miércoles, 22 de abril de 2020

Memoria Pandemia Parte VII

32. Para muchas personas la película Contagio (2011) de Steven Soderbegh, representaba una premonición de la emergencia global que estamos viviendo actualmente. Una excelente producción, con un gran elenco que evidenciaba una inmersión rigurosa en documentos científicos y en la historia de Pandemias previas, como el Hendra (1994), Nipah (1998), Sar (2003) y el virus N1H1 (2009). Una película que levantaba muchas sospechas conspiranoicas...(recordemos que las narrativas conspiranoicas son bastante peligrosas, además de adictivas y paralizantes, fortalecen el etnocentrismo y la xenofobia)...pero hay que mencionar que desde mucho antes, desde comienzos de la década del 90 ya se hablaba en la comunidad de científicos de posibles riesgos de enfermedades emergentes que podían afectar a todo el planeta. Les presento una de las voces más prestigiosas en el estudio de las plagas, la científica y periodista Laurie Garrett, que en el año 1994 publicó un gran trabajo, The Coming Plague. Hace unas semanas realizó un artículo extenso y muy bien documentado en The New Republic (muy recomendada su lectura), en donde además de recapitular la cronología de la Pandemia, señala la poca atención prestada al Virus, la minimización de la amenaza y desatención de los informes de científicos, la polarización entre países, la desinformación, las noticias falsas y la censura autocrática tanto del gobierno comunista Chino Xi Jinping como la arrogancia de Donald Trump. Ambos podrían haber evitado al mundo una pandemia catastrófica...”los dos hombres más poderosos del mundo libraron una guerra de palabras sobre las políticas comerciales y se acusaron mutuamente de la responsabilidad de la enfermedad".

33. Históricamente las pandemias visibilizan diversos tipos de reacciones, interpretaciones y chivos expiatorios… Sucede a menudo que cuando sobrellegan impredeciblemente  problemas  complejos y violentos, cuestiones que nos desbordan y hackean nuestra capacidad de comprensión, como las Epidemias y Pandemias, tales como han sido la Peste Negra, El Ébola, el Sida y actualmente el Covid-19, solemos culpar a una persona o un colectivo como el culpable de la situación… nos la pasamos buscando culpables….nos encanta proyectar el mal en otros…proyectamos en todos aquellos que son nuestros demonios la intención de culpa: en la peste bubónica fueron los Judíos, en el Sida los homosexuales, en el Ébola, los negros, actualmente en el covid-19 aparecen algunos que se inclinan a pensar que fue creado en laboratorio (para Trump fueron los chinos y para los chinos salió de un laboratorio de Estados Unidos)..otros creen que es un  castigo divino y una forma como la naturaleza se está vengando por haberla tratado tanto tiempo tan mal. Son pocos, incluso algunos gobiernos, los que asumen una visión racional y en mucho menor porcentaje los que contemplan todas las visiones anteriores, los mitos, la ciencia, el pensamiento crítico y las visiones evolucionarias y sistémicas.


34. La Pandemia del coronavirus ofrece una gran oportunidad para visualizar las distintas formas de pensar de las personas, sus necesidades principales, sus psicologías, miedos e inclinaciones, al igual que las perspectivas que son predominantes acerca de su realidad y sus visiones de mundo.  Están los religiosos fanáticos para quienes lo que pasa es un comprobación de lo que dice literalmente la biblia... hay mucho dogmatismo en la interpretación de la crisis, reduciéndola, dramatizándola como el apocalipsis, o generando especulaciones fantasiosas y míticas como si fueran los designios de Dios. Los negacionistas (Trump, Bolsonaro y Duque) y los conspiranoicos, con buenos motivos para serlo, pero también narrativas parcializadas y que muchas veces operan inversamente en la psicología de sus creyentes, quienes ven detrás de todo lo que sucede… la mano invisible del capitalismo, el poder de los poderosos del mundo y sus tácticas para el control y reducción de la población. Aquí entran el presidente Donald Trump, el presidente chino y algunos líderes de la derecha conservadora, portaestandartes de la negación,  utilizando la crisis como una oportunidad para ratificar su poderío, observando al virus como “el enemigo invisible” que hay que contra-atacar y en el caso del presidente Duque, aprovechando el cuarto de hora para mejorar su imagen pública y popularidad deteriorada... una pose más que de presidente de mero Coaching. Otro conjunto de personas, ante el desafío de comprender mejor la situación y de relacionarse con la incertidumbre, han procurado conectar con las noticias, los datos, las interpretaciones y la información relevante que se produce y se está liberando en diversas partes del mundo. La prioridad para estos es acceder a nueva información, revisar estadísticas, comprensiones teóricas, establecer contacto con las evidencias y estar al tanto de la información médica, económica y política del momento. Están también quienes han visto una mayor posibilidad para hacer cambios en la vida, para incorporar y cambiar hábitos, nuevas prácticas, para ayudar y solidarizarse con los demás, sobretodo con quienes son más vulnerados, compartiendo sus saberes, alimento, dinero, presencia, talentos, la música y el arte. Sea lo que puede pasar, es bueno para todos, por salud mental de este momento, contribuir a reimaginar el futuro humano, las nuevas instituciones globales, poner a prueba una economía del don, de la creatividad liberada y de compartir visiones sistémicas y prácticas orientadas a un mayor equilibrio bienestar físico y emocional, aportar en todo lo que hacemos al buen vivir de todas las personas.

35. Me he enterado leyendo el bello blog de María Popova https://www.brainpickings.org/ de algunos datos históricos curiosos acerca de las pandemias. El primero es referente al físico Isaac Newton quien hizo su gran descubrimiento de la fuerza de la gravedad, recordemos la historia de la manzana, en un tiempo de cuarentena, confinado en su casa. La biblioteca de la universidad en Cambridge se encontraba cerrada, así que decidió estar dos años aislado, trabajando de forma intensa y autodidacta, mientras Londres pasaba por la gran Peste que aconteció entre los años 1665-1666. El otro dato y también una invitación a la lectura, es un libro de Mary Shelley, la escritora tan famosa por su libro Frankenstein. Esta mujer escribió el último hombre (1826), una novela apocalíptica de ciencia ficción que cuenta la historia de cómo una plaga afecta al ser humano y al mundo.

36. Al lado de la casa, no sabía que existía una chica que cantaba a todo pulmón música pop en inglés. Ella se mueve en su antejardín, con sudadera negra y balaca ajustada de un lado para otro… a veces la acompaña su mascota, otras veces una voz que sale de otro mundo. Su rostro es lívido y en su casa parecen deambular fantasmas. Sale un rato en las mañana y otro en la tarde, buscando tal vez una pizquita de sol y de solaz…tiene una oreja descubierta y la otra conectada a sus audífonos. Canta durísimo, eso hace que por un momento me detenga en lo que estoy haciendo y decida escucharla. Su mamá muchas veces suele estar en el segundo piso de la ventana de su casa acompañándola… ella le dice, ya es hora de entrar, pero la chica con ritmo y determinación, como quien baila para no aburrirse, le expresa que le faltan mil pasos, como insinuándole que esté tranquila. Mientras sigue cantando una música que nunca antes había escuchado, me emociona saber el alimento que es el canto, como fuente de alivio, que contribuye a que cambiemos instantáneamente el estado de ánimo, una dosis de alegría y de amplitud. Conversan juntas un rato y vuelve a decirle, entra ya y coge el gato… ella se ríe y sigue cantando… Mamá faltan 15 minutos… así pasa el tiempo, hasta que después de un tiempo empiezo a tararear sus canciones y a percibir como los fantasmas de diluyen en los rayitos de luz del atardecer.

37. Una lección importante de estos días es la consciencia de la fragilidad y la vulnerabilidad. A pesar de mi optimismo en sacarle provecho a esta distancia social, también creo muy importante intimar con mis sombras, ansiedades, temores y miedos. Lo primero que hago es traerlos a mi mesa, sentarme con ellos y conversar. Pongo en palabras lo que estoy sintiendo y entro en ellos sin eludir el mensaje que traen. Entre más granularidad emocional, entre más seamos capaces de reconocer estos estados y poder acunarlos, escucharlos con mayor capacidad de atención mayores probabilidades es que no nos cojan por sorpresa, nos aten y nos limiten las libertades. Los estados de consciencia son variados, unos que jalan hacia abajo y otros hacia arriba, unos livianos y otros densos. Cuando canto, dibujo, cocino, hago ejercicios físicos, converso con amigos la intensidad emocional sutil aflora, todo un bálsamo para el alma. Cuando me aíslo, los evito y los margino, me embriagan con su poder demoníaco. He sentido por momentos que tantas personas en sus casas pensando y sintiendo, pasando por tantos estado volátiles, imaginativos y temblorosos, elevan el campo de vibración, para bien o para mal. Por momento escribo y siento como si me estuvieran dictando, sin hacer esfuerzos, compruebo que la resonancia mórfica no es ninguna idea metafísica, se hace hoy un principio físico, sutil y transparente con el que podemos empezar a lidiar de múltiples maneras. Lo otro que empiezo a sentir y a descubrir es que las tecnologías no son solo infraestructuras materiales, sino metáforas de la arquitectura interna de nuestra consciencia interconectada. Un último aspecto que presiento es que cultivar la fragilidad es un acto de fortaleza, de conexión relacional más potente... si pasamos de sentirnos avergonzados y trascendemos las envidias, si escaneamos cuando esto sucede, cuando surge la voz del crítico interno que juzga, la voz del autosabotaje, podemos contribuir a un mejor manejo de las emociones y por tanto un ejemplo para que toda la sociedad sea más creativa, compasiva y se libere de tanto apego, tanto ego y tanta demostración inútil de nuestros éxitos, vanidades y vanaglorias de nuestro poder limitado.

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