domingo, 28 de febrero de 2021

Cine y género

Ahora que ando con el hábito de ver diariamente una película con mi compañera, en el umbral entre la tarde y el anochecer, por casualidad nos acercamos con curiosidad a 2 producciones cinematográficas contemporáneas muy alabadas por la crítica internacional, que tenían por contexto a Georgia, un país desconocido para ambos hasta el momento. Georgia, fue integrante de la antigua URSS, y para que se hagan una imagen, queda entre Europa y Asia, frontera con Rusia, Armenia y Turquía. 

La primera película que vimos fue Beginning, la premier de la directora Dea Kulumbegashvili y después, And then we danced, de Levan Akim, ambos realizadores oriundos de este país.  La primera, es una película que arrasó en el 2020 con varios premios en el Festival de San Sebastián y que tiene como centro, el desmoronamiento emocional de una mujer, atrapada y casi paralizada por un cóctel dramático, mezcla de una infancia abandonada y vulnerada por su padre, la violencia tajante de la culpa religiosa, el machismo cultural de su pueblo y la frustración en su identidad profesional. Mediante planos largos y fijos, una estética fría y paradójicamente ardiente y distante, logra introducirnos al centro del fuego, al incendio que vemos recorrer in crescendo en todo el metraje y conforme avanza, va provocando en el espectador, además de un sentimiento de impotencia y dramática soledad, también, un halo de comprensión y compasión profunda con el personaje. 

La segunda producción, es And then we danced, un drama y amor entre dos bailarines en una sociedad bastante homofóbica, todo acontece en una escuela de baile tradicional que carga con unos estereotipos muy conservadores de masculinidad. Un film con bellos planos, buen ritmo y paleta cromática y como logros, fascinante el debut de actores no profesionales y un final que te anima a seguir sembrando con arte y amor la diferencia y la dignidad en la libertad.  






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viernes, 26 de febrero de 2021

En el lecho sonrío

 ...viajando de paseo con mi hermano por el oriente de Cundinamarca, límites entre Guayabetal-Quetame, nos encontrábamos en las inmediaciones de un lecho de un río, unas aguas cálidas y transparentes. Bajábamos por unos cerros de explorar el sonido de los pájaros, el color de los suelos y la presencia de unas esculturas de unos árboles que nunca antes habíamos visto. Estábamos muy sorprendidos por la belleza del lugar. Pasando por los recovecos de este territorio, unos niños nos saludaron con un gesto corporal que parecía una invitación a jugar.  Vimos el encuentro como una bienvenida a su vereda, así que conectamos con ellos, se veían habitantes contentos, seres salvajes y libres. Fue maravilloso ver como mientras jugábamos, los rayos del Sol se filtraban por el follaje de un bosque rodeando a los niños por un arcoíris hermoso y de repente, un perro que salió de la nada, jugaba dando brincos dentro del agua. No era claro si era yo el único que veía tal colorido, o era parte del juego y todos lo sentían. Transcurrido un corto tiempo, nos despedimos de ellos y chocando las manos y guiñando los ojos en complicidad maravillosa, nos dispusimos a seguir bajando la ladera sin afanes, miedos y el halo de desconfianza propio de las personas de la grandes ciudades. Esta primera conexión hizo que toda la experiencia se llenara de una magia sinigual. Pasando por unos senderos arcillosos y ya atardeciendo, decidimos con mi hermano refrescarnos en el río...estaba fresco como la mañana y por allí jugueteaban oropéndolas, tucanes y unos pájaros de pico rojo y cuerpo azul con blanco que desconocíamos y hacían un sonido como una flor abriéndose en el interior. El río levemente nos llevaba bajo los mantos de un bosque frondoso y a pesar de no saber a dónde nos conducía, íbamos felices observando libélulas, mariposas, mariquitas, colores del cielo y formas en las nubes. Iba todo escurriendo paz, hasta que el flujo nos llevó a una tienda donde estaba un gentil hombre y una bella mujer. Preguntaron para dónde íbamos, nosotros titubeamos y decidimos dejar que la conversación fluyera sin finalidad, más bien buscando seguir el hilo que los niños nos dieron para trenzar. Compartimos aguja e hilo, silencios y asombros y al vernos tan presentes con ellos, nos compartieron historias, chistes, una que otra broma y paisajes que rodeaban el lugar.


Fue hermoso observar que la sensualidad de la mujer al hablar no tenía la intención de coquetearnos, sino que era una manera de hacernos sentir, para que disfrutáramos del lugar con el erotismo a flor de piel. Era una invitación a sentir y a percibir, no a colonizar el lugar y el juego con su cuerpo, la forma de enamorarnos y de abrir nuestros corazones. La mujer de 24 años, vestida con un overol blanco y reluciente, con ojos radiantes y piel morena, unos aretes verdes y naranja que redondeaban su rostro, nos contó de unos arroyos, lagos y de un rápido en donde salíamos volando a ras del río 3 km río abajo a mucha velocidad. Al llegar de esta experiencia, quedamos con la piel extasiada y la risa marcada, dándonos cuenta que no solo era el salto lo emocionante, sino el caminar por el río, los sonidos del lugar, lo fluido del recorrido y habitar un paisaje extraterrestre que nos hacía sentir como estar inmersos en una obra de Gaudí. Posteriormente, nos sentamos, descansamos, y la comunidad en la noche se reunió para compartir, allí hubo fuego, canto, danza, historias, chistes y música. Conocimos los líderes del lugar, los niños y niñas, abuelos y abuelas, agricultores, parteras, músicos, educadores, choferes, cocineros, insectos y curanderos. La noche fue espléndida, se sentía como giraba la tierra, la media luna nos seducía con su sonrisa y la temperatura ideal para compartir fermentos del lugar acompañado de las vivencias del día: todos aprendiendo de todos. Apenas empezaba la Aurora, todos se abrazaban, agradecían y salían para sus casas a descansar y a seguir soñando con el lugar, dando a luz como las parteras a todas las especies que allí habitaban. Al despertarme me sentí contento y a Dios jugando en mi cuerpo. 

 

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jueves, 25 de febrero de 2021

Ayer me soñé con Miles Davis

... ya de noche, saliendo de un misterioso y oscuro lugar, parecía como un pueblo abandonado, no se veía ni un alma por las calles; estaba caminando en círculos y no encontraba fácil la salida, de repente escucho a una persona susurrar acerca de un concierto de Miles Davis, yo me emociono, pero veo todo muy solo para tan popular y magno evento y por la escenografía, sospechaba para mis adentros de un show bastante inverosímil. Me siento en un sitio a esperar y después de unas largas horas, empiezan a desfilar como en una procesión religiosa, cámaras, periodistas, fans y un puñado de gente. Cuando anuncian la llegada del artista, me hago expectante cerca al edificio-museo, brotan gritos y una que otra lágrima, un grupo de amigos ondean banderas surrealistas de Mati Klarwein, hay en el ambiente una emoción vibrante de la gente, luego entra Miles Davis acostado en una camilla Muerto, con un color Morado rojizo parecido a la gente de la India y con todos sus órganos y tripas afuera temblando. La fanaticada lo sigue, los camarógrafos lo inundan con flash y la gente Corea con alegría y tristeza. Finalmente percibo que no era un toque, Miles hace años había muerto, era un performance de un artista para jugar con la idolatría a las celebridades y la incondicionalidad irrestricta de los fans a través de la ficción de un evento. Luego al seguir caminando, veo carteles sobre un festival en otro pueblo a pocos kilómetros llamado "El furor de la posverdad"Entro en un conflicto dentro del sueño: No sabía si seguir dormido o despertarme.







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lunes, 22 de febrero de 2021

Lara - Jan Ole Gerster (2019)

Es una película intensa, que trasparenta la psique, la frialdad, la soledad y las contracciones emocionales de una madre (Lara) y su relación con su hijo (Víktor): ambos pianistas. Lara es la segunda película del cineasta alemán Jan Ole Gerster, y para esta ocasión, el hilo conductor transcurre en el cumpleaños número 60 de Lara (nombre de la protagonista principal, Corinna Harfouch, que hace una actuación increíble) y casualmente el día también en el que su hijo debuta con una obra como compositor; ella en toda la película intenta acercarse a muchas personas, madre, amigos, vecinos, antigua pareja y finalmente al hijo, pero es bastante enfático y notorio que el espacio interior y por ende relacional de ella está muy tenso y roto.  Por las respuestas negativas de amigos y familiares a muchas de sus invitaciones, intuye uno que estuviéramos visionando el karma de un ser humano que arrostra ese peso por su anteriores decisiones y relaciones muy controladoras, dominantes y autoritarias. También son evidentes las consecuencias de heridas no resueltas, como  la agresividad pasiva de Lara, a veces sutil y punzante, a modo de sarcasmo y otras actuando de manera más hostil y violenta con su madre. 



Donde veo que la película aporta a la reflexión sobre una problemática global muy recurrente en la crianza, es la estrategia muchas veces inconsciente de algunos padres y mostrada como “buenas intenciones”, de quienes depositan en sus hijos las ambiciones y esperanzas de lo que ellos no pudieron alcanzar.  Los otros méritos del film, son la excelente fotografía y precisión quirúrgica de cada plano. No le sobra nada… excelente final y muy recomendada como abrebocas para la sanación, comprensión y trascendencia de muchos conflictos interpersonales y familiares.



Uno de los temas que acompaña una secuencia emotiva es el Chopin Etude Op 10 No.12  interpretado  magistralmente por la pianista Alice Sara Ott (aquí un fragmento de la OST)

 






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lunes, 15 de febrero de 2021

Festejo-Ritual 40 árboles

"Los árboles son el esfuerzo interminable de la tierra para hablar con el cielo que los escucha"

(Tagore)

Todos somos como árboles, con un cuerpo, una mente y un espíritu que nos conecta por el aire y bajo tierra. Nuestro sustrato es profundo, nuestro árbol genealógico tan antiguo como las estrellas. Al parecer somos firmes y estáticos, pero lo que se mueve bajo nuestros pies, lo que subyace a nuestros pasos, trae algo del rumor de la montaña, de los manantiales, los lagos, el aire, el murmullo de los escarabajos, los rayos de Sol, los minerales y millones de insectos que aportan a nuestra salud y propagación como especie. Somos generosos por naturaleza, damos sombra, alimento, frutos, semillas, somos nido para muchas aves, seres humanos y millones de especies. Somos como la casa de las abuelas, amplia y amorosa, dando y recibiendo lo que muchas familias dispensan. Cuando un vecino está enfermo, proporcionamos una corriente infinita de abundancia para su regeneración, nuestra inteligencia es tan maravillosa, que una parte pequeña de nuestro cuerpo, un esqueje, puede reproducirse ad infinitum. Nuestra memoria está tallada por el canto de muchas aves, somos testimonio de una música inigualable y una orquestación maravillosa. En en el bosque cada movimiento tiene su color, y cada especie su función en una cadena asombrosa de interdependencias. La Muerte aquí tiene una gran función para la vida, nuestra huella trae bienestar para todos y nuestras raíces aéreas la inspiración, el olor a bosque el recuerdo de los amantes, todo aquí es un concierto que anima a muchas comunidades: alquimia de intensa transformación. Siendo los árboles una maravilla de la evolución, el fulgor del clamor de los bosques, quiero ofrendar esta siembra al amor incondicional, a la salud de todas las especies, la transformación del dolor en iluminación, la serenidad, La Paz interior, la alegría y el asombro, a la diversidad de especies que estamos trayendo e invitando a este valle del amor, al perdón entre las familias, a la escucha y la comprensión, a la creatividad y la realización de nuestros sueños, al servicio social que podamos cada día dar; ofrendo esta siembra al cese de las luchas de poder, al extractivismo, la tala de bosques, la codicia, el narcisismo y la envidia, que son tan nocivas para nuestros bosques, ofrendo esta siembra a quienes no se fueron, no se han ido, sino que están aquí con nosotros, inspirando este ritual de siembra. Ofrendo esta siembra para que limpiemos, hagamos pagamento, dejemos ir lo que no sirve, lo que pesa y desfigura nuestra humanidad y demos cobijo, enraicemos toda la belleza que está a punto de nacer. Hoy sembrando en este festejo y ritual, somos los parteros que estamos dando un poco de aliento, amistad, jovialidad y de reciprocidad al mundo.




























Festejo y ritual de cumpleaños
Montaña Compartida
(Choachi-Colombia)
13 feb. 2021


Gracias a mi hermosa compañera María José Salgado Jiménez por el empeño, el amor, la producción y la co-creación en esta maravillosa Minga...A los árboles por su belleza, Gracias a Panamorarte por la Torta, a los Mingueros y amigos por la buena energía y disposición y a los que estuvieron presentes y atentos con el amor y el gran corazón...



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