1. No todo debe volverse objeto de reflexión: hay realidades que solo se dejan tocar por dentro, como si exigieran ser vividas antes que pensadas.
2. No siempre se piensa mejor pensando más; a veces pensar es soltar, dejar que fuerzas más antiguas que la razón nos atraviesen, nos desarmen y abran otras formas de lucidez.
3. Hay escenas que no admiten distancia: nos llaman, nos reclaman, nos exigen la piel, el cuerpo, la presencia; solo se comprenden participando.
4. El pensamiento tiene potencia simbólica y oracular: es, hoy, un arte profético que opera por resonancia y se expresa como filamento poético.
5. Pensar no surge de la seguridad, sino del temblor, de la fisura, de la grieta, de la herida, de la carencia, de la pérdida y de la disconformidad que rompe la inercia.
6. En el proyecto vital, el pensamiento deviene entrenamiento de la voluntad y de la imaginación: músculo de sentido, disciplina de libertad.
7. Cuando no toca tierra, hogar, vínculo, ni obra social, el pensamiento se desvincula; flota sin rumbo y se vuelve refugio para huir de la vida.
8. Pensar exige profundidad: hacer preguntas que perforan la superficie y descienden hasta el fondo móvil de las cosas. Pensar es ampliar el campo del asombro.
9. El pensamiento no es solo labor de la mente: es carne, emoción, arquetipo, memoria fisiológica, atmósfera cultural, cicatriz familiar. Pensar es también sentir, y sentir es también comprender.
10. Pensar se vincula con un gesto de madurez y cuidado: hacerse cargo, asumir la propia potencia y fragilidad, responder por lo que vemos y también por lo que evitamos ver.
11. El cuerpo es territorio del pensamiento: cuando se contrae, la mente se endurece; cuando se flexibiliza, la mente aprende a escuchar.
12. Si la realidad es un tejido de relaciones, transformarla exige transformar los personajes, máscaras y roles que encarnamos, así como las escenas donde configuramos nuestra vida.
13. Las ideas no pueden ser universales ni atemporales: deben nacer del movimiento histórico y dialéctico de lo que vivimos, del pulso concreto de los procesos.
14. Como dice Timothy Morton, las ideas son faros en la noche: iluminan, orientan y abren camino. Pero no podemos quedarnos pegados a ellas como polillas hipnotizadas; su luz es para avanzar, no para girar en círculo.
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