jueves, 13 de mayo de 2021

Universidad del Futuro (Co-Lab) Parte II

La primera vez que soñé con esta idea de hacer una Universidad, fue cuando trabajé en el Centro de Educación para el Desarrollo - CED de UNIMINUTO, en Bogotá, al ver tantos compañeros tan inteligentes, entusiastas y con un gran trabajo social y comunitario y que además tenían la capacidad de integrar en su práctica social un gran compromiso y novedosas pedagogías y didácticas enfocadas en asuntos globales emergentes, tales como el feminismo, la educación popular, lo ambiental, la transdiciplinariedad, la economía solidaria, las ciberculturas, el territorio, las infancias y bienes comunes.

La pieza del rompecabezas que sentía que faltaba en el equipo, era un papel más protagónico de las artes, la estética y la imaginación, al igual que una introducción de prácticas de autoconocimiento, que se encontraban en las tradiciones de sabiduría perenne y en linajes místicos y espirituales y en las cuales yo venía sintiendo y encarnando las potencialidades. Al sentir ese vacío de una exploración más profunda y creativa del Yo y al ver la manifestación por parte de ellos de un fuerte énfasis en lo social, encontré en la visión integral del filósofo Ken Wilber un mapa más incluyente para encuadrar mejor mis intuiciones de un trabajo más integrador, complejo y holístico. Alcanzamos con mis amigos y colegas Arturo Urrego, Catalina e Ivan Roa, a soñar la construcción de una Maestría sobre Responsabilidad Social y allí dimos muchos debates epistemológicos, metodológicos y pedagógicos que coincidan con esta trinidad: cuerpo, mente, alma; personal, profesional y ciudadano; arte, ciencia y tecnología, entre otros.

Otra razón importante para soñar con esta propuesta, fue al ver el interés de Iara, la hija de mi compañera, una adolescente de 19 años que ya entraba en sus últimos años de bachillerato, y que intuía con una carrera que no existía en el mercado, donde se pudieran combinar plenamente sus intereses: la necesidad de servicio, a través de la medicina o el ser enfermera o paramédico, para ofrecer primeros auxilios a la gente; el trabajo con la danza y su deporte favorito el jujitsu donde ponía en juego su cuerpo y sensibilidad y un anhelo de trabajo y participación social.

Antes de que iniciara la Pandemia en Marzo, Iara a final del 2019, después de haber participado activamente en el 21N y ante el desencanto por las lógicas del colegio, decidió hacer 11 de manera virtual y tomar decisiones respecto a lo que quería aprender. Ingreso a clases de circo, danza, profesorado de yoga, trabajo en el taller de escenografías con su Tío, hizo domicilios en bicicleta y dio clases de ju jitsu para niñas y niños. Fue un tiempo donde rodó muchísimos kilometros en su bicicleta, su medio de transporte, y ya al final del 2020 quiso intentar un emprendimiento de ropa de Segunda a través de Instagram con Juan su novio. Pasado el tiempo, reflexionábamos con ella sobre como la decisión de hacer la educación virtual, fue una gran intuición y fue muy anticipada y visionaria dado que toda la educación pasó por motivos de Covid 19 a la modalidad virtual.

Al reflexionar con ella sobre este vacío, conversamos con ella y su novio en muchas ocasiones en la casa sobre la necesidad de crear una oferta institucional nueva donde se privilegiará, la transdisciplinariedad, la apropiación creativa de Tics, las práctica integral de vida , el trabajo social y comunal, el arte y el trabajo con el cuerpo a través del arte, el yoga el deporte. Todo este concierto de intenciones con el fin de encontrar la alquimia perfecta curricular, de no ser una especialista más, una experta, sino un ser íntegro, completo y preparado para nuevos trabajos y campos de acción que la sociedad post-salarial demanda.

Otra inspiración para invitarlos a esta obra abierta y colectiva, es un creciente desencanto de las identidades y movilizaciones que se unen solo en la coyuntura de la protesta, dado que solo se afirman en lo que están en contra y aunque reconozco y admiro que hay diversidad de voces, creatividad en su expresión y legítimas manifestaciones de un malestar cultural con heridas abiertas, siempre el patrón que he percibido es que es una posición de lucha y resistencia y al ser tan reactiva y coyuntural se cuela mucho odio, desespero, comportamientos excluyentes y cortoplacistas, cortos en sabiduría. En esta identidad mayoritariamente juvenil prima a menudo la energía de la acción, la marcha, la confrontación, la indignación, la ira, mas que la perspectiva profunda, la configuración de plataformas e iniciativas de inteligencia colectiva, el conocimiento compasivo y un compromiso más radical y mayores liderazgos de reconstrucción de espectro completo. Definirse uno solo por lo que estamos en contra no es suficiente, aunque nos da un sentido rápido y claro del objetivo de la lucha. Creo que es momento de no caer en la trampa, no protestar dos veces de la misma manera

Otra inspiración para sentir que ya hay un piso teórico y práctica para fundar la universidad del futuro han sido mis investigaciones transidisciplinarias en la última campos de conocimiento, como la psicología, artes, literatura, cine, filosofía política, economía, género, erotismo y sexualidad, en ciencias sociales, activismo sagrado, educación integral, comunicación no violenta, mediación de conflictos, didácticas para La Paz y a su vez la revisión de algunos autores inspiradores y proyectos en diferentes campos que aplican visiones integrales y metamodernas como Hanzi Freinacht, Sri Aurobindo, Richard Rohr, Monica Sharma, Robert Augustus Masters, Ken Wilber, Diane Hamilton, Thomas Hubl, Valarie Kaur, Marc Gafni, Resmaa Menaken, Maia Szalavitz, entre otros.

Una última inspiración para hacer la Universidad del futuro, vino de la lectura de una gran novela, el clamor de los bosques escrito por Richard Powers y que tuve el gozo de leer en tiempos pandemicos y algunos capítulos en Familia. En ella se cuentan pequeños relatos e historias relacionados todos con árboles y se hila todo través de varios protagonistas (un creador de videojuegos, activistas ambientales, una mujer científica, una niña con problemas de aprendizaje), poco a poco nos va enredando la historia en tres momentos, raíces, tronco, ramas, profundizando en especies de árboles nunca antes escuchadas, en la belleza de las transformaciones e interdependencias con el mundo natural, en la bondad del ser humano y abordando con objetividad problemáticas globales como la Crisis climática, impulsadas por la separación de la naturaleza, el extractivismo y la gran deforestación de bosques. Al terminar la novela, les decía a mis estudiantes que esa obra me había cambiado la percepción y consciencia sobre los árboles y me invitó a resignificar mi cumpleaños sembrando mis 40 árboles, me llevo a la Minga y a una consciencia más detallada de las formas, frutos, texturas y propiedades medicinales de los árboles. Muchas veces soñaba colgado en ellos y en cada oportunidad de pasear por los bosques entraba en profunda contemplación de su milagro. En esta obra se articulaba muy equilibradamente la ficción, la ciencia, las identidades emergentes y la espiritualidad. Al finalizar concluía que así deberían ser las tesis y las investigaciones. Además de lidiar con la verdad profunda, tienen el don de tocar el corazón de las personas y te inspiran otras maneras de ser, comportarse y vivir.

La reconstrucción vendrá quien se mueva, dance, fluya en estas 3 dimensiones: yo, nosotros, ellos. Quien honre los 3 niveles es una obra de arte encarnada, un ser inspirador y un líder. Fluir en ellas nos dará Libertad, creatividad y profundidad . Esto es vivir una vida con dignidad.

La universidad del futuro y las aulas con consciencia global, combinan 3 niveles de experiencia y formas de acceso al conocimiento. Los tres niveles en una experiencia de aprendizaje no se dan de una manera secuencial sino que son simultáneos:

El viaje personal como fuente de autoconocimiento e integración de la experiencia. (Tu historia) Identidad. Yo. Ser singular.

La identidad comunitaria como escuela y campo de entrenamiento. Donde se configura el ethos, la conversación, el voluntariado, cuidado de bienes comunes, se fortalece el sentido social y la solidaridad. (Nuestra historia). Nosotros. Intersubjetivo. We space.

La trascendencia, como lugar de integración, de síntesis, integridad y transparencia; mayores niveles de coherencia, sinceridad y simplicidad, y tiempo propicio para trabajar con valores universales (justicia, compasión, libertad) y la concreción de los sueños en nacimiento de prototipos escala 1:1 o proyecto emergente organizacional. Ellos. (Inter-obetivo) (La Historia)


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