miércoles, 18 de marzo de 2020

Privilegios y desafíos.

Los privilegios, al igual que la felicidad, no está enraizada exclusivamente en nuestras propiedades, recursos económicos o en lo que tenemos, sino en la totalidad de lo que somos, en los contextos afectivos para la integración de todo el ser, es decir, se expresa en el conjunto de virtudes, fruto de buenas relaciones, buena salud, una buena atención, apego seguro, educación...que constantemente se ha honrado nuestra dignidad, que hemos tenido la oportunidad de aprender y crecer (de encontrar muchas orillas a la autorealizacion), una fuerte vinculación con amigos y familiares, y sobretodo en las experiencias y tiempos compartidos...ser privilegiado es en efecto sinónimo de mayores responsabilidades y libertades y de una mayor exigencia de participación a nivel social y lo somos y podemos por que hemos recibido más amor, atención, contención, límites claros, cuidados, educación, tiempo compartido, oportunidades de juego, expresión, aprendizaje y viaje, más amor en los vínculos, una familia más unida y contextos dignificadores y de expresión. Por lo tanto, alguien más amoroso, amable, que no juzga a los demás, mas cuidadoso con la vida y con el entorno, más creativo, generoso y responsable, probablemente ha tenido más entornos seguros, amorosos y desafiantes, redes de saber y de apoyo, mayor acceso a la cultura, a la información y a la historia...tiene más privilegios que quienes han estado carentes de esto, es decir, aquellos a los que el amor se les ha negado, se les ha violado sistemáticamente la dignidad, aquellos que matan, agreden, maltratan, roban, abusan, violan y destruyen...estos en su mayoría están aislados, entumecidos, humillados constantemente, no poseen matrices firmes de sostén, apoyo, cuidado y redes amorosas....así que si queremos cambiar el discurso habitual de los privilegiados vs oprimidos, propios de una matriz posmoderna e insigne de la izquierda política (aparentemente crítica, pero que anima una lógica polar y simplificadora), podemos empezar a generar mayor justicia en las relaciones, tratar con mayor compasión a todas las personas (empezando por nosotros mismos y quienes más están sufriendo); fijar las inconsistencias de poder de un modelo de gobierno en constante guerra y exclusión; probar cambiar el lenguaje belicoso que divide y polariza; cambiar los comportamientos segregadores y clasistas con quienes han sido desprotegidos, violados en su dignidad y poco privilegiados.. así estaremos a lo mejor procurando aportar en cualquier relación en donde nos encontremos y en cualquier espacio social, un mayor alivio y bienestar al conjunto de la sociedad.

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