martes, 13 de marzo de 2012
La segunda ilustración
Este es un extracto de pensamiento que fue escrito después de haber leído el texto de Antonio Lafuente llamado “Los hackers son los científicos de la nueva Ilustración” (Leer completo el artículo de Antonio Lafuente AQUí)
La primera ilustración (s. XVII) con un matiz enciclopédico y libresco en el que participó una élite altamente formada y que desarrolló una plataforma discursiva a través de un conocimiento experto que condicionó las formaciones culturales y sociales como la industria, la ciencia y la tecnología, el Estado-nación, la escuela, el mercado y la democracia, viene siendo empujada por otras dinámicas mundiales a las que hasta este momento no le encontramos bien definiciones pero que sí sabemos que son umbrales y transiciones. Este primer movimiento que promovía la idea de razón, progreso, ciencia y sujeto, viene siendo empujado, aunque a veces no seamos muy conscientes de ello, por una segunda ilustración, en donde la inteligencia colectiva, la potencia de los afectos, el saber compartido, las residencias en la tierra, la montaña compartida, el hackeo y remezcla de la ciudad y de nosotros mismos, los juegos patafísicos, el cuidado y la producción colaborativa de bienes comunes constituyen algunas de sus características.
Vivimos una permanente oscilación de la figura heroica del partido político, el profesor, el intelectual, el artista y el experto al de la inteligencia colectiva, de una emergencia de actores y de amateurs, que no sólo se resisten y protestan, sino que dan cauce a sus conflictos por medio de proyectos compartidos, diseños sociales, sostenibles y situados. Pasamos de un mundo que parecía ir linealmente a un futuro mejor, movilizado por el mercado o el Estado, a cuestionamientos que demuestran la necesidad de restituir la capacidad de invención cotidiana colectiva, de ciudadanía profunda (Clarke) y de una colaboración más abierta y compartida.
Somos conscientes de que esta segunda ilustración ha de ser anónima, rizomática y común, algo parecido a una movilización global de lo común. Siendo lo común no el miedo (Hobbes), ni la culpa (Rousseau) sino la potencia, la vida feliz y potencialmente abierta a nuevos descubrimientos. Esta época exige incubar más comunidades y ciudadanos vivos que compongan las fiestas del futuro.
Este nuevo momento que estamos viviendo al ser transicional necesita mucha vitalidad y estar vigilantes y no creer que va superar en contenidos a la primera ilustración. Podemos empezar ya delinear el futuro, compartiendo utopías y posibilidades. Podemos empezar pasar de los enunciados a las prácticas compartidas, donar afectos, descifrar lo que nos obsesiona, nuestras intuiciones y proyectos. Abrir el código fuente de nuestros descubrimientos y de nuestras gestas humanas. Para esta segunda revolución tendremos que aprender de fenómenos tan complejos como la bioluminiscencia, la polinización, la remezcla.
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