lunes, 13 de mayo de 2019

Los posmodernos como profetas de la posverdad.

Autores como Mattew d’Ancona, Yochai Benkler y Ken Wilber, dedican en sus últimas publicaciones a la comprensión compleja del fenómeno de la posverdad y su relación con fenómenos políticos y epistemológicos de actualidad. Algunas de las principales causas que estos señalan para el surgimiento de la post-verdad, son la pérdida de confianza en las instituciones y en los políticos; el declive de los expertos y el saber científico; la ambigüedad de los discursos, propia de la jerga posmoderna; la importancia de las tecnologías digitales y la economía de la atención; el valor de las audiencias, el espectáculo, la resonancia emocional, la distorsión y la denegación de los hechos. 



La posverdad tiene el asiento en dos alas, una es intelectual y se refiere a la visión posmoderna, que niega los hechos, las evidencias y dice que toda verdad es una “construcción social”. La otra ala, se compone de tecnologías digitales, el uso de algoritmos, de la atención de las audiencias y la resonancia emocional de los mensajes. Parece que hay un paso no más, entre el fanatismo y reduccionismo posmoderno de que todas las verdades son construcciones sociales y el decaimiento del valor social de la verdad y concomitante a esto el nihilismo moral que actualmente vivimos.

La información tendenciosa y falsa, resuena al parecer con mayor eficacia entre la población más conservadora, reactiva, aquella que está más ansiosa de respuestas rápidas y simples, sedientas de likes, de seguridad y control. Esta situación de la posverdad, ha sido muy bien catalizada por muchos gobiernos de derecha en el mundo, como Trump, Duque, Bolsonaro; y es tendencia en ciertos pastores cristianos, en los discursos fanáticos de la ideología de género, en las decisiones que llevaron al Brexit, así como también, en el negacionismo de diferentes tipos, como aquellos obstinados en negar la evolución de las especies; los partidarios en negar el holocausto, el cambio climático, el conflicto armado en Colombia y la violencia en Venezuela.





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