Es evidente que en entornos sociales tan vulnerables,
fragmentados y en cruda guerra como los que vivimos, entran con mucha facilidad
en la conciencia de las personas, las religiones dogmáticas, los políticos
oportunistas, las economías del progreso, los líderes mentirosos, los temas de
autoayuda (impulsados por deseos egoicos) y los fake news. Las religiones
dogmáticas, en muchas comunidades prometen la esperanza de seguridad, un
trabajo para mejorar las condiciones económicas, curarse de una enfermedad, a
cambio de seguir al pie de la letra las indicaciones, el dogma, los ritos, sean
los que sean. Los políticos de derecha prometen orden y se ciñen a las
convenciones morales, violentando las libertades, fortaleciendo la propiedad
privada y arruinando la naturaleza, la cual creen como algo inerte. Los de
izquierda, con una conciencia más amplia y con una sensibilidad a otros actores
humanos y no-humanos, prometen inclusión y no marginación, pero a veces sus
formas de pensar son alérgicas a todos los que no piensen como ellos y a veces
su odio es frenético.
Podemos concluir que en estos entornos, en los que se lucha
diariamente, la economía del rebusque, la imagen de un Dios salvador y
todopoderoso, de un político vengativo y de mano dura caen muy bien...así que
precisamos nuevas estrategias más holísticas, de un nuevo liderazgo, nuevas
formas de comunicarnos, de educarnos, de comprender a los otros, de construir
redes de apoyo y de intercambio, espacios de Libertad y de transformación que
contribuyan a la evolución de todos y dirigir a la sociedad a nuevos derroteros
no ligados únicamente a la supervivencia del más fuerte, ni al del ojo por ojo
diente por diente, sino a un sociedad que trascienda el egoísmo, el orgullo
sobrestimado, la voluntad de dominación, la culpa, el victimismo acendrado y el
aislamiento.
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