Hacer política hoy es resistir a la crueldad.
Es recordar que aún existe imaginación,
y que en las contradicciones
se enciende la fuerza
para desobedecer
y para crear mundos.
¿Dónde habita hoy la política?
En las grietas, en los márgenes,
en los umbrales y los ecosistemas locales,...
En acuerdos frágiles.
En los colectivos y organizaciones improbables.
En comunidades e instituciones que inventan lo que aún no existe.
Civilidad no es consenso.
Es sostener el conflicto sin volverlo guerra.
Es habitar la pluralidad sin anestesia.
Es atreverse a inventar prácticas sociales nuevas.
No necesitamos mesías.
No necesitamos paraísos perfectos.
Precisamos movimientos que transformen instituciones.
No cambiar nombres, sino arquitecturas.
Espacios donde la vida común no se reduzca a administrar conflictos,
sino a sostenerlos, incluso en la escasez de tiempo y recursos.
La política que huye del diálogo es propaganda.
Necesitamos conversación.
Escucha.
Confrontación sin trincheras.
La dialéctica,
como arte de la re-existencia.
Pensar con los otros.
Pensar contra los otros.
Para seguir juntos,
incluso en el juego.
Utopía no es un paraíso lejano.
Utopía es abrir ondas y tiempos en el presente.
paracaminar juntos
y ensayar nuevas formas de vida.
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