En los últimos siglos el uso y el desarrollo de las tecnologías ha
tenido un sinnúmero de logros para la sociedad, tales como la apertura de
nuevas historias y actores en la esfera pública, la cura de enfermedades, el
apalancamiento de una incipiente pero creciente conciencia global, la
participación, la transparencia y la ciencia ciudadana, entre otros. Además de
propiciar públicos más informados, indexar nuevos contenidos, los usos de las
tecnologías también han desencadenado situaciones problemáticas, como la
ruptura de los encuentros, el acortamiento del espacio, el sedentarismo, la
escasez del tiempo y la interrupción de la atención, la vigilancia sofisticada,
intentos por trascender el cuerpo físico, la virulencia de las historias
falsas, y en muchos casos percibido como el talismán que lo resuelve todo, un
templo, un sustituto del alma.
Teniendo presentes las múltiples caras de este fenómeno digital, sin precedentes en la historia, que como veíamos, representa peligros, como grandes oportunidades, y considerando la tecnología un espejo y parte de la historia de la evolución de lo humano en el mundo, un recordatorio de lo dúctil y expansiva de la mente humana, se vuelve hoy pertinente hacer un avance en la construcción de lo que podríamos llamar psicotecnologías.
Son psicotecnologías aquellos instrumentos que
permiten cartografiar la conciencia, expandir la bondad, el alma, la belleza y
territorializar y acompañar al conjunto de virtudes del ser humano. Una psicotecnología
es también un dispositivo para el autoconocimiento, que permite transparentar
la psique, el alma, abrirnos tanto a nuestros potenciales, como nuestros
mecanismos de defensa, los propósitos más profundos, lo que valoramos y lo que
rechazamos. Es una tecnología para acrecentar una conciencia de unidad
planetaria y hacer como decía Schumacher, de lo pequeño, hermoso.
En el mundo ancestral, por ejemplo, el tejido, el uso de plantas, las caminatas sagradas, los círculos de palabra, los pagamentos y los ritos operan como psicotecnologías, así como también lo son, el juego, la música, el cine, el arte, la poesía, la danza, la meditación, la gratitud y el perdón y sobre todo la alquimia de los encuentros. Empezar hablar de este tema y co-crear en los espacios educativos este tipo de dispositivos, es parte de un activismo sutil, que quiere enlazar en las prácticas cotidianas al cuerpo-mente, espíritu y sombra.
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