jueves, 29 de febrero de 2024

Ritual de la abundancia (Instalaciones / mediabiografías)

Inspirado en el concepto de mediabiografías de la artista Virginia Villaplana, esta semana facilité un taller donde los estudiantes del seminario: Diálogo de Arte, Ética y Política (Maestría en Arte, Educación y Cultura de la Facultad de Bellas Artes de la UPN), realizaron instalaciones artísticas donde evidenciaron las transformaciones más relevantes de sus vidas. Este ritual de la abundancia, implicó además de humor y creatividad, una post-producción de los archivos íntimos y la manipulación recursiva de objetos, espacios, imágenes, videos, cartas, relatos, música,  vestidos y objetos sagrados.

Lo sagrado en este experimento, hace alusión a que además de acrecentar la atención del grupo, es una actividad que une almas, crea vínculos y empatía, invita abrir el corazón y las tripas y a conocernos con mayor profundidad. También fortalece la confianza dentro el grupo ya que en este se comparten las pasiones, los conectores humanos y no humanos, las transformaciones de la identidad, los arquetipos de la personalidad, las habilidades y talentos y también las dificultades, las tragedias, oscuridades, duelos y pérdidas.

Instalación: Allison Rodríguez

Para este I semestre de 2024 nos tomamos 3 pisos de la Universidad para la instalación de las obras. El recorrido inició en el primer piso con un ambiente muy acogedor creado por Lorena Ortiz, donde se ofrecía un menú variado y delicioso de cafés: café de la curiosidad, de la infancia, café de desagrado, doble expreso de aventuras… En este espacio se podían explorar videojuegos, observar una instalación con Totoro (su juguete favorito), tierras y objetos de distintos países. A continuación pasamos a escuchar el relato emotivo de Helena sobre su pasión por el circo, los viajes realizados por América Latina y en su instalación se hallaban  moños, aros, vestidos, fotos e imágenes de su hija y de algunas personas queridas. 


Instalación: Lorena Ortíz
Instalación: Helena Galeón

Subimos al segundo piso y visitamos 3 ambientes, los primeras dos, de Jeimy Lorena y Yulieth, el primero se exponía mediante un móvil fotos de sus seres cercanos y otra parte acompañado de objetos. Lorena mencionó la influencia inspiradora de un profesor, su pasión por el Rugby y las dificultades y totazos que trae intrínseco la vida; más adelante, caminamos a la instalación de Christian, quien emplazó los íconos de los chacras en el suelo, y dentro de ellos podía uno observar un collage de fotos de su historia personal… de ahí se desplegaban hilos de colores que conectaban con lo que para él es lo más espiritual de su existencia: el RAP (en esta instalación sonaban de fondo sus más recientes producciones musicales). 


Instalación: Vanessa Bustos

En el Altillo,  iniciamos el recorrido con un collage de fotos y objetos entrañables de Diana, donde abrió su corazón y nos contó sobre su tránsito de Caquetá a Bogotá, sus tensiones con familiares y jefes y también su poder de resiliencia. Fue un relato muy emotivo, que al final más que retroalimentarlo con palabras, lo que me surgió fue abrazarla. Pasamos a una esquina donde se encontraba Allison presentando una micro-instalación muy bella donde se hallaban 2 baúles pequeños con imágenes y la proyección casera de imágenes con acetatos. Diego, ilustrador y grafitero, siguió el relato y pasó a contarnos sobre su abuela quién le enseñó a enfrentar los miedos y su pasión desenfrenada por rayar todo lo que se encontraba en el camino. Vino luego Gabriel contándonos su pasión por la música, la literatura (especialmente los escritores Kafka, Hesse, Borges) y la importancia de la familia expandida. Eliana compartió preguntas existenciales, las leyes y prohibiciones familiares, su deseo, el cuerpo, lo espiritualidad y la danza. Vanessa hizo su instalación con una sombrilla pegada al techo y  al ubicarse debajo de ella colgaban algunos objetos importantes de su vida; el relato lo acompañó con un bullerengue y entre los objetos estaba una tortuga tejida, un chumbe, un colibrí de papel, el símbolo del agua y abajo unas semillas esparcidas por el suelo que según ella se le aparecieron de modos azarosos en su vida. Ximena compartió un relato de la infancia con fotos, su mascota, su vínculo con el patinaje y su pasión por la educación infantil.


Ximena Rodríguez

Instalación-juego: Daniel Bustos

Julian Hernández

Instalación-juego: Daniel Bustos

Daniel, un estudiante proveniente del teatro y la improvisación, presentó su instalación-interactiva, conformada por una mesa donde estaba un sombrero, la nariz de payaso, un gorro de lana, un timbre, unas gafas, un IPAD y unas cartas organizadas en hilera donde estaban instrucciones del juego. En un tarjeta  venía la primera instrucción donde invitaba a todos a coger una carta de la mesa. Después de dar la bienvenida, se mencionaron unas reglas y la realización de unas actividades creativas y de improvisación para hacer en parejas en un tiempo establecido. 

Finalizamos este ritual de la abundancia con 4 obras, la primera es la narrativa de Julián, que enfatizó acerca de su linaje familiar, su inquietud por las artes gráficas, la memoria social, el cuidado del territorio y relatos conmovedores caminando al lado de comunidades campesinas e indígenas; la instalación audiovisual de Jorge, un collage sonoro que mezclaba apartes de su banda sonora (el vallenato amalgamado con el poema sinfónico que realizó para su pregrado), la imagen de una camiseta de Iron Maiden y un relato donde afirmaba las artes yendo en contra de lo que opinaba su familia; Andrea nos mostró sus dibujos fantásticos, su gusto por el patinaje y Sergio cerró el evento compartiendo con humor negro su vulnerabilidad y su relación con la pérdida y las dificultades en su vida.

Son muchas cosas que quedan después de este ritual tan fascinante y conmovedor; intuyo que lo que se vivió aquí es la fuente de lo que vendrá, es como un telar en construcción, un acorde luminoso, una manera de crear comunidad y de sentir esperanza; necesitamos escucharnos con más atención y más profundamente y poder así inventar cosas que nos hagan brillar los ojos y nos den muchísimas ganas de vivir.


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sábado, 24 de febrero de 2024

La esperanza como memoria del futuro

He sido una persona que ha contado en la vida con muchos privilegios, y esta situación, además de mi carácter, me ha permitido una confianza sólida, una disposición entusiasta y optimista ante la vida: me gusta ver el lado bueno de las cosas y ver que todo puede cambiar - de hecho, todo está cambiando instante tras instante. No obstante, recientemente he explorado con más detalle que esta disposición a primera vista positiva, la de ser optimista, puede en algunas ocasiones jugarnos malas pasadas, ya que el otro polo (que evitamos ver y reconocer), las cualidades negativas intrínsecas de la vida, a menudo las arrojamos lejos de nosotros, con pésimas consecuencias sobre todo cuando estamos en situaciones estresantes y conflictivas. 

He constatado que esta distancia con lo negativo, que es usual en personas optimistas, a menudo se introyecta como sombra, como una suerte de veneno que nos amarga y torna hostiles, llevándonos a expulsar la oscuridad de maneras indirectas, como se expresa mucho en la agresividad pasiva y la ironía destructiva. A las personas optimistas nos cuesta expresar el dolor, ante el conflicto optamos por la distancia, experimentada como desconexión emocional, congelamiento disfrazado de “aquí no está pasando nada”…y este miedo asumir los problemas, es bastante tóxico cuando se mezcla con actitudes como la evasión, la incapacidad de una confrontación sana y el establecimiento de límites.

Expuesta la confesión, vemos que paradójicamente, la negatividad, la desesperación, la tragedia, lo monstruoso y la ansiedad - nos cuentan nuestros mayores, filósofos y la experiencia personal - son vectores de cambio, transformación, movimiento y gestación cultural. Para dar un paso más, me gustaría hablar de un virtud muy importante para nuestro tiempo, la esperanza (en contraposición con el optimismo), a veces exangüe por tantos discursos nihilistas y excesivamente edulcorados que se vuelven evangelios cansados de nuestra época.

Para comenzar, hagámonos esta pregunta: ¿en qué o en quién está puesta nuestra esperanza? Para mi la esperanza está puesta en todo aquello que atendemos (amamos) y en lo que estamos comprometidos cotidianamente (urdimbre) en algo que estamos construyendo (trama), no solo con discursos e imaginaciones, sino en donde estamos poniendo el cuerpo, las entrañas y los sueños con resolución, creatividad y coraje. “Podemos saber que alguien tiene esperanza no investigando su vida interna sino observando lo que hace”, igual que pasa con las personas que se enuncian como ateas y no creyentes, podemos saber cuáles son sus deidades y aspectos sagrados, observando qué actividades priorizan, qué conjunto de cosas, valores, rituales y prácticas establecen como significativas y en las que invierten su tiempo…

Ahora bien, profundicemos un poco más y traigamos algunos puntos de reflexión del crítico cultural Eagleton sobre la esperanza. Este filósofo afirma que tanto el optimismo como el pesimismo son estados de ánimo, ambos fatalistas…el optimismo a veces ingenuo, es facilista, no se toma la desesperación en serio y es propio de las clases dominantes. El pesimismo, por otro lado, es cínico, dramático y apocalíptico. Tanto en el que cree que todo va cambiar para bien, como aquel que no, son ejemplos de personas poco comprometidas con la esperanza como vitalidad, fuerza política y espiritual. La esperanza por ser una disposición y una virtud, es algo que podemos entrenar diariamente, …sabemos que para que pase algo profundo y significativo en nuestras vidas, no basta con la intención, la oración y la consciencia, tenemos que tener disciplina, constancia, coraje e imaginación, además de un conjunto de aspectos tales como esclarecer (trascender e integrar) nuestros deseos y limitaciones, clarificar nuestras narrativas y también acompañarnos de personas y redes que nos desafíen y nos inspiren. Otra manera en que podemos expandir la esperanza es contemplando la naturaleza, comprendiendo la historia desde perspectivas transculturales y de larga duración, fomentando diálogos constructivos, comprendiendo más comprehensivamente qué es ser humano y una cierta dosis de desapego, paciencia, no-saber, imaginación moral y humildad.

La esperanza es la memoria del futuro, la encarnación de los presente-potenciales más vibrantes en nosotros. Tanto lo pasado y sus efectos, como el futuro, en cuanto potencialidad, existen como fuerzas en donde constantemente gravitamos. Los pesimistas y optimistas comparecen en el escenario como conservadores, no quieren asumir riesgos, tienen miedo al fracaso y son frecuentemente expresiones moralmente dudosas y formas éticamente insostenibles; solo aquellos que tienen esperanza mantienen una relación más afirmativa y jovial con su tiempo, son los ángeles-demonios de la historia que sobrevuelan con una sonrisa, los pies bien anclados en la tierra y jugando en el entretejido de raíces que están en el cielo… la esperanza está relacionada con la política y es un acto ético esencial de quienes día a día quieren hacer del mundo algo mejor. 

La esperanza se nos abre y despliega cuando tenemos una actitud de curiosidad y de aprendizaje, perseverancia en el propósito, nos enfocamos en la construcción de nuevas reglas y cuando vemos al otro como un misterio y a la vida como un regalo. La esperanza es el acto de reciprocidad cuando nos entregamos con intensidad en el mundo. Espero y tengo esperanza también porque he sido capaz de trascender el deseo de controlarlo todo. 

Observemos algunos enemigos de la esperanza. En la cultura actual, carente de tiempo, nadie espera y todo lo queremos demasiado rápido, afectando el bienestar emocional y la sexualidad…otro enemigo de la esperanza es cuando ponemos en personas, dioses e ídolos la esperanza, asunto que perjudica nuestra agencia y voluntad. Finalmente la esperanza se nos diluye, cuando prorrogamos las cosas, tenemos súper ambiciones, cuando pensamos en los problemas sociales como cosas irresolubles, cuando pensamos que hay vida después de la muerte, o en otros casos cuando pensamos que podemos liberarnos del cuerpo y vivir en una amalgama con lo tecnológico,… pienso la singularidad y lo poshumano, como una esperanza ilusoria, un consuelo metafísico, una falsa ideología y un miedo a nuestra propia finitud. Hay muchos enemigos de la esperanza en nosotros y la cultura y solo podrán tenerla quienes no tengan miedo de perder.

En síntesis, la esperanza nos conecta al universo de la ética, la política y la espiritualidad, resuena con el deseo, lo inconsciente, el valor, la verdad, la confianza, el tiempo, la finitud y las formas cómo vivimos. Como señala  Gabriel Marcel en una potente analogía, “la esperanza es al alma como la respiración al organismo vivo”, así que a cuidarla y mostrar su relevancia para todas nuestras relaciones, las prácticas de construcción de conocimiento y la praxis política, asumiendo el imperativo ético, de que todo puede ir peor, pero con las ganas de estar en las canchas, jugando, imprimiendo vitalidad en cada acto que damos… como expone el escritor Václav Havel, la esperanza no es “la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independiente de cómo resulte”.

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miércoles, 21 de febrero de 2024

Haciendo brujería en clase

Me encontraba saliendo del diálogo “Arte, Ética y Política” y escuché a 3 estudiantes hablando de las percepciones preliminares de mi primera clase… una chica decía que el curso le parecía “una farra de la conversación”, que la hacía evocar conversaciones de andén profundas y delirantes. Otra mujer decía que “ellos daban una mano y yo les retorcía los intestinos”…esta expresión además de poética, me pareció un comentario extraño y jocoso. Tengo que confesar que lo que hago usualmente en clase es escuchar los senti-pensares de los estudiantes y los meto en un caldero mágico para expandirlos en mil direcciones…también suelo jugar con metáforas, en un gesto genuino y generoso de hospitalidad, una especie de carnaval, un devenir libélula, un bicho raro bioluminiscente danzando y al acecho

 Maestría en Arte, educación y cultura de la UPN (I-2024)

Pensé antes de iniciar el curso que el gesto más coherente para comenzar un seminario sobre este tema era ofreciéndoles un texto de mi cosecha, para que al leerlo, y activando las 9 aulas que el artículo propone, según sus intereses, forjaran nuevos conceptos (algunos que se crearon fueron la pirinola del saber, el arte como catalizador, la acción solidaria, la Pax, la justicia divina, la confrontación amorosa), imaginaran nuevas tácticas y formularan paradojas provocadoras en forma de preguntas: estas estuvieron oscilando en clave de polaridades, niño-adulto, individuo-colectivo, paz-conflicto, perdón-olvido, tecnologías avanzadas globales vs desarrollo social local precario. 

Al salir del salón concluí que es muy aburrido y poco fecundo en cursos genuinamente teóricos reducir la clase a exponer un texto y reflexionar sobre lo que éste dice (seguir a pie juntillas lo que plantea el autor y así repetir sus enunciados y proposiciones…) esta estética además de ser anacrónica, va en desmedro del potencial creativo y de pensamiento y de la exposición del pathos existencial de los estudiantes. A lo mejor, necesitamos como maestros sugerir la creación de nuevos hábitats  para el pensamiento intempestivo y la conversación, imaginar conceptos queer, herramientas convivenciales, crear historias y narrativas (mitos), insinuar paradojas, hablar de la experiencia vital y en medio de este torbellino dialéctico, insinuar futuros, especulaciones imaginarias, asaltar con ironía sincera el presente, sugerir abismos, hacer silencios, bajar la voz y aumentar la energía, concentrar las tensiones y liberar las preguntas, traer el misterio en forma de relato, producir binomios fantásticos, todas estas acciones constituyen de cierta manera una de las tantas formas de hacer brujería en clase.

Finalmente el propósito del curso pinta bien y tendrá como intención explorar desde gestos creativos nuestros presentes potenciales, especulaciones y diseños ciudadanos más visionarios y compartir la abundancia de aprendizajes; saldrán al encuentro lecturas filosóficas (estéticas y políticas) psicoactivas y películas maravillosas y finalmente abordaremos las paradojas de la existencia, los problemas de nuestros mundos relacionales y de las políticas y movimientos sociales que se proyectan como alternativos. ….

 

La clase finalizó compartiendo un manifiesto ético expresado en 12 aspectos que conforman valores centrales de mi vida, con el fin de que los participantes hicieran para la próxima sesión el mismo ejercicio.

 
1.    Juega como un niño y actúa como un sabio… 
2.    Vive con apertura y sé sincero.
3.    Abraza la realidad tal cual es
4.    Celebra lo que los otros hacen y no temas al fracaso… hay que aprender a perder…. 
5.    Siempre contempla que hay mejores ideas que las tuyas. 
6.    Sal a caminar y también a nadar.
7.    Abraza tu propia sombra 
8.    Vive sin resentimientos y amargura… 
9.    No juzgues y clasifiques a las personas por su forma de ser. 
10. Fomenta la imaginación y la creatividad colectiva
11. Invita a tus amigos a crear cosas maravillosas
12. Celebra y agradece. Cultiva la alegría.

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