Hace 7 días murió mi gata Violeta y 7 días después mi Tío Fernando, dos noticias muy estremecedoras y aunque habita una nostalgia profunda, también me recuerdan la gratitud de los momentos vividos, la finitud de toda vida, las transformaciones que se ciernen en estos momentos de fragilidad, la oportunidad de saldar cuentas y mejorar y estrechar las relaciones familiares y especialmente algo que ha venido rondando por mi mente, la urgencia de reconstruir como familia y cultura otra ritualidad para despedir a nuestros seres queridos, ya que la que tenemos por ley y tradición, es muy fría, tiene un tono triste, masivas (públicas), industriales y carente de brillo y espíritu y dificulta la posibilidad de vestir a quienes descansan con canto, flores, alimento, música, fiesta, historias y relatos. Con la alegría que recibimos la vida, así podríamos también despedirla.
Les cuento que mi Tío Nando me quería mucho, él me acompañó muchas veces a verme jugar fútbol cuando yo jugaba en la selección de la Universidad Nacional y en la 1C del Once Caldas, le encantaba tanto verlo como jugarlo. Recuerdo verlo a él en el equipo de la Fundición Fonseca en la Rochela como delantero patiar esa zurda con una potencia tremenda y hacer unos goles desde lejos con mucha comba.
Compartíamos mutuamente el gusto por la fiesta, la música, la percusión, el groove y la alegría en los encuentros. Fernando era la alegría de las fiestas en la familia paterna, con su buena selección de salsa, boleros, música caribeña y colombiana...recuerdo que muchas veces llevaba los Bongós, maracas y guacharaca para que los tocáramos... un día memorable, en una celebración del cumple de la abuelita Rosa, me uní con la guitarra e improvisamos a muchas voces la guajira Guantanamera.
Una de la pachangas que más recuerdo eran las que se hacían en la terraza donde la abuelita (quien paso por contar que era su consentido), las rumbas de fin de año en Santagüeda, en las ferias y una especial que junto a mi primo Leo en diciembre nos hicimos en las calles de la ciudad Manizales, yendo y viniendo y tomando con amigos. Ese día nos amanecimos cantando en el cable y una fiesta inolvidable y que admiré por haber aguantado todo el voltaje.
Nando disfrutaba mucho la vida social, una vez lo acompañé al centro de la ciudad a hacer unas vueltas y saludaba hasta el perro de la esquina, era toda una aventura y deriva que podía cambiar de repente y resultar tomando pintadito y buñuelo. Era un hombre no tan amante de la disciplina del trabajo como sí de la conversación, la vida social y la guachafita.
Tio Nando, gratitud por todo el amor brindado y por tu ser y tu lugar en la familia. Todos ahí parecemos jugar y brillar con un arquetipo singular como lo hace cada jugador en un equipo. Aún cuando en todos nosotros habitan luces y sombras, este es el momento para aprender a ver cómo viven y se equilibran ambas en nosotros y cómo transformarlas en caldo de cultivo para nuestras propias transformaciones y metanoias.
Siento que en estos momentos especiales donde lloramos, nos conmovemos, nos permiten ver y sentir la vida de modo diferente. Qué privilegio es reír y llorar, nacer y morir. Hoy no se admite la arrogancia, la frialdad, la crueldad, la distancia, el chisme tendencioso, las posturas inamovibles sino que entramos en otro registro y percepción de más apertura, vitalidad y reconciliación. Hoy quiero trabajar todas nuestras confrontaciones, asperezas y saldarlas de una vez por todas. Te invito a que tú también lo hagas y te des la oportunidad de perdón, limpiar el resentimiento y permitirnos los nuevos comienzos...para que cuando muramos nosotros (recordemos que como dice el Héctor Lavoe, "todo tiene su final") podamos morir tranquilos, sin penas, aflicciones, deudas pendientes y poder ser recordados con alegría, belleza y por la humanidad y trato que nos dimos a nosotros mismos y a los demás.
Ya no podemos ser los mismos que éramos antes de estos sucesos, esto nos advierte muchas cosas que a mí me dan ganas de trabajar por cultivar otras ritualidades en la educación, la conversación y la vida cotidiana, ser vida y fuente de inspiración, seguir tejiendo redes de aprendizaje en la udelfuturo, profundizar en mi ser inmanente y trascendente, ser micelio, laguna, montaña, ser amplio y generoso y de amor incondicional, cumplir nuestros sueños más amados y dejar una semilla que pueda ser sembrada por todos los que vienen.
Te seguiré recordando en cada fiesta, cultivando todo el amor que me has dado a mi y a toda la familia.
1 comentario:
Que hermoso y maravilloso detalle Andrew de escribir estas bellas palabras de gratitud para un tío que nos dio tantos momentos increíbles . Descansa en paz querido tío Fernando, gracias 🙏 por tanto y por todo, te seguiremos amando por siempre y es obvio que te extrañaremos como nunca !!
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