Que puede hacer el hombre para estar en una paz más generosa y efectiva..colaborar más en la casa, cocinar, cuidar a sus parejas, darles mucho amor y placer, aprender a comunicar sus dolores y fracasos, sorprenderse intentando explorar experiencias nuevas; bajarle a la hipersexualización de las miradas, para trascender esta imagen tan recurrente de la mujer como objeto sexual. Dejar de identificarse únicamente como objeto de recaudo de dinero, de trabajador a tiempo completo, de ser objeto del cañón y la guerra. Ser consciente de los sobornos con que nos engancha la cultura, bajarle a la imagen mítica del héroe, el salvador y el que tiene siempre la razón. Ser más respetuoso con las diferencias y evitar avergonzar a otros, ojo con el matoneo. Pensar antes de hablar, sembrar en su jardín sus vicios y virtudes, aprender algún instrumento, incorporar prácticas de autocuidado y quemar calorías...también es necesario sobretodo al hombre adulto, cultivar relaciones de amistad, evitar comparaciones y trascender las envidias. Estar atento al hiperindividualismo, la competencia insana, a las formas violentas de reaccionar, apalabrar sus afectos y darse el privilegio de sentir y reconocer sus sentimientos. Expandir su inteligencia emocional y espiritual y emprender un camino transpersonal.
lunes, 30 de septiembre de 2019
lunes, 23 de septiembre de 2019
Autorretratos del alma
Sandra Milena Currea.
Estudiante Maestría Innovaciones Sociales y Educativas
Uniminuto - Bogotá (2019)
La exposición de los autorretratos va acompañada con unos textos que los estudiantes han preparado previamente para compartir con todo el grupo. Se sugiere que antes de realizar los relatos, se haga previamente una meditación, en un lugar cómodo y tranquilo, para que el cuerpo y la mente estén alineadas y evitar caer en automatismos, mentiras y auto-engaños y en cumplir con un trabajo por hacer, dado que de lo que aquí se trata es de una experiencia de conexión con el alma y esta requiere sinceridad, serenidad e imaginación. También se pide a todos los estudiantes mucho respeto, escucha atenta y empatía frente a lo que se expone, ya que las personas están abriendo un espacio de intimidad y vulnerabilidad que muchas veces no se comparte por miedo a ser juzgado.
Arthur Parra
Los textos propuestos
este semestre a los estudiantes I Semestre (II-2019) de la Maestría en
Innovaciones Sociales y Educativas, de Uniminuto, fueron los siguientes:
Qué poema eres tu? construir un poema empleando solo la letra de la inicial del nombre.
Realizar un micro-relato sobre una historia cómica que haga parte de la historia de vida.
Un relato sobre las Adicciones y Alergias.
Micro-relato sobre alguna de estas emociones: miedo, culpa, vergüenza, envidia. Elige una y cuenta cómo la vives en la vida cotidiana.
3 cosas que podrías enseñar y 3 que te gustaría aprender.
Un relato de agradecimiento.
Autobiografía pedagógica.
Qué poema eres tu? construir un poema empleando solo la letra de la inicial del nombre.
Realizar un micro-relato sobre una historia cómica que haga parte de la historia de vida.
Un relato sobre las Adicciones y Alergias.
Micro-relato sobre alguna de estas emociones: miedo, culpa, vergüenza, envidia. Elige una y cuenta cómo la vives en la vida cotidiana.
3 cosas que podrías enseñar y 3 que te gustaría aprender.
Un relato de agradecimiento.
Autobiografía pedagógica.
Al momento de la exposición de los
autorretratos, se invita a los estudiantes a compartir el texto que prefieran.
Fue notorio en el presente semestre que los estudiantes en su mayoría optaron por
compartir las narrativas que hablaban acerca de sus emociones negativas, sus dolores más
profundos y traumas familiares. Emergieron historias acerca del amor, la
pérdida, los traumas, el machismo, la violencia, los duelos, la libertad, la
dependencia, la vida en pareja, el desplazamiento, la felicidad, los miedos y
el buen vivir. Lo otro interesante que suele suceder en esta práctica, son las
conexiones inéditas que provocan los relatos de los otros, observar cómo las
vidas ajenas y el sufrimiento nos conecta a todos, es un bien común, y así se
va generando un proceso de expansión de la empatía que sirve como antídoto
frente a la superioridad moral, el etnocentrismo (nosotros vs ellos) y el
egocentrismo (solo importo yo y “yo hago lo que se me da la gana”).
Es una maravilla que cuando las personas leen los relatos, todos prestan una atención inusual, ya que se está poniendo en valor y en juego aspectos muy sensibles, de vida o muerte, así se va creando un ambiente transpersonal enfocado a sanar, transformando los traumas y las decepciones, en aprendizajes colectivos y donde comprobamos que de todos podemos aprender algo, así como también que podemos mejorar la maneras de comunicarnos y de propiciar momentos de conexión, creación y compasión.
En un momento en que nos rodean ingentes
cantidades de sufrimiento en el mundo y una extrema polarización, en donde nadie quiere escuchar al otro, es necesario
que en los espacios educativos se generen ambientes de conexión, escucha
profunda, resonancia mutua, exploración afectiva, auto-investigación, círculos
de palabra, que permitan la sanación de lo que se ha endurecido y nos ha
congelado el alma y se descubran al mismo tiempo, lo que nos hace fluir, nuestras riquezas, propósitos
y la belleza interior que tenemos como seres humanos.
miércoles, 11 de septiembre de 2019
Initimidad y sufrimiento
Todo el sufrimiento actual del mundo nos está
poniendo a redefinir los propósitos como seres humanos, una revisión a fondo de
las relaciones y a conversar sobre las patologías y los logros evolutivos como
sociedad: nos aproximamos desde hace unas décadas a un ciclo de sanación global
muy amplio. El aprendizaje profundo en torno al sufrimiento, el dolor, la ira y
la maldad, nos están acelerando cantidad de aprendizajes que antes tardaban más
tiempo en efectuarse. Como decían antiguamente “no hay mal que por bien no
venga” o como dice el budismo, felicidad y sufrimiento no son opuestos,
inter-son… hoy siento que todo el sufrimiento y dolor, al inicio, nos angosta,
contrae, mengua la visión y la escucha, nos da ira, nos deja sin aliento,
queremos eliminarlo con un botón, algunas veces irnos, refugiarnos en lugares
más recónditos y seguros, olvidarlo, embriagar el sufrimiento, pero cuando
meditamos un poco más sobre ello, cuando lo caminamos y nos emboscamos, cuando
consultamos, conversamos, expresamos, cocinamos y lo miramos en nuevas escalas
y encuadres, cuando nos planteamos preguntas más sinceras, cuando miramos los
sentimientos dolorosos que todos portamos, escuchamos palpitar la vida y brotar
de la existencia manantiales de medicina y la consciencia de la finitud inunda
todos los presentes. Un ejercicio útil para darnos cuenta del don del
sufrimiento, lo podemos observar cuando peleamos con nuestras parejas, con
nuestros hijos y amigos, con los vecinos, en momentos de desamor y duelo: esto
tiene una fase principal donde se evidencia que estamos llenos de dolor, ira,
ironía y distancia, pero esto tan solo es el inicio, hay un momento donde todo
cambia, hay un giro interior que modifica todo y donde coevolucionan nuevas
estrategias, crecemos y restauramos la confianza. Al instante de la muerte
también se cuecen grandes aprendizajes y transformaciones profundas interiores,
caudales de pura vida y una consciencia acrecentada. Igualmente, cuando estamos
enfermos y convalecientes, muchas veces surgen revelaciones, nuevos hábitos, se
manifiestan aspectos de nuestros ser nuevos, en esa pausa necesaria y
prodigiosa. Así pues, lo que he aprendido en los últimos años en la intimidad
con el sufrimiento, es primero que todo, que nos viene una comprensión más
profunda de la existencia y de la vida; nos conecta con algo mayor que nosotros
mismos y con una mayor presencia; allega una visión de la no-dualidad, de la
reciprocidad y la complementariedad de todo y de todos los seres sintientes;
una consciencia más clara que todos estamos unidos y hechos de lo mismo...que
el sufrimiento, según las 4 verdades del budismo, es la primera gran verdad,
pero también se pueden comprender sus causas, cuando cesa, atisbar el alivio y
los caminos para cultivar el bienestar...que todos los seres con que nos
encontramos, por destino o por azar, son ángeles-demonios que están para ser
cuidados, acompañados, curados, son almas, faros y presencias sagradas...el
sufrimiento del mundo, nos está devolviendo la mirada a nuestros infiernos personales,
a nuestra divinidad, a los hábitos, reacciones, historias de vida, heridas,
formas de pensar y de comunicarnos. Nos está retando a mirar sin tanta
generalización, sin tanto prejuicio y fanatismo y nos está llevando a ver y
sentir con mayor precisión y sensibilidad, aumentando la complejidad de
análisis frente cuestiones locales y globales, a ser más humildes y prudentes;
nos está instando a revisar cómo estamos en la familia y con nuestros amigos,
de que color se visten nuestros sueños, encuentros y relaciones...todo un
hackeo corporal, emocional y espiritual...
lunes, 9 de septiembre de 2019
Artes Vivas
“El grito de la Mujer-Cabra”, una
autobiografía RAPeada por la artista Marcia Cabrera, fue una obra-fiesta, un ritual,
un instante de agradecimiento y erotismo, una obra pos-feminista, con toques de
humor, nostalgia, alegría y tristeza y la inclusión de variedad de géneros musicales
con los que compartía juguetonamente una porción de su vida, de su historia, de
sus excreciones, sueños, olvidos y de su plena y vibrante humanidad.
Sobre las conversaciones
La Paz y el sufrimiento requieren además de justicia social - el surgimiento de otras institucionalidades y cerrar la brecha de desigualdades - nuevos estilos de vida que afronten las problemáticas con sensibilidad, apertura, cordura, libre pensamiento y acciones colectivas; la Paz y el sufrimiento precisan de una escucha más profunda y de más flujo de conversaciones transparentes, sinceras e inspiradoras. El problema habitual es que muchas conversaciones son confirmaciones de lo que ya sabemos, ya sea para legitimar un status o rol social (lo he percibido mas en hombres que en mujeres), una experticia sobre un tema o un dominio de una idea o de una persona sobre otra; existen otras que parecen conversaciones sordas, en donde mientras el otro habla estamos pensando sin escuchar como afirmar nuestra propia posición; hay otras que parecen a un round de luchas interminables, que polarizan, que amplifican el deseo de ganar, de salir victoriosos, una verdad imponiéndose sobre otras, genuinas batallas ideológicas. En estas “cada uno de los participantes intenta justificar su posición establecida a priori, en vez de intentar aprender algo o adoptar una perspectiva distinta”...las hay conversaciones magistrales, que además de informar sobre hechos, nos cuentan historias, narrativas y la relevancia que tienen para la vida. Las ancestrales, que se dan en círculos de palabra, en donde primero se busca un asiento que permita presenciar, limpiar la palabra, escuchar, mambear y tejer pensamiento; precisa serenidad, tiempos largos, hablar de corazón a corazón, pensamiento dulce, respeto y gratitud, sin enjuiciamiento y con propósito de aclarar la visión de todos y contribuir a la sanación. También hay conversaciones para divertirse y reírse juntos, hay conversaciones para vender productos, los mercados ahora son historias y conversaciones emplazadas en nichos de mercado y con audiencias más activas....también hay conversaciones telepáticas, mas sutiles y transpersonales, donde un círculo escucha atentamente, las personas se vuelven sinceras acerca de sus sentimientos, problemas y afectos y construyen una oreja imaginaria donde resuenan las preguntas y certezas, donde la atención colectiva y el deseo de trascendencia crea un loop de realimentación sanadora para todos, un contenedor amplio que acelera la consciencia sobre lo que nos resistíamos a mirar. Y también tenemos las conversaciones en sueños, donde empatamos lo que en la vigilia se nos escapa y las románticas en donde las palabras son elixir burbujeante, nidos de calefacción y éxtasis compartidos.
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Abordando el sufrimiento
La impotencia y caos que generan miles de noticias que escuchamos a diario, como el incendio en el Amazonas, la muerte de líderes sociales, los problemas de salud mental de la población, psicopatías y abusos sexuales, depresión y suicidios, la drogadicción, la prostitución, el incremento de la delincuencia en los barrios, la tala indiscriminada de árboles, el extractivismo y la minería a gran escala, la corrupción, la vergüenza y amenaza a personas trans, las matanzas y tiroteos que efectúan jóvenes en Estados Unidos; el abandono de chicos y chicas que nunca han tenido familia, y también la orfandad de personas mayores, la ausencia de papas en miles de hogares, hombres en prisiones o en grupos terroristas, la ignorancia extrema de la población, la alzada de la derecha en el mundo, las desigualdades personales y sociales, las oleadas de migrantes y su precariedad y sufrimientos...los genocidios del capitalismo y el comunismo, el clasismo, pesimismo y arrogancia de muchas personas privilegiadas, la envidia tan corrosiva....las adicciones a las tecnologías, los traumas familiares, guerras y autoritarismos; todo esto me hace pensar que estas problemáticas a las que quisiéramos pararlas con soluciones rápidas, son problemas muy complejos que no podemos detener de inmediato; no obstante, sí podemos hacer mucho por evitar que se propague en círculos viciosos en nuestras formas de hablar, pensar, conversar, trabajar, amar y en las relaciones que establecemos con los demás, la naturaleza y en la vida cotidiana. Para no sucumbir al determinismo, el etnocentrismo, "la New Age" o la mera comodidad y deconstrucción posmoderna, un ejercicio ciudadano que podríamos probar, es intentar comprender estos problemas conectando sistemas, desde la psicología, la conducta, la cultura y los sistemas sociales, atisbando las causas y las soluciones, para así tener una comprensión más integral a qué se debe tanto sufrimiento; recordemos que estos desequilibrios son a su vez internos y externos, individuales y colectivos y son emergentes de las relaciones y micropolítica de millones de personas, que a su vez resuenan en los códigos culturales, el lenguaje, las narrativas, estilos vida y en los sistemas sociales. Podemos sentir como arrostramos en nuestro cuerpo y mente este sufrimiento, mirar estas problemáticas cómo encarnan en nuestra vida. Mirar cómo está el cuerpo, nuestro primer territorio, cómo estamos en la familia, cómo resolvemos los conflictos con amigos, familiares y parejas, revisemos las maneras de conversar y de cómo reaccionamos frente a la crítica y a lo que tenemos alergia y rechazo. Cómo están los amigos, las redes, el trabajo y las acciones ciudadanas. El trabajo con el sufrimiento global requiere igualmente un cara a cara con nuestras sombras, el yo oculto que no queremos ver, ser conscientes de las pequeñas mentiras que nos echamos. Además de comprender, el diálogo sobre esto que nos desborda, debemos estar atentos a que no nos tiente - por más dolor que sintamos - a la venganza, el miedo, la culpa y el fanatismo. Es fácil con todo este dolor global, querer vengarnos, juzgar, armarnos, deshumanizar más a los otros que sufren, crear una batalla con el sufrimiento y esto posterga de inmediato La Paz y el bienestar. Podemos mejorar el debate acerca de estos temas sensibles, abordarlos con respeto y serenidad, pero también con mucha imaginación. Ser parte del cambio, ser ejemplo, semilla, raíz y fruto para las próximas generaciones. Por último, podemos ampliar las libertades, responsabilidades y liderazgos cívicos. Aquí viene el momento de diseñar experiencias sociales que lleven a aliviar el sufrimiento y paralelamente a conectar a las personas, inspirarlas con todo aquello que produce paz y bienestar.
miércoles, 4 de septiembre de 2019
Comer y ser comido
Un buen plato o receta de cocina no está condicionada solamente por la mezcla de alimentos en un recipiente vacío. Un asunto esencial en este arte, ciencia y tecnología milenaria y que a veces siento muy descuidado, es la temperatura y el tiempo de cocción. Ahí tal vez reside el secreto de las la cocina y de la sexualidad plena...no solo es mezclar, agitarse, colar, licuar, tragar entero, sino esperar a que los sabores se salteen y brillen con luz propia, se acaricien y masajeen; escuchar el ritmo propio y también el del otro, hacer del cuerpo una fiesta donde la diversidad de sabores junto con la música del ambiente se hagan uno en la boca y en la piel de quien degusta cada mordisco y susurro, como acto de creación. Te invito a que escuches el son de cada alimento, su guaguancó, la textura al viento, el saboreo y el color, la desnudez del cuerpo en movimiento. Estamos abocados a reinventar una nueva nutrición, de la que tan poco hablamos, la que ignoran las escuelas, las dietas, los ayunos y los libros de culinaria y autoayuda.
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lunes, 2 de septiembre de 2019
Otra PAZ es posible
Para que la paz no se diluya solo en marcos institucionales, una práctica cívica que podemos hacer todos consiste en publicitar mas los procesos, prácticas y ejemplos inspiradores de PAZ; también podemos encarnar más la paz, la ecuanimidad y el equilibrio entre opuestos, vivirla y sentirla en todos los territorios en que nos encontremos. Mejorar el debate público, expandir los compromisos y liderazgos conscientes, parchar más con amigos y hacer más Minga y Fiesta. Tener mas perspectivas al momento de hablar del sufrimiento y los dolores mas profundos, ser solidarios con todas las perspectivas, tanto las que rechazamos como con las que nos identificamos; reírnos mas de nosotros mismos, hacer más ejercicio, caminar, cantar y crear más arte, sorprendernos en la sexualidad más plena, hablar con otros con serenidad y escucha profunda sobre nuestras vulnerabilidades. Invitar a presenciar la libertad, el juego y la imaginación en todo encuentro y seguir ayudando hacer el mundo mejor (no a empeorarlo), cultivando las prácticas que nos provoquen el placer del asombro, las habilidades interpersonales, el autoconocimiento, la comunicación transparente, la mediación, la empatía, la compasión y el perdón.
Es usual escuchar cuando se habla de la Paz enfatizar en la verdad y la justicia. Intentemos ampliar un poco más la cuestión. Para una paz sostenible también necesitamos la convergencia de la sinceridad, el perdón, la expresión, una escucha más profunda, de la democratización y la inclusión, la imaginación colectiva, una conversación más amplia, una una mayor participación y liderazgos, el diseño de acuerdos, leyes, tecnologías sociales que beneficien a todos y regulen los intercambios a través de un estado familiar, Comunal, Nacional y Transnacional. La paz precisa también de la vivencia de la libertad, la solidaridad, la invención de nuevos mercados y economías y de seres humanos que sean puente y apoyo para otras personas y comunidades.
La paz requiere trascender el tema de si el cambio es individual o social; para salir del reduccionismo, que es donde se expresan la mayoría de conflictos que hoy en día están en juego y que ya necesitamos integrar de nuevas maneras; necesitamos otras maneras de aprender, escuchar y reconocer la sabiduría y la ignorancia que está dispersa en todo el territorio, las verdades genuinas de las posverdades, una comprensión de la diversidad y la homogeneidad, de la belleza y tragedia que es producida por la psicología y el mundo interpersonal. La paz interior comienza con la responsabilidad, deja de darte más excusas, invita a un algo, una onces, pide disculpas, medítalo, invita a una cita a ciegas, sale a la calle sin propósito y da un regalo a alguien, se intempestivo, sorpréndete, agradece, convoca una fiesta, activa la vida en comunidad, rediseña la política en todas las escalas y dimensiones: necesitamos una co-creación cotidiana que esté interconectada local y globalmente y que contribuya al bienestar y al crecimiento de millones de personas.
Cada ciudadano puede hackear las frecuencias de la
conversación íntima, alinear su propósito, parar el diálogo interno y diseñar
dispositivos de escucha comunal y global. Escúchate a ti mismo. También escucha a tu familia. Escucha cómo suena tu entorno, el clima emocional de lo que consumes. Imagínate como presidente, gobernador, como hablándole a todo los habitantes del planeta, identifica cuáles son los futuros mejores para todos y los principales riesgos que nos afectan. Estamos al inicio de obras colectivas y nuevos experimentos de instituciones sociales que reformatean, re-diseñan y reintegran al ser como totalidad. La paz requiere a su vez que seamos una obra para sí mismos,
para el otro y para el mundo y que seamos conscientes de nuestro
sufrimiento, de cómo se conectan la luz y la sombra, los unos con los otros, diferentes perspectivas, de cómo está todo interconectado, de cómo está el pasado y el futuro en cada presente.
La paz necesita que cada uno contribuya a la conexión
y la inspiración, a que en cada acción cotidiana podemos hacer mejor el mundo, ayudar a todos los ciudadanos que enciendan el GPS interno, a generar nuevos hábitos, intercambios, estrenarnos
el carnet de ciudadanía global y la wifi que conecta lo que ha estado
desconectado. La paz necesita de la escucha, es por eso que precisa a su vez del arte, la ciencia, las tecnologías y la espiritualidad; la paz es la emergencia cuando resonamos juntos, cuando inventamos algo mejor para todos, cuando asumimos el conflicto como acto creativo y la escucha centellea, fluye y las almas florecen en el derroche de distancias y encuentros.
La escucha puede ejercitarse en todo momento: ésta es primero que todo atención. Para tener una conversación fecunda, recomendamos aprender a reconocer los estados internos reactivos (miedo, culpa, vergüenza, odios y envidia), hacer etnografías en los viajes cotidianos, identificar lo que sentimos cuando alguien nos hace críticas demoledoras e invalida nuestros argumentos; también está bien reconocer nuestras ignorancias; saber tejer los silencios y dejar que emerja a su tiempo lo nuevo, lo emergente, lo que antes no sabíamos y no estaba en nuestro nicho afectivo.
La escucha puede ejercitarse en todo momento: ésta es primero que todo atención. Para tener una conversación fecunda, recomendamos aprender a reconocer los estados internos reactivos (miedo, culpa, vergüenza, odios y envidia), hacer etnografías en los viajes cotidianos, identificar lo que sentimos cuando alguien nos hace críticas demoledoras e invalida nuestros argumentos; también está bien reconocer nuestras ignorancias; saber tejer los silencios y dejar que emerja a su tiempo lo nuevo, lo emergente, lo que antes no sabíamos y no estaba en nuestro nicho afectivo.
Necesitamos en todos los frentes donde se desenvuelve
la vida, desarmar las conversaciones, estas no son una competencia de quién
impone un pensamiento sobre otro. No es un juego de perder o ganar, es una danza
del pensamiento, un recordar y un olvidar, un sembrar y cosechar, un confesar y
sorprendernos juntos sobre todo aquello que ignoramos, un desnudarnos ante nuestras
fragilidades, una ensoñación compartida, un canto y un ritual de la inteligencia
compartida.
La conversación es una tecnología ancestral, una “pausa activa” frente a la palabrería interna y un hackeo de las creencias y los prejuicios; una manera de celebrar la amistad, de sorprendernos, disolviendo los totalitarismos encubiertos, acunar las paradojas de lo que desconocemos y una manera de traer una porción de futuro al presente.
La conversación es una tecnología ancestral, una “pausa activa” frente a la palabrería interna y un hackeo de las creencias y los prejuicios; una manera de celebrar la amistad, de sorprendernos, disolviendo los totalitarismos encubiertos, acunar las paradojas de lo que desconocemos y una manera de traer una porción de futuro al presente.
La conversación es asimismo un regalo mutuo, un
juego sincero en el que usamos las palabras y los silencios, la imaginación y
el pensamiento, la ingenuidad y la ciencia, los gestos y el cuerpo, lo que sabemos e ignoramos para un
intercambio recíproco que tiene como efecto la creación de ser humano y de sociedad; es también una manera de crear territorio, allí hacemos obra, surco, arado, huerta, magia, es un pretexto para nutrir las relaciones,
generar confianza, tejer abundancia de perspectivas y así obtener mejores comprensiones de la vida y del mundo.
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