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martes, 12 de noviembre de 2024

Honrando la memoria de mi Tío Nando

Hace 7 días murió mi gata Violeta y 7 días después mi Tío Fernando, dos noticias muy estremecedoras y aunque habita una nostalgia profunda, también me recuerdan la gratitud de los momentos vividos, la finitud de toda vida, las transformaciones que se ciernen en estos momentos de fragilidad, la oportunidad de saldar cuentas y mejorar y estrechar las relaciones familiares y especialmente algo que ha venido rondando por mi mente, la urgencia de reconstruir como familia y cultura otra ritualidad para despedir a nuestros seres queridos, ya que la que tenemos por ley y tradición, es muy fría, tiene un tono triste, masivas (públicas), industriales y carente de brillo y espíritu y dificulta la posibilidad de vestir a quienes descansan con canto, flores, alimento, música, fiesta, historias y relatos. Con la alegría que recibimos la vida, así podríamos también despedirla.
Les cuento que mi Tío Nando me quería mucho, él me acompañó muchas veces a verme jugar fútbol cuando yo jugaba en la selección de la Universidad Nacional y en la 1C del Once Caldas, le encantaba tanto verlo como jugarlo. Recuerdo verlo a él en el equipo de la Fundición Fonseca en la Rochela como delantero patiar esa zurda con una potencia tremenda y hacer unos goles desde lejos con mucha comba.
Compartíamos mutuamente el gusto por la fiesta, la música, la percusión, el groove y la alegría en los encuentros. Fernando era la alegría de las fiestas en la familia paterna, con su buena selección de salsa, boleros, música caribeña y colombiana...recuerdo que muchas veces llevaba los Bongós, maracas y guacharaca para que los tocáramos... un día memorable, en una celebración del cumple de la abuelita Rosa, me uní con la guitarra e improvisamos a muchas voces la guajira Guantanamera.

Una de la pachangas que más recuerdo eran las que se hacían en la terraza donde la abuelita (quien paso por contar que era su consentido), las rumbas de fin de año en Santagüeda, en las ferias y una especial que junto a mi primo Leo en diciembre nos hicimos en las calles de la ciudad Manizales, yendo y viniendo y tomando con amigos. Ese día nos amanecimos cantando en el cable y una fiesta inolvidable y que admiré por haber aguantado todo el voltaje.
Nando disfrutaba mucho la vida social, una vez lo acompañé al centro de la ciudad a hacer unas vueltas y saludaba hasta el perro de la esquina, era toda una aventura y deriva que podía cambiar de repente y resultar tomando pintadito y buñuelo. Era un hombre no tan amante de la disciplina del trabajo como sí de la conversación, la vida social y la guachafita.
Tio Nando, gratitud por todo el amor brindado y por tu ser y tu lugar en la familia. Todos ahí parecemos jugar y brillar con un arquetipo singular como lo hace cada jugador en un equipo. Aún cuando en todos nosotros habitan luces y sombras, este es el momento para aprender a ver cómo viven y se equilibran ambas en nosotros y cómo transformarlas en caldo de cultivo para nuestras propias transformaciones y metanoias.
Siento que en estos momentos especiales donde lloramos, nos conmovemos, nos permiten ver y sentir la vida de modo diferente. Qué privilegio es reír y llorar, nacer y morir. Hoy no se admite la arrogancia, la frialdad, la crueldad, la distancia, el chisme tendencioso, las posturas inamovibles sino que entramos en otro registro y percepción de más apertura, vitalidad y reconciliación. Hoy quiero trabajar todas nuestras confrontaciones, asperezas y saldarlas de una vez por todas. Te invito a que tú también lo hagas y te des la oportunidad de perdón, limpiar el resentimiento y permitirnos los nuevos comienzos...para que cuando muramos nosotros (recordemos que como dice el Héctor Lavoe, "todo tiene su final") podamos morir tranquilos, sin penas, aflicciones, deudas pendientes y poder ser recordados con alegría, belleza y por la humanidad y trato que nos dimos a nosotros mismos y a los demás.
Ya no podemos ser los mismos que éramos antes de estos sucesos, esto nos advierte muchas cosas que a mí me dan ganas de trabajar por cultivar otras ritualidades en la educación, la conversación y la vida cotidiana, ser vida y fuente de inspiración, seguir tejiendo redes de aprendizaje en la udelfuturo, profundizar en mi ser inmanente y trascendente, ser micelio, laguna, montaña, ser amplio y generoso y de amor incondicional, cumplir nuestros sueños más amados y dejar una semilla que pueda ser sembrada por todos los que vienen.
Te seguiré recordando en cada fiesta, cultivando todo el amor que me has dado a mi y a toda la familia.

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martes, 5 de noviembre de 2024

Para Violeta

Violeta o Chepes de ché bebé fue una gata muy libre y salvaje, recorría a diario los techos de Teusaquillo, con amigos, conocidos y novios que invitaba a casa, con predilección por los de color negro y tomar el sol en el cénit del día. Inventé con ella un ritual cuando me despertaba e iba a la ducha y era que me acompañaba, me estiraba un tapete rojo invisible, caminaba con garbo y al salir esperaba que le regara con mi pie algunas gotitas de agua sobre su espalda ...ella en muchas ocasiones susurraba sonidos de felicidad. Esta acción la repetimos infinitas veces y después ella se disponía a comer. Muchas veces comprendí que le gustaba que la acompañáramos a comer mientras la consentíamos. Era también una gatita muy mimada y muy comprensiva y en los momentos en que estaba uno con dolencias y enfermo, se enroscaba sobre el cuerpo y se convertía en una compresa de sanación, ronroneaba melodías de placidez y sus ronquidos eran expresión de plenitud. Le enseñé también "la cuevita" que consistía en hacerle una carpa con la cobija para que entrara y se calentara...dormía plena. Las últimas veces ya viejita se nos cayó por un agujero de la casa contigua a la nuestra y nos tocó pedir rescate a los bomberos...fueron horas y horas para lograr llegar a una casa abandonada y un reto, pasada la media noche, para meterla al guacal.




Violeta llegó a casa en una cajita cuando Iara María estaba en el colegio en primaria, y se le presentó en el bosque, una flaquita negra hermosa, nosotros no queríamos pero al verla nos enamoró. Una gatita que no tuvo hijos, pero aborto muy pequeña varios en Choachí...cuando la llevábamos a la finca se escondía debajo de la cama los primeros días y después de varios días salía muy sutilmente a explorar el entorno. Un día me trajo de regalo un ratón, otras veces mariposas grandes, yo intentaba ser receptivo y comprender estos regalos, en los últimos meses, se volvió incontinente y al principio lo vimos mal, no volvió a dormir con nosotros, se iba uno o dos días, pero ya en las últimas semanas supongo que era una forma de comunicarnos lo mal que se estaba sintiendo. 

Desde hace por los menos 3 años ya no comía pepitas duras sino blanditas, riñones de pollo, corazones y su plato preferido, la trucha y la pechuga picada chiquito ya que sus dientes y sus encías hacía que le molestara tremendamente comer. 

Aprendí muchas cosas compartiendo 13 años juntos, una era la importancia de tomar el sol, hacer la pausa y la siesta, la música la escuchaba con atención y parecía gustarle cuando cantaba, tocaba guitarra y cavaquinho,...fue en general una gata muy saludable, para lo callejera que fue, recuerdo una vecina que le enviaba alimento por una cuerda a los gatos del barrio y para ella muchas veces fue la despensa de alimento. 

Otra anécdota que recuerdo fue cuando estaba en un árbol afuera de la casa y si no fuera por los maullidos y la cohorte de gatos esperándola abajo - ya que estaba en celo - que notamos su presencia y salimos al rescate con comida y ahuyentado a los gatos que la esperaban con ansia loca. 

Violeta, gracias por tu compañía, por tu belleza, tu calidez y todo tu amor para toda la tribu de la familia. Dos días antes, en el día de los muertos, nos disfrazamos un alebrije, una dragona y un mago, y su último día vimos un pájaro naranja asombroso en la ramita de un arbusto y dos de los gatos negros que no había vuelto a ver salieron al encuentro para despedirte. Gratitud por todo tu amor.

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lunes, 15 de agosto de 2022

Conversación sobre Partería, Ecología Prenatal y Educación (Ep.35)

Esta es una conversación muy fluida con Uma Díaz, alrededor de sus experiencias formativas y viajes en clave de la partería, la ecología prenatal y la educación. Ella es una mujer curiosa, apasionada y dedicada a aprender viajando por distintas comunidades del mundo; aquí escuchamos sus procesos educativos, su conexión con los bebés, las plantas, las comunidades indígenas y el acompañamiento terapéutico con mujeres y familias. La desilusión con los escenarios de educación superior, orientados a fortalecer el statu quo, la motivó a viajar a Argentina a estudiar Permacultura, (aprendiendo de la mano de otra de las invitadas a esta serie: Beatriz Ramírez) y fue allí donde escuchó por primera vez el concepto de Ecología Prenatal y Parto en Casa.

Empezó formándose como doula, educadora prenatal y ha tenido un acercamiento con parteras de diferentes partes del mundo… trabajó unos años en el proyecto Parto Consentido y aprendiendo sobre diversos modelos de partería. Buscando un enfoque social de la Partería - en el cual las mujeres en condiciones de vulnerabilidad pudiesen acceder a estos beneficios del parto humanizado - encuentra la Asociación Manos Abiertas en Guatemala y realiza allí una residencia. Posteriormente co-funda en Colombia Lua, un equipo de parteras orientado al cuidado de la mujer y la familia, donde según dice ella, cuidar a las madres y cuidar a la madre tierra, es una acción interdependiente y complementaria: nuestra salud, es nuestra salud del planeta. 

El acompañamiento en la partería, la comprende Uma, de una manera integral en 3 etapas: gestación, parto y posparto y  precisa que además de ser un proceso terapéutico, también revela una gran oportunidad de transformación para toda la familia. Conversamos del parto como evento comunitario, como acontecimiento espiritual... hablamos asimismo de la importancia de los cuidados de la primera infancia, como elemento fundamental para sobrevivir como especie y fuente para transformar muchas realidades problemáticas que presenciamos en la educación y la sociedad. Para ella, a menudo, la llegada de un bebé activa toda la comunidad, todo el sistema familiar, los amigos, las amigas, une clanes familiares y estrecha el tejido comunitario... nace un abuelo, una mamá, un papá, una tía, un tío, un hermano, hermana…

Así como hablamos de la natalidad, también emerge en la conversación la verdad y el acontecimiento de la muerte, del nacer bien y del morir bien. Vivir sabroso, una expresión que se ha vuelto popular este año en Colombia, no es solo vivir sin miedo, vivir con alegría y con vitalidad, sino aprender a morir con dignidad. Al entrar en este tema, Uma señala que las parteras siempre van a enfrentarse con la muerte, y que acompañar la vida es siempre acercarse a la la muerte; para ella, muerte y vida van de la mano y lo reafirma en sus periplos por el mundo donde ha notado que las parteras tienen una sabiduría profunda frente a ambas realidades, tanto es así que le estimula imaginarse en el futuro como ofreciendo el servicio para aprender a morir con dignidad.

Hablamos de la importancia de los rituales en educación, del sentido de la magia y de los mitos y en especial ahondamos en un ritual que es común en muchas culturas: el ritual de la placenta,… la placenta simboliza "la madre", "el ángel guardián", "el alma gemela"… compartimos algunos rituales: como el poner un don en la placenta; la siembra de la placenta en el territorio o en un árbol; para los indígenas cofanes, sentar el bebé sobre la placenta; la lectura de la placenta; la placenta como mapa y destino, como representación del árbol de la vida...

En el tramo final de la conversación, hablamos de la violencia de la mujer en círculos espirituales, el abuso sexual de los chamanes, de las sombras sexuales de la psique masculina y femenina, lo peligroso que es seguir a ciegas a gurús (gurucentrismo), el cóctel perverso entre psicodélicos y amor romántico, los límites del pensamiento mágico y el bypass espiritual (que se refiere al uso de lo espiritual para evadir problemas psicológicos). 

Todas estas reflexiones críticas son muy pertinentes y sensatas en un tiempo del despertar de las prácticas espirituales en la población, que vale la pena conversarse para comprender más profundamente tanto las potencialidades, como sus sombras. La luna de la miel con la espiritualidad debe asentarse en una visión espiritual más integral y madura, donde ya dejemos de buscar solo alivio, placebo psicológico, seguridad, certeza y magia, muchas expresiones que alimentan el narcisismo, la dependencia emocional, el amor hiper-idealizado y visiones infantiles de la espiritualidad. Aquí enlazamos un artículo que escribió Uma Díaz sobre feminismo psicodélico, que recoge unas críticas y abre unas reflexiones muy provocadoras al respecto.



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sábado, 23 de abril de 2022

Sobre los Rituales

"La danza de la renovación, esa danza que le dio forma al mundo siempre se bailó aquí al borde mismo de las cosas, al límite, entre la niebla que cubre la línea de la costa"
(Ursula K. Le Guin)

"El cosmos está embarazado de pistas que guían a nuestras imaginaciones. Estamos llamados a sanar el mundo a imagen de nuestros vuelos más bellos de fantasía. El Eros de la imaginación es el elixir de Dios corriendo a través del universo".

(Marc Gafni)

Es cada vez más notorio que hay una sed de rituales en las sociedades contemporáneas hiperconectadas, aquellas de ritmo acelerado que se han desconectado de la tradición, el territorio, el significado, la vida espiritual y comunitaria. El ritual tiene el potencial de convocar la magia de la intención, magnifica e intensifica la vida y renueva la alegría de compartir juntos; a su vez, nos recuerda que somos seres mundanos y espirituales, allí aprendemos a dar y recibir con amor y abundancia, renovar y actualizar el propósito y el sueño compartido y fortalecer los lazos de amistad, hospitalidad y prácticas de  generosidad. 


Las maneras de festejar y celebrar van modificándose a lo largo de nuestras vidas. Los juegos se van haciendo más intensos, sencillos y complejos, a medida que vamos haciéndonos más conscientes, libres y radiantes. Sería un juego atractivo, reinventar nuestras maneras de celebrar, los ritos y festejos, resignificar desde el nacimiento, el bautizo, la primera comunión, el cumpleaños, el grado, el matrimonio, la boda...los funerales, el año nuevo, el día de los niños, de la tierra y de los muertos...etc..."los rituales que la sociedad occidental sigue llevando a cabo, se centran únicamente en el individuo, en la conmemoración de ritos de transición personal". (Kimmerer, 2020).

Sería bastante sugerente inventarnos rituales periódicos donde todo el planeta participe y además, extender nuestro gesto de celebración y conexión con todas las especies... ahora bien, sea cual sea la celebración, procuremos que sea un acto colectivo de reciprocidad, ofrenda, regeneración, gratitud, amistad, fiesta y gozo. "En las costumbres potawatomis, aquel cuya vida se celebra es quien entrega los regalos, quien los dispone en una manta para compartir su buena fortuna con el resto del círculo...en los pueblos tradicionales, la riqueza no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se entrega". (Kimmerer, 2020).

Por ejemplo, en gesto de resignificación, el día de cumpleaños podría ser una ofrenda de reciprocidad y reforestación, un día de siembra y de minga con los familiares y amigos. Por cada año cumplido, 6 árboles o plantas sembradas en el territorio; si vas por los 50 años, augura minga de 300 árboles nativos.  Cuando alguien cumple 15 años, serían 90 árboles sembrados y cada quien podría en nueva ritualidad, degustar en este momento, los frutos en familia y con la vecindad, haciéndose acreedor de ser nativo del territorio y buen ancestro. Como señala la etnobotánica Robin Wall Kimmerer, en el maravilloso libro, "Una trenza de hierba sagrada": "en el aprendizaje de la reciprocidad, las manos pueden guiar al corazón".

Siguiendo con el juego, el nacimiento podría ser un acto ritual de encuentro donde los seres queridos acompañan, cuidan y juegan con la criatura y donde se reafirma un pacto solidario de crianza compartida. El día de los muertos, tendría el fin de ofrendar gratitud por los ancestros y antepasados y por lo que nos han ofrecido como cesta de dones, regalos y privilegios. El día de los niños, todos salen a espacios públicos a recrear los juegos que más le apasionan en sus comunidades; en este día, todo el planeta será un gran juego de atracciones. El día de la independencia, será el día para refundar las interdependencias, imaginar las prácticas, comportamientos y futuros deseables. La boda, será un ritual en donde cada amigo y familiar regala muchas flores de colores, palabras, regalos, experiencias y frases para fortalecer el amor de la pareja... el ritual de la luna de miel, con la posibilidad que junto con sus allegados se construyan las bases para el hogar y así cocrear el nido de amor. El año nuevo, las familias se reúnen, comparten y disfrutan y recogen los aprendizajes de todo el año y hacen la fiesta del perdón, liberando el odio y resentimiento, volviendo a fortalecer nuevos hábitos y re imaginar los sueños y propósitos compartidos. Cada mes, en la luna llena, se hace el ritual de la sincronización planetaria, bailando, cantando, caminando o meditando juntos. En la semana santa, nos alineamos con las cosas y experiencias sagradas en nuestras vidas. En los momentos de funerales, la familia no deposita rápidamente al muerto en una funeraria, sino que opta por acompañar en casa con canto, ritual de la memoria compartida, palabras y alegría lo importante que fue ese ser, y se crea un campo de luz colectiva para que el alma siga viajando fluidamente por el universo. El duelo es un acto de entrega, el duelo se hace en comunidad. Después de graduarse del colegio o la universidad, cada persona tiene la responsabilidad de irse de voluntariado a una organización o movimiento social para aportar sus habilidades, oficios y conocimientos por el bien de todos. Realizado este trabajo de servicio, y cumplir cierta cantidad de horas, tendrá el beneficio de acceder a un año sabático para replantear su vida, su profesión y su propósito de vida. Y cada 15 años sucesivamente, volverá a tener esa posibilidad para reimaginar su vida. Y así sucesivamente, cada ritual, un logro, una transición, un duelo, la Muerte, siempre serán ejercidos como un acto de entrega y reciprocidad en comunidad. Una manera viva de nutrir los vínculos. Recordemos que los rituales son atractores de consciencia y modelan nuestras vidas colectivas y relaciones con el mundo humano y no humano.


Sobre el ritual en la educación

El ritual en educación, funciona como un atractor de conciencia, donde la intención y la atención, de quienes participan, se orienta hacia lo infinito, permitiendo integrar en un tapiz sensual y mágico, las vivencias de una comunidad. Un ambiente de aprendizaje, configurado como ritual, procura además la conexión y la participación, que, como el amor, se la juega en los detalles y como el erotismo, en la intimidad de los cuerpos. Configurar un ambiente orientado hacia la ritualidad, implica crear una atmósfera que invita a la quietud, el asiento, el cuidado de los silencios, el reconocimiento, la escucha y donde se puedan intercambiar gestos, dones y asombros.

El ritual es asimismo contenedor seguro y continente de afectos y quienes entran a él, transforman sus estados de consciencia, dado que allí encuentran un canal abierto para la aparición de la singularidad, la influencia mutua, la sintonización, el crear insight juntos, ensoñar futuros posibles, en una mezcla equilibrada entre sinceridad, apertura y vulnerabilidad. En esta temporalidad extática, que abre la ritualidad en la educación, se gesta una economía del ganar – ganar, la circulación de las abundancias y capitales simbólicos de una comunidad. Es también el espacio propicio donde aprendemos el arte del dar y del recibir, de ofrendar la palabra, la celebración de la existencia, y el sumergirnos en juegos infinitos, que tienen el propósito de seguir jugando.

Los rituales tienen la característica de ser altamente psicodélicos, dado que en estos, la atención, la intención, la confianza, los estados de consciencia más sutiles y la empatía, refulgen en el brillo de los ojos de quienes participan. Podríamos decir que los rituales son desaceleradores de la vida rutinaria y catalizadores de las excepcionalidades. Allí aprendemos el arte de escuchar mejor y de tejer nuevas relaciones, narrativas y amistades, en una consciencia (y coherencia) más abierta del presente, donde el pasado (lo vivido) y lo futuro (lo porvenir) se abren lugar. 

En el ritual se mezcla la curiosidad e ingenuidad de los niños, la experimentación del adolescente, con la atención emocional y la mística del adulto. Este crisol de experimentación, hace que surjan otros juegos cada vez más complejos y al tiempo, de una sencillez increíble. El ritual produce también nuevos comportamientos, hábitos, interdependencias, medicina y magia para quienes se alinean con la intención, es algo que se siente y se vive, más que una creencia, invitando a que lo sagrado que hay en nosotros se haga presente. La capacidad de presencia, tan importante para el educador, se gesta en el aprender no solo a dar, sino también, e incluso de mayor importancia, a esperar con calma y recibir.

"El cambio cultural se afianza a través de la coherencia y la repetición. Cuando suficientes personas hacen lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, eventualmente esas acciones se convierten en cultura" (Hübl, 2020). Para esto, la cultura y de manera general la educación, tienen el potencia de crear rituales y prácticas que promuevan la transformación social y existencial y conformar un campo de resonancia para que se hagan posibles nuevas realidades.

Hay muchos rituales que podemos hacer y resignificar en la educación, tales como los pagamentos, los ayunos, los merodeos por el bosque, el mirarse y contemplar en parejas los ojos, hacer masajes de los pies, realizar prácticas de gratitud, ofrenda y meditación, crear mingas de siembra de árboles y festejos de la abundancia de las cosechas. Ritualidad del gesto libre, la improvisación, en el canto, las rondas y la danza. jugar, viajar, improvisar, hacer malabares, hacer un deporte, tocar un instrumento, tejer, dar regalos, practicar la sexualidad y erotismo, contemplar, abrazar, todas estas prácticas generan estados alterados de consciencia, son experiencias transpersonales en las que nos hacemos uno con la experiencia y el instante eterno.














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lunes, 15 de febrero de 2021

Festejo-Ritual 40 árboles

"Los árboles son el esfuerzo interminable de la tierra para hablar con el cielo que los escucha"

(Tagore)

Todos somos como árboles, con un cuerpo, una mente y un espíritu que nos conecta por el aire y bajo tierra. Nuestro sustrato es profundo, nuestro árbol genealógico tan antiguo como las estrellas. Al parecer somos firmes y estáticos, pero lo que se mueve bajo nuestros pies, lo que subyace a nuestros pasos, trae algo del rumor de la montaña, de los manantiales, los lagos, el aire, el murmullo de los escarabajos, los rayos de Sol, los minerales y millones de insectos que aportan a nuestra salud y propagación como especie. Somos generosos por naturaleza, damos sombra, alimento, frutos, semillas, somos nido para muchas aves, seres humanos y millones de especies. Somos como la casa de las abuelas, amplia y amorosa, dando y recibiendo lo que muchas familias dispensan. Cuando un vecino está enfermo, proporcionamos una corriente infinita de abundancia para su regeneración, nuestra inteligencia es tan maravillosa, que una parte pequeña de nuestro cuerpo, un esqueje, puede reproducirse ad infinitum. Nuestra memoria está tallada por el canto de muchas aves, somos testimonio de una música inigualable y una orquestación maravillosa. En en el bosque cada movimiento tiene su color, y cada especie su función en una cadena asombrosa de interdependencias. La Muerte aquí tiene una gran función para la vida, nuestra huella trae bienestar para todos y nuestras raíces aéreas la inspiración, el olor a bosque el recuerdo de los amantes, todo aquí es un concierto que anima a muchas comunidades: alquimia de intensa transformación. Siendo los árboles una maravilla de la evolución, el fulgor del clamor de los bosques, quiero ofrendar esta siembra al amor incondicional, a la salud de todas las especies, la transformación del dolor en iluminación, la serenidad, La Paz interior, la alegría y el asombro, a la diversidad de especies que estamos trayendo e invitando a este valle del amor, al perdón entre las familias, a la escucha y la comprensión, a la creatividad y la realización de nuestros sueños, al servicio social que podamos cada día dar; ofrendo esta siembra al cese de las luchas de poder, al extractivismo, la tala de bosques, la codicia, el narcisismo y la envidia, que son tan nocivas para nuestros bosques, ofrendo esta siembra a quienes no se fueron, no se han ido, sino que están aquí con nosotros, inspirando este ritual de siembra. Ofrendo esta siembra para que limpiemos, hagamos pagamento, dejemos ir lo que no sirve, lo que pesa y desfigura nuestra humanidad y demos cobijo, enraicemos toda la belleza que está a punto de nacer. Hoy sembrando en este festejo y ritual, somos los parteros que estamos dando un poco de aliento, amistad, jovialidad y de reciprocidad al mundo.




























Festejo y ritual de cumpleaños
Montaña Compartida
(Choachi-Colombia)
13 feb. 2021


Gracias a mi hermosa compañera María José Salgado Jiménez por el empeño, el amor, la producción y la co-creación en esta maravillosa Minga...A los árboles por su belleza, Gracias a Panamorarte por la Torta, a los Mingueros y amigos por la buena energía y disposición y a los que estuvieron presentes y atentos con el amor y el gran corazón...



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miércoles, 6 de marzo de 2013

El poder de las máscaras


Interesante sería explorar las relaciones de la máscara como fuerza viva transfiguradora de subjetividades, con la producción de otro tipo de rituales alternativos a los que la educación promueve, en donde el orden, las jerarquías, las lecciones, la disciplina y la racionalidad instrumental operan significativamente. Con la máscara podemos construir identidades diferenciales y así sospechar de que siempre somos los mismos. Podemos jugar y escondernos, materializar rostros y gestos que dan cuentan de lo que podemos ser, al tiempo de lo que  nos queremos distanciar. Con la máscara podemos profanar el hecho de que la subjetividad es algo personal y humano, invariable y homogénea, por unas formas de sociabilidad en donde cada quien puede ser lo que quiera, hasta tal punto que alguien puede desplazarse por el espacio como un ángel, una fiera, un ogro, un patafísico, un astronauta, un cienmpiés o un panadero, es decir, que pueda ser o no ser, o que suspenda su formas habituales de ser, al tiempo que se está siendo. El poder ser muchos a través de la máscara, confiere a las prácticas pedagógicas de la potencia de variación de la identidad y de lo que otra tendencia llamaría como diálogo de voces. Somos muchos y nuestras máscaras son virtualidades que cada sujeto puede sacar a relucir dependiendo de las circunstancias.


La intuición que valdría poner a prueba, es si las máscaras, que se traducen en otro rostro al normal, o que lo velan, lo cubren, lo amplifican y que tienen la potencia aún secreta de modificar el cuerpo real viviente, son portadoras de cambios en las relaciones de poder y en nuestra institucionalidad. Es decir, como si las tecnologías que creamos y que actualmente perfeccionamos, tienen no sólo el poder de condicionar nuestro ser en el mundo, sino de hacer aparecer otros mundos, en otras pieles que recubren igualmente de una intimidad y exterioridad al mundo, capaces de hacerlo aparecer de nuevo.



La otra vía de exploración podría realizarse entre la máscara y el ritual de la fiesta. Cuando cada uno deja de ser quien es para entrar a un mundo festivo y carnavalesco a través de una entidad transubjetiva, tal vez, esta experiencia de transformación ayuda a la cocreación del mundo y a la gestión de las realidades cotidianas. Si yo ya nos soy yo, sino otro, esto me permite anticipar una relación de alteridad que se traduce en la posibilidad múltiple de ser otro a lo que soy y de cuidar a ese otro, escucharlo, comprenderlo y jugar con él. Esto nos permite observar y deducir, que cuando pensamos en las máscaras, lo que resulta interpelando a los procesos formativos, es que ofrecen las máscaras una gran metáfora respecto a los procesos de producción de subjetividad y de contexto. Comprendamos bien, que la máscara, como tecnología social, no sólo es encubrimiento, ni fortín para la mentira, puede ser la configuración de una identidad posible, inacabada y el ingreso a un espacio potencial horizontal de juego, que efectúa por un lado, ejercicios de poder diferentes a los normativos y condiciona a quienes deciden ponérsela de una relación singular con el espacio y el tiempo, con el aquí y el ahora.


Finalmente, la potencia de la máscara no está tanto en su confección como en su movimiento, tanto en lo que enuncia como en lo que silencia. Allí son muchos los secretos que podemos explorar, son muchos los dramas-tramas que podemos originar. La confección de la máscara debe proporcionar un ritual sensible y colectivo, que haga tangible el cambio material de un mundo y no su mistificación, idealismo y perfeccionismo, que son muchas veces obstáculos para que las voces, miedos, esperanzas que nos habitan, hablen y se expresen a su manera.

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