Corpus Christi, es una película extraordinaria, una obra maestra del cine, no solo por los temas trascendentales que toca - la fe, la compasión, el viaje espiritual, la justicia restaurativa, el asunto bastante común, de que todos queremos ser perdonados pero no perdonar, los anacronismos de la religión, la hipocresía social y la violencia - sino por cómo los pone en acción, las preguntas que suscita en los espectadores, brillando en su técnica de realización, una magistral dirección, guión, fotografía y actuación arrolladora del protagonista Daniel (Bartosz Bielenia). La película nos recuerda las segundas oportunidades, la realidad de que todos hemos sido algunas veces víctimas y otras perpetradores, oprimidos y opresores, hemos actuado con violencia, malicia y maldad y también que somos seres compasivos y bondadosos. Las semillas del bien y el mal, de la resiliencia y los traumas anidan en nosotros y son parte del legado histórico y cultural. La película además de ser sincera y contemporánea, iluminando muchas de nuestras realidades sociales y agendas ocultas interiores, nos vuelca a pensar y a dimensionar los aspectos de la justicia esencial, restaurativa y regeneradora de los vínculos en comunidad.
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