Evidentemente se duerme y se levanta mejor cuando la gente en todo el mundo se conecta, cuando sueña, dialoga, siembra, imagina, se moviliza por la dignidad y diseña acciones creativas para una vida más plena. Las reacciones impulsivas y humillantes, ahondan las regresiones tanto individuales como colectivas...las respuestas amorosas, imaginativas, inclusivas y esperanzadoras, son un viento, una canción y una danza, un surco que se inscribe en el vinilo social para nuevas musicalidades e historias. Al igual que en ciertos momentos de la vida (la infancia y la adolescencia) donde existe una intensa plasticidad neuronal, en la sociedad, a la par, estamos susceptibles a re-escrituras muy profundas (en tiempo real y telepáticas) de la cultura y de los comportamientos y esto suele darse en momentos de intenso caos y sufrimiento. Recordemos que cada uno de nosotros es un nodo de la conexión, parte de la red de transformación creativa y sus estados subjetivos, pensamientos y acciones contribuyen a la proliferación de nuevos cableados y de información disponible para toda la ciudadanía. Atentos a lo que esta en el aire, para continuar sembrando territorio, prendiendo el fuego y abriendo cauces...nos queda seguirnos conectándonos más fuertemente en todas las situaciones y direcciones posibles.
Las movilizaciones sociales que vienen caminando desde hace unas décadas a lo largo y ancho del mundo - y que se han intensificado este año - están haciendo evidente la necesidad urgente de un cambio político que se ajuste a los signos de nuestro tiempo (Sostenibilidad, Solidaridad, Inclusión, Salud Mental, Educación, Bienestar y Convivencia); el surgimiento de nuevas formas de organización política y de acciones colectivas a favor de una cultura global de la dignidad. A pesar de que los objetivos de las resistencias y las disputas difieren de país en país y también existen miles de diferencias en las perspectivas y visiones que encarnan las personas que salen a protestar, lo que al parecer tienen en común, es que se está levantando una voz activa, creativa y consciente de desencanto frente a los proyectos políticos que quieren limitar las libertades individuales, agrandar las desigualdades, afectar los derechos sociales, etnicos, sexuales, la salud de los territorios, la economía y la educación de la población. El aprendizaje que se va cociendo de todo esto, es el aumento de la consciencia de grandes capas de la sociedad civil, acciones colectivas firmes y más imaginativas desde abajo y un incremento de las responsabilidades ciudadanas. Pienso igualmente que re-publicar las luchas y logros en redes sociales, precisan incluir más perspectivas, llevar el sello de lo sistémico e inspirar acciones que sean más sostenibles... lo otro que veo es que necesitamos llevar el mensaje a más sectores de la población que no están conectados a nuestros grupos y redes afines y lo otro que se ratifica mas claramente es que “podemos diferir en status, pero todos somos iguales en dignidad”. Todos estamos conectados, somos responsables de todos y guardianes de la dignidad.
Igual de importante que cuidar la semilla, la palabra, el cuerpo, las relaciones, los ríos, los territorios, los mares, los bienes comunes del planeta y sus sabidurías, hoy es crucial que todos seamos guardianes de la dignidad de todos. Esto a lo mejor aportaría mayores niveles de confianza entre las personas y una sociedad más justa: más consciente, conectada e incluyente.
Las movilizaciones sociales que vienen caminando desde hace unas décadas a lo largo y ancho del mundo - y que se han intensificado este año - están haciendo evidente la necesidad urgente de un cambio político que se ajuste a los signos de nuestro tiempo (Sostenibilidad, Solidaridad, Inclusión, Salud Mental, Educación, Bienestar y Convivencia); el surgimiento de nuevas formas de organización política y de acciones colectivas a favor de una cultura global de la dignidad. A pesar de que los objetivos de las resistencias y las disputas difieren de país en país y también existen miles de diferencias en las perspectivas y visiones que encarnan las personas que salen a protestar, lo que al parecer tienen en común, es que se está levantando una voz activa, creativa y consciente de desencanto frente a los proyectos políticos que quieren limitar las libertades individuales, agrandar las desigualdades, afectar los derechos sociales, etnicos, sexuales, la salud de los territorios, la economía y la educación de la población. El aprendizaje que se va cociendo de todo esto, es el aumento de la consciencia de grandes capas de la sociedad civil, acciones colectivas firmes y más imaginativas desde abajo y un incremento de las responsabilidades ciudadanas. Pienso igualmente que re-publicar las luchas y logros en redes sociales, precisan incluir más perspectivas, llevar el sello de lo sistémico e inspirar acciones que sean más sostenibles... lo otro que veo es que necesitamos llevar el mensaje a más sectores de la población que no están conectados a nuestros grupos y redes afines y lo otro que se ratifica mas claramente es que “podemos diferir en status, pero todos somos iguales en dignidad”. Todos estamos conectados, somos responsables de todos y guardianes de la dignidad.
Igual de importante que cuidar la semilla, la palabra, el cuerpo, las relaciones, los ríos, los territorios, los mares, los bienes comunes del planeta y sus sabidurías, hoy es crucial que todos seamos guardianes de la dignidad de todos. Esto a lo mejor aportaría mayores niveles de confianza entre las personas y una sociedad más justa: más consciente, conectada e incluyente.
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