La Universidad del Futuro es una iniciativa ciudadana que vengo liderando desde el 2021 y que se plantea como un experimento social y global de aprendizaje integrado por una red de personas y colectivos en América Latina, que inspiran nuevas formas de ser humano, prácticas de educación integral y activismos sociales transformadores.
Para actualizar el sistema operativo de la educación, necesitamos dedicar tiempo en escucharnos, generar confianza, compartir trayectorias de vida y traer al baile diversas comprensiones de mundo. También es crucial observar los patrones de aprendizajes más profundos, con el fin de fermentar el saber propio y aquellas experiencias colectivas en las que hemos participado y nos han formado.
Somos conscientes que al integrar los saberes propios, las brújulas internas y nuestros pensamientos se van aclarando y vamos reconociendo con mayor vivacidad los aprendizajes, las singularidades y los valores que orientan nuestras acciones. Paralelamente a esta integración, vamos haciendo puentes para facilitar el flujo de la inteligencia colectiva y las conexiones con los capitales creativos que están diseminados en la sociedad
Otra intuición o hipótesis inicial, es que la creación de conversaciones más profundas - que permitan intercambios más sinceros, sanadores, abiertos y sistémicos - crean el clima propicio para catalizar un movimiento cultural que intente territorializar los futuros educativos deseados a través de nuevos prototipos institucionales a pequeña escala.
Cuando hablamos de universidad o de educación, no nos restringimos a la escolarización, ni a los procesos formales de educación institucionalizada; por el contrario, aludimos a los procesos de despliegue del potencial humano, del aprendizaje entre pares y en comunidad y al conjunto de ecosistemas de prácticas, ambientes y tecnologías sociales orientadas a la conexión (auto-conocimiento), la comprensión y la co-creación.
Las 3 circunstancias que me motivaron a realizar esta propuesta, fueron primero, la coyuntura incierta de la pandemia y el aislamiento social en el que estábamos confinados; segundo, la necesidad de imaginar una educación superior más experimental, integral y articulada con redes ciudadanas más robustas y finalmente, que Iara María, la hija de María José (mi compañera), al momento de explorar su profesión universitaria, notó una escasísima oferta de programas de educación superior con un enfoque holístico, creativo y transdisciplinar que acogiera sus diversidad de intereses en el campo del arte, el trabajo social, las ciencias de la salud, la filosofía y el deporte.
Todo empezó a andar mediante un escrito a modo de manifiesto que compartí con algunos amigos y amigas con el propósito de construir un espacio de aprendizaje y una comunidad una red que pudiera ofrecer experiencias de educación integral. A finales del 2021, logramos hacer 2 encuentros virtuales (documentados en este blog) para compartir el sueño, e iniciando el 2022, surgió la serie de conversaciones virtuales con personas que admiro y que me inspiran, con el fin de escucharnos, actualizarnos y democratizar conocimientos que potencien los procesos de educación en el siglo XXI.
Comprendemos la conversación como una tecnología social y un medio de construcción de cultura, que aumenta la empatía, la comprensión y actualiza la consciencia. Las conversaciones a su vez representan una práctica fundamental en los procesos de formación, transmisión intergeneracional, en las dinámicas de aprendizaje recíproco, que implica dar y recibir, razón e imaginación, aprender a escuchar puntos de vista distintos y una forma de conectar con el otro, con sus luces y oscuridades, necesidades y preguntas; la conversación la estamos experimentando como un crisol para ensayar un activismo de historias e ir tejiendo sentidos y significados a través del rastro que dejan nuestros silencios, las preguntas y paradojas que nos acechan.
Uno de los hallazgos que vienen surgiendo en la experiencia de las conversaciones, es la consciencia de la abundancia de saberes, visiones, metodologías y prácticas que portan los participantes y que son suelo fértil para la creación de experiencias formativas, base de un posible plan de estudios y oferta de cursos. Otro aprendizaje inédito, es reconocer las historias de vida, los ecosistemas de aprendizajes y los diseños de transición, como un escenario propicio para el esclarecimiento de la verdad existencial y cultural de los procesos que hemos vivido y los que queremos vivir.
De estos encuentros ha ido surgiendo la noción de abundancia educativa, que precisa poner en valor la consciencia histórica de las personas (los pasados, presentes y futuros), la experiencia humana encarnada y el saber propio y los dones y talentos de las personas, al servicio de la actualización de la educación. Igualmente, en esta práctica de la conversación, vamos aprendiendo a reconocer y mapear en la cultura y a partir de las iniciativas, los atractores de futuro para dinamizar experiencias de aprendizaje y procesos de educación integral en el contexto de redes descentralizadas.
Comprendemos que las nuevas instituciones no pueden surgir de la nada, sino de movimientos sociales culturales activos presentes en la esfera pública local y mundial. La metáfora de la red, bazar o aula-mundo-en-red como carnaval, se nos abre como una posibilidad de configuración institucional naciente, donde convive lo local y lo global, lo natural y lo tecnológico, lo personal y lo transpersonal, el arte y la ciencia, el pasado y lo futuro y la distribución de responsabilidades, liderazgos que permitan la expansión de la autoridad docente.
La Universidad del futuro podría encargarse de facilitar encuentros, alianzas, seminarios, investigaciones, diplomados y cooperaciones entre colectivos, instituciones, grupos de estudio y de investigación territorial, así como enfocada en crear narrativas globales compartidas, cursos en línea y contenidos digitales que orienten a los educadores - en un tiempo de incertidumbre y complejidad creciente y de auge de la tecnocracia como modelo de gestión de las instituciones educativas.
El currículo en la universidad del futuro se comprende como un viaje de iniciación planetaria, en donde cada estudiante se compromete a participar en comunidades de aprendizaje para viajar junto a otros por problemáticas globales, desafíos existenciales y proyectos sociales en los territorios. Una metodología que podría ser muy útil a corto plazo para la Universidad del futuro, es crear una dinámica de encuentros permanentes con los invitados de la serie, con el fin de ir definiendo pequeños grupos (satélites), que puedan fortalecer el vínculo, intercambiar afectos y saberes y co-crear próximamente una agenda de actividades, de espacios de aprendizaje y de experimentación abierto al público.
El reto que propongo es que cada uno de las personas facilite un encuentro de 1hr y media como mínimo con duplas o máximo tres personas de las que participaron en la serie y que les llama la atención, y con las que quisieran dinamizar una conversación. Con el listado de las conversaciones agendadas, podríamos organizar una agenda quincenal de conversaciones que pueda estar ofertada el primer semestre de 2023, complementada con talleres, cursos y un festival anual en el segundo semestre. Despues de realizadas estas nuevas conversaciones, y consolidado el equipo base de profesores, podríamos pensar en diseñar y abrir al público la oferta educativa.
Los ejes temáticos (comunidades de aprendizaje) que hasta el momento se perfilan son los siguientes:
1. Pedagogías, Sexualidad y Género.
2. Comunicación y Educación popular.
3. Educación y Culturas de paz.
4. Educación, Tecnologías y Ciencia Ciudadana.
5. Artes, Educación artística y comunidad.
6. Educación Regenerativa y Permacultura.
7. Espiritualidad, Interculturalidad y Pedagogías ancestrales
8. Arte, ciencia y tecnología.
9. Educación, Infancia y cultura.
10. Maternidad, partería y crianza compartida.
11. Filosofía, estética y ciencias sociales.
12. Psicoterapia y sanación colectiva
13. Cuerpo, Movimiento y Danza.
14. Proyectos educativos emergentes
15. Arquitectura expandida & activismo urbano
…A lo mejor, como conclusión, parte del trabajo que se viene para los activistas de la educación es trabajar en la creación y fortalecimiento de comunidades soberanas y en red, donde florezcan las personas, se potencien las conexiones con lo vivo y los aprendizajes sociales y donde se susciten conversaciones para traer el futuro más bello, armonioso y sostenible a nuestras vidas y comportamientos cotidianos.
El sábado 22 de octubre a las 4pm realizaremos el primer encuentro presencial en Bogotá para compartir la visión, afianzar la confianza, el reconocimiento de los participantes que han participado en la serie, y así vislumbrar los deseos, intereses y perfiles del grupo y empezar próximamente a dinamizar nuevas actividades, conversaciones, talleres y proyectos.
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