lunes, 13 de mayo de 2019

Diario Transmedia

El diario transmedia es una metodología de construcción de conocimiento integrador que busca realizar conexiones inéditas con lo que nos pasa en la vida cotidiana. Busca hacer de la atención plena un hábito mental y hacer del exceso de información y el embotamiento que muchas veces genera ruido e insensibilidad, una síntesis, un aprendizaje que sea valioso para la vida y que nos lleve a asumir mayores responsabilidades y libertades.

En un momento de donde la atención se ve hiper-estimulada y últimamente un capital en disputa para movilizar políticamente a la población, esta estrategia permite hacer de la vida una obra de arte y construir una narrativa tejida por el asombro, la libertad, las metáforas y la creatividad como una suerte de regalo para las actuales y futuras generaciones.

El diario transmedia es también un experimento de autoconocimiento, un prototipo que articula diferentes medios y lenguajes para expresar y comunicar síntesis creativas. Es un intento de integrar aspectos de la fenomenología, la hermenéutica y las ontologías relacionales, así como también el arte, la ciencia, la filosofía y las tecnología, a las experiencias cotidianas.

Esta metodología surgió hace unos años como una respuesta a la fragmentación en las manera de conocer; a la división entre campos de conocimiento, así como también como un antídoto frente al exceso de información y a los fanatismos que se evidencian en la academia y se manifiestan de diversas maneras. Primero, como simplificación de las respuestas ante temas complejos, segundo, a los totalitarismos discursivos, impulsados tanto por modernos mediante el reduccionismo a lo objetivo y material, como por los  posmodernos, por su obsesión de que todas las verdades son una construcción cultural y que todo es un problema social y por los activistas que se desviven por cambiar a los otros, más interesados en cambiar lo exterior, que cuidar de sí mismos y sus relaciones.

Después de un tiempo de practicar el diario y las etnografías y llevarlas a escenarios de formación universitaria, he podido concluir que con una mente abierta, porosa y sensible, la lectura de lo que nos pasa es más generativa, auto-reflexiva, patafísica, transgeneracional. Esto me ha llevado a comprender y experimentar directamente el tejido psicofísico que nos envuelve y la relación intrínseca entre mente-realidad, la intimidad entre lo objetivo-subjetivo, lo plural-singular, la intuición, la conexión, la empatía y una cadena infinita de interdependencias, características de una mente cósmica y trans-racional.

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