Les quiero compartir, en forma de pinceladas sueltas, un meta-ensayo en donde convergen algunas experiencias, reflexiones y pistas sobre el conflicto psico-político que estamos viviendo actualmente en mi país y que puedo atestiguar en carne propia. Un poco de extracto de miel y cebolla amanecido para aclarar la voz: análisis, preguntas, experiencias de vida, reflexiones y finalizo abordando una breve reseña de una película y extractos de lecturas que nos ayudan a esclarecer el entramado de los traumas colectivos.
Ha llegado el momento de realizar un segundo balance para abordar lo que ha acontecido en las movilizaciones del 28A con motivos del Paro Nacional en Colombia. Confieso que, aunque pretendo hacer una reflexión global, admito muchas lagunas, dado que intuyo que para hacer este análisis, se precisa un trabajo de campo más profundo, un grupo focal con variadas voces e incluso activar una apuesta etnográfica en varios territorios; empero, lo que aquí comparto, son puntos de vista generales y parciales, posibilidades de orientación y de inspirar algunas “transformaciones silenciosas” que nos deparan.
Iniciemos entonces preguntándonos ¿cómo me he sentido en el Paro Nacional 28A? ¿Cuáles han sido las emociones, pensamientos, intuiciones y sensaciones experimentadas? Destilemos un poco de fenomenología y de sinceridad en la confesión.
Ha sido un tiempo de mucha oscilación, confieso que al inicio experimenté una distancia y cierto descontento en participar en las formas tradicionales de protesta y de la acciones colectivas coyunturales, y que posteriormente avanzaba la movilización social, empezaba a contagiarme de un halo de esperanza con dosis de optimismo (y pesimismo), al ver diversas maneras de agenciamiento y participación de la ciudadanía, politización de la sociedad civil, en especial la participación de jóvenes en vías de hecho, actos performativos y culturales para llamar la atención del gobierno nacional ante muchas desigualdades y violencias sistémicas que han aumentado exponencialmente en los últimos años; incluso hemos sido testigo en estas movilizaciones de voces de ciudadanías más informadas, artivistas, primeras, segundas y terceras líneas, en diferentes campos de acción, mayor conversación en las calles sobre las injusticias sociales, y jóvenes más audaces en proponer una agenda política de exigencias, una mayor organización, la re-territorialización urbana, rituales comunitarios y expresiones artísticas y culturales inéditas.
Las emociones han sido encontradas, ya que he percibido que algunas personas que abiertamente se declaran a favor del paro y participan activamente, y en especial activistas y políticos progresistas, he notado a través de sus acciones y comunicados, un uso de las mismas herramientas de la derecha, tales como el juicio extremo, la descalificación, la culpa, las generalizaciones excesivas, la falta de empatía y análisis muy planos y ahistóricos. Esta tendencia evidente de lucha entre izquierda y derecha, me ha permitido inferir que, aunque las lógicas, intenciones, reclamos y alternativas para el desarrollo de la sociedad son diferentes, en cuanto hay conflictos, las estrategias son similares en desechar un grupo y endiosar al otro, son usuales y comunes los mecanismos en ambas tendencias del espectro político en caricaturizar al otro y de jugar con elementos donde circula mucho odio e impugnación. Esto ha llevado a la polarización de muchos debates y distorsiones de la realidad, que pululan actualmente en la esfera pública y mayoritariamente en redes sociales.
La otra cuestión que me ha hecho tomar un poco de distancia, respecto al activismo heroico y militante de izquierda, es que he visto en algunos amigos, conocidos, activistas y políticos, respecto a la incoherencia entre lo que pregonan y desean fervientemente a nivel social y otra cara muy diferente son las realidades más próximas algunas veces fracturadas, deterioradas, incluso hasta vidas rotas y deprimidas y estilos de vida auto-destructivos y fatales en el plano relacional más cercano.
Aunque todos tenemos problemas interiores y sombras sin resolver, lo que no es coherente es tanto énfasis en cambiar afuera con un adentro frágil y roto. En eso de las conversaciones he escuchado historias de parejas engañadas y donde predominan las mentiras, activistas con heridas sin sanar, líderes de derechos humanos que violentan a sus parejas, feministas que comprenden teóricamente el poliamor, pero cuando se involucran apasionadamente, manifiestan vacíos muy profundos en la relación; activistas con las vidas interpersonales y familiares rotas, tribalismo exacerbado, cacería de brujas y políticas de la identidad; una forma de liderar y de manifestar la ira y la indignación, que busca estarse mostrando, defendiendo y buscando todo el tiempo estar recompensado por los demás; un liderazgo en proyectar siempre la maldad afuera, pero con poca capacidad de abordar los dolores, sombras y psicologías complejas (inter)personales; poca capacidad de empatía y compasión; y finalmente un pensamiento político muy lineal, ideológico cortoplacista y que no incluye diálogos entre perspectivas diferentes y menos la integración de una perspectiva científica transdisciplinar.
El denominador de muchas de estas formas de lucha parece ser el amor a odiar y fortalecer una identidad en base a lo negativo, una mentalidad en oposición, ponerse siempre en el lugar de los perdedores, paradójicamente siendo personas bastante privilegiadas. Las feministas radicales odian a los hombres, los liberales a los conservadores, los progresistas a los fascistas, los demócratas a los republicanos, los pobres a los ricos, los religiosos conservadores a los homosexuales, las víctimas a los perpetradores, los del sur odian a los del norte, mucho odio disfrazado, que no tiene presentación como perspectiva transformadora para el cambio social.
Volviendo a las emociones que he experimentado, han sido el miedo, angustia, ansiedad, tensión e impotencia. Estos estados subjetivos densos solo he podido transformarlos, cuando he decidido pasar de la ira, y de consumir medios ansiosamente, seguir noticias y hacer análisis de lo que sucedía, a implicarme con otros en conversaciones y en la reconstrucción real de una institucionalidad emergente, un gesto de transformación silenciosa (que como dice el filósofo François Jullien, no suscita resistencia, pero poco a poco se va abriendo camino), una apuesta como el que he inaugurado hace pocas semanas y que consiste en crear un ambiente para conversar con amigos y amigas sobre la construcción de una plataforma global de aprendizajes que venimos llamando la Universidad del Futuro.
Los pensamientos que han surgido y los temas de reflexión centrales desde que inició esta movilización social, han estado inicialmente en estudiar la herramienta de la Renta Básica Universal, profundizar en indagar por la economía de los bienes comunes y de ampliar la idea de la riqueza colectiva, los ingresos sociales y de la mano de la filosofía política de Hanzi Freinacht, comprender una visión integral de la desigualdad. Es evidente que tanto un ingreso básico, como derecho de subsistencia a toda la población, como una economía de los bienes comunes (incluyendo la co-creación de monedas locales y complementarias y el diseño de espacios sociales de intercambio y producción colectiva) pueden mejorar la calidad de vida, el bienestar de una población, fomentar los vínculos comunitarios, la confianza social y mitigar la desigualdad y la inseguridad material.
Algunos referentes claves para explorar el tema de los bienes comunes, son el trabajo del filósofo y activista italiano Ugo Mattei, Bienes Comunes; el libro del eco-filósofo Andreas Weber, Enlivement:Toward a poetics for the Anthropocene. El texto del economista y activista Guy Standing Plunder of the Commons: A Manifesto for sharing public wealth y Thinker like a Commoner de David Bollier.
Pasando a otros temas de salud, en los últimos días he tenido una intensificación del reflujo gastro-laríngeo, esta dolencia me ha deteriorado las cuerdas vocales, dejándome afónico. Esta sensación de irritación permanente de la garganta, acompañada de mucosidad, malestar y debilidad, me hace volver a revisar las dietas, los estados de ánimo, cuestiones emocionales no procesadas y la relación con los alimentos y en general con mi cuerpo. Creo que es una buena oportunidad de integrar nuevos hábitos alimenticios y mentales y aprender más prácticas de auto-cuidado. Soy consciente de necesito masticar mejor y se que con la energía consciente activa, podré hacer mejor mi trabajo intelectual, docente y creativo y dar lo mejor de mi en donde me encuentre. El cuerpo es el primer ambiente y se que muchas veces lo olvido y me inclino a ponerlo en otro lugar, no como mi prioridad. Pero llega este suceso que realmente me invita a otros cuidados, relaciones y formas de alimentarme y de hablar. Aquí un poco lo que me ha implicado estar sin voz
Cómo he experimentando en los últimos tiempos las experiencias intersubjetivas? ¿Cómo han estado mis relaciones?
En estos dos últimos meses, he visto con mayor claridad la importancia de participar más activamente en algunas comunidades. Si algo nos muestra la opresión, es lo aislados que estamos de los demás. La primera experiencia laboral de la que quiero hablar, fue la charla que ofrecí en zoom y Facebook live, acerca del diseño de ambientes en tiempos de emergencia global, donde resalté y sinteticé la importancia de nuevas modalidades de aprendizaje, la intencionalidad de la educación integral y valor del diseño social en la construcción de nuevas prácticas pedagógicas. Es preciso mencionar, en cuanto a las 2 comunidades de posgrados a las que pertenezco actualmente, que este semestre ofrecí dos cursos, uno llamado pedagogías emergentes, enfocado a explorar de una manera integral el mundo relacional de los estudiantes y el otro fue el curso diseño de ambientes de aprendizaje donde invité a crear prototipos de innovación pedagógica a través de ambientes digitales con consciencia global.
También me volví a vincular gratamente con las caminatas que ofrece mi amigo Hugo, líder del Proyecto Mont-Natura, un espacio dominical mensual para salir a caminar y conocer diversos territorios colindantes a Cundinamarca. Con él he realizado 4 caminatas maravillosas inolvidables. La última que hice fue a la Cascada Veraguas en Pacho. Fue una tarde increíble, viajé con mi compañera y caminamos aproximadamente 3 horas y donde tuvimos el privilegio de disfrutar del agua fresca, el clima templado de una naturaleza exuberante y el poder revitalizante de la cascada. Cuando se camina, se crean nuevas conexiones entre ideas sueltas, se esquilan los malos pensamientos, se tiene el tiempo para caminar los silencios, cuidarlos y hacerlos crecer bonito en la bifurcación de los caminos. Es una forma de higiene interior muy efectiva. La próxima caminata será por el Oriente: Fómeque (Río Claro) hacia Choachí.
Otra práctica comunitaria en la que participé, fue la Minga para desmontar la casa prefabricada en Choachí (La Montaña Compartida). Un trabajo intenso físicamente que duró dos días, en el que desmontamos toda una casa - muros, techo, ventanas y maderas estructurales - y con todos estos elementos, próximamente iniciaremos obra en julio de la construcción de nuestra casa de hadas en la montaña, una cabaña de amor. Estamos felices de realizar este sueño en pareja. Máximo, el compañero de Paloma (la hermana de María José) ingenió el mecanismo de una polea para el transporte de los muros de un árbol a otro. Fue maravillosa la solución, además de la energía colectiva que propone Edgar el carpintero, aunque confieso, que al no estar acostumbrado a este tipo de trabajo físico y al haber dormido poco, quedé varios días con una satisfacción inmensa, pero con el cuerpo adolorido y afectado.
Respecto a las reflexiones que han surgido en estos últimos tiempos, podría decir, que son muy variadas, pero con un trasfondo común: la reconstrucción social de la humanidad y de las relaciones entre nosotros mismos, los demás y los ecosistemas. Los libros que he venido trabajando y recomiendo plenamente son: Wisdom of Patterns de Richard Rohr; Radical Transformational Leadership de Monica Sharma; Enlivement: toward a poetic for the Anthropocene de Andreas Weber; Indignación Total de Laurent Sutter; Poesía del Futuro de Srécko Horvat; Evolutionary Relationships de Patricia Albere; Healing collective trauma de Thomas Hübl y Deep Human Connection de Stephen Cope.
Otras reflexiones que han venido surgiendo, fueron entre otras, el pensamiento y la moralidad etnocéntrica, los usos de los sesgos y prejuicios, el chivo expiatorio (René Girard), los traumas históricos e intergeneracionales, los patrones (orden-desorden-reorden) que conectan la historia nacional, el sentido de pertenencia grupal, el trabajo con las sombras individuales y colectivas, el sentido y las motivaciones de las protestas sociales y las claves de liderazgos radicales y transformadores
En este tiempo de pandemia y estallido social, ha habido momentos de una intensa necesidad de conversar y digerir con amigos y familiares sobre lo que está pasando en el país, para hacer inteligible las preguntas, visiones, paradojas y aprendizajes. Después de varios diálogos con amigos he empezado a comprender que los momentos trágicos son a lo mejor necesarios para que maduremos más allá de nuestra identidad egocéntrica y etnocéntrica y comencemos a adquirir una consciencia más compasiva, global y amorosa, para que empecemos a reconstruir el orden social con mayor imaginación, compromiso y creatividad social. Es un momento para instalar un nuevo sistema operativo, actualizar el hardware con el que veníamos trabajando hace siglos.
La otra clave que surgía al ver los estallidos de violencia y de las grandes desigualdades, fue el encuentro con una pregunta muy estimulante formulada por Thomas Hübl (2020) ¿Cómo podemos llegar a reconocer la oscuridad como parte de nosotros mismos, para poder integrar sus lecciones y transformarnos a través de ellas? ¿y cómo esa curación, a escala colectiva, haría avanzar el cuidado del planeta que es nuestro hogar? Y más adelante el autor en el libro, cita a Pema Chödrön… “solo cuando conocemos bien nuestra propia oscuridad podemos estar presentes con la oscuridad de los demás. La compasión se vuelve real cuando reconocemos nuestra humanidad compartida”.
Al ver que ninguna crisis cultural, ningún estallido social se puede enfrentar aisladamente o replegados, llegó el momento de construir una comunidad de práctica. Inicialmente, empecé por la construcción de un documento borrador a modo de manifiesto, que sirviera de pretexto para conversar con amigas y amigos, educadores, activistas, líderes sociales, visionarios sobre la co-creación de la educación futura, y que posibilitara unos encuentros virtuales mensuales para conversar sobre esta utopía reconstructiva de educación global (en entradas anteriores de este blog se comparten algunas ideas sobre la Universidad del futuro). Se han hecho hasta el momento 2 encuentros, aquí se pueden escuchar las conversaciones abordadas.
Dos invitaciones que formulé hace unas semanas atrás, fueron compartir las percepciones del documento que construí y el reto de realizar un video-diálogo con un amigo con el que abordar el tema de la utopía o sueño de educación integral.
Respecto a las estrategias pedagógicas que he venido implementado últimamente resalto la invitación reciente con los estudiantes de formular preguntas provocadoras, abridoras de conversaciones profundas. Esta idea surgió ante el interés de fomentar un pensamiento más curioso, crítico y sistémico en el aula, donde los estudiantes preguntaban o a señalaban algunas cuestiones que vieran en los textos que estábamos trabajando. Aquí les comparto algunas de los interrogantes que se propusieron: ¿por qué algunas revoluciones inician en la izquierda del espectro político y terminan a la derecha? ¿Cómo nos oponemos al mal, las heridas, traiciones, las decepciones…¿Cómo nos enfrentamos a eso sin convertirnos en reflejo de lo mismo?¿Qué tipo de narrativa puede curar y empoderar? ¿Qué significa ser oprimido y qué significa ser liberado? ¿Cómo crear una comunidad global de aprendizaje? ¿Cómo ver las crisis planetarias como oportunidades de aprendizaje para toda la especie? ¿Por qué los pueblos indígenas no tienen un afán de codicia, mentalidad de ganancia exacerbada y de optimización y crecimiento vertiginoso? ¿Cómo se puede configurar la economía para satisfacer las necesidades y hacernos sentir más vivos? ¿Cómo se pueden satisfacer las necesidades de todos?
Ahora planteemos unas reflexiones de corte social y político. Parte del estallido en Colombia, es un efecto y síntoma de desigualdades soterradas que aparecen como síntomas de muchas cosas entre ellas, un pésimo gobierno, la ausencia de políticas sociales amplias, políticas de empleo para los jóvenes, el incremento de la violencia política y policial en gobiernos de extrema derecha, la corrupción acechante en las instituciones sociales, la ruptura del proceso de paz y también una muy importante y poco mencionada, el cansancio y la indignación ante la privatización sistemática por décadas de los bienes comunes, como la educación, servicios públicos, la salud, la cultura, la justicia, los espacios públicos, los cercos a la riqueza colectiva de la nación, el extractivismo ambiental y el empobrecimiento de buena parte de la población. La reducción de los bienes comunes, la falta de empleo y de oportunidades para gran parte de la población nacional, la endogamia tecnológica de las redes sociales y la chance de comunidades y encuentros sociales generativos, ha reducido el nivel y calidad de vida y ha agravado la desigualdad.
A lo mejor, tengo la intuición que la pandemia del Covid-19, volvió transparente a más capas de la población, la ineficiencia e incapacidad de abordar temas complejos del gobierno actual y reveló gracias a sus salidas en falso, una forma de gobernar insostenible, anacrónica, privatizadora y extractivista, que no estaba a la altura de lo que estaba aconteciendo y a los desafíos políticos actuales que necesita el país. Gracias al mal gobierno, a la fractura de su partido político, a la inexperiencia del presidente y a las coyunturas que precisan una política más amplia y generosa con los sectores más vulnerables, que es hoy una gran deuda, e incluso a ciclos sociales y económicos de más larga duración, este tiempo ha revelado los profundos problemas y desigualdades sistémicas, la alienación y la insostenibilidad, que estaban cubiertos con falsas noticias, partidos de futbol, entretenimiento y con información veleidosa por parte de un gobierno empecinado en mostrar estadísticas fantasiosas, formular mentiras y en mover sus agendas totalitarias y excluyentes para perpetuarse en el poder.
Es una evidencia que la población y la consciencia está despertando, no solo como se ha venido diciendo por la continuidad del 21N del 2019, sino que es una transformación sostenida en el tiempo, incluso a través de décadas en el que cada uno de nosotros somos por omisión o acción, arte y parte. Al igual que es difícil saber a partir de cuando empezamos a envejecer, igual pasa con estas transformaciones sociales amplias o de los cambios de la consciencia que ya vienen desarrollando cambios profundos en la sociedad y seguro (y ojalá) se manifiesten en las próximas elecciones del 2022. Una cosa es un estallido social intempestivo y ruidoso, y otro es el trabajo duro y constante de miles y millones de personas, de hábitos y estilos de vida y de pensamiento que se propagan sin alertar, estas son transformaciones anónimas y sin rostro, pero que van trazando senderos para las nuevas generaciones a través de hábitos culturales, prácticas sociales reconstructivas, amor consciente en acción y configuración de instituciones del futuro: son las corrientes internas y sutiles de muchas de las movilizaciones políticas de nuestro tiempo que se están actualmente fraguando y cristalizando en mayor consciencia colectiva.
Una reflexión actual que estaba relacionado con la moralidad etnocéntrica y los sesgos y prejuicios fue la concerniente del fascismo. Aquí unas ideas sueltas inspiradas en la lectura del artículo reciente de Hanzi Freinacht en su blog Metamoderna.
El fascismo es exquisitamente demoniaco, le encanta seducir para engañar, utiliza su conocimiento refinado para propósitos crueles, le gusta conquistar el poder, colonizar las mentes, pelear y ganar. Controla todo (incluso la verdad personal e histórica), le encanta a las personas fascistas el sacrificio, quieren acción, que todo arda, tienen una predilección por odiar un grupo, tener un enemigo bien identificado y enaltecer otro. Las acciones de heroísmo, la dificultad de olvidar y transformar los dolores profundos, y por ende perdonar. El ser fascista despotrica muchas veces de la reflexión y de los pensamientos complejos, es muy emotivo, odia además lo suave, prefiere lo gore, lo duro, la sangre y lo brutal. Un fascista nunca reconoce que se ha equivocado, prefiere morir con la verdad parcial que hace pasar como total.
Nadie sabe que estoy aquí es una película chilena, ópera prima de Gaspar Antillo, que expone y sintetiza una serie de circunstancias que reflejan elementos de la realidad psicopolitica del arte, de la crianza ambiciosa de los padres, la industria musical extractivista y varios elementos expuestos en este ensayo. El primero, los estereotipos, sesgos y prejuicios que excluyen a otras personas de su ser singular y truncan sueños. La distorsión de la realidad y la creatividad personal que realiza el mundo del espectáculo. Lo que subyace a las industrias culturales y capitalismo cognitivo. Los traumas infantiles, y su expresión en aislamiento, distanciamiento emocional y agresividad. El valor de las relaciones y el poder de la conexión con otro para descongelar el trauma. Y uno último aspecto que me pareció fabuloso como lo escenifica, el totalitarismo de los discursos de autoayuda y nueva era, que usan prácticas espirituales como el perdón, para propósitos egoístas y crueles. Una pequeña joya del cine latinoamericano.
Finalmente, unas citas. En aras de una comprensión más profunda de problemáticas globales y atractores de futuro, en los últimos meses he estado leyendo apasionadamente diversos textos. Comparto a continuación citas de 2 libros, uno escrito por Thomas Hübl y el otro por Resmaa Menaken, ambos líderes internacionales en el campo del trauma colectivo y que a lo mejor pueden servir como insumos para abordar el presente y las realidades trágicas que estamos viviendo en nuestro país:
Thomas Hübl
“Nuestras mismas células cantan las historias de dolor de nuestros antepasados, reconozcamos o no la letra”.
“Nuestras biografías personales son huellas holográficas de cicatrices colectivas más grandes”
“El trauma complejo afecta la capacidad de establecer un sentido estable de uno mismo y, por lo tanto, una relación con uno mismo, y obstaculiza o corta la capacidad de entablar relaciones saludables con los demás. Esta es quizá la consecuencia más debilitante del trauma”
“A medida que ocurren y se acumulan los traumas culturales, se amplifican las distorsiones en las percepciones sociales”
“Unirse con el propósito de integrar el trauma colectivo es el activismo ambiental”
“No importa cuántas resoluciones se firmen, los traumas pasados que no se resuelven ni se atienden garantizarán que algunos de los firmantes incumplan el acuerdo”
“Para encarnar plenamente los cambios (globales) de manera duradera y sistémica, tendremos que abordar el turbio terreno ecológico de la sombra colectiva”
“Las experiencias de aquellos que fueron traumatizados en décadas pasadas no fueron solo de ellos; también nos pertenecen. Por eso todos somos responsables de ayudar a reparar los daños del pasado”
“Cuando un campo colectivo se vuelve dominado por capas energéticas de trauma histórico y transgeneracional, las personas que viven dentro de él pueden activarse más fácilmente y otros traumas pueden encenderse más fácilmente” …”de esta manera un campo de trauma se convierte en una especie de campo mórfico, un espacio oscuro generativo para la sombra de la cultura”
“Sentir los problemas de nuestro mundo es conocer su sufrimiento, pero esto requiere una capacidad de respuesta compasiva. Si no abordamos el trauma colectivo del mundo con claridad y compasión, ponemos en peligro la supervivencia de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos y de muchas otras especies”.
“Podríamos imaginar nuestros antepasados como un gran y antiguo bosque cuyas raíces vivientes compartimos. Esas raíces ancestrales nos conectan entre si y con la tierra, como lo han hecho mucho antes de que surgiera nuestra especie. De hecho, nuestras raíces nos conectan con el planeta y con la vida misma. Pertenece a nuestro sistema nervioso colectivo, y no importa cuán lejos vivamos o muramos, o cuán distantes sean los parientes, no se puede pensar que dos humanos en el espacio o el tiempo estén completamente desconectados. Estamos unidos por nuestro origen común”
Resmaa Menaken
“Una de las mejoras cosas que cada uno de nosotros puede hacer, no solo por nosotros mismos, sino también por nuestros hijos y nietos, es metabolizar nuestro dolor y curar nuestro trauma”
“trauma histórico, intergeneracional, institucionalizado y trauma personal (incluido trauma que heredamos de nuestras familias), a menudo interactúan. A medida que estos traumas se agravan entre sí, o cuando cada experiencia traumática nueva o reciente desencadena la energía de las experiencias anteriores, pueden crear un daño cada vez mayor a las vidas y los cuerpos humanos”
“Así como el trauma se pasa de persona a persona, incluso generación o generación. Así también pasa con la resiliencia”
“Durante meses o años, el trauma no curado puede convertirse en parte de la personalidad de alguien. A medida que se transmite y se agrava a través de otros cuerpos, a menudo convierte en la norma familiar. Si se transmite y se agrava a través de múltiples familias y generaciones, puede convertirse en cultura”
“Hemos sido entrenados para pensar en el pasado en términos de un registro histórico escrito. Pero los eventos no se escriben simplemente: se registran y se transmiten en cuerpos humanos”.
“Las personas oprimidas a menudo internalizan los valores y estrategias basados en el trauma de los opresores”
“Un primer paso común para curar un trauma es completar la acción que fue frustrada”.
“Para algunas personas, el activismo intenso es en realidad una evasión, una forma de tratar de evitar parte de su propio dolor o trauma personal”. El activismo no se trata solo de lo que hacemos, también se trata de quiénes somos y como nos presentamos en el mundo. Se trata de aprender y expresar respeto, compasión y amor, por nosotros mismos y por nuestros semejantes”.
“el cambio cultural se afianza a través de la coherencia y la repetición. Cuando suficientes personas hacen lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, eventualmente esas acciones se convierten en cultura”
“Nuestra vida cotidiana nos presenta un sinfín de oportunidades para sanar, a través de las cosas que decimos y hacemos, las cosas dañinas que no podemos decir y hacer y las formas en que nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. Todos tenemos la capacidad de curar y de crear espacio para que otros se curen. Nuestras relaciones, comunidades y circunstancias nos llaman a esta sanación”