"Para comprender cualquier fenómeno hay que
imaginarlo con simpatía. Ningún síndrome puede ser verdaderamente dislocado de
su condición maldita si no llevamos primero la imaginación hasta su corazón"
"La falta de imaginación es solo otra manera de
describir la persistencia en el error, que lleva a las naciones y a sus líderes
por el camino del desastre. Si queremos ver menguar el horror de la guerra para
que la vida siga, es necesario entender e imaginar".
"Nuestro fracaso a la hora de comprender tal vez
se deba a que nuestra imaginación está atrofiada y nuestros modos de
comprensión requieren un cambio de paradigma"
"La guerra demanda un salto de la imaginación
tan extraordinario y fantástico como el fenómeno mismo. Nuestras categorías
habituales no son suficientemente amplias y terminan por reducir el significado
de la guerra a la explicación de sus causas"
“Cómo comienzan las guerras? Comienzan con la
estridente voz en el corazón de las personas, la prensa y los líderes que
perciben enemigos y apuran el combate. El tramposo apuro y una cascada de
engaños se provocan mutuamente, de forma que somos embaucados por sentimientos
de urgencia y nos protegemos con la hipocresía de nobles proclamas. Engaño,
cobardía y el atolondrado apuro son todas una sola pieza, una constelación arquetípica,
que podemos ver con toda claridad cuando la guerra está apunto de empezar.
Nadie tiene el valor de retirarse; todos tienen miedo de parecer cobardes. La
niebla de la guerra se esparce por la mente, embobando, desensibilizando, mucho
antes de que el combate comience”
"Si bien no podemos detener la guerra, quizá
podamos retrasar su comienzo"
"Hay que
saber más de la justicia que lo que la ley dice".
"El amor en manos de la inocencia no hace sino
complicar las cosas".
"Cuanto más
claramente ve, juzga y confirma sus juicios mediante lo que ve en otros,
pueblos y religiones, más extraña es a si misma y más profundamente duerme"
Extractos del libro "Un terrible amor por la guerra" por James Hillman
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