La crisis actual ha golpeado tanto a niñas y niños, como a jóvenes en un momento crucial de su desarrollo interior y social. Ellos no han sido inmunes a la pandemia, el deterioro de su salud mental, de la que poco se habla, viene en aumento. Sintetizo a continuación algunos aspectos sobre el tema en cuestión mostrando algunos peligros y también algunas potencialidades. Este texto está inspirado en The Complex Trauma Spectrum During the COVID-19 Pandemic: A Threat for Children and Adolescents’ Physical and Mental Health, recomendaciones National Child Traumatic Stress Network. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33198045/
Primero que todo, hay que reconocer que los niños no son indiferentes a lo que está pasando, ellos sienten, se angustian, estresan y se irritan y con mayor razón, les pasa esto, cuando ven a sus padres y cuidadores preocupados y tensionados. Los jóvenes, que como sabemos, basan sus relaciones en el intercambio con pares y en una intensa vida social, se han visto truncados en mantener estas relaciones a flote. También están demasiados expuestos a las pantallas y a la vida virtual, esto aunque puede temporalmente compensar el aislamiento, aumenta las ansiedades. Los síntomas a los que se refieren los estudios, como ejemplo del deterioro de su salud mental son la ansiedad, la depresión, los trastornos de sueño y el apetito, así como el deterioro de las relaciones sociales. El distanciamiento ha llevado a un aislamiento grave entre los jóvenes y entre los que están más marginados socialmente o previamente tenían problemas fuertes o alguna discapacidad o enfermedad, la situación actual los ha agravado. También ha habido un aumento de la pornografía y de las adicciones. Como señalan varios estudios sobre salud mental, “las medidas de contención de enfermedades, aunque necesarias, pueden afectar negativamente el bienestar de los niños y las familias debido a varias razones”: Aumento exponencial del tiempo en pantalla. Dificultad para concentrarse. Jóvenes tristes, solos y angustiados. Algunos niños muestran comportamientos regresivos. Problemas para dormir. Depresión. Uso excesivo de redes sociales. Exposición al ciber-acoso. Desinformación y fake news. Estrés y Dificultades financieras de sus padres. Aumento de la violencia doméstica. Dificultad de estrategias alternativas de afrontamiento al conflicto.
“Alrededor del 40% de las personas con niños menores de 12 años pertenecen al grupo de alto nivel de angustia y tienen dificultades para hacer frente a sus responsabilidades laborales y al cuidado de los niños”. “Los niños con necesidades especiales son particularmente vulnerables a los impactos psicológicos negativos de los desastres”.
Los estudios muestran que el impacto psicológico negativo de la cuarentena se puede detectar incluso después de meses y años.
Para finalizar, enumeraremos algunas posibilidades de intervención en diversas escalas:
- * Los gobiernos tiene la obligación y el deber de proporcionar políticas públicas, leyes, acuerdos, plataformas y programas para fortalecer la salud mental de toda la población. Reconocimiento de la importancia de la salud mental en la población y democratización y financiación a todas las personas de los servicios disponibles. Salud Mental Universal. Ingreso Básico Universal o Renta básica para las comunidades más necesitadas. Mejores oportunidades para los padres y para sus economías. Licencias de paternidad y maternidad en tiempos más amplios. Becas para construcción de proyectos que fortalezcan la salud mental a través de la educación y el arte. Fortalecimiento de los ambientes de trabajo y de la economía por medio de generación de más empleos orientados a la reconstrucción del tejido social, cierre de las desigualdades y también es necesario una nueva tributación, a partir de generar impuestos a la riqueza. Proyecto que modifique la carga horaria laboral, que la disminuya y ofrezca como parte del trabajo, más tiempos para la vida compartida, ciudadana y familiar. Mayores arquitecturas públicas para el intercambio y el bienestar social y beneficios más amplios de sistemas integrales de atención psicológica para toda la población. Tratamientos integrales para las personas con problemas de adicción y discapacidad y política migratoria y sobre la vejez, más robusta, digna y sostenible a nivel de salud, educación y economía social.
- Que los docentes pongan a primera vista las emociones y necesidades de los estudiantes y sean efectivamente alfabetizados en educación emocional: el auto-conocimiento, la empatía y la compasión. Entrenamiento intensivo y democratización y apropiación de información sobre el tema en cuestión. Trabajo con los traumas más profundos e integración del pasado. Desarrollo de actividades donde pongan a prueba proyectos de aula que fortalezcan la resiliencia y los intercambios comunitarios y familiares. Es la oportunidad de introducir enfoques innovadores e integrales en educación y ambientes de aprendizaje para La Paz interior. Momento oportuno para un viraje hacia pedagogías que fortalezcan la conexión, la comprensión profundad y la co-creación. El aula es hoy en día global y los educadores ofrecen herramientas, mejores conversaciones y sabiduría para toda la humanidad.
- Que los padres puedan compartir más tiempo de calidad con los hijos, mayor intimidad y vulnerabilidad, realizar actividades divertidas y tareas y ser partícipes activos del proceso educativo. Cocinar juntos, leer libros, contar historias, entre muchas otras actividades. Establecer una rutina para la familia. Participación en Escuelas de padres y espacios de intercambio acerca de la crianza. Escuchar con empatía a su cuerpo y a las necesidades, desafíos y problemas de sus hijos. Fortalecer las buenas relaciones con la familia, no enjuiciar, avergonzar y maltratar a sus hijos. Provocar ambientes constructivos y pacíficos que permitan la exposición abierta de las heridas, las potencialidades y singularidades de las personas con quien convive. Cambiar el chip acerca de pensar en la vulnerabilidad como algo malo, indeseable, sino que sea convertido como fuente de fortaleza. “Los padres deben evitar la separación innecesaria de los niños y, si se separan de los padres, los niños deben tener cuidadores alternativos disponibles y deben poder comunicarse con los padres con regularidad”. Monitorear el tiempo de pantalla de los niños. Tratar de hablar sobre lo que sucede en la pantalla mientras mira programas o juega videojuegos con sus hijos.
- A nivel personal, tener rutinas diarias de tomar el sol, respirar profundo, tomar líquido, hacer ejercicio, meditar, fortalecer las capacidades de auto-regulación emocional y reconocer más dimensiones del yo: poner en cuarentena al ego, al niño herido, la voz del auto-sabotaje y todas las expresiones del miedo, la culpa, la vergüenza y la envidia, ver de cerca la sombra, perdonar la relaciones con los demás (en especial las familiares), adquirir mayores perspectivas y herramientas para la exploración del mundo interno. Mantener rutinas diarias y prácticas integrales de vida (cuerpo, mente, espíritu y sombra) y conversaciones profundas con amigos. Fortalecer las redes sociales y los socios conscientes que sirvan para crear nuevos propósitos, trabajos, obras o emprendimientos. Se debe alentar el uso positivo de las redes sociales (en cuanto creación de círculos de palabra y grupos de apoyo). Disfrute haciendo burbujas, contando chistes, escuchando música o cantando y bailando en casa. Una manera de acutalizarse es aprendiendo cosas nuevas “Las interacciones sociales son importantes, incluso durante el distanciamiento social”. “Evite la luz brillante (especialmente azul) como pantallas de computadora o teléfonos inteligentes por la noche. La luz del espectro azul suprime la hormona que nos ayuda a dormir”
- “Los niños más pequeños pueden necesitar un poco más de abrazos y caricias que los niños mayores. Aunque los niños pueden interactuar con las pantallas más de lo habitual durante esta pandemia, asegúrese de que tengan una combinación de actividades a lo largo del día, incluido el tiempo de cuentos / libros, juego libre, actividades artísticas, algunos juegos activos como las escondidas, correr, salta, un trampolín, copiar / imitar gestos faciales o corporales del bebé, construir vías de tren o montar en triciclo”. “Para los niños con necesidades especiales (TEA / ID), se deben evitar las interrupciones excesivas en las rutinas diarias alentándolos a tener un horario diario de actividades que se pueden realizar en el entorno del hogar”. “Durante tiempos estresantes, los niños necesitan una relación segura, tranquilizadora y segura con sus cuidadores a quienes puedan expresar sus sentimientos y preguntas”. Finalmente, “las intervenciones deben centrarse en fomentar la resiliencia en niños y adolescentes mediante una mejor comunicación para abordar sus miedos y preocupaciones, fomentar rutinas y actividades físicas y tomar medidas para aliviar la soledad. Los padres deben cuidar su propia salud mental, estrategias de afrontamiento y modelar una actitud psicológica positiva para ayudar a los niños y adolescentes a superar este momento difícil”
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