sábado, 19 de agosto de 2023

Les choses Humaines de Yvan Attal

Las cosas humanas (traducida al español como el acusado), es una obra cinematográfica muy recomendada que expone un tema actual muy delicado, de muchas aristas y a menudo difícil de conversar como es el caso de los acosos sexuales y los umbrales y zonas grises que existen entre el consentimiento y la violencia sexual. La película es una adaptación de un libro homónimo de la escritora Karine Tuil, por parte del director Yvan Attal, que cuenta con un guión muy bien entretejido y con un elenco fenomenal, y donde nos presenta la narrativa de un drama judicial que tiene por mérito mostrar con profundidad y matices los mundos interiores de los personajes cuando se habla de la sexualidad en las relaciones humanas. 

En la primera parte, la película muestra las verdades y las mentiras, presenta el nudo y la trama con las luces y sombras de los involucrados en la historia, instando nuestras creencias y prejuicios, diseccionando cuestiones de clase, la soledad, las vidas rotas y las heridas, las culturas opresivas respecto al sexo, las contradicciones de lo humano, los arrepentimientos, la culpa y la vergüenza propia de una cultura coercitiva respecto al sexo y la cultura de dominación que se expresa en la vida de chicos privilegiados. Si en la primera parte la historia se centra en la percepción y en el mundo del hombre, que rápidamente lo identificamos como el agresor, en la segunda es la versión del caso contada por parte de la chica, que proviene de un contexto cultural y familiar diferente y que en el estrado judicial comparece como víctima. El desenlace es lo más interesante y atractivo de la obra, en donde el director toma la decisión de desplegar excelentes diálogos de los jueces y los testigos y que permite que no nos quedemos viendo solo un tapiz de blanco y negro, sino obteniendo una perspectiva más compleja y comprensiva de la situación y los dilemas morales en pugna. 

Reitero que el gran logro que tiene esta película, es que nos pone a los espectadores ante el reto de conversar con mayor ecuanimidad, explorando con más cuidado los intríngulis de los problemas en las relaciones y específicamente de un tema que sigue siendo tabú en la sociedad como es la sexualidad. De cierta forma nos interpela, nos hace hablar de nosotros mismos,  entrenarnos en hablar con respeto y serenidad, de ser empáticos con las personas y sus circunstancias, teniendo tiempo suficiente para sentir las percepciones encontradas y cualificar nuestras conversaciones sobre temas espinosos. Otros asuntos claves que se van desgranando, son la exploración de las contradicciones, las desigualdades, las injusticias, el mundo inconsciente y lo monstruoso en el ser humano, presentados de tal manera que pone entre paréntesis la dinámica del chivo expiatorio, y contribuye a que profundicemos con mejores argumentos acerca de la cultura que necesitamos construir para que los crímenes contra Eros, los conflictos sexuales y las sombras de hombres y mujeres no nos acechen tan vehementemente. 

Es evidente que la oportunidad que aquí se nos brinda, nos lleva a conversar con mayor profundidad sobre nuestras historias de vidas, la malicia, el victimismo, las percepciones acerca de la verdad, los desafíos en la educación, la familia, los movimientos de justicia social, la cultura de dominación y de la cancelación, los vacíos en la crianza y los anacronismos en las tradiciones culturales respecto al sexo. Es una película muy recomendada para un cine-foro y que vale la pena doble visionado.


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