martes, 19 de marzo de 2019

Sobre los determinismos

"Los cuadrantes son las cuatro dimensiones o perspectivas que poseen todos los fenómenos. Cualquier cosa o acontecimiento puede ser contemplado desde el interior o desde el exterior y de un modo tanto individual como colectivo, lo que nos proporciona cuatro grandes y valiosas combinaciones (el interior del individuo, el exterior del individuo, el interior del grupo y el exterior del grupo. Cada una de ellas contiene verdades, afirmaciones de validez, tipos de fenómenos, cualidades o realidades existentes y enfoques o métodos diferentes e igualmente importantes para acceder a ellos, hasta el punto que no tenerlos en cuenta dejaría un enorme vacío en el universo. Disciplinas enteras desde la medicina, la espiritualidad, el derecho, el arte, el mundo empresarial, la política, el desarrollo de organizaciones, los sistemas familiares, las relaciones, el trabajo y la ecología, presentan, sin excepción alguna, estos cuatro cuadrantes que rara vez, no obstante, se recogen e incluyen en un determinado enfoque, garantizando automáticamente así un desarrollo parcial, fragmentado, roto, limitado, irregular, escindido, desintegrado, sesgado y cargado de prejuicios, algo que lamentablemente vemos por doquier" 

(Ken Wilber, The Religion of Tomorrow, 2018).



Hay una gran fragmentación y disputa en las formas de ver y conocer y sobre cuál es el enfoque verdadero. Cada perspectiva en cada ámbito, proporciona verdades relativas y parciales, que al momento de abordar un problema, resulta importante, tener en cuenta los 4 cuadrantes y observar sus interacciones. Por ejemplo, los mitos, plantean narrativas sobre el mundo y cosmovisiones acerca del significado profundo de la vida y del origen. La ciencia moderna, aporta la evidencia, lo material y el experimento. La psicología y la espiritualidad, contribuyen a una mirada al mundo interior, la psique, los arquetipos, el inconsciente colectivo, el funcionamiento del ego, los mecanismos de defensas, las patologías, la salud mental, las emociones y el desarrollo del potencial humano. Los ingenieros aportan soluciones prácticas e inventos ingeniosos respecto a problemas que tenemos como sociedad. Los filósofos, aportan el valor de la pregunta, la creación de conceptos, el pensamiento crítico, las ontologías, fenomenologías y epistemologías, un gremio que considero puede hacer mucho por unir ciencia y espiritualidad e impulsar visiones holísticas. Los hackers, nos enseñan el valor de reparar y de contribuir con su experticia a la comunidad y al sostenimiento de los bienes comunes. Los artistas trabajan con distintas materias expresivas: con el sonido, el cuerpo, las palabras, la  imaginación, la construcción de poéticas y metáforas que permiten crear universos. Los médicos, en su mayoría, se centran en los síntomas de la enfermedad y muchas veces solo miran lo que se puede ver, medir y tocar: el comportamiento del cuerpo y los signos vitales. Los humanistas y activistas, crean discursos y prácticas alrededor de los cambios sociales,  son sensibles a las desigualdades sociales y participan en comunidades para apoyar y transformar la realidad.

Otro lugar donde podemos observar los desacuerdos y la parcialidad de los enfoques, es cuando escuchamos atentamente las percepciones que tienen las personas frente acontecimientos actuales (tales como el aborto, la paz, la guerrilla, la igualdad de género, la inclusión o exclusión, la política, el plan de desarrollo, el feminismo, la pobreza, lo público, la educación), y también, cuando la gente expresa los motivos y valores más importantes de su vida y las alternativas para el cambio social. 

El problema de la mayoría de perspectivas es que luchan unas con otras por su hegemonía y se prestan poco a la remezcla y al diálogo creativo. La mayoría de personas que las encarnan se aferran míticamente (dogmáticamente) a ellas.  Recordemos que sin excepción alguna, todas representan versiones parciales, cuentan una parte de la historia total; quedándonos solo con una perspectiva o con un cuadrante, nos pasaría como si entráramos a un largometraje y solo viéramos 20 minutos de la película. Es usual que cada visión, niegue a la otra y a base de exclusiones, fragmentamos infinitesimalmente la realidad y de paso a nosotros mismos.

Veamos pues otros ejemplos. Los adalides de la nueva era y de la autoayuda, reducen toda la compleja realidad al mundo interior, los pensamientos, ideas, intuiciones, emociones y consideran que mediante las prácticas introspectivas se resolverán por arte de magia todos los males que nos aquejan. El gremio de académicos y activistas de las ciencias sociales, mayoritariamente asumen posiciones más estructuralistas y todo queda envuelto bajo la égida de lo social, absolutizándolo y a veces pecando de cierto romanticismo.  El santo y seña para ellos, es que "Todo" es un problema estructural, de los sistemas sociales, como la economía, la educación, los sistemas políticos y la lucha de clases. Abanderan muchos de ellos, consciente e inconscientemente, la visión posmoderna y pluralista, los enfoques de la multiplicidad, la sensibilidad hacia las injusticias y desigualdades, Todo es una construcción cultural y local, negando muchas veces los hechos y algunos aspectos universales de la existencia; también, son bastante alérgicos a la modernidad, a las jerarquías y a lo espiritual: la consigna de que "no hay hechos solo interpretaciones" y que todo es un problema de justicia social, del patriarcado y de las desigualdades, es parte de su absolutismo de cuadrante. Un último combo, los científicos más radicales y modernos, dicen que solo existen los hechos, las evidencias materiales y que todo se define por la información brindada por los sentidos. Son alérgicos a los mitos y a la religión. Dicen que el universo es una máquina y que todo se puede fragmentar con el objetivo de indagarlo exhaustivamente.

Viendo este panorama reduccionista - que se refleja en la subjetividad, educación y en la institucionalidad - es cuando consideramos urgente un orden implicado (Bohm), una metateoría como la que viene trabajando Wilber (Religión del futuro, 2018) que orqueste todo, oriente y occidente, lo interior-exterior y lo singular-plural, la integración de las grandes tradiciones espirituales; requerimos perspectiva más holísticas (Koestler, 2017), (Skolimowski, 2017), (Swimme, 2017), (Patten, 2018),(Phipps, 2013) y (Gebser, 2011), que muestren que la realidad emerge de los cuatro cuadrantes, que  la realidad y la consciencia es evolutiva y está en permanente mutación. 

No podemos seguir fragmentando la torta, porque corremos el riesgo de resbalarnos por una grieta sin salida y disputando y peleando eternamente. Un llamado a la humildad epistémica y a la integración en nuestros modos de conocer, hace parte de lo que necesitamos para dar este gran salto de significado y aportar a la transformación de los mundos personales, sociales y culturales.

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