Inspirado en el concepto de mediabiografías de la artista Virginia Villaplana, esta semana facilité un taller donde los estudiantes del seminario: Diálogo de Arte, Ética y Política (Maestría en Arte, Educación y Cultura de la Facultad de Bellas Artes de la UPN), realizaron instalaciones artísticas donde evidenciaron las transformaciones más relevantes de sus vidas. Este ritual de la abundancia, implicó además de humor y creatividad, una post-producción de los archivos íntimos y la manipulación recursiva de objetos, espacios, imágenes, videos, cartas, relatos, música, vestidos y objetos sagrados.
Lo sagrado en este experimento, hace alusión a que además de acrecentar la atención del grupo, es una actividad que une almas, crea vínculos y empatía, invita abrir el corazón y las tripas y a conocernos con mayor profundidad. También fortalece la confianza dentro el grupo ya que en este se comparten las pasiones, los conectores humanos y no humanos, las transformaciones de la identidad, los arquetipos de la personalidad, las habilidades y talentos y también las dificultades, las tragedias, oscuridades, duelos y pérdidas.
Para este I semestre de 2024 nos tomamos 3 pisos de la Universidad para la instalación de las obras. El recorrido inició en el primer piso con un ambiente muy acogedor creado por Lorena Ortiz, donde se ofrecía un menú variado y delicioso de cafés: café de la curiosidad, de la infancia, café de desagrado, doble expreso de aventuras… En este espacio se podían explorar videojuegos, observar una instalación con Totoro (su juguete favorito), tierras y objetos de distintos países. A continuación pasamos a escuchar el relato emotivo de Helena sobre su pasión por el circo, los viajes realizados por América Latina y en su instalación se hallaban moños, aros, vestidos, fotos e imágenes de su hija y de algunas personas queridas.
Subimos al segundo piso y visitamos 3 ambientes, los primeras dos, de Jeimy Lorena y Yulieth, el primero se exponía mediante un móvil fotos de sus seres cercanos y otra parte acompañado de objetos. Lorena mencionó la influencia inspiradora de un profesor, su pasión por el Rugby y las dificultades y totazos que trae intrínseco la vida; más adelante, caminamos a la instalación de Christian, quien emplazó los íconos de los chacras en el suelo, y dentro de ellos podía uno observar un collage de fotos de su historia personal… de ahí se desplegaban hilos de colores que conectaban con lo que para él es lo más espiritual de su existencia: el RAP (en esta instalación sonaban de fondo sus más recientes producciones musicales).
En el Altillo, iniciamos el recorrido con un collage de fotos y objetos entrañables de Diana, donde abrió su corazón y nos contó sobre su tránsito de Caquetá a Bogotá, sus tensiones con familiares y jefes y también su poder de resiliencia. Fue un relato muy emotivo, que al final más que retroalimentarlo con palabras, lo que me surgió fue abrazarla. Pasamos a una esquina donde se encontraba Allison presentando una micro-instalación muy bella donde se hallaban 2 baúles pequeños con imágenes y la proyección casera de imágenes con acetatos. Diego, ilustrador y grafitero, siguió el relato y pasó a contarnos sobre su abuela quién le enseñó a enfrentar los miedos y su pasión desenfrenada por rayar todo lo que se encontraba en el camino. Vino luego Gabriel contándonos su pasión por la música, la literatura (especialmente los escritores Kafka, Hesse, Borges) y la importancia de la familia expandida. Eliana compartió preguntas existenciales, las leyes y prohibiciones familiares, su deseo, el cuerpo, lo espiritualidad y la danza. Vanessa hizo su instalación con una sombrilla pegada al techo y al ubicarse debajo de ella colgaban algunos objetos importantes de su vida; el relato lo acompañó con un bullerengue y entre los objetos estaba una tortuga tejida, un chumbe, un colibrí de papel, el símbolo del agua y abajo unas semillas esparcidas por el suelo que según ella se le aparecieron de modos azarosos en su vida. Ximena compartió un relato de la infancia con fotos, su mascota, su vínculo con el patinaje y su pasión por la educación infantil.
Daniel, un estudiante proveniente del teatro y la improvisación, presentó su instalación-interactiva, conformada por una mesa donde estaba un sombrero, la nariz de payaso, un gorro de lana, un timbre, unas gafas, un IPAD y unas cartas organizadas en hilera donde estaban instrucciones del juego. En un tarjeta venía la primera instrucción donde invitaba a todos a coger una carta de la mesa. Después de dar la bienvenida, se mencionaron unas reglas y la realización de unas actividades creativas y de improvisación para hacer en parejas en un tiempo establecido.
Finalizamos este ritual de la abundancia con 4 obras, la primera es la narrativa de Julián, que enfatizó acerca de su linaje familiar, su inquietud por las artes gráficas, la memoria social, el cuidado del territorio y relatos conmovedores caminando al lado de comunidades campesinas e indígenas; la instalación audiovisual de Jorge, un collage sonoro que mezclaba apartes de su banda sonora (el vallenato amalgamado con el poema sinfónico que realizó para su pregrado), la imagen de una camiseta de Iron Maiden y un relato donde afirmaba las artes yendo en contra de lo que opinaba su familia; Andrea nos mostró sus dibujos fantásticos, su gusto por el patinaje y Sergio cerró el evento compartiendo con humor negro su vulnerabilidad y su relación con la pérdida y las dificultades en su vida.
Son muchas cosas que quedan después de este ritual tan fascinante y conmovedor; intuyo que lo que se vivió aquí es la fuente de lo que vendrá, es como un telar en construcción, un acorde luminoso, una manera de crear comunidad y de sentir esperanza; necesitamos escucharnos con más atención y más profundamente y poder así inventar cosas que nos hagan brillar los ojos y nos den muchísimas ganas de vivir.