sábado, 5 de diciembre de 2020

La magia de los besos

En el seminario música, erotismo y espiritualidad conversamos sobre la magia de los besos. Les comparto una síntesis de lo que se susurró y que puede leerse o imaginarse como un intento de fenomenología atrevida del beso en un contexto genuinamente erótico:


·      Un beso llena al universo de emoción…es el gran fermento embriagante, el néctar del amor, el lubricante que siempre es ensueño, marca, tatuaje y voluptuosidad.

·      Un beso es el inicio y al mismo tiempo el final de una historia de amor. Cuando es el comienzo, abre una puerta al erotismo, a la creatividad y al contagio; es un contacto a flor de piel y una invitación a vivir, reptar, caminar y volar: para muchos se torna al principio y al final en una experiencia cumbre.  

·      Un beso es una manera muy efectiva de orar y de entrar en calor, de pescar en mar abierto. Un beso es un tatuaje en el alma, rompe el espacio tiempo, todo allí se detiene y se impulsa, se abre como una flor, como una autopista, como un juego, un valle, un diente de león y una fruta para degustar, es un instante-eterno, agranda las sensaciones y lo que palpita se multiplica. 

·      Los besos eróticos son ardientes, nos hacen vulnerables, derretirnos y desnudarnos en los brazos del amado. Es usual que los besos nos hagan temblar, suspirar, ir al interior, hacer palpitar el corazón y ensancharlo, nos acompañan y empañan la vista, nos dirigen a un espacio amplio, infinito, mágico, en un cielo oscuro y claro lleno de estrellas palpitantes y turgentes. 

·      En los besos no hay separación entre sujeto y objeto, es algo así como un un aeropuerto, una base espacial deslizante de sensualidad. Muchas de las descripciones e historias de los besos rozan con el éxtasis y la unidad espiritual.

·      El beso abre todos los poros, aligera el cuerpo, es una poción mágica y de salud para los pueblos, es un ascensor a las fantasías, la conexión y la plenitud. Es también un oasis, un horizonte y un espacio sin fronteras, abierto, democrático…donde se conjuga lo inefable y donde aprendemos todas las lenguas. 

·      En muchas de las metáforas de los besos compartidos a través de las micro-historias, aparece la sensacion de jugosidad, la dulzura de la miel, las frutas húmedas y jugosas como las cerezas, la sandía, los duraznos, las fresas, los frutos rojos y la pasión desbordante. El sabor de un beso es difícil de explicar, pero es un manjar para todos los sentidos. 

·      La temperatura de los besos románticos es siempre cálida y tibia, nunca fría. El beso derrite todo lo que está alrededor, efectúa un cambio climático irreversible, derriba las murallas, nos hace perder el control, hace que los cuerpos ardan de amor, se introduzcan en otra sinfonía nunca antes escuchada y llevándolo a otras galaxias, nos permite hablar en otras lenguas. 

·      Los besos son formas de comunicación maravillosa e inolvidable que siempre despiertan el deseo y excitan el mensaje. El dar y recibir se vuelven inextricables. En el beso no hay explicación, hay un clinamen de seducción y rendición. En el deleite de un beso erótico quedamos sin aliento y nos eleva a alturas incognoscibles, donde nada puede ser visto pero todo es sentido. La reacción al llegar a estas cumbres, nos hace agradecer con el suspiro y tener una respuesta muy natural de cerrar los ojos para sentir con todos los cuerpos. Los labios son autopistas a la imaginación sentida y encarnada, son lugares frágiles y curvos que son acunados y donde es difícil que una forma se parezca a la otra, las texturas son tersas y frescas, los besos tienen el encanto del terciopelo y los colores de los corales marinos.

·      El primer beso es, como cada ser humano, único, singular, irrepetible y está embriagado de una magia sin precedentes. Un beso es como el Big Bang y más allá. Los besos son fractales y preludios musicales de la vida erótica y espiritual. Un beso siempre es un viaje sin retorno, donde tú y yo somos un solo sabor, una nave espacial que viaja en el tiempo. 


·      En los besos hay una gramática aérea y acuática que es insinuada, velada, nos lleva al mismo tiempo al cielo etéreo y a la tierra húmeda, al océano más fluido y generoso y al fuego más resplandeciente. Un beso es políglota, habla a través de la transpiración y una exhalación profunda: cada vez que besamos con intimidad entramos en un orgasmo multicolor. 

·      Hay algo hermoso en el besar, cada quien recuerda algo inédito, virtudes de la vida espiritual, de la exploración más placentera, de los viajes a territorios nuevos, una expedición en el cosmos y al revivirlos y rehacerlos es como volver a besar de nuevo todo lo que está a nuestro alrededor, tocarlo, incitar al amante a volver a casa, tener un momento de intimidad profunda con nuestros deseos más eferevescentes. 

·      La magia del primer beso abre un pasaporte a la noche donde vestirse es desnudarse y donde se aprende a volar aterrizando. Regálame un beso que entrelace los alientos, que sea dulce como el viento, que sea lento y haga un pacto con el misterio. 

·      Un beso es una puerta abierta, un estado de consciencia alterado, una manera de meterle un gol a la torre del control, una forma de hablar con la divinidad que fluye por todo tu cuerpo, de hablar con dios y la diosa, un número sin rol y sin indicativo: puro juego y alegoría imaginativa a dejarse llevar a la explosión de lo sentido y lo sin-sentido como nunca antes. Un beso finalmente y en cada inicio, es desbordante, modela lo erótico, es un recordatorio de nuestro placer fulgurante, de la divinidad y de nuestra relacionalidad sagrada.

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