miércoles, 4 de septiembre de 2019

Comer y ser comido

Un buen plato o receta de cocina no está condicionada solamente por la mezcla de alimentos en un recipiente vacío. Un asunto esencial en este arte, ciencia y tecnología milenaria y que a veces siento muy descuidado, es la temperatura y el tiempo de cocción. Ahí tal vez reside el secreto de las la cocina y de la sexualidad plena...no solo es mezclar, agitarse, colar, licuar, tragar entero, sino esperar a que los sabores se salteen y brillen con luz propia, se acaricien y masajeen; escuchar el ritmo propio y también el del otro, hacer del cuerpo una fiesta donde la diversidad de sabores junto con la música del ambiente se hagan uno en la boca y en la piel de quien degusta cada mordisco y susurro, como acto de creación. Te invito a que escuches el son de cada alimento, su guaguancó, la textura al viento, el saboreo y el color, la desnudez del cuerpo en movimiento. Estamos abocados a reinventar una nueva nutrición, de la que tan poco hablamos, la que ignoran las escuelas, las dietas, los ayunos y los libros de culinaria y autoayuda.

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