes es que las tecnologías se convirtieron también en sustitutos del alma, interrumpiendo la atención, generaron un cortocircuito frente a los propósitos más profundos. Así que podemos dar el paso para estrenarnos el carnet de ciudadanía global, estableciendo compromisos de integración de tantas cosas sueltas, que parecen islas y que resultan que son solo el reflejo de nuestra desconexión, de nuestra incapacidad para realizar la componenda, de trazar la novedad en cada presente.

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